jueves, 5 de diciembre de 2013

Crítica: R.I.P.D. DEPARTAMENTO DE POLICÍA MORTAL (2013)

ROBERT SCHWENTKE











Giro a la derecha al estilo e ideas de la franquicia de “Men In Black” con una cinta que recordará en todo momento a la protagonizada por Will Smith en ese estilo paródico, de cómic, dentro de un imaginativo universo. Esta idea y similitudes no han beneficiado a la película, fracaso de crítica y público, que sin ser una maravilla sirve para pasar un buen rato con una más que aceptable dirección, buenos momentos de humor y multitud de influencias y referencias cinéfilas.






Nick Walker (Ryan Reynolds) muere y es contratado para trabajar con Roy Pulsipher (Jeff Bridges), un agente que murió hace más de un siglo, como miembro del "Departamento de policía mortal", un departamento que se encarga de perseguir muertos, demonios, que se mueven por el mundo de los vivos.


La estructura general y en especial de la relación que vertebra la narración, la de los dos protagonistas, es calcada a la de “Men In Black” (Barry Sonnenfeld, 1997), dos policías, dos agentes de una agencia muy especial y particular, secreta, un mundo aparte, donde uno de ellos es un novato (Reynolds), recurso narrativo para explicarnos las normas y reglas de ese peculiar universo y agencia, y otro veterano (Bridges), que será su guía. Su difícil relación llena de pequeñas trifulcas y peleas, donde uno ejerce de maestro y el otro debe aprender, para ir desarrollándose hacia la amistad sincera y verdadera, es uno de los pilares de la cinta. Además la estética es completamente tributaria a la de la trilogía, hasta el momento, dirigida por Sonnenfeld. Vuelcos de cámara, panorámicas verticales completas, giros, zooms espectaculares… expresividad máxima y estilo de cómic.





Tendremos la presentación con nuestros héroes en acción y un flashback para mostrarnos cómo se llega a ese momento, recurso completa y absolutamente gratuito, ya que ese momento en cuestión, con el que se inicia la película, no es especialmente significativo, no hay nada que lo justifique. El flashback nos lleva a 3 o 4 días antes, en un contrapicado extremo sobre Nick cavando para esconder unas piezas de oro, aspecto importante en la trama. Se nos presenta un poco cómo es la vida de Nick, su relación con su mujer, Julia (Stephanie Szostak), que no es nada ambiciosa, actitud que hará cambiar de opinión a Nick sobre el alijo que robó en una redada junto a su amigo Hayes (Kevin Bacon), más ambicioso y graciosillo. Un secreto conjunto, uno buscando el bienestar de su familia y el otro por una mayor comodidad.




La primera escena de acción es buena y está muy bien rodada, con planos sostenidos, largos travellings y buena puesta en escena, algo que se mantendrá durante toda la cinta. Eso sí, tendremos bruscos y calculados zooms efectistas para dotar de un estilo visual particular a la cinta, en la mencionada onda de “Men In Black”. Bacon traicionará a su compañero por interés, ya que Nick pretendía entregar su parte, lo que desencadenará la trama. Hay que decir que la caída de Ryan Reynolds en su asesinato, el impacto con el suelo, no está muy conseguido que digamos… Ahorraron con los efectos. En cambio la resurrección con la escena paralizada en el momento de su muerte es muy buena y virtuosa, un pequeño deleite visual que se agradece, con broma con un pájaro incluida. Picados, contrapicados y giros imposibles de cámara para el ascenso de Reynolds al cielo. Estética “Men In Black” sublimada.








En el “Departamento de policía mortal” todo es muy blanco y aséptico, muy geométrico y con una estética de cómic que vuelve a ser tributaria de las cintas de Sonnenfeld. Nuestro amigo Nick deberá estar 10 años de servicio en dicho departamento si no quiere ir al juicio final con la mancha de su robo… Veremos el archivo; el calabozo; “los diñados”, que son esos demonios que escapan al juicio final y vuelven a la Tierra; “Asuntos eternos”… y nos explicarán todo lo necesario, es ahí donde se justifica, como comenté, la presencia de un personaje novato al que seguir. Es divertido el eclecticismo anacrónico que presenta la cinta, ver agentes y policías de todas las épocas conviviendo en el departamento. Un viejo sheriff del oeste, magníficamente interpretado por el gran Jeff Bridges, como es habitual, será el compañero de Nick. Tendrá una contundente presentación. Estamos en la 3ª comisaría en importancia del “Departamento de asuntos mortales”, la de Boston, tras las de Florida y Arizona.






Collage de influencias.



Una de las cosas más interesantes de la película son las múltiples influencias y ecos a otras películas, homenajes cinéfilos o referencias que a veces quizá no fueran voluntarias pero que sirven para hacer un buen listado. La relación y planteamiento inicial entre Nick y Hayes (Ryan Reynolds y Kevin Bacon) y su robo en una redada, el arrepentimiento de uno que busca lo mejor para su familia y la ambición del otro más egoísta, nos llevan a un título no muy conocido del gran Don Siegel, “Infierno 36” (1954). El tema romántico con el protagonista buscando comunicarse con su mujer y protegerla de su amigo malvado son paralelismos más que evidentes con el súper éxito de los 90 “Ghost: Más allá del amor” (Jerry Zucker, 1990). El western está muy presente gracias al personaje interpretado por Bridges, y que recuerda a su magnífica encarnación del Rooster Cogburn de “Valor de ley” (Joel y Ethan Coen, 2010). Los planos desde el interior de los capós de los coches, hay varios, nos remiten a Tarantino. El divertido test con comida india al que Roy somete a un diñado para instruir a Nick nos recuerda a los que se hacían con Voight-Kampff en “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), casi como una parodia.”Arma letal” (Richard Donner, 1987) o cintas similares, buddy movies, son referentes para la relación de la pareja protagonista, distintos pero obligados a entenderse. El vuelo y el aterrizaje de Nick y Roy en la primera detención del novato, toda esa parte, nos recuerda a cintas como “El gran Lebowski” (Joel y Ethan Coen, 1998), “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” (Stanley Kubrick, 1964) o incluso "Las aventuras del barón Münchausen” (Terry Gilliam, 1988).










Podemos encontrar cierto toque a “El retrato de Dorian Gray”, la obra de Oscar Wilde, en ese tema de los disfraces, el rostro como eficaz apariencia social que esconde una continua podredumbre interna, la putrefacción del alma. Aquí en vez de un cuadro tendremos la casa de Kevin Bacon como un buen ejemplo de lo mencionado, un buen detalle.

El humor está presente durante toda la narración y hay un juego interesante con el tema del pasado, en apariencia obsoleto pero siempre útil. Un ejemplo lo tenemos en la simpática broma de la tienda de reparación de videos VHS como tapadera de los agentes del “Departamento de policía mortal” para salir al mundo de los vivos.





Nick no podrá comunicarse con su esposa, su apariencia es distinta, los vivos le ven como un chino, y si intenta contar confidencias suena una verborrea incoherente. Es el “Programa de protección de testigos del universo”. Nick es un “chino arrugado” y Roy una espectacular tía buena rubia, una broma simpática. Roy además encuentra los tobillos sumamente eróticos…




En mi época las mujeres vestían muy recatadas”. “No me fijé en los tobillos de tu mujer”.

 Suena a enfermedad venérea”. “Haz el favor de no mirarme los tobillos, gracias”. 



La interpretación de Jeff Bridges lo eclipsa todo, con un toque similar al que viéramos en “Valor de ley” (Joel y Ethan Coen, 2010). Su forma de hablar, de conducir, de mirar...todo rezuma talento.

En este vagar e inicio de la investigación Roy irá instruyendo a Nick sobre los secretos de los “diñados” y los procedimientos para capturarlos. Sabremos que las averías, enfermedades o cualquier cosa ”dañada” son pistas para detectar diñados, las averías son delatoras. Se les debe dar un disparo en la cabeza para matar el alma corrupta y la comida india los repele y hace salir su verdadera identidad. Bien es cierto que los muertos no pueden saborear la comida, no les sabe a nada. Bridges está tronchante mientras come comida india frente al diñado en la primera misión de la recién creada pareja. Esta relación entre Roy y Nick se fundamenta en sus diferencias, temporal y de carácter, entre novato y veterano, como suele ser habitual en las buddy movies, con compañeros policías, al estilo de “Arma Letal” (Richard Donner, 1987), con sus diferencias, rivalidades, fanfarroneos, enfados, egos de machitos… el juego típico bajo el que se esconde una amistad creciente y verdadera. Su usarán mutua aunque comprensivamente, Nick hasta peloteará a su compañero para que le presente a algún confidente. “El gran Roy”.





Toda la escena de acción con la detención del descubierto “diñado” está bien rodada y tiene momentos divertidos.

Lo del bus puedo perdonarlo, lo del sombrero… Ahora mismo no puedo ni hablar de eso”.


Roy (Jeff Bridges) y su jefa, interpretada por Mary-Louise Parker, también tienen una relación peculiar, de amor-odio y un pasado turbio e intenso. Sus reproches e indirectas acerca de ese pasado son simpáticas, aunque se les saca poco partido.

Luché con el norte”.






Entre todas estas divagaciones la investigación sobre el oro y los extraños símbolos que contiene seguirá su curso y llevará a nuestros protagonistas a descubrir que Hayes (Kevin Bacon), el ex compañero de Nick, está involucrado en el asunto. Nuestro amigo Schwentke usará los espejos, los retrovisores, en varias ocasiones, pero sin contenido simbólico alguno, un mero uso formal, funcional, sin más intención.



La humillación total, como subirte a un caballo y caerte por el otro lado”.

En la escena de decepción amorosa, donde la mujer cree que su marido era un corrupto, tendremos buenos elementos de dirección y humor, la paliza a Bridges, la eterna cara perversa, cínica e irónica de Kevin Bacon, el descubrimiento del oro en el naranjo que plantaba Reynolds al inicio y el juego con los segundos planos y los desenfoques en el seguimiento al villano. Nada del otro mundo, pero entretenido y bien dirigido.



Llegamos a la escena con la que se inició la película, que comienza con el seguimiento a Hayes, simpáticas bromas como el intento de ligue a Roy, el intercambio de maletín, Nick demostrando que aprende rápido, la persecución a un nuevo “diñado”, gordo y repulsivo, el plátano del chino en la falsa identidad de Nick... Además podremos disfrutar del buen escote y pechos de Roy y la música que lo acompaña en su personalidad femenina.



Escenas de acción desfasadísimas, exageradísimas, con humor, discretos efectos especiales, que no dejan de estar acorde con el tono de la cinta y
su evidente toque de cómic, ya mencionado en varias ocasiones. Una buena escena de acción repleta de picados, contrapicados y ángulos imposibles.




Después de una hora de metraje descubrimos la verdadera importancia de las piezas de oro que Bacon va recopilando, y es que una película de estas características sin una amenaza total contra la humanidad sería muy sosa. El Bastón de Jericó, un artefacto que permitiría liberar a los muertos, que invadirían el mundo de los vivos…



En su alocado transitar la película se ve obligada a tomarse un respiro para desarrollar algunos de los aspectos más románticos, ya que hay muchos conflictos por resolver entre Nick y su esposa. Diálogos trascendentes y graciosos con un toque sincero a tres bandas.

Como todos preveíamos Hayes, Bacon, es un “diñado”, el cabecilla de todo el plan sobre el “Bastón de Jericó”. Esto nos lleva de forma irremediable, tras los anteriores momentos de introspección, al clímax. Nuestro amigo Hayes se dejará coger para infiltrarse en el “Departamento de policía mortal” y robar el oro que le interesa para forma el ansiado “Bastón de Jericó”, el cachivache que amenaza a la humanidad. Una alianza de “diñados” en el interior del departamento y evasión gracias a otro artefacto, ¡que de cachivaches guays…! Así volvemos a asistir a una semiparálisis que provoca que los agentes se muevan a cámara lenta durante unos breves segundos mientras los villanos roban a sus anchas.





La persecución con coches por todos lados está muy bien rodada, si bien es cierto que los efectos cantan en muchas ocasiones y falta algo de nervio, quizá debido a la frivolidad y humor que parece querer introducirse en todo momento. La lluvia de coches está muy bien, el tiroteo estilo western también y el choque del vehículo con el helicóptero  es otro gran momento de los que deja la persecución. De alguna forma las azoteas tienen bastante presencia en las escenas de acción, o las alturas. Los protagonistas saltaron desde gran altura en la primera misión de Nick para atrapar al primer “diñado”; la persecución al “diñado gordo” acaba en otra azotea y el clímax final acontecerá, precisamente, en una nueva azotea. Es un innegable acierto y una muestra de talento y buena imaginación para la puesta en escena el uso de planos sostenidos. Lo de las cámaras lentas ya no es tan necesario, pero en estos tiempos se ve que vuelven a ser molonas… El momento en el que Bacon se transforma dejando ver su verdadero rostro también es divertido, su cara de malo pícaro es impagable.



Espero que haya ascensor. ¡Joooder!

Así en la azotea sólo queda la resolución, veremos la crueldad de Hayes (Kevin Bacon), duelos cuerpo a cuerpo, la paliza exagerada y desfasada, como todas las escenas de acción de este cómic en celuloide, al bueno de Nick (Ryan Reynolds) y al heroico Roy salvando al mundo.



Además de bien dirigida la cinta está muy bien montada, parece sucederse todo en directo. Que el vehículo que tras chocar contra el helicóptero quedó colgado en la azotea resulte clave es un detalle simpático, aunque saliera de la nada y los malotes no tuvieran otro sitio donde poner esa “verga dorada”.






Un bonito y bello detalle es cómo se muestra la muerte de Julia (Stephanie Szostak) sin que veamos cómo lo hace, viéndola consciente cómo observa su entorno detenido, como lo vimos cuando fue Nick el que murió. Buen recurso. Además esta parte es visualmente brillante e incluso poética y bella (esas gotas de agua rodeando al héroe Roy, el rostro de Nick reflejado en los ojos de Julia, mostrando que ya ve su verdadera imagen). Por supuesto aunque pueda apetecer a los románticos que mueran los dos para reencontrarse, se apostará por la vida y ella resucitará, aunque la pareja podrá decirse adiós, el toque “Ghost: Mas allá del amor” (Jerry Zucker, 1990) sublimado. La jefaza (Mary-Louise Parker), que gracias al éxito final de la pareja formada por Nick y Roy se ha ablandado, ayudará para que Julia resucite y además le tirará los tejos a su ex amante. Su identidad en el mundo de los muertos es un doctor negro… Una última mirada de despedida dará fin a esta relación entre Nick y su mujer, con un buen plano de ella encuadrada en el cristal de la puerta. Hay un buen trabajo de encuadres esteticistas, una puesta en escena que se gusta en estos detalles.



Ya comenté que Schwentke no usa de forma simbólica sus decorados ni sus elementos, así veremos a Roy frente a otro espejo sin mayor sentido, pero ver a Bridges tirar la gorra y colgarla de la percha, manejar su sombrero o encestar de espaldas en la basura resulta un placer.




Me acaba de hacer el chivo. Es algo que solíamos hacer”. “¿Por qué se tapa los tobillos con esas malditas botas blancas?”.

La cinta se cierra fiel a su esencia, con humor y toque blanco y simpático, el cambio de identidad de Nick, de chino a niña, la reactivación de la relación de Roy con la Jefa y la recuperación de su ansiado sombrero.





Una película basada en el cómic de Peter M. Lenkov, algo que se nota en su estética, algo que no se ha pretendido ocultar, más bien al contrario, potenciar y que saca en cierta medida partido a la moda zombie, ya que aunque no lo son estrictamente, sí son muertos que vagan por el mundo de los vivos. Además se juega con la idea, muy actual, de la realidad y la ficción con esos avatares que usan los agentes del “Departamento de policía mortal”.


Dicho esto lo más destacado de la cinta es Jeff Bridges, que tiene una capacidad infinita para todo, para transmitir la vulnerabilidad, la derrota, la dureza, el heroísmo, el humor, la tristeza… Hace un estupendo papel e incluso canta uno de sus temas en los títulos de crédito, “The Better Man”.

No suspende porque tiene ciertos aspectos buenos, interesantes, y porque dentro de su trama arquetípica no cae en grandes desbarres, pero es un entretenimiento inofensivo y que se olvida al poco tiempo de finalizar.



2 comentarios:

  1. Sabes q tgo debilidad por Jeff Bridges. Q pena q no tuviera más éxito. Pese a las innegables herencias d MiB, parece, ciertamente, entretenida. He adivinado muchas d las referencias cinematográficas q explicas justo antes d q cites la cinta…será pq está muy acotado el momento y es facil d identificar, quizá…
    Gosling le gusta mucho a una amiga. Pero a mí este chiquito no m dice nada, en cambio Bacon se hace d mirar…no por guapo, no sé. Tiene una cara como…de canalla…
    Descripción muy delicada del momento d la muerte d la chica, me ha gustado mucho cómo lo explicas…
    Gracias por el análisis, como siempre!!
    Besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeff Bridges es uno de los grandes, lo mejor de la película. Creo que te refieres a Reynolds, Gosling es otro, aunque los dos me parece que tienen cara de panolis. Gosling es mejor actor.

      Me alegra que te haya gustado, la verdad es que está muy bien tratado ese momento, especialmente para ser una peli de este estilo.

      Eliminar