Las sagas de terror adolescente siempre han sido una mina y
parece que cíclicamente hay una que se convierte en icono de una época. Si ya
surgieron las sagas de “Halloween”, “Pesadilla en Elm Street”, “Viernes 13”…
ahora es el turno de “Scream”, referente del cine de terror y del slasher de
los 90 con un ingrediente extra, el metalingüismo satírico sobre el propio
género y, en el caso que nos ocupa, sobre la propia condición de secuela, algo
más que apreciable.
Su influencia en los 90 y principios de 2000 es indiscutible,
sin entrar a valorar la trascendencia de la misma, ya que dicha influencia se
tradujo en productos infumables en casi todas las ocasiones. “Scream, vigila
quien llama” (Wes Craven, 1996), y esta secuela, se elevan con suficiencia
con respecto a todos los títulos que surgieron a su rebufo, incluidas las propias secuelas de esta saga, siendo un producto
sano y divertido, que juega y se reboza en los mismos clichés que satiriza para
diversión de los fans del género, dando un plus a los tópicos conocidos por
todos. Un ejercicio más que aceptable. A partir de aquí, evidente y
lamentablemente, ese juego se pierde y con las siguientes entregas la saga
“Scream” se convirtió en aquello de lo que se reía con gusto.
Un nuevo boom del género surgió con “Scream” y subproductos
de todo tipo empezaron a aparecer, copias poco disimuladas, nuevas sagas, reboots
de sagas anteriores… “Sé lo que hicisteis el último verano” (Jim Gillespie,
1997) y sus secuelas, “Leyenda urbana” (Jamie Blanks, 1998), “Un San Valentín
de muerte” (Jamies Blanks, 2001), “Destino final” (James Wong, 2000) y sus
secuelas, “The Faculty” (Robert Rodriguez, 1998), nuevas “Pesadillas en Elm
Street”, nuevos “Halloween” y “Viernes 13”, nuevos “Muñecos diabólicos”…
nutrieron las pantallas durante varios años gracias al monumental éxito de
“Scream”, el referente al que se debe esto… Que tampoco es motivo de orgullo.
Transcurridos dos años de los asesinatos de Woodsboro,
Sidney Presscott (Neve Campbell) parece haber reconducido su vida. El curso
finaliza y todo parece haber vuelto a la normalidad. Todo cambiará cuando,
coincidiendo con el estreno de la película basada en la novela de la periodista
Gale Weathers (Courteney Cox), “Puñalada”, que a su vez se basó en los hechos acontecidos
en la anterior película, alguien es asesinado en el cine del campus
universitario. Todo parece volver a comenzar.
Uno de los grandes culpables del éxito de este neo slasher
adolescente, del terror en los 90 y primeros años de 2000, es el guionista Kevin
Williamson, autor de los libretos de la saga que nos ocupa y de “Sé lo que
hicisteis el último verano”. Tanto es así que incluso se lanzó a la dirección
con un thriller con elementos de terror, discreto, como fue “Secuestrando a la
señorita Tingle” (1999). Muchas de las virtudes de la saga se le deben a él, de
hecho en la tercera ya no aparece, en la debacle de la misma. También escribió
“The faculty” y fue creador de la exitosa serie “Dawson crece”. El mundo
adolescente le apasiona, queda claro. Centrado en la televisión.
Esta segunda entrega de la saga saca un excelente partido al
planteamiento metalingüístico que define la misma y ya disfrutamos en la
original. Sus reflexiones, chistes, bromas e ironías acerca de las secuelas
cinematográficas y en especial en el género de terror, enriquecen una propuesta
consciente de sí misma de una manera inteligente y divertida, para caer en esos
mismos tópicos sin autoindulgencia y con plena satisfacción, especialmente para
el espectador que entre al juego.
Craven siempre ha querido dar un punto intelectualoide a
muchas de sus obras, lo que en ocasiones resultaba un poco cargante y
pedante, no funcionaba con propuestas tan arraigadas a una fórmula, además de
que tampoco suele acertar en el modo de fusionar esos conceptos. Aquí, en
cambio, la cosa funciona bastante mejor.
Su dirección aquí es digna de elogio a nivel técnico,
modulando muy bien las escenas de suspense y rodando las secuencias más tensas
recurriendo con acierto al plano general, donde se ve toda la acción y las
persecuciones, lo que logra hacer más eficaces los sustos. Esto no evita todos
los clichés del género, los sustos gratuitos y las truculencias.
Se pretende ridiculizar y parodiar todos y cada uno de los
tópicos, tics y clichés del cine de terror con psicópata asesino, todo ello
para usarlo debidamente en la película y no saltarse ni una sola de dichas
normas, jugando irónicamente con ello, en este caso las secuelas, desarrollando
el concepto ya propuesto en la cinta original. Y funciona.
Conversaciones analizando películas clásicas de terror,
clases de cine comentando fallos y tópicos, el estreno de una película,
"Puñalada", basada en los asesinatos de la primera parte etc. acaban
dotando de profundidad y de un subtexto al film que lo elevan por encima de
otras cintas de su género. Esas dosis de cinismo, ironía y sentido del humor,
dan un giro y aire fresco a un género de capa caída.
Como digo, en esta segunda parte todo está más desarrollado
y elaborado, más maduro, su planteamiento metalingüístico es incluso más
divertido y complejo, hay referencias a clásicos del terror, por supuesto, pero
también a segundas partes famosas de la historia del cine, "El Padrino II"
(Francis Ford Coppola, 1974), "Terminator 2" (James Cameron, 1991),
"Aliens: El regreso" (James Cameron, 1986)... El resto es más de lo
mismo.
Dentro de esta aspiración metalingüística hay que destacar a
Randy (Jamie Kennedy), el personaje experto en secuelas y cintas de terror que
va analizando, como en la primera parte, los típicos fallos y tópicos de las
pelis de terror y sus secuelas. Una secuela será más enrevesada, tendrá escenas
de muerte más retorcidas, más sangre… todas las claves que se irán sucediendo
durante la propia trama, los tópicos del slasher y de sus secuelas.
Por eso, sin ser ninguna genialidad y estando repleta de
(autoconscientes) tópicos, es eficaz y acertada.
Aceptables interpretaciones, en general todo el mundo está
correcto en su rol, Neve Campbell, Courteney Cox, David Arquette, Jamie
Kennedy, Liev Schreiber, Sarah Michelle Gellar, Jerry O’ Connell, Heather
Graham, Luke Wilson, Portia de Rossi... Incluso veremos a Tori Spelling, que se
hizo merecedora de un Razzie por su interpretación o breve aparición.
Los defectos son los típicos en este tipo de cintas, ya los
conoce todo el mundo... Sustos gratitos, apariciones de la nada, ciertas
incoherencias, licencias de todo tipo… errores que ve cualquiera y que en
muchos casos son necesarios para mantener una trama tan artificial y
rocambolesca… Además tendremos salidas de tono poco adecuadas y un final tremendamente
rebuscado, vamos, nada nuevo en este tipo de películas.
Un referente de los 90, sin alardes pero eficaz, y mucho
menos perverso que sus hermanos mayores de los 80, que rezumaban sexualidad y
mala leche, aquí sustituidas por ironía y referencialidad inteligente. Ver sin
prejuicios.
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