Buen thriller de espionaje dirigido por André De Toth, de los
que tanto proliferaron en las décadas de los 40 y 50 con la 2ª Guerra Mundial y
los nazis como protagonistas y también telón de fondo.
La trama está basada en una historia de J. Alvin
Kugelmass y dedicada al servicio de inteligencia británico, en especial a A. P.
Scotland, es decir, se trata de una cinta de propaganda también.
El retrato de Hitler vuelve a ser superficial y bastante
paródico, sólo le oiremos chillar y se mostrará únicamente su mano (jamás su
rostro), enérgica, moverse de un lado para otro, lamentablemente. Ese trato
visual es interesante desde el encuadre, donde De Toth demuestra su talento.
El Coronel Scotland, que planteó brillantemente la campaña
de suministros en la campaña de Polonia, será nuestro protagonista, un
brillante oficial alemán que es un espía de los aliados. El retrato del
personaje es magnífico y tendrá una gran progresión. En principio lo veremos
como un oficial clásico nazi, eficiente, decidido, despiadado, poco interesado
en mujeres y mucho en relojes. Su éxito con su plan de suministros le
convertirá en General.
En una fiesta, donde se rendirá tributo al éxito de
Scotland, conoceremos al resto de personajes importantes de la trama, la bella
italiana aliada, Lily Geyr (Gia Scala), y al Lugarteniente Reinisch (Erik
Schumann). En la siguiente escena veremos la verdadera personalidad del
protagonista. De los decorados luminosos de su fachada (militar nazi) a los oscuros donde
tendrá una reunión con su contacto, Cornaz (Felix Aylmer). De las luces a las
sombras, de la coartada a la verdadera identidad.
André De Toth mostrará su sutileza con juegos de miradas, un
ejemplo lo tendremos al regreso a la fiesta de nuestro personaje, donde veremos
las que le dedica la cantante italiana, Lily, primero a Reinisch y luego al propio Scotland. Un
espía que se había mantenido alejado de tentaciones, pero una vez conseguido el
rango de general y siguiendo los consejos de su contacto y amigo Cornaz, se
permitirá el coqueteo con la bella italiana, a la que enseñará sus relojes pero de la que rehuirá cuando le haga una frívola petición de invasión. Así se intuye
un triángulo amoroso lleno de sorpresas, ya que será Reinisch el que llevará a
la dama a su casa.
Dinamarca, Holanda, Bélgica, Francia… estamos en 1940, la
invasión sigue su curso.
Todas las características y situaciones que vemos de inicio
tendrán un giro o un porqué según avancemos en la narración, así cuando descubrimos
que el contacto de Scotland es relojero entendemos la afición por los relojes,
afición un tanto obligada, de nuestro protagonista. La siguiente
conversación que tengan estos dos personajes será con Scotland tras un
cristal que abrirá Cornaz, así se muestra visualmente el doble juego que lleva
el protagonista. En otra ocasión veremos a Cornaz a través de un espejo, cuando
va a visitar a Scotland a su casa. Su anuncio e instrucciones sobre un nuevo
contacto en caso de que le pasara algo es un anuncio de su futura muerte. La
despedida que ambos tienen será definitiva y emotiva.
Nuestro general querrá usar su cargo para sabotear, algo que
le será prohibido por su contacto, debe mantenerse eficiente y eficaz para
seguir manteniendo su credibilidad y servir mejor a los aliados.
“No, ¿por qué tendría que sospechar? Yo soy el perfecto
nazi”.
Uno de los aspectos más interesantes de “El espía de dos
cabezas” es la relación entre Scotland y Reinisch. Una relación basada en la
envidia, los celos, las intuiciones y la traición… Reinisch comenzará a
sospechar de su general pero las causas no terminan de quedar claras, quizá la
relación de Scotland con Lily, su interés por ésta o la mera intuición.
Rusia 1941 y 1942, Norte de África e Italia en 1943, el día
D en 1944.
El talento de Scotland está fuera de toda duda, demostrará
su inteligencia no sólo en la planificación de campañas sino en su habilidad de
espía, así situará sobre el tapete las sospechas sobre un posible topo él
mismo, evitando que las miradas puedan centrarse sobre su figura. Su saber
hacer y estar se mostrará a todos los niveles, por ejemplo en su forma de
encajar la muerte de su amigo Cornaz ante sus propios ojos. Este talento no
será único en Scotland, todos tendrán rasgos de inteligencia, a lo que ayuda los
buenos diálogos, precisos y nada explícitos, donde todo se sobreentiende.
La tortura de los alemanes al pobre relojero Cornaz, las
tensas miradas esperando reacciones de Scotland, el creíble disimulo de éste,
la frialdad de la escena y soldados, la muerte del torturado… hacen de esta
escena una de las más inquietantes. No nos queda claro cómo descubren al
relojero.
Scotland será detenido y liberado con prontitud gracias a la
hábil treta comentada con anterioridad. El cerco parece estrecharse y la muerte
de Cornaz obliga a localizar al nuevo contacto con la excusa de la búsqueda de
un huevo de Núremberg, búsqueda que tras varias intentonas llevará a la casa de
la cantante italiana Lily… que pasa la velada con Reinisch. Aquí asistiremos a
una estupenda escena de suspense donde
las miradas y la tensión crean la perfecta atmósfera.
En el debe de André De Toth cabría ponerle cierta falta de
pulso para generar aún más atmósferas verdaderamente tensas y momentos más
logrados de suspense, un tempo más marcado y algo más de talento visual. Se
abusa en exceso de los planos demasiado cortos.
Los relojes tiene una gran presencia en la cinta, serán la
afición de Scotland y su contacto será relojero, además aparecerán en otros
momentos, como cuando Scotland mira el que tiene de pulsera al llamar a
Reinisch a su despacho en una ocasión o el que le vemos antes de llamar a la
puerta de Lily en su regreso a su casa. También serán la excusa para quedarse a
solas con la cantante y para localizar al nuevo contacto. El tiempo lo marca
todo.
En el mencionado regreso a la casa de la italiana lo veremos
subir varias escaleras nuevamente, como la primera vez que fue, un buen recurso
del decorado para mostrar la paulatina tensión y el riesgo cada vez más acusado
de la pareja protagonista. En otra escena en casa de la italiana, y con la
llegada de dos soldados, también aparecerán las escaleras (incluso revisará las
de fuera del apartamento) en una secuencia de buen suspense donde Scotland está a
punto de usar su arma contra ellos.
La relación entre Lily y Scotland también tendrá su
progreso, de la indiferencia forzada del general al posterior interés, del
aparente interés de ella a la decisión de mantener una relación ajena a las
emociones personales. Así será en principio, pero la fachada que crearán,
ser amantes, acabará desarrollando un vínculo amoroso ineludible. La relación
tiene bastante morbo.
“Sin emociones e impersonal”.
Los celos de Reinisch introducirán un nuevo elemento en la
narración, dando un toque de cine negro a este thriller. Lily y Scotland se
plantearán acabar con el lugarteniente por sus sospechas y obsesión, así como por
sus celos. Esta fusión de los sentimientos personales influyendo en la trama de
espionaje funciona muy bien.
Así Reinisch hará un concienzudo seguimiento de la pareja,
con escuchas y micrófonos que Scotland descubrirá sin problemas, pero que
obliga a mantener una alerta constante. La sospecha está sobre ellos y la
inquietud se agudiza al ver como el intento de pasar un mensaje a los aliados a
través de una de las canciones de Lily no podrá realizarse al ser suspendida
la actuación de ésta y obligar a Scotland a transmitir en pleno campo de
batalla.
La tenacidad de Reinisch contra el general es innegable. La
escena en el campo de batalla con Scotland intentando enviar el mensaje nos deja otro
buen momento de suspense y alguna que otra arbitrariedad. Será sorprendido por
un cabo del que tendrá que deshacerse, un cabo que no sabemos de dónde sale… El
bueno de Scotland acabará con tres soldados más, pero sólo dejará en coma al
cabo, lo que creará otro suspense añadido, una espada de Damocles por un posible
reconocimiento futuro. Nuevo juego con el tiempo. Buena escena de acción y
suspense. La suspensión de la actuación de Lily llevará a un comentario sobre
Goebbels y su dedicación al mundo de la cultura.
Sabotear la ofensiva de Las Ardenas será la misión principal
de Scotland. Una misión que costará la vida de su amada Lily. Una taberna será
el lugar donde la pareja planificará la misión para mandar un mensaje a los aliados, fijando un
lugar de encuentro y dando rienda suelta a su pasión con un intenso beso. Es la
despedida, en una lúgubre habitación, ocultos de miradas indiscretas, pero
Reinisch, vigilante, la seguirá y descubrirá. La escena de la muerte de Lily
está magníficamente rodada, con un gran uso del fuera de campo, la veremos
correr aterrada y precipitada sin ver lo que hace Reinisch a su espalda hasta
que oímos el disparo que la abate. Un trágico amor imposible.
Este último tercio aumenta la tensión. El cerco sobre
Scotland se va reduciendo, la presión de Reinisch se hace cada vez mayor y el
cabo que se mantenía en coma se ha despertado. Todo ello queda bien retratado
con algunos planos de exteriores donde se nos muestra una ciudad en guerra, con
ahorcados por las calles y los ajusticiamientos a traidores y “derrotistas”,
una buena atmósfera para el tercio final, el clímax.
El retrato que se hace del nazismo es la de una ideología
inhumana, donde cualquier sentimiento
entra en contradicción con ella, hacen débiles, una ideología robótica.
Como concepción es algo simple pero eficaz para un thriller como éste. Nuestro
protagonista irá cediendo paulatinamente a esos sentimientos, o mejor dicho, no
los ocultará ni mantendrá en hibernación gracias a Lily, lo que le acabará
creando problemas. El retrato de Scotland es bueno y en especial en el
contraste con Reinisch, su antagonista. La confrontación entre ambos tendrá más
de personal, amor y celos, que de otra cosa. Pasiones humanas versus ideología.
Reinisch también se dejará llevar por pasiones, pero las minimizará en su
fanatismo por el Tercer Reich.
Una vez se nos descubra que el superviviente fue Scotland,
nuestro protagonista, iremos al bunker de Hitler, último eslabón a cerrar antes
de que el cabo que estaba en coma lo reconozca. Estado de emergencia. Allí De
Toth se mantendrá fiel al retrato visual que hace de Hitler, mostrando su brazo
únicamente, y su nombre en la manga de un oficial. Allí Scotland, en el que
Hitler confía plenamente, volverá a ganarse la confianza del Führer. Un buen
clímax y suspense, aunque falto de potencia. Tendremos una persecución final
con coche y motos, poco llamativa.
“Cuidaré los relojes”.
Las escenas finales, con nuestro protagonista a salvo, son
simpáticas. La sonrisa satisfecha cuando es apresado finalmente por los
aliados, su propósito, y la divertida broma final al interrumpir su saludo nazi
una vez se encuentra con militares británicos.
Por cierto, sale Michael Caine, aunque tiene tela
descubrirle, hay que estar muy atentos…
Hola Mr.Sambo! Lo del brazo de Hitler -que sólo se vea esa parte de él- no te recordó al malo malísimo de los dibus de "El Inspector Gadget"? Igual cogieron la idea de esta película, de la que,hasta hace un rato, nada sabía de ella. Como siempre, un placer leerte y todavía más si lo hacemos un viernes :)
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana,
Patricia
Leches!!!! Pues es verdad jajajajaja. Lo mismo la cogieron de aquí aunque me extrañaría que la vieran.
EliminarUn placer que me leas. Un abrazo y pásalo muy bien!!