jueves, 2 de octubre de 2014

Crítica: EL GRAN LEBOWSKI (1998) -Parte 4/5-

JOEL COEN












La entrevista entre Lebowski y El Nota está planteada muy al estilo Coen, donde la fotografía, el tono y la puesta en escena resultan muy expresivas y casi simbólicas. El estudio de Lebowski resulta casi el refugio del demonio. Veremos al millonario, que al final sabremos que fingía, ante el fuego, elemento simbólico, con una lúgubre iluminación, casi en penumbra, débil, derrotado, pesaroso, sincerándose con ese desconocido al que desprecia y escuchando solemne y tenebrosa música clásica. Allí le pedirá ayuda y El Nota firmará un pacto con ese demonio inconsciente de la realidad. Han secuestrado a su mujer y pretenden chantajearle. El Nota siempre resulta un punto excéntrico en todo entorno en el que le vemos, salvo en su apartamento y la bolera. Aquí, en el estudio de Lebowski, este aspecto se sublima de manera muy significativa.




Otro ejemplo de esa excentricidad unida a El Nota en un entorno lo tenemos en las limusinas donde el afortunado Nota viaja o se entrevista con Lebowski, y donde su ruso blanco sube y baja de contenido según cambiamos de plano, un fallo de raccord clásico en el cine.

La escena donde la policía interroga a El Nota para investigar el robo de su coche es de una excelsa comicidad, repleta de matices y elementos recurrentes para lograr un humor tan eficaz como natural. Los diálogos, el trabajo corporal de Bridges, el teléfono que suena ante los anonadados policías, el repentino mensaje de Maude presentándose como la “ladrona” de su alfombra…



Más detalles magistrales, de la conversación en la cafetería donde El Nota y Walter discuten acerca del dedo de Bunny pasamos a una escena con El Nota en la bañera en la que el primer plano es, precisamente, de los dedos de sus pies mientras se relaja escuchando cantos de ballenas y fumando un porrito. Una forma de encadenar y desarrollar ideas, así como de definir los pensamientos de los personajes, realmente sutil. Porque sí, El Nota piensa, aunque no lo parezca, y le da vueltas a las cosas, aunque sus conclusiones no siempre sean especialmente acertadas. 



Pocos se han fumado un porro, y lo han disfrutado tanto, como Jeff Bridges en esta escena, justo antes de recibir la buena noticia de la recuperación de su coche y de que un elemento tan excéntrico como él mismo perturbe su momento de relax, una marmota nihilista en su bañera.

¡Eh, oye tío, esto es una residencia privada!”.


La torpeza o la incompetencia no es sólo patrimonio de El Nota y sus amigos, los matones del inicio, los nihilistas y casi la totalidad de personajes que pueblan “El gran Lebowski” son torpes o incompetentes, cómicamente incompetentes. Un tema clásico de los Coen.

La escena donde el policía se ríe de El Nota al pedir éste un poco de dedicación y competencia en el asunto de su robo del coche es otro tronchante ejemplo de la torpeza y la incompetencia como valor de pleno derecho en el mundo de “El gran Lebowski”. Una sonora carcajada vista tras un sucio cristal que adquiere carácter simbólico. De hecho, a la policía se le pasará por alto un examen en el recuperado coche, que supondrá otra vía de investigación para nuestros protagonistas.




Un mundo alocado, perturbado, casi desquiciado, un mundo por el que El Nota pasa como ajeno, entregado al destino, un mundo presuntamente convencional que acaba haciendo parecer a nuestro protagonista como el más sensato de sus habitantes, el más sensato en todo y de todos, planteándose la vida con extrema relajación y tranquilidad en contraste con ese mundo desenfrenado del que prefiere mantenerse alejado en su rutina, ya que su experiencia al sumergirse en él no es, precisamente, muy enriquecedora.

La ingenuidad que adorna a El Nota, y a muchos de los personajes de los Coen, acaba por salvarles finalmente.


El mundo de Jackie Treehorn (Ben Gazzara) se parece al de las sirenas de La Odisea, un lugar para el hedonismo sensual. Así será su presentación, con una chica desnuda lanzada al aire por joviales muchachos en una noche playera, que da paso a un plano general en el que Treehorn se encarará en primer plano con la cámara para presentarse.






-Treehorn: El software erótico interactivo. Ahí está el futuro, Nota. La electrónica 100 por 100.

-El Nota: Bueno, yo aún me hago pajas con la mano.

Aquí será donde sepamos que Bunny está endeudada con Treehorn y que éste quiere recuperar su dinero. Un zoom hará énfasis en el momento en el que El Nota se fija en lo que Treehorn está escribiendo, pero como casi toda intentona detectivesca del personaje quedará en nada.


-Policía: … No me gusta tu nombre de capullo, no me gusta tu cara de capullo, ni tu conducta de capullo y tampoco me gustas tú… Capullo. ¿Te ha quedado bastante claro?

-El Nota: Perdone, no estaba escuchando.


El azar, tema básico en los Coen, vuelve a mostrarse juguetón cuando vemos el coche de Bunny cruzarse con El Nota, una vez éste ha sido expulsado del taxi por meterse con los Eagles, ante su inconsciencia. Un plano corto nos mostrará los intactos pies de Bunny, la hedonista, disfrutando como una loca al ritmo de Elvis de regreso a la mansión de Lebowski.



El sexual encuentro entre El Nota y Maude dará las claves a nuestro protagonista para la resolución del caso. Otra escena llena de ironía y comedia, empezando por el tropezón que tiene con la madera que él mismo clavó en su casa, su casa destrozada que le preocupa poco ante una buena proposición de sexo y la noticia de su futura paternidad tras ese polvo… sin compromiso.


Trabajé con Metallica. En la gira velocidad del sonido. Son unos gilipollas."

¡Ven a recogerme o me borro del equipo de bolos!

No sólo eso, El Nota dice ser uno de los 7 de Seattle y uno de los autores de la Declaración de Port Huron… Ahí es nada…

Tronchante es el momento, en esa infinita ironía que tiene la película, en el que vemos a los ambiciosos y torpes nihilistas "come tortitas de frambuesa", mientras descubrimos el dedo seccionado de la chica del grupo.


Una colección de personajes insuperable.

Como he comentado, lo que más destaca de “El gran Lebowski”, su gran virtud, es la memorable lista de personajes, a cual mejor, secundarios y protagonistas, muy por encima de la propia trama detectivesca. Personajes que han hecho de la película un título de culto, personajes que están por derecho propio entre los más sensacionales del cine moderno.

Ya he hablado de El Nota (Jeff Bridges), casi un sosias de Bukowski, personaje eterno, con un trabajo fuera de rango del gigantesco Jeff Bridges, uno de los mejores actores de su generación, pero el resto de personajes que pueblan el universo creado por los Coen no le van a la zaga.

Donny (Steve Buscemi). Aparece sometido por Walter, que no le deja hablar en ningún momento, aunque la naturalidad de sus conversaciones y diálogos es deslumbrante, sobre todo cuando observamos que Walter no deja hablar a Donny, pero le escucha, protege y defiende. Donny es puro amor, cariño y sensibilidad, el polo opuesto de Walter, al que le va la confrontación y la guerra. Estas parejas radicalmente opuestas son muy características de los Coen, el silencioso y el dicharachero. En "Fargo", Buscemi hará el rol opuesto, siendo el hablador, mientras su compañero será el psicópata silencioso. Donny es feliz rodeado de sus amigos y jugando a los bolos, es vulnerable, es la definición misma de la sensibilidad y el amor, dependiente al máximo del vínculo generado con El Nota y Walter. Entrañable.

Walter (John Goodman). Es belicoso, como he comentado, proisraelí, adaptó la religión judía por influencia de su mujer… de la que lleva años separado, pero parece no superarlo. Estas cuestiones las iremos sabiendo en la segunda escena en la bolera, donde también se nos presentará al perro de su mujer, Cintia, un perro de competición al que cuida cuando ella se va a divertirse con su nuevo novio. Visceral y calzonazos. Si El Nota es un hombre de puro presente, que vive al día, Walter está anclado en el pasado, como él mismo verbaliza, sin lograr superar el asunto de su ex mujer. Walter focaliza la frustración que le produce la separación de su mujer, de la que evidentemente sigue enamorado ya que no ha rehecho su vida, que oculta en su interior, con sus arranques violentos y peroratas bélicas. De hecho, justo tras recibir las críticas de El Nota acerca de traer y cuidar al perro de su mujer, que le describe como el calzonazos que es, Walter la tomará con un rival en los bolos por el simple hecho de pisar levemente la raya, hasta el punto de amenazarle con su arma…


-El Nota: No se puede hacer eso, tío. Esos tíos son como yo, son pacifistas. Smokey (Jimmie Dale Gilmore) fue objetor de conciencia.

-Walter. Mira Nota, a mí también me tentó el pacifismo en algún momento, en Vietnam no, claro.

Walter es un mito, un desastre desquiciado, pero siempre bienintencionado con respecto a sus amigos. No le dejaría decidir ni planificar muchas cosas, pero no me importaría tenerlo al lado como amigo.

-El Nota: Y ya sabes que tiene problemas emocionales.

-Walter: ¿Además de lo del pacifismo?

Mientras El Nota y Walter discuten sobre lo sucedido en el interior de la bolera, la policía llegará par dar contestación a la llamada que denunciaba el suceso en segundo plano, ante nuestros ajenos y tranquilos amigos… Detalles de un talento e ingenio extraordinario.


Bunny (Tara Reid). Es pura lascivia, sexualidad, hedonismo y afición por el dinero. Lo que quiere es divertirse y eso cuesta dinero, sin valores ni principio alguno salvo ese. Su relación con nihilistas es otro toque genial de guión. No nos extraña que hiciera carrera en la pornografía, como nos mostrará Maude.








Brandt (Philip Seymour Hoffman). El personaje de Philip Seymour Hoffman es encantador, un hombre fiel a su jefe y orgulloso del mismo. Pura educación, dedicación, competencia y obediencia. Muy divertido. El lenguaje corporal de Philip Seymour Hoffman, y gestual, es sencillamente memorable.

Nancy está muy bien”.

Jesús (John Turturro). Jesús es uno de los personajes más recordados de “El gran Lebowski”, y eso que tan solo sale en dos escenas, pero su presencia es tan poderosa y la interpretación de John Turturro tan excepcional y excéntrica, que es imposible de olvidar. Un personaje que no aporta absolutamente nada a la narración, pero que desearías que saliera en cada escena. Su presentación es sencillamente extraordinaria, su mimo lascivo por la bolas en la bolera, su parafernalia, su look y rutina antes del lanzamiento, su uña imposible, el recogido de su pelo con redecilla, sus anillos, su lengua viperina, los Gipsy Kings, su acento, sus bravuconadas cubanas… y su talento para el lanzamiento… Todo con planos detalle, muy escindidos, para ir formando un todo carismático y sensacional. Walter nos describirá de quién hablamos, un pederasta sin escrúpulos. Es evidente que un spin off de Jesús sería un pelotazo.



Maude (Julianne Moore). Un personaje maravilloso. Es fascinante el contraste que logra Moore con esa firmeza casi de mujer nazi, decidida, rígida, casi robótica, fría, con la sensatez, responsabilidad familiar y sensibilidad artística que también tiene. Tan excéntrica y atractiva como el resto de personajes. Su impagable presentación, desnuda y pintando con arneses en plan Tarzán, es otro de esos momentos antológicos que nos deja la película. Una feminista con muchas ganas de ser madre. Una feminista apasionada del sexo ajena a lo convencional.

Lebowski (David Huddleston). Es un hombre hecho a sí mismo, inseguro, con la necesidad de reivindicarlo, que desprecia a la gente como El Nota, sin ambición. No tiene escrúpulos y hará cualquier cosa para conservar lo logrado durante su vida. Su firmeza y fiereza, que tapan su vulnerabilidad emocional, definen un personaje muy logrado.



Hay más personajes inolvidables, aunque aparezcan fugazmente, el videoartista “risitas” que trabaja con Maude, el repelente niño mudo, Larry, y su padre con el respirador, al que ni siquiera vemos, el casero de El Nota, el taxista amante de los Eagles


 



Dedicada a Jupaca63, seríamos buenos miembros de esta pandilla







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