En lo visual “Casablanca” es una delicia, caviar cinéfilo.
La textura y profundidad que da el humo, especialmente en el blanco y negro, es
increíble y aquí se le saca todo el partido. Si bien en España está prohibido
fumar en sitios público debería ser obligado hacerlo en el cine, gracias a Dios
en el clásico se hacía de manera habitual.
La puesta en escena y planificación de la detención de
Ugarte es maravillosa, rodada a la perfección, como toda la cinta. Veremos
cómo tras el ajetreo, en uno de esos sutiles detalles intrascendentes pero que
hacen especial a “Casablanca”, Rick (Humphrey Bogart) coloca copas caídas
mientras pone calma, un profesional de lo suyo. No será la única copa o vaso
que veamos caer durante la película, Ilsa tirará una copa de champagne y Rick
su vaso en su borrachera despechada mientras espera a su amada.
Esta frase la dirá Rick en un par de ocasiones, más que nada
para convencerse a sí mismo de determinadas cosas, como le dirá Laszlo, que también
lo calará.
Disfrutaremos de otros dos ejemplos de dirección perfecta en
sendas conversaciones que vendrán a continuación. La primera tendrá como
protagonistas a Strasser, Rick y Renault. Curtiz irá reduciendo los encuadres,
llegando y marcando los primeros planos, según avance la conversación y ésta se
haga más tensa o íntima.
-Renault: Personalmente me adaptaré a lo que venga.
-Strasser: ¿Cuál es su nacionalidad?
-Rick: Soy borracho.
“Rick es absolutamente neutral en todo, y esto incluye
también a las mujeres."
-Heinz: ¿Nos imagina en Londres?
-Rick: Cuando lleguen pregúntemelo.
Se pasará a planos generales cuando se generalice o Rick se
vaya. Un travelling de acercamiento concluirá la conversación entre Strasser y
Renault, sus confidencias…
“¿Tengo los ojos pardos?”
Presentando a Ilsa y a Victor Laszlo.
La agilidad de la cámara de Curtiz nos presentará a los otros dos protagonistas que faltaban, los imprescindibles Victor Laszlo (Paul Henreid) e Ilsa Lund (Ingrid Bergman). Un travelling paseará junto a ellos en su presentación y entrada en el Rick’s Café. Juego de miradas de Sam a Ilsa, que se muestra tensa, de Ilsa a Sam… del agente de la Resistencia que a los recién llegados. Una panorámica vinculará a Laszlo con el agente que simulará venderle un anillo y que debe contactar con él, Berger (John Qualen), además el reflejo de la pareja en el espejo remarca el doble juego de todos ellos. Ugarte era el contacto, los salvoconductos eran para ellos, un guión perfectamente cerrado. El contacto es imposible, como vimos en la escena anterior.
Otra sutileza marca de Michael Curtiz, la amenazante sombra
de Renault mientras el falso vendedor de anillos habla con Laszlo y el aviso de
Ilsa. Perfecto uso narrativo de las sombras de nuevo.
La segunda conversación que muestra la perfección de la
realización de Curtiz, como mencioné antes, tendrá lugar entre Ilsa, Laszlo,
Renault y Strasser. Juegos de miradas, perfecto y significativo uso de los
primeros planos, portentoso trabajo en los encuadres…
“Un hombre del cual yo me enamoraría, si fuera mujer. Un ser
extraño y misterioso. Así veo yo a Rick."
Plano general con los cuatro personajes; plano corto de
Laszlo e Ilsa, separándolos y marcando las distancias; nuevo plano general pero
desde el lado de Ilsa, toma de partido de Curtiz en este pequeño duelo; plano
de Strasser y Laszlo de pie, duelo firme, Renault desenfocado, ambiguo, e Ilsa
fuera del encuadre, al margen. Simplemente perfecto. Una demostración clásica
de lenguaje cinematográfico y
significación desde el encuadre.
Tendremos juegos de miradas, como las de Strasser a Ilsa, y
descripción de personajes, como la firmeza y dignidad de Victor Laszlo en todo
momento.
Un interludio musical, aunque esta vez no será Sam, sino la
cantante con su guitarra (Corinna Mura), nos regalará otro extraordinario
momento vertebrado en las miradas, básicas en “Casablanca”, como iré
comentando. Miradas de Laszlo a la cantante y a los alemanes, luego a Berger,
las de Ilsa a Sam y las de Sam a Ilsa… Laszlo se reunirá con Berger brevemente
y será informado de lo sucedido con Ugarte, quedarán para una futura reunión de
la Resistencia. Todo esto es una perfecta excusa para que Ilsa pueda hablar con
Sam a solas, otro detalle de perfecto trabajo de guión, todo resulta natural.
El primer plano de Ilsa mientras escucha la mítica canción
es de una belleza y una magia inabordable. Se siente su pasado, sus
pensamientos, su nostalgia. Una mirada ensoñadora, perdida, nostálgica, algo
dolorosa, la de Ilsa. Quizá un amor sentido y no del todo olvidado, quizá
anestesiado. Su atrevimiento denota que fue un recuerdo bonito y que quiere
recordarlo, aunque ya está superado. En cambio el rostro en el mencionado
primer plano nos indica que es un recuerdo que caló hondo en ella. No sabremos
si por amor, aunque se intuye, amor a Rick o mala conciencia… Un larguísimo y
hermosísimo primer plano, lo de los primeros planos en esta película es
asombroso, que será interrumpido por… Rick.
El primer encuentro entre Ilsa y Rick es otro memorable
momento de miradas y actores portentosos. El rostro noqueado de Bogart al
verla, su prohibición a tocar esa canción, un tormento de recuerdos dolorosos
para él… Míticos primeros planos. Por si fuera poco el “As time goes by” que
toca Sam al piano se convierte en orquestal para uno de esos momentos de
antología del cine, puñaladas de amor con esas miradas. A través de esos primeros
planos y miradas tan esenciales en “Casablanca” llegamos a sentir lo que
piensan los personajes, sentimos su pasado, el peso del mismo que los atenaza.
Esto no evita que se logre transmitir ambigüedad en el espectador.
La herida oculta de Rick, enfriada en la lejanía, tan solo
presente por un eco que se pretende no escuchar pero que grita estridente
cuando suena un piano por petición de Bergman.
La forma en que está construida la historia de amor es una
de las claves de su gran funcionamiento. El guión improvisado es un portento.
Las evocadoras miradas, los primeros planos que sugieren ante nuestro
desconocimiento de lo que ocurre, que exigen la espectador que indague, que
cree en su cabeza una historia, generan la profundidad que hace eterna esta película, tan sentida, tan conmovedora, tan pasional…
Miradas que lo dicen todo, primeros planos, como los de Ilsa
y Rick al verse, que desgarran. Lloroso y emocionado el de ella, resentido el
de él. La sutilísima sonrisa de Rick al verla, dura.
-Rick: Un día así no se olvida.
Cuando Rick pronuncia esa frase todos sabemos y entendemos su
doble sentido. ¡Qué guión! ¡Qué diálogos!
“Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul." Con
frases como esta es raro que Laszlo no sospeche algo…
En la conversación entre Rick e Ilsa, junto a Renault y
Laszlo, se usarán a la perfección los primeros planos, sobre todo de Ilsa,
cuando sea Rick el que hable se la incluirá a ella en plano, pero no sucederá
al revés, donde aparecerá ella en solitario. Ella es la permanente presencia
que tiene en la cabeza Rick.
-Ilsa: Nadie en el mundo es capaz de interpretar “El tiempo pasará” como Sam.
-Rick: No lo había hecho hacía mucho tiempo.
En las miradas y diálogos de la pareja está todo el peso de
un pasado lleno de amor, pasión… y dolor. Parecen hacerse el amor con las
miradas, ante la digna presencia de Laszlo.
Renault mandará seguir a Laszlo justo antes de que veamos el
dolor de Rick en primer plano. Un Café cerrado, oscuro y solitario con la única
compañía de una botella y un pianista fiel. Rick pasará su noche de
autoflagelación, autotortura y borrachera.
El flashback.
Siempre recordaba a color el flashback, un flashback
introducido por el “As time goes by”, que Rick también pedirá a su amigo Sam, y
La Marsellesa. Un flashback luminoso, distinto al tono del resto de la
película, como debía ser. Un contraste marcado. El flashback es imprescindible
en la narración ya que desarrolla y hace comprender a los personajes y sus
circunstancias notablemente. El flashback es la puerta al corazón, blindado
hasta ese momento de la historia, de Rick. Es la manifestación cinematográfica
de los sentimientos que Rick guardaba tras su dura y cínica pose, algo
maravilloso desde el punto de vista del lenguaje cinematográfico. Aquí se
explica el porqué de ese blindaje, qué lo transformó, qué lo hizo ser como
vemos en su Café. Un misterio maravillosamente forjado y creado en la narración,
que se va abriendo, desvelando poco a poco. Es la magia.
Curtiz, en otro rasgo muy característico suyo, usa mucho la
abertura de plano, un travelling de retroceso que va del plano corto a uno más
amplio o general. Así veremos a Bogart, antes de ir al flashback, en primer
plano y lo irá abriendo hasta mostrar toda la escena y las intervenciones de
Sam. Luego hará el movimiento contrario, lo cerrará, mostrando la obsesión y
perturbación del personaje, mientras conversa con Sam y escucha la música que
le trastorna. El intermitente foco externo que ilumina la puerta del fondo da
una especial textura visual a toda la escena y al momento.
“De todos los garitos de todas las ciudades de todo el mundo,
ella entra en el mío."
“La tocaste para ella, tócala para mí”. “Si ella la
resistió, yo también. Tócala."
Cuando Sam toque las primeras notas de “El tiempo pasará”,
leit motiv continuo en la película, la cámara se acercará aún más al dolorido y resquebrajado rostro de Bogart, vemos el pasado en sus ojos. La
reflexión sobre el pasado, el dolor, la nostalgia, el cariño que se siente ante
el mismo… y que logra transmitir “Casablanca”, es increíble. “Casablanca” hace
el pasado tangible. Por ello se identifica tanta gente, todos sabemos lo que se
siente al rememorar un pasado doloroso o bello, quizá al oír una canción, como
Rick, por ejemplo.
Curtiz acercará el plano al rostro de Bogart hasta en tres
ocasiones, hasta un primerísimo primer plano cuando coge su cigarro. En ese
momento la orquestación subirá ocultando el piano de Sam y sublimando “El tiempo pasará”, mientras una nebulosa desemboca en el Arco del Triunfo y la música
en La Marsellesa. Ese curioso movimiento de la cámara de Curtiz, primero
alejándose y luego acercándose paulatinamente, muestra un inicial respeto al
dolor del personaje, discreción, para convertirse en solidaridad y comprensión
con la aproximación.
Momentos de felicidad que se tornarán duros y marcarán a
fuego a los personajes, sobre todo a Rick. Estampas de jovialidad y amor sin
preocupaciones, veremos los rostros felices de Rick e Ilsa juntos, un Rick que
sonríe, algo que parecía imposible, alegre, feliz, distinto. Las transparencias
que van variando de fondo, sin complejos, cambiando el decorado. Ajenos al
lugar y al tiempo. Preciosa metáfora poética de su relación. Paseos en coche,
en barco…
“Dijimos sin preguntas”.
Champagne, bailes, besos, miradas… Es muy bello visualmente
el plano íntimo de la pareja, cuando Ilsa ofrece un franco por sus pensamientos
a Rick, con reflejos acuosos, de la chimenea parece, que dan una textura y una
sensación onírica y de perfección al momento. El vestido de Ilsa parece querer
mostrar su verdadero color. Del plano general se pasará, mediante un
travelling, a uno más cercano y luego al plano-contraplano íntimo.
Descubriremos el pasado de Rick, el de Ilsa deberá esperar
un poco. Efectivamente era un idealista, un sentimental, un romántico.
Comprometido. En la lista negra alemana. Viviremos la entrada alemana en París
al ritmo de los cañones y de los latidos del corazón de Ilsa. La ruptura de
Rick e Ilsa acaba siendo también una pequeña metáfora de la destrucción de
sentimientos y relaciones que supone la guerra, de lo que destruyeron en este
caso los nazis.
La sombra del cartel de “La Belle Aurore” vuelve a resultar
premonitorio. Como nos comentó Rick, ahí fue donde vio a Ilsa por última vez.
Nuevo uso con contenido de las sombras. De la sombra pasaremos al plano general
donde veremos el recinto, con Sam siempre fiel al lado de Rick. El plano se irá
cerrando en un marco de supuesta felicidad al ritmo de “El tiempo pasará”, que
aún no había adquirido su carácter amargo… y es que, ¡cómo pasa el tiempo y
cambian las cosas y los sentimientos hacia ellas…!
La estampa de felicidad es relativa, Ilsa está inquieta y
apesadumbrada, algo pasa y se intuye en una perfecta actuación y dirección de
actores. Ella ya sabe que deberá abandonar a su amor. Como siempre lo veremos
retratado en un magnífico primer plano de Bergman, que en esta cinta tiene
algunos de los mejores de la historia del cine.
Cuando Rick hable de matrimonio ella no podrá evitar llorar.
“Bésame, bésame como si fuera la última vez."
Como he comentado, Ilsa derramará una copa de champagne en el
flashback, justo en el beso, la derramará como se derramarán las letras de la
carta que escriba a Rick en su adiós, deshaciéndose en la lluvia que cae sobre
ellas. La perfecta imagen de la vulnerabilidad, fugacidad y levedad del amor y
las relaciones. Absolutamente magistral.
Bogart forjó su mítica e iconográfica imagen definitiva en
esta cinta, su sombrero, su cigarro, su gabardina y su forma de comportarse
serán eternos para siempre. Lo veremos en la estación mientras espera a su
amada bajo la lluvia, una lluvia simbólica de la desolación del personaje, de
su abandono. Un ser completamente derrotado al partir el tren. El humo del
tren nos servirá de transición para volver al presente, donde se derramará otro
vaso. Sentimientos derramados. Será la mano de Rick la que lo derrame, una mano
que vimos en su presentación y que como allí la veremos antes de mostrarnos su
atribulado rostro. Una planificación rigurosa y precisa.
En la vuelta del flashback hay un evidente, y torpe, truco
de puesta en escena, ya que veremos a Rick sentado en otro lugar distinto al
que estaba al viajar al pasado, simplemente para que la entrada de Ilsa quede
mejor mostrada y con acceso a la mirada de Rick. Se intentará explicar con que
Rick se levantó, está su silla caída también y Sam la coloca, y se volvió a
sentar en otra, pero resulta claramente forzado.
Una nueva y sutil sonrisa se dibujará en el rostro de Rick,
satisfacción y amargura en ella al verla entrar, como predijo. Allí será de
todo menos comprensivo y sensible, soltará una metralla de reproches. Duro,
desagradable y grosero. El alcohol y su dolor resentido no admitirá ni dará
opción a que Ilsa se explique. La aparición de Ilsa es casi angelical… o
fantasmal. Mágica.
Dedicada a Pablo Lázaro y Penny Lane, cinéfilos y románticos, como no puede ser de otra manera gustándoles Casablanca.
Lee aquí la 1ª Parte del análisis.
Lee aquí la 2ª Parte del análisis.
Lee aquí la 4ª Parte del análisis.
Lee aquí la 5ª Parte del análisis.
Lee aquí la Última Parte del análisis.
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Lo que distingue a Velázquez y lo convierte en el más grande pintor de la historia es que era capaz de pintar la atmósfera, convirtiéndola en un personaje más dentro del cuadro.
ResponderEliminarEl humo en el cafe y en la estación de tren, la lluvia mientras Rick espera a Ilsa o la niebla cuando se aleja junto a Renault son un personaje de la película. Esos detalles que la convierten en una obra maestra imperecedera.
Nunca he visto una actriz como Ingrid Bergman. Aunque no pronunciase una frase en toda la película daría lo mismo. Lo que es capazde transmitir con la mirada en cada plano es irrepetible. Casi se puede decir lo mismo de Bogart, pero entonces habríamos perdido algunas de las mejores frases de la historia del cine.
Así es mi amigo y apasionado Wsmith, así es.
EliminarIlsa/Bergmann. Esa dulzura. Y un Rick/Bogart sonriente.
ResponderEliminarY el amor, la decepción y las heridas dolorosas.
Ay!!!
Me callo, poco puedo aportar.
Disfrutando mucho, con dos posts del tirón!!! En el ecuador del análisis…
Gracias sensei!!!
Gracias a ti, a ver si logro que sigas disfrutando con lo que queda.
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