En ese duelo a dos bandas de películas de animación que se
ha dado en las nominaciones al Oscar, entre las más oscuras y burtonianas
“Frankenweenie” (2012, dirigida por el propio Burton) y ésta que nos ocupa y las más
luminosas “Rompe Ralph” (Rich Moore, 2012) y “Brave” (Mark Andrews, Brenda Chapman, Steve Purcell, 2012), muy en el universo Pixar, de hecho la
segunda es de la productora, seguramente esta “El alucinante mundo de Norman”
es la más sorprendente si tenemos en cuenta que no está apoyada por una
productora como Disney o la mencionada Pixar.
Una cinta muy simpática, divertida y con algunos
transgresores y saludables aspectos que divertirá a niños y no tan niños a bueno
seguro, aunque está lejos de ser una genialidad.
No es la mejor cinta de animación del año, pero es
plenamente satisfactoria y muy recomendable para todo fan de Tim Burton que
quiera ver algo fuera de su propio universo.
Venimos de un tremendo revival, una moda de años que ya va
cesando, más o menos, con el tema vampírico como protagonista. Ahora parece que
le toca el turno a los zombis, como todos sabemos. Estas modas siempre llevan
el mismo camino, explotación del tema hasta límites insospechados, miradas
supuestamente originales u originales de hecho al tema, cambiando el punto de vista o
humanizando al monstruo, ya sea con historias de amor o metiéndonos en el
universo de dichos monstruos para que nos identifiquemos con ellos, para acabar
con comedias o parodias sobre el tema.
Esta cinta que nos ocupa, como “Memorias de un zombi
adolescente” (Jonathan Levine, 2013), que va a ser la siguiente franquicia que
arrasará entre los más jóvenes, apuestan por esa humanización y la comedia en el
tratamiento del tema zombi. La cinta de Levine se ha vendido como el
“Crepúsculo” zombi, si bien es cierto que al contrario que la cinta vampírica
apuesta por un sano sentido del humor.
Aquí se transgrede el tópico zombi, se les humaniza y da un
tratamiento distinto al habitual, de hecho la película pretende en todo momento
transgredir y contrastar tópicos.
La película comienza de manera similar a su hermana
“Frankenweenie” (Tim Burton, 2012), con una película dentro de una película,
aquí Norman ve una de zombis y en la de Burton es una creación del
propio protagonista, Victor. Ejemplo de metalenguaje, metacine. Como en el cine
de Burton tenemos un protagonista solitario, marginado, un diálogo constante
con el tema de la muerte, el contraste entre realidad y ficción, la fantasía
como evasión (ejemplificado en esas películas que ve el protagonista). La
película que ve Norman es una parodia del cine de zombis, casi tan cutre como la
película que hacen en “Super 8” (J. J Abrams, 2010), los protagonistas. Allí
veremos que Norman puede ver, como el niño de “El sexto sentido”
(M. Night Shyamalan, 1998), a los muertos o sus espíritus, ya que su abuela
fallecida está allí con él viendo la película en cuestión. Este don provocará
el rechazo de su familia, con la salvedad de su madre. Las difíciles relaciones
con la familia es también un tema típico burtoniano.
La película no rehúye ningún tópico, ya que su intención es
usarlos para darles la vuelta, así la familia será típica, madre comprensiva,
padre brutote y hermana superficial y despectiva con nuestro incomprendido
protagonista. El resto de personajes irá por los mismos derroteros, amigo
también marginado, musculitos atontado y malote de medio pelo en el colegio. La
película se vertebra con una colección de clichés a los que subvertir, procurar
darles la vuelta y jugar con humor con ellos.
En este sentido tendremos grandes bromas con respecto a los
dos hermanos, personajes clichés con los que se juega de forma divertida. La hermana
se querrá hacer la interesante en un viaje en furgoneta para seducir a Mitch
hablando de la paz mundial, el tópico de las rubias tontas, pero nuestro
musculado amigo no se entera de nada, él prefiere entrar en una biblioteca pero
no para leer, sino para hacer pesas con los libros.
Más ejemplos, los amenazantes zombis, siempre siniestros y
violentos, serán finalmente víctimas desvalidas en esta cinta, torturados por
una bruja que se venga de un acto pasado, la condenaron a muerte injustamente. De
amenaza a aliados. Una bruja que en realidad es una niña que poseía el mismo
don que Norman. También veremos cómo los niños, que no son lumbreras en
general, recriminarán su comportamiento a los adultos, en el mencionado juego
de dar la vuelta a la tortilla.
Nuestro protagonista, por tanto, estará más cómodo entre
muertos que entre vivos, como vemos en ese paseo donde va saludando a cuanto
espíritu se cruza en su camino. Además está obsesionado con los zombis, toda su
habitación así lo demuestra.
El estrambótico y extraño comportamiento de Norman se
contrapondrá con el punto de vista de la gente “normal” para hacernos entender,
aunque no hace falta, el por qué se le mira con extrañeza y no se acercan a él.
La delgada línea entre la locura y la verdad.
Además de la película citada que ve Norman habrá más
elementos relacionados con la representación y el arte, como la obra de teatro
(“The witch’s curse”), que se ensaya y en la que también participa el
protagonista. Por supuesto también estará relacionada con muertos vivientes y
brujas.
La reflexión sobre el pequeño paso que hay de la locura a la
lucidez extrema se desarrolla con el personaje del tío de Norman, otro loco con
el mismo don que Norman, de comportamiento errático y estrafalario. Él pondrá en
camino a Norman para evitar la maldición de la bruja que el chico va intuyendo
en pequeñas visiones. Aunque le dará miedo será el que le impulse y anime a
usar su don.
“Norman no es raro, habla con gente que está muerta”. La
fidelidad absoluta del gordito amigo marginado de Norman.
El humor negro, también muy clásico en Burton, está muy
presente en la cinta con grandes momentos, como la muerte del tío de Norman y
el posterior descubrimiento del cadáver por parte del protagonista, para
recuperar el libro que debe servirle para evitar la mencionada maldición de la
bruja, esto último en una divertidísima escena. En este sentido no faltarán
bromas y homenajes como ese guiño a “La noche de Halloween” (John Carpenter,
1978), en la melodía del móvil de Norman y la máscara de hockey que lleva,
justo en ese momento, su amigo gordito, como la del protagonista de “Viernes
13” (Sean S. Cunningham, 1980), una buena broma. De igual forma el brazo, con
su mano andadora, del zombi más importante nos recordará a la mano de “La
familia Addams” (Barry Sonnenfeld, 1991). La furgoneta donde viajan los
protagonistas recuerda a la de Scooby Doo, famosa serie de animación que
también jugaba de forma cómica con elementos de terror. La turba final, con
todo el pueblo dispuesto a acabar con los zombis e incendiar la biblioteca
tiene reminiscencias absolutistas y también puede que recuerde al final de “El
doctor Frankenstein” (James Whale, 1931). Una vez la niña bruja vuelve a
humanizarse es posible que nos venga a la cabeza “La novia cadáver” (Tim Burton
y Mike Johnson, 2005).
Otros sobresalientes detalles de humor, bastante maduro o
adulto, los tenemos en ese video de aerobic que mira obsesivamente el gordito
Neil o la sorpresa final al descubrir la tendencia sexual de Mitch, el hermano
de Neil, un simplón musculitos del que anda prendada Courtney, la hermana de
Norman. Del mismo modo son muy atrevidas las bromas sexuales entre estos dos
personajes, Courtney y Mitch. Hay
diálogos buenos y divertidos.
También hay gags visuales muy notables, especialmente con
los zombis como protagonistas, un ejemplo lo tenemos en esa escena donde se
parodia la famosa lentitud de los zombis y un hombre que pretende sacar un
snack de una máquina expendedora.
La cinta además de presentar interesantes transgresiones y
atrevidos detalles para una película infantil tiene diálogos duros y crueles,
muy adultos, como algunas de las frases que el padre dedica a su hijo. El
relevo del tío al sobrino es un hecho. Una misión.
Se mezcla muy bien en la cinta lo cotidiano con lo
extraordinario, esa familia típica, con la abuela fantasma y su pasión por el
bingo, por poner un ejemplo. Del mismo modo veremos a la hermana de Norman
pintándose las uñas, gesto cotidiano perfectamente adecuado a su personalidad.
Un divertidísimo ejemplo de esta mezcla entre lo cotidiano y lo fantástico lo
tenemos en esa escena donde los niños discuten en el coche familiar y se quejan
del zombi que viaja a su lado.
Nuestro amigo Norman se irá mostrando cada vez más valiente
y decidido, acostumbrado a la soledad no la temerá, especialmente cuando vea
que sus aliados huyen (su amigo Neil no querrá abandonarle, será su hermano
mayor quien se lo lleve a la fuerza). En ningún momento se plantea la
posibilidad o ambigüedad de que todo sea producto de la imaginación de Norman.
Alvin, el malote del colegio, intervendrá para fastidiar el
supuesto remedio contra la maldición, como era lógico prever.
Se consigue un aceptable suspense para el público infantil,
mezclando humor con la estética de terror. Además la narración y el sentido del
humor mantienen el interés adulto.
La acción se dispara pasado el primer tercio de la cinta,
gags visuales, zombis lentos, freaks como protagonistas ayudándose… incluso la
empollona de la clase colaborará desde su casa.
“Perfecto. Ahora mandan los frikis”.
La reunión del grupo se hace con bastante naturalidad,
dentro de lo que cabe.
El ecléctico grupo llegará a la biblioteca, una simpática
escena repleta de ironía, un grupo de inútiles rodeados de libros. Como he
comentado, Mitch les dará el uso que mejor conoce, hacer pesas con ellos.
Todo esto no evita licencias de dirección, los zombis unas veces correrán más y otras menos y su fuerza también será tremendamente variable.
Como todo buen héroe que se precie, Norman deberá acometer
la parte final de la aventura en solitario, convencer a ese alter ego, esa niña
con la que se puede identificar, de que la venganza no soluciona nada. Norman
adquiere gran valor en soledad, sabrá hablar a esa chica porque él ha pasado
por algo parecido. Una niña que resulta francamente terrorífica en su papel de
bruja. Que un cuento le de paz a la niña es significativo, otro recurso
artístico, como la película del inicio o la representación de teatro, un cuento
que siempre está muy vinculado a los niños y la magia. Tras comprender el
absurdo de la venganza se fundirá a blanco. Este final, impactante visualmente,
peca de ciertos excesos fantasiosos.
La paz, una bruja humanizada, una niña.
La película finaliza con un plano secuencia que cierra las
historias de los personajes secundarios, la presunción del malote Alvin, la
declarada homosexualidad de Mitch, algo verdaderamente sorprendente en el cine
de animación infantil, la decepción de Courtney… Al final la familia como institución se
redimirá, adquirirá armonía en un bonito final con el rudo padre tornando en
comprensivo y hablando con el fantasma de su propia madre, así como todos ven
juntos la televisión, una película de zombis, como era de esperar… Además
subyace una reflexión sobre el destructivo poder de la masa y una marcada defensa
del individuo. También se valora la amistad verdadera en la relación entre
Norman y Neil.
Una cinta de animación atractiva, de calidad, muy en la onda
de Tim Burton y que sin ser una genialidad hace pasar un rato simpático.
Me encanto la forma como describes la pelicula y que sin duda ya la habia visto porque el personaje principal que es Norman el que hizo la voz fue del actor KODI SMIT-MCPHEE y yo como fans estoy al tanto de las peliculas que hace
ResponderEliminarMuchas gracias Anónimo, veremos como sigue evolucionando este chico, tiene buena pinta. Un saludo.
Eliminarmuy buenas escenas gracias ahora si podre hacer mi tarea. :)
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