Si algo me ha gustado de la última película de Clint
Eastwood, uno de los mejores directores vivos, es cómo ha soliviantado al
"progrerío" más rancio. Sólo por eso ha merecido la pena el visionado. Lo demás
resulta bastante decepcionante en líneas generales. Una película nominada al
Oscar que no es ni de lejos una de las mejores del año, y eso que ha sido
flojito.
“El francotirador” cuenta la historia de Chris Kyle, un SEAL
que de cowboy pasó a convertirse en leyenda del ejército americano por ser el
francotirador que más muertes de enemigos tiene en su haber. Eastwood se
centrará en los cuatro viajes a Irak, sus cuatro misiones, y cómo afectan estas a su vida
personal, un biopic superficial y hagiográfico de sentido patriotismo pero
lleno de convencionalidad y ligereza.
Eastwood no logra evitar la sensación de esquematismo y
superficialidad que emerge en su impresionista narración en casi ningún momento
del metraje. Tan solo hacia el final de la cinta parece querer darle algo más
de enjundia al retrato del personaje y su entorno, pero hasta ese momento sólo
tenemos una sucesión de hechos casi inconexos que no parecen ir a ninguna
parte, reduciendo el poder dramático que supongo pretendería.
Chris Kyle es retratado como un hombre de una pieza, un
hombre de valores claros y afianzados que Eastwood vinculará a su infancia. Kyle
es un hombre eminentemente práctico. Aunque parezca que se deben a las enseñanzas
del padre, en realidad Kyle actúa por su propia forma de ser, que quedará
consolidada por los valores que le enseña su progenitor. Religión y caza, ser un
perro pastor, un protector, no una débil oveja ni un fiero lobo… La religión
será importante para Kyle, al menos se supone, Eastwood tampoco
desarrolla esto, ya que veremos una Biblia aparecer en varias ocasiones siempre
junto a él, aunque no se llegue a nada con ese tema, como con tantos. Kyle
protegerá a su hermano siguiendo este patrón, pero antes de que oiga esa
enseñanza, su forma de ser. Desde pequeño demostrará ser hábil con el rifle.
Esa falta de complejidad en el personaje queda plasmada en el
esquematismo de la narración, sólo perturbada por el impacto del horror lógico
que la guerra tendrá en él. Kyle es un pura sangre, como ese que ve cabalgando
al inicio de la película, actuará en función de sus valores clásicos, de lo que
cree justo, sin concesiones, sin torturas psicológicas excesivas, como con su
novia cuando la descubre en una infidelidad, rompiendo por lo sano.
No me parece un personaje poco interesante, pero Eastwood
apenas le saca partido y recrea su vida como si de un documental de comida
rápida se tratara, mera exposición apresurada e inconexa de hechos de su vida.
Cowboy; descubrimiento de infidelidad; pulsión patriótica al ver una notica en
la televisión, lo que le llevará a reclutarse; escenas de duro adiestramiento
en plan “Oficial y caballero” (Taylor Hackford, 1982) o “La teniente O’ Neil”
(Ridley Scott, 1997); ocio asilvestrado lanzándose dardos a la espalda y
relación con la que será su mujer; sexo; compromiso; boda; tiros de
entrenamiento; 11-S; SEAL; misión; hijo en camino… Sorprendentemente
esquemático y rápido, que parece plantea las cosas para comenzar una reflexión
sobre algo, pero que en realidad no será así, manteniéndose esta concepción
hasta el final, una exposición semi documental de tono indefinido y sin que
sepamos muy bien hacia donde quiere ir.
Un esquematismo tal que esboza ideas, personajes, pero jamás
profundiza, ahí tenemos al hermano, el cual sabemos que también se alista pero
sólo sabremos de él en una escena donde aparece perturbado tras el horror de la
guerra. La familia, más allá de la mujer, como concepto vago. Un dibujo de
personajes bastante mediocre.
La narración turnará la vida laboral en combate de Kyle con
la personal, de la que es cada vez más ajeno, blindándose, una escisión,
diversificación que queda claramente esbozada pero que no se logra desarrollar
con acierto, aspecto sólo salvado en la parte final con alguna buena escena.
Esto es algo habitual, ver cómo afecta la guerra o un trabajo en lo cotidiano.
Y es que Eastwood pretende retratar la vida de Kyle y una
historia real, pero no se aprecia un especial realismo, hay más sensación de
cine espectáculo que otra cosa, lo que congenia mal con ese esquematismo y
exposición inconexa de acontecimientos en la vida del francotirador… Ejemplos,
esa llamada furtiva al francotirador sirio, como si de un thriller se tratara,
de una mujer sin peso en la película; la extrema perspicacia, pericia y
competencia a todos los niveles del protagonista, que se da cuenta de
absolutamente todo, como en la escena de la falsa hospitalidad en la modesta
casa iraquí que oculta un arsenal de armas…
Otra cosa que me desagrada del Eastwood menos cuidadoso, es
que un director como él salte tanto de plano y de eje, hasta 4 posiciones de
cámara distintas para una sencilla conversación en un bar, la que tienen Kyle
y Taya (Sienna Miller), la que será su mujer. Esto lo hemos visto en otros
títulos donde también me molestó, como “Más allá de la vida” (2010), denota
inseguridad y es extraño en un director tan clásico.
El momento del cambio en Kyle, cuando decide alistarse al
ver una noticia sobre un ataque a una embajada americana en Nairobi, Kenia,
será resaltado con un contrapicado acercándose a nuestro protagonista, un
Bradley Cooper que está correcto aunque se ha sobrevalorado bastante su
actuación.
No todo es malo, el film es correcto y de buena factura,
tiene alguna idea interesante y varias buenas escenas sueltas, lo que
decepciona es el conjunto, el superficial y vacuo resultado final y, sobre
todo, que siendo obra de Clint Eastwood resulte tan vulgar.
La primera escena es francamente poderosa, una escena que
retomaremos poco después, en su primera misión en Faluya, cuando Kyle se vea
obligado a matar a una mujer y un niño
que amenazaban a sus compañeros con una poderosa granada. Escalofriante. Las
escenas con niños como protagonistas en Irak son de las más conseguidas,
especialmente por su tensión, así tendremos otro momento similar cuando otro
niño amenace con un bazuca a los soldados americanos y Kyle lo tenga en su
punto de mira deseando que lo suelte para no tener que apretar el gatillo, cosa que
ocurrirá para su alivio.
Espeluznante, de las escenas más terroríficas de la
película, será el momento donde un nuevo niño es torturado y ejecutado con un
taladro delante de su padre y ante la impotencia de los soldados americanos.
Kyle queda convertido en leyenda por su eficacia y
competencia como francotirador, por el récord de muertes en su haber, aunque se
muestran pocas en realidad, no se acaba de apreciar de donde viene esa gloria
más allá de varios disparos certeros.
La idea del francotirador, excelso en este caso, como una
deidad, un protector desde las alturas que hace sentirse a todos más seguros e
invencibles por la fe que le profesan, es de las más interesantes de la
película. De hecho, esa seguridad y sentimiento de invencibilidad de los
soldados gracias a él se verbalizará explícitamente.
Cobra interés la película con el duelo de francotiradores,
Kyle contra el sirio campeón Olímpico (veremos una foto de su éxito), que nos
hace rememorar la estupenda “Enemigo a las puertas” (Jean-Jacques Annaud, 2001), aunque mucho menos conseguida. Un
duelo bien modulado que termina con el disparo perfecto de Kyle, todo muy
espectacular. Con esa escena y el tiroteo posterior llegamos al clímax de
acción, que tendrá un epílogo dramático que es de lo más notable de la cinta.
Un tiroteo con buenos planos generales, planos espía, puntos de vista subjetivo
para dar realismo, una tormenta de arena para hacerlo todo claustrofóbico y
confuso… Buen suspense.
Pierde interés, aunque deje alguna aceptable secuencia de
acción, cuando el protagonista baja al ruedo a combatir puerta a puerta.
En un biopic es evidente que el personaje más desarrollado e
interesante será el protagonista, aquí también ocurre dentro de su esquematismo
impresionista. Chris Kyle es una roca, un hombre que se blinda para intentar
que no le afecte el infierno y el horror que ve, pero que irremediablemente le
afecta. Un horror que no deja salir, que lo lleva dentro, lo lleva consigo, lo
trae de Irak a su casa y le hace disperso, ausente, evasivo, no quiere hablar
del tema, intenta aislarse pero sólo puede pensar en lo que no puede evitar
cuando está en casa… Por eso tendrá la tensión por las nubes, como una olla
exprés, se mostrará distante, se ensimismará recordando aquel horror que no quiere
dejar salir para proteger a su familia y porque está convencido de que es su
deber. Kyle tiende a relativizarlo y simplificarlo todo.
Del mismo modo compañeros suyos se cuestionarán la fe tras
ver aquel horror y se lo harán saber al creyente Kyle, el absurdo y el
salvajismo parecen no encajar, tener sentido, con ella, pero Kyle a pesar de
todo se mantendrá firme, no recorre ese camino hacia el descreimiento. Siempre
es un elemento tangencial en Eastwood la religión.
En ocasiones le veremos irascible, por ejemplo por la falta
de atención a su hija que llora en la cuna o cuando un perro juguetea con el hijo en
una barbacoa, estallidos irreflexivos producto de la tensión contenida. Kyle
rehúye de la comunicación con su familia, toma todo eso como un martirio
asumido, un deber redentor. Lo cotidiano le resulta amenazante, no es capaz de
integrarse ni asumir la normalidad tras el horror, un horror que guarda en su
interior y sale a relucir en la cotidianeidad a destiempo, como es lógico, al
no poder focalizarlo en la violencia bélica.
Eastwood irá dejando detalles, siempre impresionistas, sobre
este aspecto, elementos cotidianos que alarman, alertan, perturban o hacen
reaccionar a Kyle sin que haya motivo, relacionados con el infierno de la
guerra. El destornillador en el taller le hará reaccionar y recordar la
truculenta escena comentada con el niño, un sonido en su casa le alarmará, el
encuentro con un veterano de guerra al que salvó la vida aunque se quedó sin
pierna le incomodará y perturbará, incluso con las alabanzas que hace a su
persona a su propio hijo… Ha pasado el tiempo, ya tiene dos críos.
Chris Kyle acaba siendo un ser trascendido, que entiende la
protección a un nivel casi místico, incomprensible para su mujer.
Esa idea de viaje al infierno o paso por el horror se va
haciendo cada vez más patente según avanza la película, es interesante la
progresión dramática en este sentido, con la película haciéndose cada vez más
oscura conforme avanzan las misiones, que cada vez afectan más a nuestro
protagonista. La escena del niño y el bazuca señalada es un claro ejemplo.
Hay buenas escenas de acción, con “Punisher” como símbolo de
los aliados, como el tiroteo tras descubrir el arsenal en la casa que les acoge
una noche, la estancia en el infierno cada vez más oscura. Misiones que acaban
con un herido en el ojo que terminará falleciendo, otras con una nueva pérdida... Todo cada vez más oscuro en esas escaramuzas puerta a puerta que terminan en
sobrios funerales.
Curiosidad, en la escena donde Kyle acuna a su hija mientras
habla con su mujer, que ataca su idealismo y le recrimina su actitud, vemos que
lo que tiene entre manos es un muñegote, realista pero un muñeco como un
armario.
La parte final, el epílogo tras el clímax de acción, eleva
algo la película, le da cierto peso dramático y deja algunas de las mejores
escenas. Retrata la dificultad para adaptarse a la vida cotidiana de Kyle.
El momento donde vemos a Kyle en su casa con el sonido de la
guerra en la estancia, que suponemos del televisor ante el que está para
descubrir mediante un travelling circular que está apagado y que eso es lo que
retumba en su cabeza mientras sus hijos juegan, es, posiblemente, el mejor plano
de la cinta y el de más significación. Luego veremos su reflejo ante la negra
pantalla, símbolo del abismo en el que está sumido. Poco antes le vimos también
reflejado en el espejo de un bar, será la primera y única vez donde le veamos
romperse, aunque finja con su mujer.
El tratamiento psicológico y su actividad con los veteranos
de guerra serán claves en la normalización psicológica de Kyle, todo mostrado
con el excesivo esquematismo que tiene la cinta. Su labor con los veteranos
focaliza y reconduce su ansia de ayuda y protección, lo que le lleva a
recuperar a una familia que se le escapaba.
Eastwood finaliza la película de forma elíptica, sin mostrar
el asesinato de Kyle a manos de un veterano perturbado al que intentaba ayudar,
resaltando el hecho en intertítulos e imágenes reales de su funeral. Adapta la
autobiografía de Chris Kyle en un guión mediocre, poco cohesionado
dramáticamente. Una cinta orgullosa y satisfactoriamente pro americana, que
nada tiene que ver con islamofobias y estas cosas a las que se recurren
habitualmente, pero fallida en su ejecución. Un homenaje sentido y agradecido,
pero mal ejecutado, de Eastwood al personaje.
“El francotirador" es una película fallida, vacua, correcta
sin más, excesivamente impresionista, a la que le falta profundidad y
elaboración en sus ideas, que son vagas y ligeras. No deja de ser entretenida,
pero poco más, hay más habilidad de veterano a la hora de contar la historia
que verdadero calado y enjundia en la misma. No se aprecia el talento del
maestro, sólo hay la apariencia de trascendencia y desgarro, no autenticidad.
Entonces esta casi que no me lo apunto. Lo de muñegote es un pelín cutre jeje.
ResponderEliminarUn beso Mr. Sambo ;)
Canta mucho jaja.
EliminarUn beso Leti.
Hola Mister,
ResponderEliminarAyer mismo escribía esta reseña sobre el Francotirador:
"El francotirador es una película entretenida, pero no pasa de ahí. Y no pasa de ahí por ser lo que es, un biopic. Para pasar al estadio de gran película o peli emocionante, harían falta 2 cosas, o bien saltarse la parte civil de la historia y convertirla en la nueva "Duelo en OK Corral" o bien esperarse 50 años a rodarla y que el paso del tiempo permita modelar el guión en beneficio de la épica, sin que cante demasiado. Y claro está, todo esto redundaría en la verosimilitud del guión.
Clint hace un trabajo impecable, y le da a la película un ritmo inimaginable para un octogenario. No vayáis a verla cansados o acabaréis agotados.
Id a verla solo si sois fans de Clint, del cine bélico o tenéis curiosidad periodística sobre el conflicto en Irak."
Y es que de Clint siempre esperamos mucho más y no le podemos perdonar la indeficición que muestra sobre que película quiere hacer. Al final, el resultado acaba lejos de nuestras expectativas.
Un abrazo.
Vicent N
Muy correcto Vincent, me alegra verte por aquí. Brillantísima tu reflexión sobre esperar para dotarla de épica y emoción.
EliminarUn abrazo!
Pues a mi hubo algo que me conmovio profundamente y fué, durate los credits, el homenaje (quizas no de Clint Esastwood sino footing del verdadero homenaje) que los corderos rinden al que los ha protegido contra los lobos.
ResponderEliminarHola, JFM. Es algo que ha comentado más gente y, efectivamente, es uno de los mejores detalles. Un sentido homenaje fuera de las demagogias progres.
EliminarY también me intersó la reflexion sobre el precio que hay que pagar cuando el ser humano combate al horror. Un horror capaz de torturar a un crio con un taladro. Me acordé de la ultima frase de una pelicula de Chabrol: "Para que muera la bestia el hombre también debe morir" (Pour que la bête meure l'homme doit mourir aussi). Kyle sale de su prueba de fuego casi completamente destruido y no muy lejos del punto de no retorno tras el cual se deslizaria paulatinamente en la locura o el suicidio. Porque sigue siendo humano. Ni el sniper arabe ni el del taladro tendrian ese problema.
ResponderEliminarPS: Hay que tener en cuenta que el fisico de Kyle limitaba las opciones para elegir al actor principal y ambos limitaban las opciones de Eastwood. No puedes rodar "Los sufrimientos del joven Werther" con Arnold Schwarzenegger (joven) de personaje principal.
Bueno, hay actores que se musculan o musculados muy competentes. Cooper hace un buen trabajo, pero sobrevalorado al meterlo entre los mejores de este año.
EliminarSiendo cierto lo que comentas y el blindaje al que hago referencia en el análisis, Eastwood muestra a un Kyle redimido y reencontrándose con su vida gracias a ciertas ayudas, muestra ya su recomposición.