Uno de los nombres más conocidos en el mundo del AOR, Fergie
Frederiksen, nos regala esta pequeña joya que puede estar sin problemas entre lo
mejor de lo mucho y bueno que ha realizado este maestro. Un referente del
género entre otras cosas por ser el vocalista de una de las bandas de
referencia del mismo, Toto.
Hay que mencionar antes de nada que su prestigio no sólo
viene de haber pertenecido a la veterana banda angelina y a su calidad vocal,
sino también de sus trabajos en solitario y proyectos varios, algunos de una
calidad suprema, que han merecido los mayores elogios de la crítica.
Frederiksen estuvo poco tiempo en Toto (1984-1986), con los
que grabó el denostado “Insolation”, la banda sonora de “Dune” (David Lynch,
1984), además de aparecer en un tema de “Farenheit” (1986), concretamente en “Could This Be Love”. Su abandono de la banda se debió a problemas de todo tipo, desde
vocales a malos rollos con algún componente de la misma.
Frederiksen ha demostrado que no tiene complejos en
colaborar con la competencia o compañeros que le son afines, así tenemos su
colaboración con Joseph Williams (“Joseph Williams 3”), su sustituto tras salir
de Toto e hijo del mítico compositor de cine John Williams, o los ejemplos en
este mismo disco, donde vemos la presencia de miembros de Journey, Survivor o
los mismísimos Toto.
Además de su paso por Toto debemos destacar su presencia en
bandas como Le Roux a principios de los 80, RTZ, sus discos junto a Ricky
Phillips, bajista de los míticos Bad English entre otros muchos grupos y que
también aparece en este “Equilibrium” que nos ocupa como el bajista principal.
También realizará un proyecto junto a Tommy Denander, “Frederiksen/Denander”,
magnífico guitarrista de sesión, un clásico en proyectos AOR.
Dicho esto quizá sus dos proyectos más reputados han sido
“Radioactive”, donde ha participado en tres discos, y Mecca, con dos álbumes en el
mercado. El primer disco de Mecca tuvo todos los elogios posibles en el mundillo, un disco notable pero irregular de AOR que no tiene en los temas
cantados por Frederiksen lo mejor del mismo, aunque su voz brilla con luz propia
(es un disco donde Frederiksen y Joe Vana se turnan en las labores vocales).
El disco que nos ocupa es de AOR clásico, con mucho de Toto,
logrando contener su esencia, pero eliminando en gran parte sus elementos más
melosos, salvo en un par de temas. Canciones repletas de melodías, matices y
detalles de calidad. Rock suave con mucha esencia de Toto que se beneficia de
los grandes colaboradores con los que se ha rodeado Frederiksen, que con sus
aportes dan fuerza al conjunto, limando y reduciendo el toque Toto, que aunque
presente está matizado. Un disco muy cohesionado, con un estilo personal y base
clásica de AOR, sintetizando y utilizando elementos eclécticos jazzísticos del
grupo al que perteneció, pero ligado de alguna forma a sus temas más
accesibles. AOR más directo sin perder matices.
La colección de talentos con los que ha contado el bueno de
Frederiksen deslumbra. Descubrimos
en la composición, tocando instrumentos o haciendo coros a gente de la talla de
Neal Schon (Journey), Ricky Phillips (Bad English), Bruce Gowdy (Stone Fury,
Unruly Child), Kelly Hansen (Unruly Child, Foreigner, Hurricane), Ron Wikso
(Foreigner, Richie Sambora, Cher), Tim Pierce (Rick Springfield, John Waite),
Rocket Ritchotte (G. Vanelli, David Lee Roth, Cher), Jeff Scott Soto (Talisman,
Eyes, Takara), Guy Allison (Air Supply), Steve Porcaro (Toto), Michael Monarch (Steppenwolf), Denny Laine
(Wings), Jason Scheff (Chicago), Marcus
Nand (Freak Of Nature), Jim Peterik (Survivor, Pride of Lions)…
La base del grupo la forman Fergie Frederiksen a las voces,
Ron Wikso a la batería, Ricky Phillips al bajo y Bruce Gowdy en las guitarras y
los teclados. El resto de músicos mencionados colabora con sus instrumentos,
haciendo coros o en la composición de los temas.
-Blaze Of Love: Vigoroso inicio de puro AOR con ritmos muy
marcados, vivos, y una guitarra solitaria y melódica, rígida, tensa, limpia,
casi robótica. La voz de Frederiksen tiene un punto militar, firme, dura,
comandando el desfile por las estrofas melódicas y rockeras. No hay guitarras
mientras Frederiksen se pone al mando, será la batería su única compañía
inicialmente. Apariciones de sintetizador, sutiles, y de la melodía de
guitarra se incorporarán de forma intermitente. Puente donde la musicalidad
crece, la melodía se hace más marcada, todo se dulcifica para dar paso al
enorme estribillo, a pesar de incluirse riffs guitarreros. El estribillo es un
auténtico goce, AOR de clase excelsa con coros perfectos y ejecutados en los
momentos precisos para subrayar la melodía y las partes más intensas, como
cuando se recita el título del tema. También habrá apariciones de la guitarra
melódica que mantiene su protagonismo emergiendo episódicamente. La batería
vuelve a aparecer solitaria en las nuevas estrofas, con los aportes y presencias
intermitentes de guitarra y sintetizador mencionadas. Así recorremos los
mismos parajes llegando de nuevo al estribillo que presenta variaciones en los
coros. Buen solo de guitarra que pasará por diferentes etapas, intensidad
inicial, pausa con mucha presencia del bajo y recuperación virtuosa para
engarzarse mediante un soberbio grito de Frederiksen con el estribillo, que
sublima sus cualidades en improvisaciones vocales, juegos de coros y armonías
de guitarra de fondo ejecutando brillantes punteos. Perfecta conclusión para
un tema redondo de AOR clásico inspiradísimo.
-Mata Hari: Sintetizador de base para ritmos clásicos y
rockeros comandados por la guitarra rítmica. El ritmo cambia de forma radical y
del tono rockero pasamos a insinuaciones jazzísticas con sintetizador que
distorsiona, los Toto se hacen más presentes, para presentar la voz de
Frederiksen en las estrofas iniciales. La guitarra, muy desnuda, es la que
marca muchas de las diferencias. La progresión melódica es perfecta y el tema
va subiendo de forma clásica, llegando a un puente que deja en bandeja el
estribillo, que es realmente excelente. El estribillo recupera la base rockera
con la que se introdujo el tema. La segunda parte del estribillo, con las
variaciones melódicas, es lo que da el toque de distinción. Gran estribillo.
Vistosos arreglos de sintetizador. Les vuelve a tocar el turno a las estrofas
de acompañamiento psicodélicamente jazzísticas, un diálogo de estilos muy
conseguido. Llegamos por segunda vez al estribillo, que se hace más intenso en
la voz de Frederiksen, que además añade pequeñas improvisaciones. La estrofa
añadida que actúa de puente al solo de sintetizador es muy brillante, uno de
los grandes momentos del tema. El solo se asentará en la base jazzística y hará
retornar al estribillo, donde Frederiksen volverá a dejar sutiles
improvisaciones y variaciones. Rico, matizado y magnífico tema.
-Equilibrium: La sutileza y la calma siguen gobernando el
disco, base suave y guitarra solista predominante para el tema que da título al
disco. Atmosférica base, detalles sueltos de bajo, teclados, batería y línea
vocal pausada. Moldeando y haciendo crecer el tema poco a poco. El puente hará
aumentar la intensidad, como es lógico, el ritmo se acelera ligeramente, todo
se hace más rítmico y engancha con un estupendo y elegante estribillo, un
estribillo de esmoquin, donde los coros están de gala. La parte de Frederiksen
es excepcional por otro lado. La solitaria guitarra ejerce de bisagra y da paso
a las nuevas estrofas. La canción vuelve a levantarse poco a poco, con clase y
calidad, deleitando con el puente y el excepcional estribillo que se alarga,
doblándose, para nuestro goce y disfrute. Curiosos arreglos de teclado en la
transición de guitarra, una pausa sugerente con muchos coros llegando al
estribillo más intenso. Todo cobra fuerza y mayor pasión, los arreglos son una
maravilla y los coros se agudizan en su acompañamiento a la voz de Frederiksen,
que lidera en todo momento. El tema se deja llevar en sutiles improvisaciones
para despedirse. Mucha calidad.
-All For Love: Luminosos y jubilosos coros, un tanto
étnicos, bonito teclado que sienta las bases de la melodía y bombo latente. El
teclado se hace ambiental para saludar la entrada de Frederiksen en unas
exquisitas estrofas. Estas estrofas se irán enriqueciendo con las entradas
ocasionales de los mencionados coros. La batería arranca para potenciar el
puente, delicioso también con Frederiksen elevándose. El estribillo vuelve a
ser de categoría, con los peculiares coros étnicos decorándolo y un Frederiksen
intenso. No es para menos cuando se da “todo por amor”. Calidad máxima, clase a
raudales y un toque Journey y Steve Perry en la parte final del estribillo.
Estrofas con coros “totianos” y algún detalle vocal de calidez espectacular
decorándolas. Regresamos al estribillo, acogedor como una hoguera hogareña. Solo de guitarra de Tim Pierce,
prestigioso músico de sesión, muy blusero, y retomamos el puente en dirección
al estribillo. Lo alargaremos hasta el máximo, sacándole todo el partido,
matizándolo con inflexiones vocales, con coros, con improvisaciones… hasta la
despedida. Bonito tema de atmósfera exótica, reminiscencias del grupo madre,
Toto, y con un calidad y elegancia que rebosa en cada segundo. En la onda de la
indispensable “Africa” de Toto.
-Best I Can Be: Este quinto tema está más en la línea de
esos Toto melosos y menos directos que ceden a melodías más difusas, ritmos
jazzísticos y variados que se alejan de los cánones clásicos aoreros. Así lo
muestran el teclado y la guitarra, acompañamiento de Jazz-AOR con cadencia
suave de la batería. Estrofas que comparten protagonismo con los coros y muy en
la onda de los Toto más jazzeros. Puente más melódico y estribillo muy
cincuentero, agradable y con indiscutible calidad. Un tema menos llamativo pero
con la clase y el talento de Frederiksen y su grupo. Los eclécticos y variados
elementos que van germinando en las estrofas vuelven a repetirse llevándonos al
excelente puente y al estribillo. El estribillo se alarga en la clásica
estructura que Frederiksen aplica al álbum, donde la primera aparición del
estribillo siempre es más corta que las siguientes, que van añadiendo estrofas.
Solo de guitarra de buena factura y puente para encarar el estribillo en la
parte final, muy modulado. En este tema podemos disfrutar de los coros de Ricky
Phillips, bajista de Bad English entre otros importantes grupos, y el gran Jeff
Scott Soto. Un tema con calidad pero más anodino, un tema distinto, por debajo
del resto.
-Crazy: Uno de mis temas predilectos del disco, con sabor
añejo, un estilo antiguo, clásico, casi anacrónico, especialmente en las
estrofas que inician los movimientos, que son tremendamente brillantes con una
exquisita melodía. Un teclado disonante pone la semilla para la entrada vocal
de Frederiksen, que despierta el tema con una memorable estrofa y un rítmico
piano. Estrofas delicadas, deliciosas y elegantes que progresan de forma
deslumbrante hasta el portentoso estribillo. Estribillo con juegos de coros y una
melodía perfecta y clásica. La base de piano recuerda a los clásicos Toto en
temas lentos, sencilla y virtuosa. Conforme aumentamos la intensidad también se
añadirán nuevos elementos, como la guitarra solista y sutiles detalles que va
dejando. El estribillo también se beneficiará de apuntes guitarreros. Estrofa
de transición, pletórica y épica, que nos devuelve brillantemente al
estribillo, que se desborda en improvisaciones, alardes vocales, armonías de
coros y guitarra... Una pequeña genialidad clásica.
-Tell Me Diana: AOR clásico de inicio sugerente y esencia
“totera”. Lentas estrofas, acorde con el tono suave del álbum, que rompen
bruscamente con la entrada de la batería, la guitarra y los teclados. Así
entraremos en el estribillo, puro AOR, otro acierto. La calma vuelve, los
matices y los detalles de la base rítmica y la guitarra decorando la voz de
Frederiksen hasta la nueva ruptura que nos lleva al estribillo, con más aportes
de la guitarra solista y teclados rellenando huecos. Estrofa de melodía
alternativa, solo de guitarra y nuevo paso por el estribillo. Las armonías de
guitara no cesarán mientras el estribillo se hace más intenso, cabalgando firme
y sobre los lomos de grandes coros hacia el final. Buen tema que vuelve a
recrearse en el estilo clásico aorero.
-Falling Into Place: Acústicas que casi recrean un amanecer
florido. Estrofas más dramáticas y lentas, pequeña aceleración, una acústica protagonista
tras un toque de batería que desgrana un gran puente y da paso a un memorable
estribillo, positivo, luminoso y perfecto. Otra genialidad. Los coros subrayan
el paso por las nuevas estrofas, apoyados por la predominante acústica.
Soberbio puente, mucho más potente con guitarras acústicas y la caja de la
batería pidiendo paso. El estribillo transmite esperanza, ilusión y vitalidad,
una auténtica gozada. Como es menester la cosa se va haciendo más intensa, con
añadidos de coros sublimando el estribillo. Retornamos a las estrofas
protagonizadas por acústicas y un sutil bajo para progresar en la forma
consabida por el enorme puente y el portentoso estribillo, que nos acompañará
hasta el final, sacando partido a todos los elementos posibles con coros y armonías
de guitarra junto a un Frederiksen forzando. Un tema más que vuelve a
deslumbrar.
-Died In The Midst Of A Dream: Teclados melódicos y una
guitarra continua definiendo una sutil melodía dan entrada a la batería. Toques
orientales en los teclados mientras Frederiksen nos canta las primeras estrofas.
Puente más suave y sensual, almibarado, en uno de los temas más melosos del
disco, muy en la onda de los Toto cuando apuestan por este tipo de melodías y
temas lentos de corte jazzístico. Lo cierto es que el estribillo, a pesar de
todo, es de una calidad excepcional. Nuevas estrofas acompañadas de esos
teclados de sutil influencia oriental
nos vuelven a llevar al estribillo. Estrofa de melodía algo alterada con
coros preciosistas y paso al último estribillo donde Frederiksen fuerza la voz
y la guitarra aparece de forma sutil al fondo con nuevos ejemplos de clase.
Gran tema aunque algo menos de mi gusto.
-The Truth Is Good Enough: Precioso piano que inicia el
tema, con estrofas deliciosas que va desnudando Frederiksen. Así iremos
avanzando por el puente y el encantador estribillo, otra maravilla compuesta a
dúo por Jim Peterik y el propio Frederiksen. Se nota la mano del miembro de
Survivor. Todo esto sin que entre la batería. La batería, suave, entrará en la
segunda tanda de estrofas, una auténtica gozada que va creciendo
majestuosamente. Un tema lento de melodía perfecta. El estribillo emociona y
crece, añadiéndose más estofas que en su primera aparición. Un puente o
estrofa de transición intenso y muy emotivo da paso al solo de guitarra, un
tema muy clásico de AOR, más en la onda de Survivor que de Toto. La calma llega
brevemente creando una atmósfera perfecta. La cadencia volverá a hacerse más
intensa para hipnotizarnos con el estribillo, que acaba con un último momento
intenso de Frederiksen. Una preciosidad. Imprescindible.
-Language Of Love: No se puede concluir mejor, otro temazo
tranquilo, luminoso y de brillantísima
melodía. Las primeras estrofas tienen un toque también muy clásico, de música de
décadas pasadas, sesenteras. Acompañamiento sutil de guitarra. Excelente
puente, realmente inspirado, la guitarra solista eléctrica deja unas cuantas
notas para que entre la batería y prepare todo para el momento álgido, el
soberbio estribillo. El estribillo acelera todo un poco, los ritmos se hacen
más fluidos y todo más convencional, un estribillo largo lleno de clase y
calidad. La guitarra sirve de bisagra entre estrofas, en los pasos hacia el
puente y hacia el estribillo. La batería se hará presente de forma constante,
aunque con ritmos entrecortados que sólo se harán fluidos en el estribillo. La
eléctrica aparece cada vez más ganando en protagonismo, haciendo armonías
ocasionales. Transición breve de sintetizador y brillantísimo y ágil solo de
guitarra de Neal Schon, inconfundible… Más estrofas, puente y pausa sentida
antes del último arrebato de melodía con el estribillo. Schon se hará notar,
espléndido, acompañando a Frederiksen en la sublimación final con los coros
rellenándolo todo. Una apoteósica conclusión repleta de melodía. Perfecto.
AOR clásico, de primera calidad, con muchísima clase y
elegancia, que no pretende innovaciones pero que derrocha talento, nos inunda
de matices, nos deleita con melodías memorables y sacia con solvencia el
apetito de los más exigentes aficionados al género. Si además podemos disfrutar
de colaboraciones de auténtico lujo, como las mencionadas, se me ocurren pocas
cosas más que pedirle a esta joya. Esto es AOR realizado a la perfección, con
sentimiento y saber hacer, un disco sobresaliente de un grande del estilo.
Gracias Sambo.
ResponderEliminarDisfrutado. Y archivado para apelar a él por si hay q bailar en terrazas…
:-)
Me alegro Reina, para eso está!!!
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