viernes, 17 de mayo de 2013

Crítica: EL ESPÍA DE DOS CABEZAS (1958)

ANDRÉ DE TOTH










Buen thriller de espionaje dirigido por André De Toth, de los que tanto proliferaron en las décadas de los 40 y 50 con la 2ª Guerra Mundial y los nazis como protagonistas y también telón de fondo.

La trama está basada en una historia de J. Alvin Kugelmass y dedicada al servicio de inteligencia británico, en especial a A. P. Scotland, es decir, se trata de una cinta de propaganda también.

El retrato de Hitler vuelve a ser superficial y bastante paródico, sólo le oiremos chillar y se mostrará únicamente su mano (jamás su rostro), enérgica, moverse de un lado para otro, lamentablemente. Ese trato visual es interesante desde el encuadre, donde De Toth demuestra su talento.


Empezamos en 1939, en Berlín y el ataque a Polonia.

El Coronel Scotland, que planteó brillantemente la campaña de suministros en la campaña de Polonia, será nuestro protagonista, un brillante oficial alemán que es un espía de los aliados. El retrato del personaje es magnífico y tendrá una gran progresión. En principio lo veremos como un oficial clásico nazi, eficiente, decidido, despiadado, poco interesado en mujeres y mucho en relojes. Su éxito con su plan de suministros le convertirá en General.




En una fiesta, donde se rendirá tributo al éxito de Scotland, conoceremos al resto de personajes importantes de la trama, la bella italiana aliada, Lily Geyr (Gia Scala), y al Lugarteniente Reinisch (Erik Schumann). En la siguiente escena veremos la verdadera personalidad del protagonista. De los decorados luminosos de su fachada (militar nazi) a los oscuros donde tendrá una reunión con su contacto, Cornaz (Felix Aylmer). De las luces a las sombras, de la coartada a la verdadera identidad.

André De Toth mostrará su sutileza con juegos de miradas, un ejemplo lo tendremos al regreso a la fiesta de nuestro personaje, donde veremos las que le dedica la cantante italiana, Lily, primero a Reinisch y luego al propio Scotland. Un espía que se había mantenido alejado de tentaciones, pero una vez conseguido el rango de general y siguiendo los consejos de su contacto y amigo Cornaz, se permitirá el coqueteo con la bella italiana, a la que enseñará sus relojes pero de la que rehuirá cuando le haga una frívola petición de invasión. Así se intuye un triángulo amoroso lleno de sorpresas, ya que será Reinisch el que llevará a la dama a su casa.

Dinamarca, Holanda, Bélgica, Francia… estamos en 1940, la invasión sigue su curso.



Todas las características y situaciones que vemos de inicio tendrán un giro o un porqué según avancemos en la narración, así cuando descubrimos que el contacto de Scotland es relojero entendemos la afición por los relojes, afición un tanto obligada, de nuestro protagonista. La siguiente conversación que tengan estos dos personajes será con Scotland tras un cristal que abrirá Cornaz, así se muestra visualmente el doble juego que lleva el protagonista. En otra ocasión veremos a Cornaz a través de un espejo, cuando va a visitar a Scotland a su casa. Su anuncio e instrucciones sobre un nuevo contacto en caso de que le pasara algo es un anuncio de su futura muerte. La despedida que ambos tienen será definitiva y emotiva.



Nuestro general querrá usar su cargo para sabotear, algo que le será prohibido por su contacto, debe mantenerse eficiente y eficaz para seguir manteniendo su credibilidad y servir mejor a los aliados.

No, ¿por qué tendría que sospechar? Yo soy el perfecto nazi”.

Uno de los aspectos más interesantes de “El espía de dos cabezas” es la relación entre Scotland y Reinisch. Una relación basada en la envidia, los celos, las intuiciones y la traición… Reinisch comenzará a sospechar de su general pero las causas no terminan de quedar claras, quizá la relación de Scotland con Lily, su interés por ésta o la mera intuición.

Rusia 1941 y 1942, Norte de África e Italia en 1943, el día D en 1944.

El talento de Scotland está fuera de toda duda, demostrará su inteligencia no sólo en la planificación de campañas sino en su habilidad de espía, así situará sobre el tapete las sospechas sobre un posible topo él mismo, evitando que las miradas puedan centrarse sobre su figura. Su saber hacer y estar se mostrará a todos los niveles, por ejemplo en su forma de encajar la muerte de su amigo Cornaz ante sus propios ojos. Este talento no será único en Scotland, todos tendrán rasgos de inteligencia, a lo que ayuda los buenos diálogos, precisos y nada explícitos, donde todo se sobreentiende.



La tortura de los alemanes al pobre relojero Cornaz, las tensas miradas esperando reacciones de Scotland, el creíble disimulo de éste, la frialdad de la escena y soldados, la muerte del torturado… hacen de esta escena una de las más inquietantes. No nos queda claro cómo descubren al relojero.


Scotland será detenido y liberado con prontitud gracias a la hábil treta comentada con anterioridad. El cerco parece estrecharse y la muerte de Cornaz obliga a localizar al nuevo contacto con la excusa de la búsqueda de un huevo de Núremberg, búsqueda que tras varias intentonas llevará a la casa de la cantante italiana Lily… que pasa la velada con Reinisch. Aquí asistiremos a una estupenda  escena de suspense donde las miradas y la tensión crean la perfecta atmósfera.





En el debe de André De Toth cabría ponerle cierta falta de pulso para generar aún más atmósferas verdaderamente tensas y momentos más logrados de suspense, un tempo más marcado y algo más de talento visual. Se abusa en exceso de los planos demasiado cortos.

Los relojes tiene una gran presencia en la cinta, serán la afición de Scotland y su contacto será relojero, además aparecerán en otros momentos, como cuando Scotland mira el que tiene de pulsera al llamar a Reinisch a su despacho en una ocasión o el que le vemos antes de llamar a la puerta de Lily en su regreso a su casa. También serán la excusa para quedarse a solas con la cantante y para localizar al nuevo contacto. El tiempo lo marca todo.


En el mencionado regreso a la casa de la italiana lo veremos subir varias escaleras nuevamente, como la primera vez que fue, un buen recurso del decorado para mostrar la paulatina tensión y el riesgo cada vez más acusado de la pareja protagonista. En otra escena en casa de la italiana, y con la llegada de dos soldados, también aparecerán las escaleras (incluso revisará las de fuera del apartamento) en una secuencia de buen suspense donde Scotland está a punto de usar su arma contra ellos.



La relación entre Lily y Scotland también tendrá su progreso, de la indiferencia forzada del general al posterior interés, del aparente interés de ella a la decisión de mantener una relación ajena a las emociones personales. Así será en principio, pero la fachada que crearán, ser amantes, acabará desarrollando un vínculo amoroso ineludible. La relación tiene bastante morbo.

Sin emociones e impersonal”.

Los celos de Reinisch introducirán un nuevo elemento en la narración, dando un toque de cine negro a este thriller. Lily y Scotland se plantearán acabar con el lugarteniente por sus sospechas y obsesión, así como por sus celos. Esta fusión de los sentimientos personales influyendo en la trama de espionaje funciona muy bien.


Así Reinisch hará un concienzudo seguimiento de la pareja, con escuchas y micrófonos que Scotland descubrirá sin problemas, pero que obliga a mantener una alerta constante. La sospecha está sobre ellos y la inquietud se agudiza al ver como el intento de pasar un mensaje a los aliados a través de una de las canciones de Lily no podrá realizarse al ser suspendida la actuación de ésta y obligar a Scotland a transmitir en pleno campo de batalla.





La tenacidad de Reinisch contra el general es innegable. La escena en el campo de batalla con Scotland intentando enviar el mensaje nos deja otro buen momento de suspense y alguna que otra arbitrariedad. Será sorprendido por un cabo del que tendrá que deshacerse, un cabo que no sabemos de dónde sale… El bueno de Scotland acabará con tres soldados más, pero sólo dejará en coma al cabo, lo que creará otro suspense añadido, una espada de Damocles por un posible reconocimiento futuro. Nuevo juego con el tiempo. Buena escena de acción y suspense. La suspensión de la actuación de Lily llevará a un comentario sobre Goebbels y su dedicación al mundo de la cultura.


Sabotear la ofensiva de Las Ardenas será la misión principal de Scotland. Una misión que costará la vida de su amada Lily. Una taberna será el lugar donde la pareja planificará la misión para  mandar un mensaje a los aliados, fijando un lugar de encuentro y dando rienda suelta a su pasión con un intenso beso. Es la despedida, en una lúgubre habitación, ocultos de miradas indiscretas, pero Reinisch, vigilante, la seguirá y descubrirá. La escena de la muerte de Lily está magníficamente rodada, con un gran uso del fuera de campo, la veremos correr aterrada y precipitada sin ver lo que hace Reinisch a su espalda hasta que oímos el disparo que la abate. Un trágico amor imposible.




Este último tercio aumenta la tensión. El cerco sobre Scotland se va reduciendo, la presión de Reinisch se hace cada vez mayor y el cabo que se mantenía en coma se ha despertado. Todo ello queda bien retratado con algunos planos de exteriores donde se nos muestra una ciudad en guerra, con ahorcados por las calles y los ajusticiamientos a traidores y “derrotistas”, una buena atmósfera para el tercio final, el clímax.

  

Todo ello lleva a un obligado duelo final entre Scotland y Reinisch, un duelo primero dialéctico y luego físico, donde los dos personajes hablarán y reflexionarán sobre la verdad, la lealtad y la justicia, donde Reinisch expondrá sus razones, dando preeminencia a la lealtad por encima de cualquier otra cosa. Interesantes diálogos, interesante duelo. Reinisch pondrá contra las cuerdas a nuestro protagonista, que no tendrá más remedio que recurrir a la violencia, algo que hará cuando se entere de la muerte de Lily. Todo ello, la resolutiva motivación del elemento personal, queda simbolizado con la rotura de la foto de ella que había en la mesa del despacho de Scotland. De nuevo aquí se recurrirá al fuera de campo para retratar una muerte, un disparo en off, una pistola cayendo junto a la destrozada foto y unas botas… nos ocultan las identidades del superviviente y el difunto.






El retrato que se hace del nazismo es la de una ideología inhumana, donde cualquier sentimiento  entra en contradicción con ella, hacen débiles, una ideología robótica. Como concepción es algo simple pero eficaz para un thriller como éste. Nuestro protagonista irá cediendo paulatinamente a esos sentimientos, o mejor dicho, no los ocultará ni mantendrá en hibernación gracias a Lily, lo que le acabará creando problemas. El retrato de Scotland es bueno y en especial en el contraste con Reinisch, su antagonista. La confrontación entre ambos tendrá más de personal, amor y celos, que de otra cosa. Pasiones humanas versus ideología. Reinisch también se dejará llevar por pasiones, pero las minimizará en su fanatismo por el Tercer Reich.




Una vez se nos descubra que el superviviente fue Scotland, nuestro protagonista, iremos al bunker de Hitler, último eslabón a cerrar antes de que el cabo que estaba en coma lo reconozca. Estado de emergencia. Allí De Toth se mantendrá fiel al retrato visual que hace de Hitler, mostrando su brazo únicamente, y su nombre en la manga de un oficial. Allí Scotland, en el que Hitler confía plenamente, volverá a ganarse la confianza del Führer. Un buen clímax y suspense, aunque falto de potencia. Tendremos una persecución final con coche y motos, poco llamativa.


Cuidaré los relojes”.

Las escenas finales, con nuestro protagonista a salvo, son simpáticas. La sonrisa satisfecha cuando es apresado finalmente por los aliados, su propósito, y la divertida broma final al interrumpir su saludo nazi una vez se encuentra con militares británicos.

Por cierto, sale Michael Caine, aunque tiene tela descubrirle, hay que estar muy atentos…



Buena película a la que le falta algo de nervio, que realiza un retrato excesivamente paródico y tópico de Hitler y que cuenta una historia con muchos momentos y situaciones inverosímiles (cuesta creer la filtración de un coronel y luego general sin que sea descubierto durante décadas, además de escenas sueltas durante el metraje, por ejemplo), pero que resulta estimulante y entretenida finalmente.






2 comentarios:

  1. Hola Mr.Sambo! Lo del brazo de Hitler -que sólo se vea esa parte de él- no te recordó al malo malísimo de los dibus de "El Inspector Gadget"? Igual cogieron la idea de esta película, de la que,hasta hace un rato, nada sabía de ella. Como siempre, un placer leerte y todavía más si lo hacemos un viernes :)
    Un abrazo y buen fin de semana,
    Patricia

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    1. Leches!!!! Pues es verdad jajajajaja. Lo mismo la cogieron de aquí aunque me extrañaría que la vieran.

      Un placer que me leas. Un abrazo y pásalo muy bien!!

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