lunes, 29 de septiembre de 2014

Crítica: EL GRAN LEBOWSKI (1998) -Parte 1/5-

JOEL COEN











Los hermanos Coen son dos de los autores más reputados e influyentes de las últimas décadas, cineastas de referencia provenientes del cine independiente, que con su estilo personal han convencido a crítica y poco a poco al público... Los Coen no alcanzan el nivel de influencia, ni de lejos, de Quentin Tarantino, pero sí han logrado un mayor reconocimiento crítico siendo de los pocos cineastas actuales que han logrado dejar su sello en cierta medida, una influencia y marca reseñable aunque no extraordinariamente extendida. Esto no es nada desdeñable, ya que en estos tiempos pocos cineastas y autores han logrado esto, sobran los dedos de una mano en los últimos tiempos para contarlos. Por esto y por su indudable y extraordinario talento hay que confirmar a los hermanos Coen, Joel y Ethan, como dos de los cineastas más importantes de la actualidad.


Yo me aficioné al cine de los Coen con los títulos de su primera época, que es la más brillante e indiscutible, la que mejor exhibió y expresó su talento, la que más títulos de calidad dejó, con mucha diferencia. “El gran Lebowski”, la cinta que nos ocupa, posiblemente cierra esta etapa a la que me refiero. A partir de aquí han seguido entregando títulos de gran calidad, pero con una mayor irregularidad y sin volar nunca a la altura de esa gloriosa primera etapa, sin ningún tipo de duda. Con todo, es difícil que los Coen hagan una mala película, pueden gustar más o menos, tener más o menos nivel, pero todas resultan interesantes y dejan momentos de indiscutible calidad cinematográfica.

La gloriosa primera etapa de los Coen comienza con su opera prima, “Sangre fácil” (1984), un excelente título de cine negro clásico de narrativa poderosa y que ya avanzaba un indiscutible talento en sus autores. Acto seguido llegó “Arizona baby” (1987), que se entregaba a otro de los géneros predilectos de sus autores, junto el género negro, la comedia, en este caso también negra, surrealista y desfasada, tremendamente original. En 1990 los hermanos Coen ejecutaron la que sería su primera obra maestra, “Muerte entre las flores”, una de las mejores películas de cine negro a color que se han realizado hasta la fecha.


Barton Fink” (1991) es una de mis películas favoritas de los hermanos Coen, quizá la más sugerente y perturbadora de toda su filmografía, una obra maestra incontestable, extraña y radicalmente personal.

El gran salto” (1994) supuso el primer varapalo crítico, aunque sigue siendo una cinta estupenda, algo irregular, pero con momentos realmente sublimes y divertidos, una comedia satírica y de tintes surrealistas que no deja indiferente.



Fargo” (1996) supuso el reconocimiento crítico completo para los hermanos Coen, un reconocimiento que merecían desde bastante antes. 7 nominaciones al Oscar y dos estatuillas (mejor actriz para Frances McDormand y mejor guión original). Esta cinta, una nueva obra maestra de los cineastas, de nuevo dentro del cine negro, supone un giro en su estilo visual, alcanzando la máxima depuración, limitando o, en este caso, eliminando elementos surrealistas, oníricos o los excesos expresivos con el uso del gran angular. A partir de aquí el estilo visual de los Coen es mucho más depurado, seco, escueto, minimalista, cediendo a esa expresividad visual sólo ocasionalmente, con la excepción de su siguiente obra, la que nos ocupa, “El gran Lebowski” (1998), que aunque de forma más matizada, conservará parte del estilo visual de los inicios y en la que podremos disfrutar de momentos onírico-surrealistas.

El gran Lebowski” es, por encima de todo, una gran colección de personajes, a cual mejor, desde los secundarios a los protagonistas pasando por los que aparecen en una simple escena… Los personajes son los que dan la merecida categoría de película de culto a esta joya, muy por encima de su trama detectivesca, que es sencilla y sin un interés ni una profundidad especialmente reseñables.


Mundo Coen.

Los Coen son autores mayúsculos, poseedores de un universo intransferible y muy influyente, tanto a nivel visual como a nivel conceptual, ideas y conceptos que han ido depurando y desarrollando a lo largo de su carrera y que analizaré con detalle.

Los hermanos Coen son cineastas puramente americanos, enraizados con la cultura americana, de la que gustan retratar todo lo posible, con una mirada irónica, entrañable, crítica y con humor hacia sus paisanos, costumbres y tópicos, con especial énfasis en la América profunda. Perfectos retratistas de la América profunda. En este sentido serían como el reverso minimalista y más oscuro o desmitificado de Robert Zemeckis en su retrato de América.


Esta esencia americana se ve reflejada también en su cine, intereses y estilo, siendo unos cineastas que adoran los géneros clásicos, a los que recurren siempre que tienen oportunidad con verdadera pasión, respetando sus convenciones pero siempre dotándolos de su poderosa visión de autor, su enérgico y depurado estilo visual, llevándolos a su terreno para explorarlos desde dentro, pervertirlos incluso, y valerse de ellos como vehículo de expresión para sus intereses personales tanto a nivel visual como conceptual.




-Es por ello que son de los pocos cineastas modernos y de prestigio que han apostado por el cine negro clásico sin matices, haciendo radicalmente personal, en muchas de sus cintas, uno de sus géneros preferidos. Así tenemos “Sangre fácil” (1984), “Muerte entre las flores” (1990), “Fargo” (1996), “El hombre que nunca estuvo allí” (2001) o la que nos ocupa, que es la más peculiar de todas sus incursiones en el género porque se funde con la comedía a partes iguales… bueno, quizá sea la comedia la que tenga prevalencia.

-De hecho, muchas de estas películas son homenajes a grandes de la novela negra clásica, “Muerte entre las flores” homenajea a Dashiell Hammett, “El hombre que nunca estuvo allí” lo hace con James M. Cain, y la que nos ocupa, “El gran Lebowski”, es su particular homenaje a Raymond Chandler… O sea, tres de los más grandes escritores de novela negra de todos los tiempos, novela negra clásica, además.

-No sólo se han centrado en el cine negro como género, hemos visto sus incursiones en la comedia clásica y elegante como en la infravalorada y estupenda “Crueldad intolerable” (2003), el western con su remake de “Valor de ley” (2010) o esa obra que aglutina cine negro y western de tintes demoniacos que fue su oscarizada “No es país para viejos” (2007). Los Coen hicieron otro remake de una joya de los Estudio Ealing, “Ladykillers” (2004) en lo que fue uno de sus mayores fracasos a nivel crítico.





-Los personajes de los Coen suelen ser auténticos perdedores, seres en apariencia mediocres en sus cualidades pero excepcionales y entrañables  cuando se indaga dentro de ellos. Personajes perdedores, con ínfulas de grandeza, verdaderos desastres, pero que irremediablemente nos caen bien, en general. A menudo ingenuos. Perdedores que acaban logrando victorias íntimas, relativas o pequeñas, sus discretos objetivos simplemente, poder seguir con su vida, si sus ambiciones no son grandilocuentes, en lo que acaba suponiendo una reivindicación del talento íntimo, que quizá no sirva para nada, pero que se aprecia y valora cuando indagamos en su interior, que es lo que gusta hacer y mostrar a los Coen de sus imperfectas criaturas (Nicolas Cage en ”Arizona Baby”, Jeff Bridges en “El gran Lebowski”, Tim Robbins en “El gran salto”, George Clooney en “O Brother!"...). Son conformistas, mezquinos a veces, indiferentes, pero susceptibles de ser tentados, de ambicionar, lo que les llevará a ser zarandeados por el entorno. Son tranquilos hasta que deciden intervenir, lo que puede llevarlos a una caída sin fondo provocada por su propia actitud… Caída en la que son capaces de adaptarse debido a su carácter acomodaticio, rutinario, no les molesta, piensan “bueno, mientras no lleguemos al fondo no se está tan mal cayendo, hasta da cosquillitas”…





-En otras ocasiones sus personajes tienen verdadero talento, pero si lo focalizan en un exceso de ambición acabarán consumidos por un infierno, derrotados y vapuleados (el John Turturro de “Barton Fink”, el Tom Hanks de “Ladykillers”, el Oscar Isaac de “Apropósito de Llewyn Davis"…), o teniendo que asumir las pequeñas derrotas (“Crueldad intolerable”). Si ese talento es conducido por la justicia o la bondad, no resulta ambicioso, los Coen premiarán a sus personajes, mirándoles con especial simpatía (la Frances McDormand de “Fargo”). Puede ocurrir que los personajes sean ambiciosos sin escrúpulos y además carezcan de especial talento, la cosa no cambia, los hermanos Coen los hundirán en su infierno personal de ficción. Ya sabéis que la idea de infierno es muy socorrida en su cine, como le ocurre a los personajes de “No es país para viejos” (2007).





-Los hermanos Coen gustan de usar la alegoría y el simbolismo, vertebrados en la mitología y la religión, para estructurar muchas de sus historias. En muchas ocasiones los personajes coenianos se ven embarcados en viajes alegóricos de madurez, donde la estructura de "La Odisea" es muy querida por los cineastas. Así, en “O Brother!” (2000) rinde homenaje explícito a la obra de Homero pervirtiéndola y llevándola a su terreno, como he comentado que gustan hacer. En “Barton Fink” (1991) el viaje de un ambicioso autor teatral a Hollywood se descubre como un paso por el Hades. En “No es país para viejos” (2007) asistimos a otro infierno en el oeste comandado por un enviado demoniaco interpretado por Javier Bardem. En su último trabajo hasta la fecha, “A propósito de Llewyn Davis” (2013), la estructura de "La Odisea" y guiños a la misma se hacen evidentes en un viaje circular por otro infierno íntimo y personal, donde el protagonista acaba convertido en una especie de Sísifo condenado a repetir su fracaso indefinidamente.



-En este sentido, la idea de infierno es muy querida por los hermanos Coen, contrapuesta a los protagonistas, que luchan contra él o que viven en él intentando salir del mismo. El motero infernal de “Arizona baby” (1987) es un ejemplo evidente, y en paralelo tendríamos a otro ser salido del Hades, pero en este caso completamente alejado de la comedía. Un demonio interpretado por Javier Bardem en “No es país para viejos” (2007), que parece el señor todopoderoso de un lugar podrido por la mentira, la corrupción, la ambición desmedida, la falta de escrúpulos... Un diablo que parece estar en todas partes y sobrevolarlo todo, la representación del mal abstracto y eterno, fiel representante de un nuevo infierno coeniano. El Hollywood de "Barton Fink", la odisea en la que se ve metido George Clooney en “O Brother!” (2000), el mundo empresarial que pretende pervertir a Tim Robbins en “El gran salto” (1994)… son ejemplos de infiernos alegóricos que los Coen usan de manera magistral en sus narraciones. 


- El azar es otro elemento muy usado por los Coen. El azar zarandea a los personajes coenianos sin compasión. El azar y el destino estarán muy ligados a las criaturas creadas por los dos cineastas, un azar y un destino juguetón unas veces, perverso otras. 

-No sólo el destino y el azar zarandean a los personajes, su entorno también lo hace. Su entorno es un universo extraño para los personajes coenianos. Ellos viven mejor en la indiferencia, el hastío, la pereza, la ajenidad, la indolencia, la apatía, el desinterés… pero cuando se movilizan e integran en ese entorno, en una aventura, empiezan a ser zarandeados a conciencia, como si de una venganza del entorno se tratara por no dejar las cosas como están, por alterar el equilibrio. Esto supone una catarsis para los personajes que a veces les lleva a la madurez, otras al castigo y la tragedia, otras les resulta beneficiosa…En muchas ocasiones sólo pueden dejarse llevar, también en lo concerniente al destino y el azar (“El gran Lebowski”), en otras impondrán su inteligencia (“Fargo”), pero siempre hay ese duelo entre el individuo y ese entorno que permanecía en paz y en calma antes de iniciarse la narración y la movilización del personaje para romper el equilibrio.

-Los personajes protagonistas de los Coen son profundamente individualistas, aunque puedan tener su grupo de amigos, personalidades carismáticas, muy definidas, peculiares, excéntricas y fuertes. Suelen funcionar mal dentro de la sociedad establecida, marcando su diferencia con ella en su propia peculiaridad, entrando en conflicto con ella sin siquiera buscarlo. Ajenos a la sociedad y sus normas, vagando por el mundo a su ritmo. “El Nota” de la cinta que nos ocupa es el paradigma del personaje coeniano.

-Los planes, las confabulaciones, todo barnizado de cotidianeidad y, generalmente, desastrosos y torpes, son utilizados por los Coen como excusa narrativa (“Quemar después de leer” de 2008, “Fargo”, “Arizona baby”, “El gran Lebowski”, “Sangre fácil", “Muerte entre las flores”…)



-Los robos y los secuestros, de hecho, son muy habituales en su cine, motivadores de la acción (“Fargo”, "El gran Lebowski”, “Arizona baby”…

-Las confusiones, las equivocaciones, las torpezas… en las ejecuciones de los planes están a la orden del día en las historias de los Coen. Igual que los fracasos. El dinero suele ser uno de los principales leit motiv en las tramas de los hermanos Coen (“Fargo”, “Quemar después de leer”, “No es país para viejos”, “El gran Lebowski…”

-Lo excéntrico, lo violento, lo amenazante, lo exagerado o distorsionado, lo esperpéntico incluso, la música… son elementos indispensables en el universo de los directores.

-Se suele plantear un enfrentamiento antagónico, con antihéroes y villanos. Estos villanos suelen representar la maldad pura, la abstracción del mal, perfectamente coherente con esa idea de infierno en el que parecen querer explorar a sus personajes los cineastas. El motero de “Arizona baby” (1987) y el asesino de “No es país para viejos” (2007) de nuevo. El Paul Newman sin escrúpulos de “El gran salto” (1994), los asesinos de “Fargo” (1996), el dicharachero demonio de “Barton Fink” (1991), que acaba dando una lección moral a Barton, el millonario de “El gran Lebowski”, los ladrones de “Ladykillers” (2004), los villanos de “Valor de ley” (2010)…


-Muchos de los personajes protagonistas nadan en el gris, son bondadosos en general, pero tienen muchos defectos, la pereza de Lebowski, el egocentrismo de Barton Fink, los excesos de Cogburn en “Valor de ley”, la ambigüedad de Tom Reagan (Gabriel Byrne) en “Muerte entre las flores” (1990)… El personaje más positivo de casi toda la filmografía de los Coen es el de la detective que interpreta Frances McDormand en “Fargo”, aparentemente ingenua pero tremendamente inteligente e íntegra.

-Es habitual el contraste o contraposición de caracteres entre dos personajes, es recurrente en el cine de los Coen que un personaje dicharachero comparta experiencia con uno silencioso, uno abierto con otro tímido. En esta que nos ocupa esos caracteres contrapuestos los tenemos en Donny (Steve Buscemi) y Walter (John Goodman), en "Fargo" en los dos asesinos, e incluso en la última “A propósito de  Llewyn Davis” (2013) tendremos un nuevo “silencioso”, el conductor del coche que lleva a Oscar Isaac y John Goodman, el último de ellos en este caso será un incansable hablador… cuando está despierto. Los silenciosos, personajes indispensables en el universo Coen.



-Estilísticamente los hermanos Coen tenían un estilo muy expresivo, caricaturesco, en ocasiones, con sus personajes, a los que deformaban sutilmente, desvirtuaban, con su personal uso del gran angular. Llegaban, a veces, al sutil esperpento. Un estilo muy expresivo y deformante de la realidad y los personajes. Los travellings tenían la misma función, al igual que los encuadres con ángulos marcados, un estilo tan barroco como personal y fascinante. Con “Fargo” (1996) ese estilo se ha ido depurando, los movimientos de cámara son muy medidos, ya no se usa el gran angular y aunque la expresividad y la deformación se mantienen, la logran de otras formas, más sutiles y menos explícitas visualmente, con la fotografía por ejemplo, esos tonos ocres de “O Brother!” (2000), amarillentos y secos de “No es país para viejos” (2007) o lechosos y nostálgicos en la última “A propósito de Llewyn Davis”… El uso de los encuadres con significación ha pasado a ser la columna vertebral del estilo, sobrio, depurado, tranquilo, de los hermanos Coen actuales.




-Esto no evita que sus personajes sigan siendo caricaturescos, pero usando su actuación corporal, vestuario, gesticulación… (“El gran Leboswki” y sus pintas y pose, “Quemar después de leer” y el tupé y la gesticulación de Brad Pitt, el pelo de Clooney en “O Brother!”, Rooster Cogburn en “Valor de ley” todo él, la risa y la boca de Tom Hanks en “Ladykillers”…).


-La frontalidad en los encuadres es otro de los rasgos estilísticos más recurrentes de los Coen, que en muchas ocasiones, sobre todo al principio de su carrera, planificaban con gran angular para acentuar, deformar o exagerar caracteres, como he comentado.


-El humor, si es negro mejor, con sordina y sutil a ser posible, es imprescindible en el cine de los Coen, casi siempre aparece en algún momento y cuando aciertan, que es a menudo, es deslumbrante y efectivo.

-Los diálogos son uno de los puntos fuertes de las películas de los Coen. No es raro además que los directores sitúen temporalmente sus narraciones en momentos de crisis, económicas o de cualquier tipo, o en clima bélico.


 



Dedicaca a Jupaca63, mi amigo gaditano que espera con ganas este análisis que confío sea de su gusto






8 comentarios:

  1. Me gustan los Cohen. Y aunq me faltan algunas por ver, me alegro se haber elegido casi todas las que señalas como la buena época.
    Esta q comentas no la he visto, pero lo haré.
    Muy gracioso el entrecomillado. Me suena… :-)))
    Seguiré las otras cuatro restantes con interés.
    Gracias y bss

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    1. Creo que si la ves pasarás un buen rato, es una comedia detectivesca muy divertida. Besos Reina!

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  2. Voy a la segunda parte, dejo aquí el comentario de que "El gran salto" es un remake de "El secreto de vivir" de Frank Capra. (Espero no haberme confundido de peli de Capra)

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    1. No te confudes, Rojo4, aunque ni la recordaba. Gran dato y aporte. Un abrazo.

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  3. La escena del bebé de debajo de la cama en Arizona Baby me aterró de pequeño. Supongo que por ese surrealismo y planos deformados.

    Por cierto, qué hermosa la Julianne Moore.

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    1. Cierto José, no sé que tiene esa mujer, pero resulta muy atractiva!

      Creo es lo que pretendian, es verdad que es una mezcla extrañísima y fascinante la de esa película.

      Un abrazo y gracias por el aporte.

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  4. Nacho: Que pedazo de comedia hicieron los hermanos Coen,que películón y como me gusta "El Nota".

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