Linklater incluye
pequeños detalles para situarnos temporalmente, que nos percatemos del paso del
tiempo, ese tiempo que pasa sin que nos demos cuenta, silencioso y discreto,
enseñando la vida a los personajes.
Resulta muy
inteligente en la estructura narrativa, vaga, muy vaga, que tiene la película,
que los conflictos se agudicen, se manifiesten o muestren más claramente,
dentro de la manera indirecta con la que se retratan todos, según crece el
protagonista.
-Hay una escena muy
simbólica sobre este aspecto, Mason (Ellar Coltrane) escarbando en la arena en un pequeño
callejón al lado de su casa descubriendo un pájaro muerto descomponiéndose… Es
el paso del tiempo, la asunción de la caducidad, de la vida
naciente y la muerte futura. Es la época del descubrimiento, donde no todo es
bonito, y que terminará indefectiblemente en la descomposición. Una
descomposición que observa en su propia familia, aunque ésta se regenera y
diversifica, pero que le marca en la niñez.
-Del mismo modo ese
paso del tiempo queda plasmado con ciertas referencia culturales o sociales,
las de Star Wars entre padre e hijo que salen durante todo el metraje, como el
clásico que es, la pasión por Harry Potter de los niños, la compra del último
libro de la saga, los guiños a Britney Spears, los “brain times”, el conflicto
en Irak y Bush, la venida de Obama... Padre e hijo también tendrán complicidad
musical, como se escenifica en el regalo de cumpleaños con una concienzuda
selección de los mejores temas de Los Beatles, el “disco negro de Los Beatles”.
-El año 2008 será
destacado con referencias cinéfilas, “El caballero oscuro” (Christopher Nolan),
“Tropic Thunder” (Ben Stiller), “Superfumandos” (David Gordon Green)… como las
películas más destacadas… Además de la imprescindible Star Wars…
-En otras sutilezas
también se intuye el paso del tiempo, veremos cómo según avancen las escenas
Mason y Samantha (Lorelei Linklater) llaman “papá” al profesor con el que se casó su madre, algo
que no ocurría anteriormente, lo que indica el aumento de su relación,
cercanía y cotidianeidad.
-Un nuevo ejemplo,
en otra conversación de Hawke con sus hijos el tema versará sobre el sexo y la
responsabilidad en las relaciones, el uso de preservativos. Es aquí cuando
Samantha se desmarca de la excursión paterno-filial para asistir a una fiesta
donde estará su novio… Es el crecimiento retratado de la forma más sencilla,
donde por primera vez se renunciará al padre por los amigos…
-Una nueva elipsis
nos presenta a Mason con 14 años, los conflictos típicos y cotidianos de su
edad, la adolescencia, y nuevos temas de los que hablar.
-He analizado como
Linklater apuesta en su narrativa por aglutinar lo habitualmente elíptico, pero
eso no significa que no haya elipsis, necesarias al abarcar 12 años de vida.
Las elipsis son sutiles y el guión replantea con habilidad y elegancia la
narración tras cada una de ellas para situarnos de nuevo, para guiarnos como una
brújula y hacernos saber que hemos dado un salto en el tiempo con cambios de
look, el crecimiento físico evidente de los críos o con comentarios sobre la
época, muchos con diálogos de una sutileza excelente, como el que vemos entre
Hawke y el nuevo novio militar de su ex mujer, que denota llevan juntos en
pareja cierto tiempo y ya se conocen además. Toda la estructura está compuesta por pequeñas
set pieces sin aparente conexión, con su fase de exposición, para situarnos
como he dicho, en un gran trabajo de guión.
El uso de cebos,
perfectamente utilizados, también es uno de los elementos importantes para
sostener un guión sin apenas refuerzos. Un ejemplo de esto lo tenemos con la
afición fotográfica de Mason, que se va desarrollando poco a poco. Otro
bastante llamativo es el que tiene como protagonista al chico que cambió las
tuberías en la casa de la madre de Mason, que aparecerá al final para agradecer
a Arquette sus motivadoras palabras que le impulsaron a estudiar… De nuevo el
tiempo y los cambios. Bello cebo y bello eco.
-Las decepciones
también cambian, de la que se llevan Mason y Samantha al ver que sus padres no
volverán a estar juntos, a la que se lleva un Mason ya adolescente cuando descubre que su padre ha
vendido su clásico coche y, por tanto, no se lo regalará a él como creía o
dijo.
-Los momentos de ocio
cambian, caladas, alcohol, fiestecillas con amigos, enrollarse con la chica de
turno, peinados estrafalarios…
-Un aspecto
importante para este vagar por la vida, ese imperceptible discurrir del paso
del tiempo, lo tenemos en el foco y punto de vista que Linklater impone a su
película. Aunque no es un punto de vista subjetivo riguroso, en general la
narración se basa en la mirada de Mason. Así veremos las relaciones de su
madre, con el profesor y el militar, mera sugerencia de lo que ocurrirá y que
veremos confirmado tras elipsis, siempre a través de su mirada. Lo mismo con el
maltrato del profesor a su madre, los momentos significativos siempre a través
de la mirada de Mason.
-En este sentido, lo
amores fugaces que pasan por la vida de Mason retratan muy bien la evolución y
el paso el tiempo, la chica que elogia el corte de pelo, la chica con la que se
morrea, su primer enamoramiento, traición y decepción amorosa…
-Los cambios de look
es otro rasgo perfecto para retratar el paso del tiempo, peinados excéntricos,
vestuario más personal, uñas pintadas, pendientes…
-La confusión es uno
de los principales temas de la cinta, una confusión que no cesa aunque pasen
los años, que se mantendrá en Mason, pero que veremos en sus padres también en
todo momento. La eterna confusión vital.
-La graduación en el
instituto y el paso a la universidad es el final del viaje de infancia y
adolescencia que retrata Linklater. En su fiesta de graduación, muy familiar,
veremos el cariño y amor de esa familia expansiva, los que quedan de verdad, el
padre, la madre, los amigos... Una escena llena de humor, cariño entrañable y
matices… Observen el nacho que se le cae al amigo y su angustiada mirada al
verlo en el suelo… Allí Hawke volverá a conversar con su ex suegra, comentará la
falsedad de la pose de la señora junto a su esposa, y tendremos algo que, al
menos en mi caso, deseaba desde el principio, una conversación entre él y
Arquette.
La conversación
entre los padres de Mason es en buen tono, con un Hawke valorando el trabajo
materno de Arquette y una conclusión simpática, divertida y algo incómoda…
Personajes.
La película se
centra especialmente en el núcleo familiar, con Mason, el hijo pequeño, como
principal protagonista. El resto de personajes son superfluos, entran y salen
de la narración en función de la familia. Ese núcleo familiar lo componen
cuatro personas, el citado Mason (Ellar Coltrane), la madre interpretada por
Patricia Arquette, el padre encarnado por Ethan Hawke y la hermana, Samantha,
que interpreta la hija del director, Lorelei Linklater.
-Mason es solitario
y sensible, soñador y algo rebelde en su infancia. No es tan aplicado como su
hermana y se divierte con su bicicleta, sus sprays, “Bola de Dragón”, su amigo,
con el que ve tetas en revistas, una sana costumbre, y los videojuegos. Es
imaginativo, artístico, se aprecia en sus reflexiones y preguntas, en su
colección de puntas de flecha, algo que acabará materializándose en su pasión
por la fotografía artística. Conforme crezca lo descubriremos lacónico, un
quinceañero más bien taciturno, soso, apocado… un fiel retrato de la edad del
pavo y tantos adolescentes con esas mismas características que, seguro, todos
conocéis.
Los andares del
Mason adolescente son para darles de comer aparte, no mueve los brazos, pegados
al cuerpo… Unos andares raros de narices y que agudiza esa sensación de sosería
taciturna del personaje.
“Mason, ¿por qué
eres tan muermo?”
¡Qué empanamiento
tiene Mason! ¡Qué torta tiene encima!
-Samantha es muy
estudiosa y algo repelente, redicha e irreverente. Es tocanarices y fan de
Britney Spears en su infancia. Samantha es independiente, dispersa,
responsable, su carácter se va asentando con el paso del tiempo, definiendo una
personalidad fuerte y decidida desde la falta de agresividad.
-La madre se ha
separado, está criando sola a sus hijos ya que su ex marido, Ethan Hawke, está
en fase de autodescubrimiento. Se siente asfixiada, que se le va la juventud al
haber tenido unos hijos muy joven en una relación inmadura. Su elección de
parejas es lamentable, pero es una luchadora con inquietudes, lo que la llevará
a sacarse una carrera y un máster. Es divertido ver los kilos que ha ido
cogiendo Patricia Arquette con los años, una entrañable rolliza que estaba muy
maciza en su época, siempre con buenas carnes.
Arquette se sentirá
desamparada cuando sus hijos se vayan, como una época, responsabilidad, labor,
concluida que la desorienta. La dolorosa experiencia de dejar pasar los
recuerdos, el no poder andarlos sin un referente. Sufriendo la crisis del nido
vacío.
“Es que… creía que
habría algo más”.
-Conocemos a Ethan
Hawke, el padre, en pleno proceso de cambio y supuesta madurez, decidido a
tener contacto con sus hijos, aunque la carga de su cuidado será de su madre.
Tiene ínfulas artísticas, es músico y legará a su hijo esa pasión por lo
artístico, que Mason focalizará con la fotografía. Actuará de guía y referente
y dará notables consejos. Madurará, volverá a casarse y tendrá un bebé con su
nueva esposa, asentado y menos caótico en lo personal que su mujer. Hawke está
magnífico y se nota el paso del tiempo en su actuación, más nerviosa y vital al
principio, más juvenil, y más pausada y madura con el transcurso de los años.
Impecable durante todo el metraje.
Le hablará a su hijo de no
poner barreras utilizando los bolos como metáfora, en la necesidad de confiar
en uno mismo y superarse, aleccionará políticamente a sus hijos, en contra de
Bush, Irak, y luego a favor de Obama, aunque ellos muestran poco interés en
estos menesteres.
Su mujer será de
familia muy religiosa, apegada a las armas y a la Biblia, lo que se confirmará
con los regalos de cumpleaños que harán a Mason.
La idea de no
ponerse barreras que Hawke aconseja a su hijo contrasta con la disciplina
alcohólica que quiere implantar el profesor con el que se casa la madre.
“Es que pones muchos
límites, Bill. Todo son límites”.
Todos los actores
aportan su propia madurez y asunción del paso del tiempo, su sensación de
desorientación, sin rumbo fijo dejando su madurez en cada regreso al rodaje, lo
que se nota incluso en las interpretaciones, por ejemplo la de Hawke, cada vez
más sosegada. Hay mucho de metalingüismo en todo esto, la vida como cine y el
cine como vida.
Después de este segundo post, qué ganas de volver a verla :-) Según la vas analizando me recuerdas por qué es mi preferida de este año (aunque todavía no he visto Whiplash).
ResponderEliminarHasta la tercera parte!!
Patricia
Me encanta que así te lo parezca!!! Que un escrito impulse no sólo a ver sino a repetir visionado es un elogio mayúsculo.
EliminarWHIPLASH es mi favorita, no ganará nada, pero no me cabe duda de que es la mejor jajaja.
Nos vemos mañana!
Muy interesante…algunos detalles q llaman mi atención por circunstancias vitales determinadas.
ResponderEliminarLa vida da vueltas. El tiempo pasa. Aunq en el día a día no siempre somos capaces de verlo con proyección. Los árboles, casi siempre, no nos dejan ver el bosque.
Muchas ganas de verla.
A ver si este verano me comprometo con mi maratón cinéfila…
Gracias Sambo querido!!!
Bss
A ti, a ver que te parece, aprovechas las vacaciones o los puentes para ir viendo algunas. Gracias a ti y besos.
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