martes, 30 de septiembre de 2014

Crítica: EL GRAN LEBOWSKI (1998) -Parte 2/5-

JOEL COEN












Una voz over iniciará la narración acompañando a una sugerente cámara flotante que deambula como una deidad desorientada por el agreste paisaje del oeste americano, en Los Ángeles. Una cámara que sigue a una barrilla, esas plantas que se mueven rodando por el viejo oeste, hasta una playa mientras la voz over presenta al que será nuestro protagonista sin que le veamos, “El Nota”, y la ciudad en la que vive. Una planta rodante que nos recuerda al sombrero también mecido por el viento de “Muerte entre las flores” (1990), hasta una playa, como en "Barton Fink" (1991). Poesía de los demiurgos Coen que manejarán a sus protagonistas a base de bandazos del azar. 





La voz over es ajena al relato inicialmente, aunque luego veremos intervenir de forma tangencial al personaje, que interpreta Sam Elliott. Estamos a comienzos de los 90, con Bush, Sadam Husein e Iraq de fondo.

Raymond Chandler según los Coen.

El gran Lebowski” es uno de los ejemplos donde los Coen pervierten el género y rozan la parodia sin llegar a caer en ella, con un control y equilibrio absoluto entre la concepción estructural detectivesca y la comedia. Un homenaje a uno de los más grandes escritores americanos, el maestro de la novela negra, Raymond Chandler, al que se usa para pervertir y parodiar en cierta medida el género.




-La presentación visual del que será nuestro Philip Marlowe no puede resultar más contrapuesta con la imagen clásica del detective. Ejemplo perfecto del carisma y excentricidad que los Coen gustan de dotar a sus personajes. Una primera imagen inolvidable, que se graba a fuego en todo cinéfilo, especialmente si es amante del cine de los hermanos Coen.

Jeff Bridges en un supermercado para comprar leche en bata, con su pelo rubio largo, despeinado, poco aseado, con gafas de sol en plena noche, chanclas, bermudas y su imprescindible barba que bañará en leche y rusos blancos en cuanto tenga ocasión. Impagable.



Su carácter tranquilo, pasota, sus ademanes relajados, casi ralentizados, sus dificultades para explicarse, hacen, junto a todo lo demás, de El Nota uno de los personajes más entrañables e inolvidables del cine moderno. El Nota se frustra, incluso se enfada, pero es incapaz de hace nada solo o simplemente de no contárselo a sus amigos. Jeff Bridges está sencillamente sublime, una de esas interpretaciones que se quedan grabadas eternamente en el espectador y que tienen en su aparente sencillez su excepcional virtuosismo. Pocos actores podrían llegar a esa altura, a esa amplitud de matices, esa forma tan inteligente de encarar sus papeles, dotarlos de humanidad, de transmitir realidad sea cual sea el rol. Jeff Bridges no sólo es uno de los mejores actores de su generación, si no el mejor, sino uno de los mejores actores vivos.


Y aunque sea un auténtico vago y El Nota ciertamente lo era, seguramente el hombre más vago del condado de Los Ángeles, lo cual le convierte en favorito para el título de hombre más vago del mundo”.

-El Nota, además de vago, está soltero,  es desastrado, hortera, desordenado, algo sucio y con poco dinero. El momento en el que vemos a El Nota pagar un tetrabrik de 69 centavos con un cheque es memorable. Con estos elementos de su personalidad y situación vemos los contrastes y los paralelismos con su análogo Philip Marlowe, también soltero, no muy boyante económicamente, algo desastrado, pero con una imagen opuesta y un comportamiento radicalmente distinto a nuestro protagonista. La perversión del tópico y las convenciones de Chandler. El Nota, por supuesto, no es detective, sino que por el azar, las confusiones y su carácter influenciable acabará convertido en uno… más o menos.



Como si de un Roger O. Thornhill confundido con George Kaplan se tratara, nuestro protagonista será confundido con un millonario por unos matones que menos inteligentes parecen cualquier cosa. Una anécdota surrealista que dará comienzo a la aventura. Con la descripción mencionada y viendo el apartamento donde vive El Nota, resulta realmente tronchante la confusión de esa pareja de inútiles que pretendía atemorizarle para que devolviera un dinero. No pueden ser más contrapuestos… Esta idea de la confusión es un clásico en el cine de los hermanos Coen, así como la torpeza de los personajes, como he comentado en las claves de los directores. Ejemplo perfecto de cómo usarla y que sirva de pistoletazo inicial para la trama. Memorable también es el momento de la meada en la alfombra y la mirada resignada con la cara empapada por las sumergidas en el retrete de El Nota ante semejante ultraje… Una alfombra que “daba ambiente a la habitación”.



Está metido ahí abajo, déjame que mire otra vez”.

Está claro que no juegas al golf”.



No será el único momento que nos recuerde a “Con la muerte en los talones” (Alfred Hitchcock, 1959). En la escena con Jackie Treehorn (Ben Gazzara) veremos cómo éste droga a El Nota con un ruso blanco, evidentemente, que le llevará a otro momento onírico para que el productor pueda eximirse de toda culpa. Le veremos correr por la carretera y recibir el maltrato y acusaciones de la policía. Del mismo modo habrá otra simpática broma con una idea que también vimos en la cinta que protagoniza Cary Grant, el lapicero sobre el papel para descubrir lo escrito en la hoja superior que se lleva Eva Marie Saint en la de Hitchcock y Ben Gazzara en la que nos ocupa. El Nota, lejos de descubrir algo, verá un monigote con un gran pene… El productor de películas porno tirando para su especialidad.





El apartamento de El Nota no tiene desperdicio, especialmente cuando consiga la carísima alfombra del millonario Lebowski. Por no faltar no faltará ni un poster de Richard Nixon jugando a los bolos, su gran pasión. Los únicos adornos mencionables.

-Como en la clásica novela negra y también en la chandleriana, tendremos mujeres fatales, la voluptuosa y neumática Bunny (Tara Reid), que llevará a la perdición a su marido, Lebowski (David Huddleston), o la hija del millonario, Maude (Julianne Moore), que seducirá a El Nota (Jeff Bridges).



De hecho, que el millonario impedido y de avanzada edad tenga una mujer sensual, joven y espectacular, es otro de esos elementos clásicos del género.

-Por supuesto, tendremos un millonario que necesita un detective para resolver un asunto, una desaparición, la de su mujer. Un detective que no será tal, sino un pringado al que manejar y que hará las veces de investigador de una manera más competente de la esperada gracias a su buena fortuna.

-Lo tronchante de este falso detective sin gabardina, pero con bermudas, sin sombrero pero con barba, que no bebe whisky pero sí rusos blancos, es que todos sus avances serán producto de su incompetencia o la pura fortuna. El Nota jamás toma la iniciativa en nada, se pasa la narración manejado por los demás, por las opiniones de sus amigos, por el azar o la mera incompetencia, influenciable por casi todos. Una vez inmerso en el caso nunca descubre nada por sí solo, sólo sigue lo que le van diciendo ya sea Lebowski, Walter o Maude, navegando sumiso en los mares del destino, aguantando lo que le cae. El Nota es un hijo del destino, zarandeado por él para su propio beneficio final, en otra perversión de la clásica novela negra. Así, El Nota decidirá que Bunny ha fingido su secuestro y aunque no va desencaminado tampoco acierta, con lo que desencadenará una serie de despropósitos a cual más divertido; el encuentro con los supuestos secuestradores será un desastre; sus teorías apoyadas por Walter (John Goodman) de que ella se secuestró se vendrán a bajo tras ver el dedo cortado; sus nuevas teorías se volverán a venir abajo cuando descubra que todo fue una circunstancia que Lebowski aprovechó… Sólo en el último momento tendrá una revelación que supondrá la resolución del caso, será su único momento verdaderamente decidido, resolutivo y lúcido.




Todos usan a El Nota, Walter para saciar sus ansias bélicas, Lebowski para encubrir su plan, Maude para tener un hijo…

-En “El gran Lebowski  se intuyen con claridad elementos de “El sueño eterno”, en ese planteamiento inicial y la idea de chantaje, y de “Adiós, muñeca”, con esa parte de la trama donde hay que entregar un dinero. El evidente homenaje chandleriano.

En la entrega encomendada por Lebowski por requerimiento de los supuestos secuestradores, El Nota tampoco seguirá las instrucciones encomendadas por influencia de Walter, al que no sabemos por qué informó. De nuevo su carácter influenciable y su incontinencia verbal con sus amigos.

-Brandt: La vida de ella está en sus manos.

-El Nota: ¡Tío, no me digas eso!

La conversación en el coche camino del encuentro para el intercambio está rodada de forma muy significativa, planos y contraplanos frontales separados, sin que se incluya a los dos en el mismo encuadre, de esta forma los Coen muestran las divergencias y diferencias de opinión e ideas para acometer la misión de El Nota y Walter. Un Walter absolutamente desquiciado que parece creer estar en una hazaña bélica. Un tronchante y desastroso plan.


Así las cosas se complicarán por la mera incompetencia de los personajes, protagonistas y supuestos secuestradores, aunque no habrá mal que por bien no venga… De esta forma la fusión de trama negra con comedia naïf resulta perfecta y mantiene la coherencia del tono e intenciones del film.



Cuando Lebowski presente el dedo cortado, El Nota deduce que su teoría sobre que Bunny “se secuestro a sí misma” no tiene sentido, pero dejándose llevar de nuevo por Walter se mantendrá en la misma senda. El Nota nunca toma ninguna decisión ni iniciativa, se deja llevar, en plena coherencia con su carácter.


Ese dedo no es de ella, Nota”.

Yo te consigo un dedo antes de las 3, con esmalte de uñas”.

-Todos menos El Nota tienen claro que Bunny no ha sido secuestrada, todos acertarán al final. Un detective que logra su éxito siguiendo el camino inverso que un Philip Marlowe, no acertando ni una.

Un nuevo ejemplo de despropósito en la investigación lo tenemos con el fortuito descubrimiento, no podía ser de otra forma, como he comentado, de un examen de un chico en el coche de El Nota recuperado por la policía. El cine negro, con el coche que sigue a El Nota, se vuelve a mezclar con la comedia y la incompetencia cuando nuestro protagonista se choca al caerle encima el porro que intentó tirar por la ventanilla. Hilarante. Esto llevará a nuestro peculiar “detective” y sus amigos a la casa del chico dueño del examen que estaba en el coche de El Nota para un tronchante e infructuoso interrogatorio que servirá a Walter para desahogar su ira y frustración una vez más. Otra vía muerta en la investigación.




Esta chapuza nos deja otro detalle peculiar, una familia normal de clase media con un elemento excéntrico, el padre en el respirador.



-Hay un momento tronchante que pervirtiendo de nuevo el clásico tono del relato detectivesco nos remite a uno de los grandes clásicos del cine negro, concretamente “Perdición” (Billy Wilder, 1944), en forma de sutil homenaje. Se trata de la cochambrosa y casera precaución que El Nota toma en su piso para evitar que entren como “Pedro por su casa” una vez más, clavando una madera al suelo y encajando una silla a la puerta… Puerta que se abrirá hacia fuera en vez de hacia dentro, como en la célebre película protagonizada por Barbara Stanwyck y Fred MacMurray.



-Como todo detective que se precie, nuestro protagonista tendrá sexo, será irresistible para la dama de la película, Maude, la hija del millonario Lebowski, que le pide sexo sin compromiso… y un hijo… también sin compromiso. El encuentro con el detective contratado por los padres de Bunny, Da Fino (Jon Polito), sirve como cómica confirmación de esta conversión de El Nota en detective, cuando le confunda con uno y destaque la forma clásica de proceder, que coincide con la del género negro en las películas y las novelas. Esta escena donde El Nota sale al encuentro del detective la recuerdo especialmente porque es de los pocos momentos donde muestra decisión.






Hazme el amor”.

Esa es mi bata”.

Me encanta tu trabajo. Enfrentar un bando con otro, meterse en la cama con todos. Es fabuloso, de verdad."




Espera, ¡no es mi amiguita, es mi amiga, capullo! La estoy ayudando a quedarse embarazada.”



-Tras el polvo y las confidencias de Maude, El Nota tendrá su único momento de lucidez, al percatarse de que el falso millonario Lebowski simplemente quería aprovechar la circunstancia de la huida de Bunny, que él creía un secuestro, para enriquecerse. Un falso millonario, su hija que quiere un hijo de El Nota y El Nota que no quiere compromisos. Un mundo fascinante.

-La resolución del caso o al menos el descubrimiento de la verdad, ya que el caso en sí no lleva a nada, será a cargo de El Nota, que atará, él solito, todos los cabos, si bien es cierto que cuando va a encararse con Lebowski, Bunny ya ha regresado. El hecho es que los Coen conceden un éxito íntimo y consolador para su peculiar detective. No había millón, Lebowski no aguantaba más a Bunny y quería deshacerse de ella y ella ni siquiera fingió el secuestro… se fue con unos amigos a pasar unos días de fiesta.



-El Nota: …y pensó, ¡bah, es un perdedor! ¿Verdad? Un “tirao”, alguien que a nadie va importarle una mierda.

-Lebowski: Bien, ¿y no lo es?

-El Nota: Bueno sí, pero es


 


Dedicada a Jupaca63, hoy le presento a EL NOTA, un amigo suyo






2 comentarios:

  1. Hola MrSambo, me encanta Chandler, me encantan los Coen y soy fan de "El gran Leobowski", pero Spade es de Hammet!!! Si es chandleriano tiene que ser como Marlowe!!

    Un abrazo

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    1. Madre mía que fallo más absurdo, Keyser. Muchísimas gracias por la corrección, ahora mismo lo cambio!.

      Un abrazo fuerte!

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