Una voz over iniciará la narración acompañando a una
sugerente cámara flotante que deambula como una deidad desorientada por el
agreste paisaje del oeste americano, en Los Ángeles. Una cámara que sigue a una
barrilla, esas plantas que se mueven rodando por el viejo oeste, hasta una
playa mientras la voz over presenta al que será nuestro protagonista sin que le
veamos, “El Nota”, y la ciudad en la que vive. Una planta rodante que nos
recuerda al sombrero también mecido por el viento de “Muerte entre las flores” (1990), hasta una playa, como en "Barton Fink" (1991).
Poesía de los demiurgos Coen que manejarán a sus protagonistas a base de
bandazos del azar.
La voz over es ajena al relato inicialmente, aunque luego
veremos intervenir de forma tangencial al personaje, que interpreta Sam Elliott.
Estamos a comienzos de los 90, con Bush, Sadam Husein e Iraq de fondo.
Raymond Chandler según los Coen.
“El gran Lebowski” es uno de los ejemplos donde los Coen
pervierten el género y rozan la parodia sin llegar a caer en ella, con un
control y equilibrio absoluto entre la concepción estructural detectivesca y la comedia.
Un homenaje a uno de los más grandes escritores americanos, el maestro de la
novela negra, Raymond Chandler, al que se usa para pervertir y parodiar en
cierta medida el género.
-La presentación visual del que será nuestro Philip Marlowe no
puede resultar más contrapuesta con la imagen clásica del detective. Ejemplo
perfecto del carisma y excentricidad que los Coen gustan de dotar a sus
personajes. Una primera imagen inolvidable, que se graba a fuego en todo
cinéfilo, especialmente si es amante del cine de los hermanos Coen.
Jeff Bridges en un supermercado para comprar leche en bata,
con su pelo rubio largo, despeinado, poco aseado, con gafas de sol en plena
noche, chanclas, bermudas y su imprescindible barba que bañará en leche y rusos
blancos en cuanto tenga ocasión. Impagable.
Su carácter tranquilo, pasota, sus ademanes relajados, casi
ralentizados, sus dificultades para explicarse, hacen, junto a todo lo demás,
de El Nota uno de los personajes más entrañables e inolvidables del cine moderno.
El Nota se frustra, incluso se enfada, pero es incapaz de hace nada solo o
simplemente de no contárselo a sus amigos. Jeff Bridges está sencillamente
sublime, una de esas interpretaciones que se quedan grabadas eternamente en el
espectador y que tienen en su aparente sencillez su excepcional virtuosismo.
Pocos actores podrían llegar a esa altura, a esa amplitud de matices, esa forma
tan inteligente de encarar sus papeles, dotarlos de humanidad, de transmitir
realidad sea cual sea el rol. Jeff Bridges no sólo es uno de los mejores
actores de su generación, si no el mejor, sino uno de los mejores actores vivos.
“Y aunque sea un auténtico vago y El Nota ciertamente lo
era, seguramente el hombre más vago del condado de Los Ángeles, lo cual le
convierte en favorito para el título de hombre más vago del mundo”.
-El Nota, además de vago, está soltero, es desastrado, hortera,
desordenado, algo sucio y con poco dinero. El momento en el que vemos a El Nota
pagar un tetrabrik de 69 centavos con un cheque es memorable. Con estos elementos de su
personalidad y situación vemos los contrastes y los paralelismos con su análogo
Philip Marlowe, también soltero, no muy boyante económicamente, algo desastrado,
pero con una imagen opuesta y un
comportamiento radicalmente distinto a nuestro protagonista. La perversión del
tópico y las convenciones de Chandler. El Nota, por supuesto, no es detective,
sino que por el azar, las confusiones y su carácter influenciable acabará
convertido en uno… más o menos.
Como si de un Roger O. Thornhill confundido con George
Kaplan se tratara, nuestro protagonista será confundido con un millonario por unos matones que menos inteligentes parecen cualquier cosa. Una anécdota surrealista
que dará comienzo a la aventura. Con la descripción mencionada y viendo el
apartamento donde vive El Nota, resulta realmente tronchante la confusión de
esa pareja de inútiles que pretendía atemorizarle para que devolviera un
dinero. No pueden ser más contrapuestos… Esta idea de la confusión es un
clásico en el cine de los hermanos Coen, así como la torpeza de los personajes,
como he comentado en las claves de los directores. Ejemplo perfecto de cómo
usarla y que sirva de pistoletazo inicial para la trama. Memorable también es
el momento de la meada en la alfombra y la mirada resignada con la cara
empapada por las sumergidas en el retrete de El Nota ante semejante ultraje… Una alfombra que “daba ambiente a la habitación”.
“Está metido ahí abajo, déjame que mire otra vez”.
“Está claro que no juegas al golf”.
No será el único momento que nos recuerde a “Con la muerte
en los talones” (Alfred Hitchcock, 1959). En la escena con Jackie Treehorn (Ben Gazzara)
veremos cómo éste droga a El Nota con un ruso blanco, evidentemente, que le llevará
a otro momento onírico para que el productor pueda eximirse de toda culpa. Le
veremos correr por la carretera y recibir el maltrato y acusaciones de la
policía. Del mismo modo habrá otra simpática broma con una idea que también
vimos en la cinta que protagoniza Cary Grant, el lapicero sobre el papel
para descubrir lo escrito en la hoja superior que se lleva Eva Marie Saint en
la de Hitchcock y Ben Gazzara en la que nos ocupa. El Nota, lejos de descubrir
algo, verá un monigote con un gran pene… El productor de películas porno
tirando para su especialidad.
El apartamento de El Nota no tiene desperdicio,
especialmente cuando consiga la carísima alfombra del millonario Lebowski. Por
no faltar no faltará ni un poster de Richard Nixon jugando a los bolos, su gran
pasión. Los únicos adornos mencionables.
-Como en la clásica novela negra y también en la chandleriana,
tendremos mujeres fatales, la voluptuosa y neumática Bunny (Tara Reid), que
llevará a la perdición a su marido, Lebowski (David Huddleston), o la hija del
millonario, Maude (Julianne Moore), que seducirá a El Nota (Jeff Bridges).
De hecho, que el millonario impedido y de avanzada edad
tenga una mujer sensual, joven y espectacular, es otro de esos elementos
clásicos del género.
-Por supuesto, tendremos un millonario que necesita un
detective para resolver un asunto, una desaparición, la de su mujer. Un
detective que no será tal, sino un pringado al que manejar y que hará las veces
de investigador de una manera más competente de la esperada gracias a su buena
fortuna.
-Lo tronchante de este falso detective sin gabardina, pero
con bermudas, sin sombrero pero con barba, que no bebe whisky pero sí rusos
blancos, es que todos sus avances serán producto de su incompetencia o la pura
fortuna. El Nota jamás toma la iniciativa en nada, se pasa la narración
manejado por los demás, por las opiniones de sus amigos, por el azar o la mera
incompetencia, influenciable por casi todos. Una vez inmerso en el caso nunca
descubre nada por sí solo, sólo sigue lo que le van diciendo ya sea Lebowski,
Walter o Maude, navegando sumiso en los mares del destino, aguantando lo que le
cae. El Nota es un hijo del destino, zarandeado por él para su propio beneficio
final, en otra perversión de la clásica novela negra. Así, El Nota decidirá que
Bunny ha fingido su secuestro y aunque no va desencaminado tampoco acierta, con
lo que desencadenará una serie de despropósitos a cual más divertido; el encuentro
con los supuestos secuestradores será un desastre; sus teorías apoyadas por
Walter (John Goodman) de que ella se secuestró se vendrán a bajo tras ver el dedo cortado; sus
nuevas teorías se volverán a venir abajo cuando descubra que todo fue una
circunstancia que Lebowski aprovechó… Sólo en el último momento tendrá una
revelación que supondrá la resolución del caso, será su único momento
verdaderamente decidido, resolutivo y lúcido.
Todos usan a El Nota, Walter para saciar sus ansias bélicas,
Lebowski para encubrir su plan, Maude para tener un hijo…
-En “El gran Lebowski”
se intuyen con claridad elementos de “El sueño eterno”, en ese
planteamiento inicial y la idea de chantaje, y de “Adiós, muñeca”, con esa
parte de la trama donde hay que entregar un dinero. El evidente homenaje
chandleriano.
En la entrega encomendada por Lebowski por requerimiento de
los supuestos secuestradores, El Nota tampoco seguirá las instrucciones encomendadas
por influencia de Walter, al que no sabemos por qué informó. De nuevo su
carácter influenciable y su incontinencia verbal con sus amigos.
-Brandt: La vida de ella está en sus manos.
-El Nota: ¡Tío, no me digas eso!
La conversación en el coche camino del encuentro para el
intercambio está rodada de forma muy significativa, planos y contraplanos
frontales separados, sin que se incluya a los dos en el mismo encuadre, de esta
forma los Coen muestran las divergencias y diferencias de opinión e ideas para
acometer la misión de El Nota y Walter. Un Walter absolutamente desquiciado que
parece creer estar en una hazaña bélica. Un tronchante y desastroso plan.
Así las cosas se complicarán por la mera incompetencia de
los personajes, protagonistas y supuestos secuestradores, aunque no habrá mal
que por bien no venga… De esta forma la fusión de trama negra con comedia naïf
resulta perfecta y mantiene la coherencia del tono e intenciones del film.
Cuando Lebowski presente el dedo cortado, El Nota deduce que
su teoría sobre que Bunny “se secuestro a sí misma” no tiene sentido, pero
dejándose llevar de nuevo por Walter se mantendrá en la misma senda. El Nota
nunca toma ninguna decisión ni iniciativa, se deja llevar, en plena coherencia
con su carácter.
“Yo te consigo un dedo antes de las 3, con esmalte de uñas”.
-Todos menos El Nota tienen claro que Bunny no ha sido
secuestrada, todos acertarán al final. Un detective que logra su éxito
siguiendo el camino inverso que un Philip Marlowe, no acertando ni una.
Un nuevo ejemplo de despropósito en la investigación lo
tenemos con el fortuito descubrimiento, no podía ser de otra forma, como he
comentado, de un examen de un chico en el coche de El Nota recuperado por la
policía. El cine negro, con el coche que sigue a El Nota, se vuelve a mezclar
con la comedia y la incompetencia cuando nuestro protagonista se choca al
caerle encima el porro que intentó tirar por la ventanilla. Hilarante. Esto
llevará a nuestro peculiar “detective” y sus amigos a la casa del chico dueño
del examen que estaba en el coche de El Nota para un tronchante e infructuoso
interrogatorio que servirá a Walter para desahogar su ira y frustración una vez
más. Otra vía muerta en la investigación.
Esta chapuza nos deja otro detalle peculiar, una familia
normal de clase media con un elemento excéntrico, el padre en el respirador.
-Hay un momento tronchante que pervirtiendo de nuevo el
clásico tono del relato detectivesco nos remite a uno de los grandes clásicos
del cine negro, concretamente “Perdición” (Billy Wilder, 1944), en forma de
sutil homenaje. Se trata de la cochambrosa y casera precaución que El Nota toma
en su piso para evitar que entren como “Pedro por su casa” una vez más, clavando
una madera al suelo y encajando una silla a la puerta… Puerta que se abrirá
hacia fuera en vez de hacia dentro, como en la célebre película protagonizada
por Barbara Stanwyck y Fred MacMurray.
“Esa es mi bata”.
“Me encanta tu trabajo. Enfrentar un bando con otro, meterse
en la cama con todos. Es fabuloso, de verdad."
“Espera, ¡no es mi amiguita, es mi amiga, capullo! La estoy
ayudando a quedarse embarazada.”
-Tras el polvo y las confidencias de Maude, El Nota tendrá
su único momento de lucidez, al percatarse de que el falso millonario Lebowski
simplemente quería aprovechar la circunstancia de la huida de Bunny, que él
creía un secuestro, para enriquecerse. Un falso millonario, su hija que quiere
un hijo de El Nota y El Nota que no quiere compromisos. Un mundo fascinante.
-La resolución del caso o al menos el descubrimiento de la
verdad, ya que el caso en sí no lleva a nada, será a cargo de El Nota, que
atará, él solito, todos los cabos, si bien es cierto que cuando va a encararse
con Lebowski, Bunny ya ha regresado. El hecho es que los Coen conceden un éxito
íntimo y consolador para su peculiar detective. No había millón, Lebowski no
aguantaba más a Bunny y quería deshacerse de ella y ella ni siquiera fingió el secuestro…
se fue con unos amigos a pasar unos días de fiesta.
-El Nota: …y pensó, ¡bah, es un perdedor! ¿Verdad? Un
“tirao”, alguien que a nadie va importarle una mierda.
-Lebowski: Bien, ¿y no lo es?
-El Nota: Bueno sí, pero es…
Dedicada a Jupaca63, hoy le presento a EL NOTA, un amigo suyo.
Hola MrSambo, me encanta Chandler, me encantan los Coen y soy fan de "El gran Leobowski", pero Spade es de Hammet!!! Si es chandleriano tiene que ser como Marlowe!!
ResponderEliminarUn abrazo
Madre mía que fallo más absurdo, Keyser. Muchísimas gracias por la corrección, ahora mismo lo cambio!.
EliminarUn abrazo fuerte!