La entrevista entre Lebowski y El Nota está planteada muy al
estilo Coen, donde la fotografía, el tono y la puesta en escena resultan muy
expresivas y casi simbólicas. El estudio de Lebowski resulta casi el refugio
del demonio. Veremos al millonario, que al final sabremos que fingía, ante el
fuego, elemento simbólico, con una lúgubre iluminación, casi en penumbra,
débil, derrotado, pesaroso, sincerándose con ese desconocido al que desprecia y
escuchando solemne y tenebrosa música clásica. Allí le pedirá ayuda y El Nota
firmará un pacto con ese demonio inconsciente de la realidad. Han
secuestrado a su mujer y pretenden chantajearle. El Nota siempre resulta un
punto excéntrico en todo entorno en el que le vemos, salvo en su apartamento y
la bolera. Aquí, en el estudio de Lebowski, este aspecto se sublima de manera
muy significativa.
Otro ejemplo de esa excentricidad unida a El Nota en un
entorno lo tenemos en las limusinas donde el afortunado Nota viaja o se
entrevista con Lebowski, y donde su ruso blanco sube y baja de contenido según
cambiamos de plano, un fallo de raccord clásico en el cine.
La escena donde la policía interroga a El Nota para
investigar el robo de su coche es de una excelsa comicidad, repleta de matices y
elementos recurrentes para lograr un humor tan eficaz como natural. Los
diálogos, el trabajo corporal de Bridges, el teléfono que suena ante los
anonadados policías, el repentino mensaje de Maude presentándose como la
“ladrona” de su alfombra…
Más detalles magistrales, de la conversación en la cafetería
donde El Nota y Walter discuten acerca del dedo de Bunny pasamos a una escena
con El Nota en la bañera en la que el primer plano es, precisamente, de los
dedos de sus pies mientras se relaja escuchando cantos de ballenas
y fumando un porrito. Una forma de encadenar y desarrollar ideas, así como de
definir los pensamientos de los personajes, realmente sutil. Porque sí, El Nota
piensa, aunque no lo parezca, y le da vueltas a las cosas, aunque sus
conclusiones no siempre sean especialmente acertadas.
Pocos se han fumado un porro, y lo han disfrutado tanto, como
Jeff Bridges en esta escena, justo antes de recibir la buena noticia de la
recuperación de su coche y de que un elemento tan excéntrico como él mismo perturbe su
momento de relax, una marmota nihilista en su bañera.
“¡Eh, oye tío, esto es una residencia privada!”.
La torpeza o la incompetencia no es sólo patrimonio de El
Nota y sus amigos, los matones del inicio, los nihilistas y casi la totalidad
de personajes que pueblan “El gran Lebowski” son torpes o incompetentes,
cómicamente incompetentes. Un tema clásico de los Coen.
La escena donde el policía se ríe de El Nota al pedir éste un
poco de dedicación y competencia en el asunto de su robo del coche es otro
tronchante ejemplo de la torpeza y la incompetencia como valor de pleno derecho
en el mundo de “El gran Lebowski”. Una sonora carcajada vista tras un sucio
cristal que adquiere carácter simbólico. De hecho, a la policía se le pasará por
alto un examen en el recuperado coche, que supondrá otra vía de investigación
para nuestros protagonistas.
Un mundo alocado, perturbado, casi desquiciado, un mundo por
el que El Nota pasa como ajeno, entregado al destino, un mundo presuntamente
convencional que acaba haciendo parecer a nuestro protagonista como el más
sensato de sus habitantes, el más sensato en todo y de todos, planteándose la
vida con extrema relajación y tranquilidad en contraste con ese mundo
desenfrenado del que prefiere mantenerse alejado en su rutina, ya que su experiencia
al sumergirse en él no es, precisamente, muy enriquecedora.
La ingenuidad que adorna a El Nota, y a muchos de los
personajes de los Coen, acaba por salvarles finalmente.
El mundo de Jackie Treehorn (Ben Gazzara) se parece al de las sirenas de
La Odisea, un lugar para el hedonismo sensual. Así será su presentación, con
una chica desnuda lanzada al aire por joviales muchachos en una noche playera,
que da paso a un plano general en el que Treehorn se encarará en primer plano
con la cámara para presentarse.
-El Nota: Bueno, yo aún me hago pajas con la mano.
Aquí será donde sepamos que Bunny está endeudada con
Treehorn y que éste quiere recuperar su dinero. Un zoom hará énfasis en el
momento en el que El Nota se fija en lo que Treehorn está escribiendo, pero
como casi toda intentona detectivesca del personaje quedará en nada.
-Policía: … No me gusta tu nombre de capullo, no me gusta tu
cara de capullo, ni tu conducta de capullo y tampoco me gustas tú… Capullo. ¿Te
ha quedado bastante claro?
-El Nota: Perdone, no estaba escuchando.
El azar, tema básico en los Coen, vuelve a mostrarse
juguetón cuando vemos el coche de Bunny cruzarse con El Nota, una vez éste ha
sido expulsado del taxi por meterse con los Eagles, ante su inconsciencia. Un
plano corto nos mostrará los intactos pies de Bunny, la hedonista, disfrutando
como una loca al ritmo de Elvis de regreso a la mansión de Lebowski.
El sexual encuentro entre El Nota y Maude dará las claves a
nuestro protagonista para la resolución del caso. Otra escena llena de ironía y
comedia, empezando por el tropezón que tiene con la madera que él mismo clavó
en su casa, su casa destrozada que le preocupa poco ante una buena proposición
de sexo y la noticia de su futura paternidad tras ese polvo… sin compromiso.
“Trabajé con Metallica. En la gira velocidad del sonido. Son
unos gilipollas."
No sólo eso, El Nota dice ser uno de los 7 de Seattle y uno
de los autores de la Declaración de Port Huron… Ahí es nada…
Tronchante es el momento, en esa infinita ironía que tiene
la película, en el que vemos a los ambiciosos y torpes nihilistas "come tortitas
de frambuesa", mientras descubrimos el dedo seccionado de la chica del grupo.
Una colección de personajes insuperable.
Como he comentado, lo que más destaca de “El gran Lebowski”,
su gran virtud, es la memorable lista de personajes, a cual mejor, secundarios
y protagonistas, muy por encima de la propia trama detectivesca. Personajes que
han hecho de la película un título de culto, personajes que están por derecho
propio entre los más sensacionales del cine moderno.
Ya he hablado de El Nota (Jeff Bridges), casi un sosias de Bukowski, personaje eterno, con un trabajo
fuera de rango del gigantesco Jeff Bridges, uno de los mejores actores de su
generación, pero el resto de personajes que pueblan el universo creado por los
Coen no le van a la zaga.
Donny (Steve Buscemi). Aparece sometido por Walter, que no le deja hablar en
ningún momento, aunque la naturalidad de sus conversaciones y diálogos es
deslumbrante, sobre todo cuando observamos que Walter no deja hablar a Donny,
pero le escucha, protege y defiende. Donny es puro amor, cariño y sensibilidad,
el polo opuesto de Walter, al que le va la confrontación y la guerra. Estas parejas
radicalmente opuestas son muy características de los Coen, el silencioso y el
dicharachero. En "Fargo", Buscemi hará el rol opuesto, siendo el hablador,
mientras su compañero será el psicópata silencioso. Donny es feliz rodeado de
sus amigos y jugando a los bolos, es vulnerable, es la definición misma de la
sensibilidad y el amor, dependiente al máximo del vínculo generado con El Nota
y Walter. Entrañable.
Walter (John Goodman). Es belicoso, como he comentado, proisraelí, adaptó
la religión judía por influencia de su mujer… de la que lleva años separado,
pero parece no superarlo. Estas cuestiones las iremos sabiendo en la segunda
escena en la bolera, donde también se nos presentará al perro de su mujer,
Cintia, un perro de competición al que cuida cuando ella se va a divertirse con
su nuevo novio. Visceral y calzonazos. Si El Nota es un hombre de puro
presente, que vive al día, Walter está anclado en el pasado, como él mismo
verbaliza, sin lograr superar el asunto de su ex mujer. Walter focaliza la
frustración que le produce la separación de su mujer, de la que evidentemente
sigue enamorado ya que no ha rehecho su vida, que oculta en su interior, con
sus arranques violentos y peroratas bélicas. De hecho, justo tras recibir las
críticas de El Nota acerca de traer y cuidar al perro de su mujer, que le
describe como el calzonazos que es, Walter la tomará con un rival en los bolos
por el simple hecho de pisar levemente la raya, hasta el punto de amenazarle
con su arma…
-El Nota: No se puede hacer eso, tío. Esos tíos son como yo,
son pacifistas. Smokey (Jimmie Dale Gilmore) fue objetor de conciencia.
-Walter. Mira Nota, a mí también me tentó el pacifismo en
algún momento, en Vietnam no, claro.
Walter es un mito, un desastre desquiciado, pero siempre
bienintencionado con respecto a sus amigos. No le dejaría decidir ni planificar
muchas cosas, pero no me importaría tenerlo al lado como amigo.
-El Nota: Y ya sabes que tiene problemas emocionales.
-Walter: ¿Además de lo del pacifismo?
Mientras El Nota y Walter discuten sobre lo sucedido en el
interior de la bolera, la policía llegará par dar contestación a la llamada que
denunciaba el suceso en segundo plano, ante nuestros ajenos y tranquilos
amigos… Detalles de un talento e ingenio extraordinario.
Bunny (Tara Reid). Es pura lascivia, sexualidad, hedonismo y afición por
el dinero. Lo que quiere es divertirse y eso cuesta dinero, sin valores ni
principio alguno salvo ese. Su relación con nihilistas es otro toque genial de
guión. No nos extraña que hiciera carrera en la pornografía, como nos mostrará
Maude.
Brandt (Philip Seymour Hoffman). El personaje de Philip Seymour Hoffman es
encantador, un hombre fiel a su jefe y orgulloso del mismo. Pura educación,
dedicación, competencia y obediencia. Muy divertido. El lenguaje corporal de
Philip Seymour Hoffman, y gestual, es sencillamente memorable.
“Nancy está muy bien”.
Jesús (John Turturro). Jesús es uno de los personajes más recordados de “El
gran Lebowski”, y eso que tan solo sale en dos escenas, pero su presencia es
tan poderosa y la interpretación de John Turturro tan excepcional y excéntrica,
que es imposible de olvidar. Un personaje que no aporta absolutamente nada a la
narración, pero que desearías que saliera en cada escena. Su presentación es
sencillamente extraordinaria, su mimo lascivo por la bolas en la bolera, su
parafernalia, su look y rutina antes del lanzamiento, su uña imposible, el
recogido de su pelo con redecilla, sus anillos, su lengua viperina, los Gipsy
Kings, su acento, sus bravuconadas cubanas… y su talento para el lanzamiento… Todo con planos detalle, muy escindidos, para ir formando un todo carismático y
sensacional. Walter nos describirá de quién hablamos, un
pederasta sin escrúpulos. Es evidente que un spin off de Jesús sería un pelotazo.
Maude (Julianne Moore). Un personaje maravilloso. Es fascinante el contraste
que logra Moore con esa firmeza casi de mujer nazi, decidida, rígida, casi
robótica, fría, con la sensatez, responsabilidad familiar y sensibilidad
artística que también tiene. Tan excéntrica y atractiva como el resto de personajes.
Su impagable presentación, desnuda y pintando con arneses en plan Tarzán, es
otro de esos momentos antológicos que nos deja la película. Una feminista con
muchas ganas de ser madre. Una feminista apasionada del sexo ajena a lo
convencional.
Lebowski (David Huddleston). Es un hombre hecho a sí mismo, inseguro, con la
necesidad de reivindicarlo, que desprecia a la gente como El Nota, sin ambición.
No tiene escrúpulos y hará cualquier cosa para conservar lo logrado durante su
vida. Su firmeza y fiereza, que tapan su vulnerabilidad emocional, definen un
personaje muy logrado.
Hay más personajes inolvidables, aunque aparezcan
fugazmente, el videoartista “risitas” que trabaja con Maude, el repelente niño
mudo, Larry, y su padre con el respirador, al que ni siquiera vemos, el casero
de El Nota, el taxista amante de los Eagles…
Dedicada a Jupaca63, seríamos buenos miembros de esta pandilla.
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