En Hollywood siempre han gustado los melodramas suaves, o no tan suaves, con toques de comedia y profundidad social, las historias emotivas de aliento clásico, seguramente por ello “Criadas y señoras” se ha convertido en la película independiente más exitosa y taquillera del año (sleeper). Suele criticársele, falta de mordiente, ñoñez, mirada en exceso complaciente o falta de contundencia en la crítica. Críticas que se refieren más a lo que debería ser que a lo que es. A lo que les gustaría que fuera que valorar los fallos o errores de la cinta.
Ni ésta que nos ocupa ni otras con las que puede estar emparentada, como la estupenda “Tomates verdes fritos” (Jon Avnet, 1991) pretenden erigirse en adalides de la crítica a los temas que tratan. El racismo, tema que se toca en ambas, se trata en un contexto y un entorno mientras nos cuentan una cinta intimista, de personajes, sin que por ello se omitan las circunstancias de la injusticia social, pero centrando su mirada en un entorno concreto y en unos personajes concretos.
Dicho esto “Criadas y señoras” se disfruta desde su inicio hasta su final sin pestañear, su mirada a la, en apariencia, idílica Mississippi retrata de forma clara, aunque a algunos les moleste su mirada entrañable, divertida y comprensiva con los personajes más adorables y no se quede en el maniqueísmo de los más desagradables, la vida en una sociedad del bienestar sureña donde la figuración, la imagen, las apariencias, la superficialidad es sustentada en la trastienda, en las cocinas y baños externos por las criadas, todas negras, en base a una demencial ley racista.
Este aspecto es brillantemente resaltado en la puesta en escena, esa división, como si del muro de Berlín se tratara en la propia casa de esas familias adineradas que hacen malvivir a sus criadas, donde ellas presumen de imagen y carrocería mientras en la parte de atrás las criadas cocinan, cuidan sus hijos, crean verdaderos vínculos con ellos, aunque no siempre sirve de algo, y sostienen el disfrute de sus jefes.
Fiel a la novela de Kathryn Stockett, da justo lo que se piensa dará, no hay visceralidad, ni hay agresividad, si hay dulzura y emoción.
Se homenajea a “Lo que el viento se llevó” con la mención a Margaret Mitchell, la autora del excepcional libro.
Una joven recién salida de la universidad desea ser escritora, ante la ausencia de su criada, que la cuidó y formó cuando era niña, por motivos que se niegan a explicarle, decide entrevistar a las criadas de todas las casas vecinas para que cuenten su experiencia con los blancos que las tienen contratadas. En esa travesía saldrán a la luz todas las discriminaciones sufridas por estas mujeres, granjeándole problemas a la joven escritora.
La primera escena con nuestra criada protagonista, una de ellas, entrevistada por alguien que se nos oculta, nos va mostrando ya el conflicto racial y de clase subyacente en ese entorno.
El aspecto clásico, algo que parece haber vuelto en un buen número de cintas al cine actual, no podía ser de otra manera, se agradece sobremanera, además de añadir siempre belleza y autenticidad, no en balde la vitalista, brillante y colorista fotografía, que retrata perfectamente los años 60, es un auténtico goce.
Por encima de la frustración racial está la frustración personal. Personas que se dedican a criar niños, que los acaban queriendo, que los enseñan valores, les dan el cariño que sus padres no tienen tiempo de darles y el tiempo que sus progenitores no quieren prestarles, para que cuando crezcan se comporten como si no las conocieran, igual que las tratan sus padres.
Un círculo vicioso enraizado en años de cultura racista y modos sociales adquiridos, difíciles de extirpar sin una sacudida.
Emma Stone se presenta en la revista local para que la contraten como columnista tras salir de la universidad, en el despacho del director veremos carteles de “War is over”, pero a lo que se tendrá que dedicar es a dar consejos de limpieza. Ella tiene otras inquietudes, y dedicarse a consejos de cocina sólo supone para ella una oportunidad, sin más, de ir progresando, pero para ello deberá pedir consejo a quienes más saben. Las criadas. En esa indagación se le ocurrirá la idea de entrevistarlas para conocer sus vidas en profundidad, lo que perturbará a su encantador pueblo. La inquietud y el recuerdo de su propia criada, indispensable para ella en su infancia, son sus motivaciones.
El personaje de Emma Stone, Skeeter Phelan, supone un contraste con respecto al resto, ella no será egoísta ni olvidará lo que hizo su criada por ella.
Las señoras y todo su entorno, sus fiestas y sus looks serán retratados de forma muy chic, kitsch casi, con gran colorido, y que contrastará con la seriedad y estrictos vestuarios uniformados de las criadas.
Uno de las grandes virtudes de la cinta es que no abandona o deja en la caricatura a ningún personaje, al comienzo algunos parecen tener tintes paródicos y da la sensación de que se puede caer en la caricatura o vulgarización pero para nada es así al final. En este retrato inicial con toques paródicos donde se muestra la más absoluta superficialidad de esas señoras tiene especial protagonismo Bryce Dallas Howard.
Emma Stone, como universitaria, supone una evidente evolución en los sistemas y valores, obsoletos, que aún se mantienen en su pueblo, sistemas y valores en apariencia inamovibles y totalmente establecidos, pero moralmente insostenibles.
Entrañable, y en exceso dulzona, será la relación de Aibileen Clark, una maravillosa Viola Davis, con la niña que está cuidando en esos momentos. Como entrañable es la relación de insobornable amistad que tiene con Minny Jackson, una Octavia Spencer que también está espectacular.
Ya en la primera fiesta veremos como esos vilipendiados y cuestionados negros son el sostén de la sociedad de apariencias en la que se regodean sus señoras. Allí quedan dibujados la gran mayoría de personajes perfectamente. Las criadas tendrán cierto aspecto demiúrgico, estando presentes y oyendo todo lo que acontece a su alrededor.
En su retrato “Criadas y señoras” muestra una sociedad que es una apología de la dependencia en sí misma, dependencia a los prejuicios, a las costumbres ancestrales, normas sociales, a un modo de vida… y donde la independencia o los criterios propios o contrarios a lo establecido son casi inconcebibles. Habrás buenos detalles al respecto desde la puesta en escena.
“Tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante”.
Una aparentemente cordial convivencia, porque no se concibe que los negros no puedan aceptar ese orden de cosas. Ese retrato cotidiano, acusado de suave, es brillante.
El plano en grúa de Emma Stone entrando en su casa tendrá su eco hacia el final de la película con otro similar, en este primero subirá remarcándose así la infinita distancia que separa a madre e hija en sus valores y planteamientos, en el segundo se tomará a las dos y quedarán abajo, han llegado a puntos de acuerdo, la distancia ya no es tal.
La idea de esa vida acomodada de las señoritas de Mississippi en los años 60, idílica y sin apenas preocupaciones, donde sus hijos son cargas de las que se ocupan las criadas, se plantea como causa del desarraigo con sus hijos y familia, como principal causa de una forma superficial de ser sin valor hacia los verdaderos sentimientos y afectos. Una idea aplicable perfectamente hoy día.
“Tu madre no eligió su vida, la vida la eligió”. Esta frase se la dice la visionaria criada a Skeeter, la idea de la dificultad de evadirse de años de cultura y costumbres establecidas.
No mostrar los afectos y los vínculos, tan sólo dar importancia a los aspectos más superficiales, por placenteros que sean, nos alejan de lo auténtico. Especialmente si eres sensible. Con estas ideas creció el personaje de Skeeter.
Desde la puesta en escena se muestra bien la mencionada idea de las dos paredes, las criadas siempre en su cocina o alejadas, escondidas de la vida de las señoras, aspecto que llega a su apoteosis con el tema del baño y su uso por los negros, y como en esas cocinas tiene sus pequeños momentos de distensión. Se siente como el paso de una pared a otra requiere casi de un permiso o salvoconducto, la incomodidad. Gente indispensable en la trastienda que hace posible la imagen que dan las señoras. Esto es aplicable a cualquier trabajo, pero tiene especial significado en la representación artística. Un gran detalle, ya que de hecho las señoras son presentadas casi como actrices, obsesionadas por las apariencias, con esos imposibles peinados y pelucas…
Puertas confrontadas, muros que filtran lo que hay al otro lado pero ante lo que hay que disimular. Buenos detalles de la puesta en escena del director, Tate Taylor, en este sentido.
En la línea de lo comentado tendremos la escena del baño, muros que ocultan lo que hay al otro lado, prejuicios, odios absurdos… Situaciones surrealistas, como tener que separar los aseos… El desprecio a la persona. Minny mantendrá su dignidad, a pesar de las circunstancias.
“Tú eres mi mamá de verdad, Aibi”.
Si en líneas generales la sensibilidad y el tono agradable son reconfortantes evitando la sensiblería, si en líneas generales se evita la cursilería, es obligado de decir que en ocasiones si se cae en ambos defectos, por ejemplo en las escenas con la niña que cuida Aibi, entrañables muchas veces pero otras rozan el exceso.
Entre los grandes detalles de puesta en escena con que nos deleita Tate Tyalor, tenemos ese idílico pueblo, un pueblo de ensueño, perfecto, que en la escena de la conversación entre Skeeter y Aibi muestra su lado oscuro, un pueblo que recuerda al de “El show de Truman” (Peter Weir, 1999), donde la aparente cordialidad esconde un espía, un acusador, un recriminador, un censor de libertades. Veremos como en segundo plano todos están pendientes de esa conversación entre esas dos personas, miradas recriminadoras y escrutadoras. Un pueblo terrorífico sutilmente mostrado.
Taylor parte escenas con el fin de lograr sorprender, divertir o emocionar más al espectador, así veremos quién es la entrevistadora, Skeeter, de la escena inicial, y también veremos como Minny va a hacer unos recados con una tarta, escena de la que veremos la conclusión, sorprendente e hilarante, posteriormente.
La iglesia, Dios, será el vehículo para quitarse miedos y hacer lo correcto, abandonar complejos e inhibiciones para poder contar la verdad. Refugio y lugar de aceptación, de templanza, guía ante las ansias de revancha y a la vez motivación para acometer lo que se cree justo. Un apoyo al valor.
Bryce Dallas Howard está magnífica en su maquiavélica frialdad, un personaje tratado con toques paródicos que mantiene su dignidad gracias al trabajo de la actriz.
El retrato de los personajes negros es profundo, un complejo incrustado en lo más hondo, profundo, vivido con temor que cuesta mucho sacar a la luz.
Jessica Chastain es, además de las dos protagonistas negras, la que se ha llevado todos los elogios en un plantel actoral que está deslumbrante en su totalidad. Vimos una fugaz presentación pero es en la escena de la contratación de Minny, cuando creía que nadie la admitiría para volver a trabajar al ser despedida de la casa de Hilly (Bryce Dallas Howard), donde empezamos a conocer al personaje. Estrafalaria, en apariencia simple, algo caricaturesca y conforme avance el metraje, sabremos que profundamente humana. El trabajo de Chastain es absolutamente espectacular, deja escenas para el recuerdo. Jessica Chastain ha tenido un año espléndido, una de las actrices de moda.
Emma Stone, por su parte, es pura naturalidad. También sobresaliente.
La humanidad de los personajes se va desarrollando, sabremos que Aibi perdió a su hijo, por eso es más frustrante aún para ella ver como las madres para las que trabaja pasan absolutamente de los suyos, a los que tienen absolutamente descuidados y que sólo reciben las atenciones que ella misma puede darles.
En medio de toda esta fauna Celia Foote (Jessica Chastain), supone una excepción, la contratación a Minny es absolutamente natural y jamás tendrás un gesto mínimamente racista.
La amistad entre Skeeter y Hilly no podía mantenerse ante tan distintos criterios y principios y forma de ver las cosas, el choque es irremediable. Una vez más Tate Taylor acierta desde la puesta en escena poniendo fin a la amistad con un simple gesto, Skeeter metiendo una foto de las dos en un cajón. Fin de la amistad.
Jessica Chastain está maravillosa en cada una de sus escenas, las del aborto, su búsqueda constante de aceptación... la caricatura que se va desvaneciendo ante la humanidad del personaje. El momento del rechazo social, su cara de felicidad por intentar integrarse en ese grupo de mujeres que la desprecia, que se torna en vergüenza y humillación ante las que no puede evitar derramar lágrimas mientras sale de allí a toda prisa, es uno de los grandes momentos de la película y a nivel interpretativo en general. De esas escenas que pueden valer un Oscar. Esta actriz californiana, que igual te hace de actriz bergmaniana en “El árbol de la vida” (Terrence Malick, 2011), que se desenvuelve a la perfección en la comedia, podría ser si se lo propusiera la nueva Julia Roberts, hasta se parece físicamente en ocasiones. Esto sería un error porque sus capacidades son inmensas.
La escena de los retretes en el jardín de Hilly es una buena muestra de humor sencillo y eficaz basado en la puesta en escena.
En el baile a favor de los niños africanos, la idea de apariencia versus trabajo queda reflejada de forma explícita, un frío aplauso para valorar el trabajo de las criadas que hicieron posible la fiesta de la que las señoras disfrutan que es casi más humillante que la indiferencia habitual. En esta misma fiesta, en ese mismo aplauso veremos la desgana con la que el novio de Skeeter lo ejecuta, señal de lo que acontecerá en el futuro. La evolución de ese personaje es interesante, de despreciable a sensible para concluir en intolerante.
Seguramente la escena más comentada de la película es la de la tarta de reconciliación, con regalito, que Minny entrega a Hilly para su disfrute personal. Realmente divertida. Sissy Spacek debió disfrutar de lo lindo con su papel. Esta escena también va en esa onda de las apariencias y el trabajo, aunque esta vez con venganza.
Siguiendo este tema tenemos el despido de la criada de Skeeter, que ella desconoce. Cuando cuentan la historia volveremos a ver como la intención de la madre de inicio es hacer entrar a la hija de la mencionada criada a la cocina, el lugar del trabajo y las criadas, como de costumbre, para guardar las apariencias de las señoras. La madre de Skeeter cederá a la presión social, la dependencia de unos modos y costumbres establecidos, así es como se ha criado. Lo ve lógico, llegará a decir que no podía hacer otra cosa. Los sentimientos se ven obligados a hacerse un lado ante las costumbres arraigadas. La madre se arrepentirá sinceramente.
El éxito del libro escrito por Skeeter, en el que colaboraron multitud de criadas, da sutiles momentos de humor muy eficaz, como cuando Minny SÍ quema el pollo. Un detalle maestro.
La analogía de la representación artística no es simplemente una idea simpática, es más que eso al hacerse realidad los testimonios de las criadas en forma de libro, la reivindicación de la trastienda. Esto se agudiza al tener en cuenta el anonimato del libro. Es una cinta emotiva y conmovedora en muchos momentos.
Los paralelismos con “Tomates verdes fritos” son evidentes pero se acentúan con la famosa escena de la tarta, que recuerda a la idea de la película de Avnet y la receta que contenía también un peculiar ingrediente.
La ruptura con el novio de Skeeter se veía venir con la mencionada actitud que mostró a la hora de dar un aplauso a las criadas. Un sutil detalle de dirección.
Se agradece la elaboración y preocupación por la gran mayoría de personajes, por ejemplo, dotar de dignidad a la madre de Skeeter, en su redención, aunque fue la causante de la mayor decepción para su hija. Esta escena la mencioné antes, se encuadra a ambas en una grúa pero no subirán las escalera, se quedarán abajo mostrando que la distancia que las separaba ya no existe.
Una mirada amablemente social, crítica sin excesos pero clara en sus postulados, humanizando personajes que sean racistas o no, se hayan criado en una cultura aberrante o no, superan del cliché de la “mala persona”.
Los empleadores de Minny, Celia Foote y su majísimo marido, al que le ocultaba incluso los abortos, resultan realmente entrañables, un contrapunto en esa sociedad racista y clasista. La buena de Celia se sincerará con él.
“Criadas y señoras” es una película que no tiene pinta de independiente, de buenos sentimientos, emotiva, clásica, para reír, llorar, emocionarse e incluso reflexionar, que deja un buen sabor de boca. Un tipo de película que gusta mucho en los Estados Unidos, y por el éxito general obtenido, como comenté, en todos los sitios.
La dirección es sobria y clásica, existen convencionalismos y ciertos ramalazos sensibleros y algo sentimentaloides, pero en general bien equilibrada en ese sentido.
Es obligado destacar la banda sonora donde sonarán nada más y nada menos que Bo Didley, Ray Charles, Johnny Cash o Bob Dylan entre otros. Un auténtico lujazo.
Dejo para el final la mención a Viola Davis y Octavia Spencer que están sublimes, todos los premios que les den, especialmente a la primera, serán merecidísimos. Año de grandes interpretaciones. Maravillosas.
Os gustará y saldréis sonrientes después de su visionado, siempre que se vaya sin prejuicios. Como debe ser.
Bueno, pues decididamente una de las películas a ver.
ResponderEliminarDecir que Tomates Verdes Fritos es una película a la que tengo gran cariño, aunqne la relaciono más con la narración de una amistad inquebrantable; época y temática me recuerda más a Arde Missisipy, aunque no tengan nada que ver en el planteamiento.
Por las fotos (oh! gracias, que gran ayuda) veo el gran trabajo de estilismo y realmente me parece uno de los grandes contrapuntos para mostrar esas barreras a las que te referías.
De nuevo gracias, sensei. Por no resultar pesada no diré lo mucho que valoro tu trabajo y lo gratificante que el momento de su lectura es para mí (Oooops!!! ya lo he dicho otra vez!!! qué pesada!!! ;-P)
Un gran beso!!!
R
Me he excedido en la extensión por ahorrarme un día y no hacer doble posteo el viernes con la de Spielberg, que va mañana y aún estoy escribiendo, debo acabarla hoy jajaja. Me alegra que las fotos sirvan, suelen estar situadas de forma muy pensada en cada sitio.
ResponderEliminarMuchas gracas por tus palabras siempre motivan.
Un beso.
Buenas... he visto la película antes de leer tu critica y solo puedo decir tres palabras... Me Ha Encantado.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho viendo la mezcla de los colores chillones de los vestidos de las señoras con la sobriedad de los hogares de las criadas.
Con la complicidad que hay entre las criadas y la cobardía que hay entre las señoras por no mostrarse tal cómo son.Celia es la única que trata a su criada de tu a tu,como si fuera una mas,una persona normal y corriente,lo que es,y no como escoria tal como las demás la han tratado.
El personaje de Celia me ha fascinado personalmente igual que el de Minny,estaba claro que debían juntarse.Genial el momento en que Celia se sienta a comer pollo con ella o cuando Minny acepta y Celia va corriendo a sus brazos...Ya desde un primer contacto se ve que es una persona sensible y sin maldad, al invitarla a tomar una coca-cola.
Aiss diría tantas cosas de ellas dos!!!
El personaje de Skeeter también me ha gustado mucho,desde que sale se ve que no es cómo las demás,que es ella misma,rebelde,no conformista,la única universitaria,la única que quiere un trabajo y su pelo rizado no perfecto,indomable,no callándose nada,valiente... estaba claro que tenia que hacer algo que cambiara las cosas,una personalidad así no puede quedarse cruzada de brazos.
Genial que sea diferente a todas las demás.
Estaría comentando esta película un buen rato,no quiero hacerme pesada y para eso esta vuestra critica,sólo decir que me ha encantado.
La triste historia y cómo se refleja.
Me he reído y he llorado también.
Para mi,esta película,lo tiene todo!
Gracias,a los dos,por recomendarla y por compartir vuestra critica.
Sencillamente genial.
Un besote Jefa y otro para ti Mr
Me vas a quitar el puesto Luna jaja. Muy bien explicadas las cosas que te han gustado, ahora queda que hagas tu votación para los Oscar.
ResponderEliminarUn beso.
Ay perdona que me haya excedido,me he puesto a escribir y no podía parar :S
ResponderEliminarMe han gustado muchísimos mas detalles pero ya no soy pesada.
Dónde se vota para los Oscar?
Nada que perdonar, para eso están los comentarios, cuanto más mejor, el tuyo ha sido TOP.
ResponderEliminarEn la entrada del viernes podrás.