Una de las primeras cintas de Sirk en Estados Unidos y, como
no podía ser de otra forma, una cinta con profundidad dramática, buena
dirección de honda puesta en escena y personajes complejos y atractivos, en
especial el femenino, algo que también suele ser costumbre en uno de los
mejores directores de actrices y personajes femeninos.
De los dos ámbitos en que se puede dividir la película uno
es notable y el otro discreto y simplista. La historia dramática y el conflicto
de los personajes es brillante, una constante de Sirk, pero el contexto
histórico en el que se les engloba y su tratamiento, un periodo complejo de por
sí, está tratado con extrema superficialidad. La época que antecede a la
revolución rusa y la que la sucede.
Una campesina muy atractiva acaba seduciendo a un juez
perteneciente a la alta nobleza rusa. Esto traerá todo tipo de consecuencias a
todos los niveles, desde la ruptura del compromiso del juez a asesinatos
pasionales.
Fascinante inicio con una grúa que entra por la ventana de
un edificio, una editorial donde trabaja Nadena (Anna Lee), ex prometida del juez Petroff (George Sanders). Allí llega el conde Volsky (Edward Everett Horton) para entregar, y así
ganar algo de dinero, ya que perdió todas sus riquezas y posición con la
revolución, la que parece ser autobiografía del mismo juez Petroff, ex
prometido de la propia Nadena.
Esa primera escena remarca las consecuencias de la
revolución de forma sutil, un plano de unos zapatos deteriorados, los de
Volsky, un conde, que vaga por la ciudad buscando como conseguir algo de dinero
para sobrevivir en una editorial... De ese plano picado pasamos a ver el gran
rótulo en lo alto de un edificio que corresponde a la editorial. El hombre que
antes era lo máximo en esa sociedad totalmente aplastado por los nuevos
tiempos.
La película es un drama negro, muy negro, con muchísimos
aspectos de novela negra. Es una adaptación del relato de Anton Chéjov, “The
Shooting Party”.
George Sanders está espléndido, como de costumbre, un
personaje complicado que evoluciona de forma radical en muchas facetas, un
personaje además distinto a los que más fama le dieron de cínico
manipulador, aquí es él el manipulado. Linda Darnell desprende sexualidad, también como
de costumbre, una clásica mujer fatal capaz de volver locos tanto al juez como a
su amigo, el veterano conde Volsky. Darnell interpreta a Olga, una mujer que
consciente de su poder con los hombres no duda en aprovecharlo, una mujer
ambiciosa que tiene ínfulas de grandeza, como muestra en su escena de
presentación donde explica sus sueños futuros.
Toda la temática relacionada con los personajes es muy
efectiva y de gran calado dramático. La pasión desbordada que lleva a la
corrupción del alma de la persona, de la misma civilización, de la educación,
la pasión enfermiza, la frustración ante la imposibilidad de resistirse a ella
aun sabiendo de la ilógica de las formas de proceder, los celos, el amor
despechado, el deseo, la ambición retratada en Olga, la falta de escrúpulos
y frialdad como medio para prosperar
desde lo más bajo, como único medio aparente en la época anterior a la
revolución, la mentira, el engaño, la manipulación... Una gran reflexión sobre
las partes más oscuras del alma, algo muy dado en la novela negra, y sus
consecuencias, motivadas por una pasión irracional. Similitudes con la novela
negra que no acaban ahí ya que esas consecuencias están cargadas de fatalidad,
de un destino fatal inmutable, acentuado con ese cruel final, patético y oscuro.
Hay muchos detalles notables, como en ese inicio donde el
otrora conde roba, pensando que nadie lo ve, cigarrillos, cómo cae todo el
andamiaje de las apariencias en la pobreza, pobreza generalizada en Rusia.
En la endeblez del análisis político, tanto anterior como,
sobre todo, posterior a la revolución, la película cae en barrena, su simplismo
choca y decepciona, da la impresión de que en realidad la historia podía
prescindir perfectamente de ese contexto histórico con un par de retoques, todo
es infantil, insustancial y extremadamente superficial.
Volviendo al resto de los personajes, Volsky es uno de los
más destacados, tiene grandes diálogos y Edward Everett Horton está fantástico
en el papel, un habitual de Lubitsch ideal para la comedia. Aquí es, sin duda,
el contrapunto cómico. A través de ese personaje se pretende crear o mostrar la
idea de vida, su concepción, de la nobleza rusa de la época, pero como digo desde
ese punto de vista todo es fallido, como elemento dramático y de comedia, en cambio, es un
buen personaje.
El marido de Olga, con quien ésta se ve obligada a casarse
aunque sólo sea un manipulado más por su parte, muestra el lado opuesto, el del
proletariado adaptado a la vida con los nobles y que luego será acusado de un
crimen que no cometió. Él es Anton Urbenin, interpretado por Hugo Hass, muy
acertado también en su rol.
Todos los personajes son brillantes y la trama de intriga
está bien narrada y llevada, con ese crimen que sucede en fuera de campo y una
testigo que ve como un cuchillo es limpiado en un estanque, todo desde su punto
de vista, un acierto para mantener la duda del espectador sobre quién es el
asesino.
La vida hedonista y despreocupada de la nobleza es subrayada
varias veces, una vez más con simplismo.
Darnell, poco a poco va dando una lección de lo que es el
poder, no tiene dinero, sus conquistas sí, pero ella es la que domina y
controla, porque la verdadera jerarquía está en el poder, no tanto en el
dinero. Su personaje se va haciendo cada vez más consciente de ello,
oscureciéndose y transformándose en alguien cada vez más perverso, un personaje
complejo que si bien tiene ese lado oscuro, tampoco se le puede considerar
negativo del todo, ya que no deja de ser una superviviente que sólo ofrece lo
que ella tiene y que es capaz de manejar ese poder. No podemos evitar mencionar
que además ella no denuncia a su asesino pudiendo hacerlo. De unas botas, a
unas joyas, a una posición social cada vez más alta…
Sanders, su personaje, parece ajeno al poder seductor de
Olga en apariencia, pero su veneno va haciendo efecto desde la primera vez que
la ve, su paulatina caída en el patetismo, en la pérdida de dignidad, asumiendo
compartir esa mujer y obedecer las órdenes y reglas que ella dicta, le
perturban y desequilibran totalmente. Su final es el culmen del patetismo, la
caída al fondo de un pozo lleno de lodo cuando se le da la oportunidad de
redimirse, una oportunidad que le da su ex prometida además, y que él es incapaz
de aprovechar. Una dignidad, honorabilidad y nobleza perdidas que no tienen camino
de retorno. La consciencia de su degradación y de la imposibilidad de evitarla
se muestran en una escena donde un borracho Sanders acaba rompiendo un espejo en
un bar tras cantar una canción.
El personaje más plano es el de Nadena, sirve básicamente como
contraste positivo al que enfrentar todos los vicios que muestran el resto de
personajes, un personaje íntegro pero poco elaborado.
Tenemos una interesante escena con Nadena y Petroff en una
iglesia, el lugar simbólico adecuado para que éste se sincere con ella.
Una película con debilidades, debilidades por su
infantilismo y superficialidad en las conclusiones y retrato histórico, pero un
conjunto muy interesante.
Un notable drama que en su imperfección demuestra una vez
más el talento de un autor con todas las letras, que muestra de forma brillante
muchas de las constantes de su trabajo que en el futuro regalará muchas obras
maestras.
Me encanta Sirk…todo un ciclo me vi de jovencita…ya te conté.
ResponderEliminarGracias sensei, he disfrutado mcho!!!
Me alegro, hay un buen número de cintas de Sirk ya aquí! Gracias a ti.
EliminarEs una pelicula muy interesante basada en una novela del gran Chejov del mismo nombre originalmente llamada "Un drama de caza" La pelicula es buena y la novela es incluso mejor (XLMP)
ResponderEliminarAsí es. Así queda recogido en el análisis, aunque los títulos bailen un poco. Cosas de las traducciones, supongo.
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