jueves, 5 de julio de 2018

ES LA GUERRA

RELATO










El general había diseñado la táctica que debía llevarles a la gloria, la había meditado y pensado concienzudamente, cada movimiento propio y del rival, sin dejar nada al azar. Se preparaba, serio y taciturno, para hacer el discurso motivador antes de que se disparasen las hostilidades.

Sus hombres estaban nerviosos, tensos en esa insufrible calma antes de comenzar que tan bien conocían. Sus rostros crispados, su mentón apretado, su sudor… pero también había determinación en la mirada. Los soldados se acomodaban sus uniformes, comprobaban sus protecciones, dejaban cada prenda a su gusto en gestos que buscaban relajación, olvidarse de todo en esos segundos de espera con aquel rival enfrente.

El general miró orgulloso a esos hombres, firmes con sus impolutos uniformes, prestos y dispuestos a lanzarse a la batalla. Las banderas ondeaban al viento, el escudo en todo lo alto. Por aquello debían vencer, aquello lo significaba todo. Miró aquellos símbolos y se regocijó. Era el momento.

Allí estaba el ejército rival, igualmente uniformado, con sus símbolos erguidos, orgullosos, desafiándolos… Empezó a hablar, primero con calma, luego subiendo la intensidad, para terminar en una arenga enfatizada que enardeció a todos los presentes, deseosos de lanzarse al campo de batalla.

Salieron en tromba, las líneas muy juntas adelantando la parte central de las tropas para enfrentarse a las legiones rivales, más poderosas y físicas, que afrontaron el choque con energía. Aquellos lanzaron ataques aéreos, con flechas y catapultas, que fueron frenando sus avances, hasta que llegó un punto en el que tuvieron que parar para defenderse. Con orden y calma, fueron retrocediendo, movimientos coordinados y perfectamente planificados, dejando que el rival avanzara mientras la línea defensiva se combaba. Las legiones rivales progresaban con decisión, en formación tortuga, sin pausa.

En aquel momento, el general, que había mantenido los flancos en calma, ordenó su avance, que atacaran los costados del enemigo, para aprovechar la superioridad y fortaleza que tenían en esa zona con su caballería.

Mientras aquellas recias tropas a las que se enfrentaban embestían con determinación por el centro, hundiéndoles por esa zona, la caballería lanzaba contraataques vigorosos y decididos por los flancos, mermando los costados del ejército contrario. Aunque la retaguardia se veía exigida, se mantenía con firmeza. La lucha táctica estaba dejando la contienda en un equilibrio muy inestable, ya que si algunas de las legiones desfallecían podía conducir al fracaso.

El enemigo parecía tenerlo todo controlado en su avance por el medio, con una oposición discreta, que iba retrocediendo, consintiendo el dominio de la zona, pero no se percataban de lo que estaba sucediendo por izquierda y derecha, donde la caballería les estaba minando.   

Comenzó la lluvia, los cuerpos se apilaban en el terreno, pero otros venían a cubrir sus huecos. Todo era confuso y embarullado, era una lucha de poder a poder donde ningún ejército parecía imponerse sobre el otro ni desnivelar la contienda. El barro cubría rostros y trajes, provocaba resbalones y ralentizaba los movimientos.

Cuando los enemigos quisieron darse cuenta estaban rodeados. Intentaron desviar soldados para apoyar a los agonizantes flancos, por lo que secciones traseras de las legiones recibieron órdenes de reforzar ambos costados, dirigiéndose desde el centro hacía allí para hacer la cobertura de apoyo. Aquello terminó por desequilibrar aún más la situación, ya que facilitó la contención por el centro mientras los flancos izquierdo y derecho siguieron siendo masacrados.

El enemigo, poco a poco, quedó cercado. Al mandar retrasar el general intencionadamente la parte central formando una C, la caballería iba sellando el círculo por los costados y la parte trasera, dejando al ejército rival en el centro y sin posibilidad de salida.

El avance se hizo incontrolable, los cuerpos caían, superaban línea tras línea, aquel territorio estaba conquistado… y así llegó el GOL.


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