"Una Boda Feliz" (Le Cai Marriage) de Gerard Bitton y Michel
Munz, versionada por Juan Solo y dirigida por Gabriel Olivares, un enamorado de
la comedia francesa. Una obra que no se sale apenas de las convenciones del
teatro francés de enredo que tantos éxitos ha cosechado.
Los actores son Txabi Franquesa (antes Antonio Molero, conocido
por su papel de “Fiti” en “Los Serrano”); Agustín Jiménez, uno de los mejores
monologuistas españoles; Santiago Urrialde, Manu Badenes, otro
monologuista habitual, y Celine Tyll.
Enrique (Txabi Franquesa), un hombre que trabaja en una
agencia inmobiliaria, que tiene muchas deudas y ama a todas las mujeres por
igual, recibe la noticia de que su beata tía ha fallecido y le ha dejado en
testamento 150000€ en acciones de Microsoft, que al cambio podrían ser un
millón de euros, pero para recibir ese dinero tiene que cumplir unas cláusulas:
Tiene que casarse, vivir un año en pareja y permitir que un notario aparezca en
su casa sin aviso para comprobar que esto es cierto y se cumple.
Roberto (Manu Badenes), amigo de Enrique y abogado, le dice
que haga un matrimonio de conveniencia, que busque alguna amiga sin vida propia
y que no le importe pasar un año en su casa, así no habrá problemas de
enamoramientos ni cosas raras. Se le dará una parte del dinero por el favor y
asunto terminado.
Lolo (Agustín Jiménez), amigo de ellos, es un hombre que
vive con sus padres, cobra el subsidio de desempleo y se pasa el día jugando a
los videojuegos esperando que le llegue la oportunidad de reconstruir su
carrera de actor. Cuando era niño salió en una serie infantil sin mucho éxito
haciendo de cerdito, el hombre perfecto para este plan. Acepta a cambio de una
bicicleta y a si poder tener tiempo para escribir su obra maestra.
Se casan y empiezan a vivir juntos, salen los primeros roces de la convivencia,
Lolo asume el rol de "ama de casa", plancha, cocina, limpia y se queja de la
poca ayuda que le presta Enrique. ¿Os acordáis de la magistral "La extraña pareja"? Estos primeros roces están a punto de romper
el matrimonio pero a cambio de un 5% del total de la herencia Lolo se queda.
Con este planteamiento tenemos la típica comedia de enredos
y malentendidos sexuales, suspense cómico y confusiones varias. El padre de
Enrique (Santiago Urrialde, antes Francesc Albiol), que es una mezcla entre beato y
ultrasur que sale del armario, una novia curiosa, Elsa (Celine Tyll), mentiras,
secretos, ocultaciones para mantener una coartada que puede dar millones, la
heterosexualidad como forma de vergüenza familiar, enredos amorosos y todo tipo
de desvaríos para despertar la sonrisa del espectador es lo que os vais a
encontrar en esta obra.
Las reminiscencias a obras como “La jaula de las locas”, por
ejemplo, son evidentes, representación que tuvo su adaptación cinematográfica y un remake
americano titulado “Una jaula de grillos” (Mike Nichols, 1996).
La obra es muy divertida, pasas todo el rato entre la
sonrisa y la carcajada. El papel estelar es para Agustín Jiménez, que
interpreta a Lolo, y está tronchante. Sus tablas como monologuista se notan en
la interactuación con el público. La parte final, con él disfrazado
de cerdito y Elsa tratándolo como a un tonto, es lo más hilarante de la obra.
Tenemos un homenaje a Queen y a Freddie Mercury, cuando el
padre les cuenta que también es homosexual y se acaba cantando el Bohemian
Rapsody.
Los actores cumplen con solvencia su cometido, Manu Badenes
tiene un papel muy secundario, pero jugoso. Sus partes más divertidas están en sus reacciones cuando se
le nombra a la mujer, de la que se está divorciando, la insulta sin control y
enloquecidamente.
Edmundo, el padre de Enrique, tiene dos partes bien
diferenciadas. En la primera será un hombre recto y sobrio, aburrido incluso, católico
estricto, miembro de una orden en la que se come pescado en honor a San Pedro, que
era pescador, y peregrino. En la segunda se convertirá en una loca que no
disimulará su amaneramiento tras salir del armario.
Elsa es la rubia mona que aparece al final de la obra y con
la que todo se enreda.
En el clímax, la parte más divertida, todos los actores
están en el escenario, dejando los gags más graciosos.
Enrique es el protagonista, su papel es el contrapunto de Lolo,
quizá por ello se ve eclipsado por la interpretación de Agustín Jiménez, pero el
trabajo de Txabi Franquesa es correctísimo y deja momentos muy simpáticos.
Como he comentado el reparto ha variado ya que han renovado
debido al éxito cosechado, pero tanto los actores anteriores como los que ponen
la obra en escena en la actualidad han hecho y hacen un gran trabajo.
Para pasar un buen rato en el Teatro Reina Victoria de
Madrid.
Por RAY SHEEN (@Ray_ Sheen)
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