miércoles, 1 de octubre de 2014

Crítica: EL GRAN LEBOWSKI (1998) -Parte 3/5-

JOEL COEN












Los bolos, reducto de orden y paz.

La bolera es como una iglesia para nuestros protagonistas, un lugar donde se ejecutan rituales, se confiesan, liberan de penas, justifican y desfogan, un lugar de culto.

-En la bolera será donde El Nota (Jeff Bridges) encuentre la paz, el sentido de la vida e incluso el orden. Allí tomará las decisiones, reflexionará sobre la vida y encontrará cobijo. Allí desarrollará sus relaciones y comenzarán todas sus aventuras, propósitos y despropósitos. El plano inicial de ese entorno, con encuadres escindidos de objetos, casi sensuales, mimados, como si de un ritual religioso se tratara, con una sutil cámara ralentizada, los bolos, las bolas deslizándose por su cauce, los travellings acompañándolas hacia su objetivo, las tripas definitorias de los jugadores, la rutina del lanzamiento, metiendo los dedos en los agujeros, los lanzamientos en sí, el aire, los cigarros, el espray para los zapatos…describe el lugar y lo que este supone para El Nota y sus amigos… Su Shangri-La particular. 





Unos títulos de crédito de poética e irónica coreografía. El universo bolero

-Aquí se nos presentará y definirá a los dos amigos de El Nota, el sumiso, dócil, cariñoso y entrañable Donny (Steve Buscemi), y el charlatán, belicoso, visceral, con ansias de liderazgo y complejo de inferioridad Walter (John Goodman). Los diálogos de esta escena inicial son realmente divertidos, uno de los puntos fuertes de los Coen, con “asiáticos americanos”, que no chinos, meones y una reivindicación de la dignidad simbolizada en la alfombra ultrajada que terminará con nuestro protagonista, El Nota, demostrando su carácter influenciable al hacer suyas las palabras del “conspiranoico” y eternamente ofendido Walter y yendo a hacer una visita al otro Lebowski, el millonario.

 Donny, no estás en tu elemento”.

-En la bolera descubriremos los secretos, circunstancias y elementos del pasado de los personajes, así como se desarrollarán sus caracteres. Así en la segunda escena en la bolera asistiremos al contraste psicológico de Walter, su frustración de calzonazos y su ira violenta para desahogarse de ella.

-La tercera escena en la bolera nos presenta a Jesús, otro personaje inolvidable. Allí reflexionarán sobre la propuesta de Lebowski y el dinero que ganará El Nota. Tendremos referencias a Lenin y a los Beatles en esa confusión ideológica surrealista que tienen los personajes. La bolera como si de un confesonario se tratara, un lugar de liturgia, una iglesia. Confusión ideológica que lleva a un pacifista que pasa de política a tener una foto de Nixon gobernando su piso; un belicoso apasionado de la guerra de Vietnam que pone a Lenin de ejemplo; unos nihilistas que parecen los más capitalistas de la cinta; un defensor de Lenin que muestra sus respetos por los nazis antes que por los nihilistas porque “al menos es una doctrina”. Sensacional batiburrillo.

Ahora El Nota tiene un busca”.
 
-Jesús: Como nos vengáis con alguna chorrada, como saquéis una pipa en la bolera, os la quitaré, os la meteré por el culo y después voy a apretar el gatillo hasta que haga click.

-El Nota: ¡Jesús!

-Jesús: Tú lo has dicho, tío. Nadie le toca los huevos a Jesús.

-Uno de los recursos estilísticos predilectos de los hermanos Coen que podemos apreciar varias veces en “El gran Lebowski”, son los planos amplios o generales que pasan a cortos o planos detalle mediante montaje, travellings de acercamiento o zoom… Son muchos los ejemplos que podemos mencionar, Jesús preparado para lanzar una bola y la cámara que se acerca a su nombre cosido en la camiseta; el plano general sobre los nihilistas en el restaurante que va a plano detalle de la chica con su pie vendado delatándola como la dueña del meñique itinerante; el plano en la limusina de Leboswki (David Huddleston), que pasa de encuadrar al millonario junto a Brandt (Philip Seymour Hoffman) para centrarse solamente en el primero mientras recrimina la incompetencia de nuestro protagonista y éste descubre el supuesto dedo de Bunny (Tara Reid); o en la cuarta escena en la bolera, cuando una grúa nos lleva de un plano general, donde vemos lanzar a Walter, a uno más corto donde éste hablará con El Nota mientras un teléfono que no quieren coger no para de sonar. Un tormentoso, y cómico, teléfono que parece recordarnos el de “Érase una vez en América” (Sergio Leone, 1984).





La secuencia final vuelve a tener el mismo planteamiento.

Igualmente los Coen recurrirán a planos largos y travellings para plantear escenas que se resuelven con algún giro imprevisto, donde en ocasiones se desarrollan diálogos… El robo del coche de El Nota es buen ejemplo de lo comentado.



-Policía: ¿Qué había en el maletín?

-El Nota: Pues papeles, sólo papeles. En fin, mis papeles, papeles de trabajo.

-Policía: ¿Y a qué se dedica usted?

-El Nota: Estoy sin empleo.



-La escena de la cafetería, donde Walter y El Nota hablan del dedo de Bunny, acaba en confrontación, lo que sirve de contraste con las escenas de la bolera, donde todo es comunión, incluso en las discusiones, donde se llegan a entendimientos. En la cafetería los dos amigos se separarán.




-En la quinta escena en la bolera, que se inicia con un plano frontal de los tres amigos, Donny, Walter y El Nota, asistiremos a otra escena de confesión y desahogo mientras los Coen repiten el mencionado recurso estilístico del plano general que pasa a plano corto para centrarse en El Nota en soledad. Aquí se ampliará este recurso haciendo retroceder el encuadre para presentarnos al narrador del inicio, “El Desconocido” (Sam Elliott). Todo se hará sin corte, desde el plano frontal de los tres hasta el travelling de acercamiento y el posterior de retroceso para que veamos a Elliott.



-Walter: …Y otra cuestión que no hay que olvidar es que tener un animal salvaje, un roedor anfibio, como si fuera doméstico, dentro de la ciudad tampoco es legal.

-El Nota: ¿Qué coño eres, un guardabosques?

-La penúltima escena en la bolera vuelve utilizar el recurso del plano general que acaba en un plano más corto. Será un plano general tras la decepción de Donny por dejar un bolo en pie, en lo que supone un presagio de la tragedia que va a ocurrir, para luego ir acortando el plano y centrarse en un encuadre frontal de El Nota y Walter, dejando a un lado a Donny. Donny es un crack de los bolos, no está acostumbrado a fallar, es pura humildad y con ese sutil detalle de dejar un bolo en pie su universo parece comenzar a tambalearse, sutileza que confirmará la tragedia poco después.






¡Calla de una puta vez!

-La última escena en la bolera será tras el funeral de Donny, el símbolo de la normalidad, de la propia vida, la maquinaria constante que no para, que hay que tomarse con calma ya que la aventura nos encontrará sola, donde unos bolos caen y otros no… Aquí El Nota se volverá a reencontrar con “El Desconocido” (Sam Elliott), la voz over de esta historia. El Nota hará suyas las palabras que “El Desconocido” le dijo en su primera conversación, momento justo en el que se abrirá el plano para que veamos a Elliott sentado a su lado de nuevo. Una planificación similar a la del primer encuentro. Primer plano sobre El Nota y ligero retroceso para incluir al “Desconocido” en el encuadre.



El gran Lebowski” usa un juego de dobles para complicar la trama y jugar con sus personajes, dobles que unas veces son reales, los dos Lebowski, y otras inventados, como ocurre con la mujer del millonario, Bunny (Tara Reid), a la que intentarán suplantar. Es por ello que los dos planos donde vemos a El Nota reflejado cuando va a ver a su tocayo Lebowski, uno distorsionado en una placa que pone el nombre de Jeffrey Lebowski pero no se refiere a él, y otro en un espejo de la revista Time, en el mismo lugar, que lo define como “Hombre del año. ¿Es usted un ganador, Lebowski?”, acaban describiendo la situación del personaje en ese momento. Una sombra tras el millonario, difuminado ante el oropel de Jeffrey Lebowski y a la vez una sombra que ha venido a desenmascararle. Esto, sobre todo, con respecto a su reflejo en la placa. Con el espejo de Time, El Nota avanza su futuro, ahora no aparece difuminado, le vemos el rostro, suplantando al verdadero Lebowski al que le correspondería el titular y que terminará descubierto en sus tejemanejes por esa sombra, ese doble que se le contrapone.

Si el millonario Lebowski habla de trabajo, de hacerse a sí mismo, del dinero logrado, vemos en El Nota al polo opuesto, sin dinero, ni trabajo, aunque en plenitud física.


Yo no soy el señor Lebowski, usted es el señor Leboswki. Yo soy El Nota, así tiene que llamarme, ¿entiende? Así o “su Notísima” o “Noti” o “El Notarino”… en fin, si no le hacen los nombres cortos…”

Del mismo modo que El Nota procura evadirse de las preguntas acerca de su posición y su trabajo, el millonario Lebowski lo hará en relación a los problemas con respecto a su mujer o la alfombra que le reivindica El Nota durante la conversación que ambos mantienen. De alguna forma hay cierto paralelismo en los extremos. Eso sí, hay una diferencia crucial entre ellos dos, si bien el millonario resulta ser un farsante, El Nota es un hombre auténtico.









Es sintomática la visceral reacción recriminatoria de Lebowski cuando El Nota menciona a su mujer, una pista sobre la consideración que tiene de ella.

No puedo resolverle sus problemas, señor. Sólo usted puede".

Su jefe me dijo que me llevara la alfombra que quisiera”.

Bunny será otro personaje secundario esencial en la trama, ya que su supuesto secuestro será la excusa para que Lebowski contrate a El Nota.

Te chupo la polla por 1000 dólares”.

No tardo, sólo voy a buscar un cajero”.



Los Coen usan los cebos y sus virtuosos encuadres de forma inteligente, hábil y divertida. Así el plano que se acerca al pie de Bunny mientras ésta se pinta las uñas de verde, no es fetichismo sin más, sino que siembra un cebo que tendrá su eco posteriormente cuando ese pie y sus dedos sean claves en la trama. Lebowski pondrá un dedo cortado, con la uña pintada de verde, como prueba del secuestro, lo que en apariencia tirará por tierra las teorías de El Nota. Posteriormente comprobaremos que Bunny sigue con sus pequeños piececitos intactos y que fue una nihilista muy aplicada la que donó su dedo por el bien del negocio. Nihilistas ambiciosos.




Otro cebo lo tendremos con la presentación del encantador y amistoso casero, Marty (Jack Kehler), que invita a El Nota a su obra de teatro. Posteriormente veremos a nuestro protagonista asistiendo a la representación en una escena que parece casi gratuita pero que no lo es, ya que define aún más el carácter del personaje, cumplidor y amigo de sus amigos.





Las ansias de Maude (Julianne Moore) por tener un hijo, para lo que también usará a El Nota, se vertebrará en los cebos, con su insistencia en que nuestro protagonista vaya al médico para asegurarse de que el puñetazo que le propinaron no ha tenido consecuencias, cuando lo que pretende es asegurarse de que sería un padre sano…




Hay cebos incluso para momentos absolutamente intrascendentes de la trama, pero sublimes desde el punto de vista de la comedía, por ejemplo las hamburguesas que se toman Walter y Donny tras el arrebato violento del primero en la casa del chico del examen, destrozando un coche. La cara de El Nota, de pura resignación, el “Oye como va” y la ausencia de diálogos es otro genial momento de inspiración sublime. 

Sí, iré al entrenamiento”.




Por mucho que se enfade El Nota, su amistad y pasiones compartidas son irrenunciables.

El plano picado sobre El Nota en su desastrado apartamento regodeándose sobre la cara alfombra del millonario Lebowski, es de un talento, una inteligencia y una capacidad de sugerencia excepcional. Un hombre sin complicaciones, feliz con sus discretas pasiones, los rusos blancos y los bolos, que tiene bajo los pies la causa última de su plena felicidad y la inicial de sus problemas. Un picado sobre la voz de Brandt (Philip Seymour Hoffman) solicitando una cita.





El plano donde vemos a El Nota tumbado en su lujosa alfombra escuchando en su walkman finales de competiciones de bolos antes de la aparición de Maude, es sencillamente magistral, un momento iconográfico perfecto. Toda la felicidad y el universo de ese hombre mostrado a la perfección en un solo plano.


 


Dedicada a Jupaca63, que espero nos juguemos una buena partida de bolos un día de estos






2 comentarios:

  1. Ah, la escena de Jesús. Mejor aún en inglés, porque allí Jesus es un nombre que no se pone a nadie: sólo hay un Jesus, con lo que la frase gana un punto chocante. Nobody fucks with Jesus.

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    1. Cierto, tiene una segunda lectura mucho mejor, aunque el intento es loable jajaja

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