Lo sensitivo como hijo de la abstracción.
Y esa búsqueda de la abstracción debe basarse, desde la
forma, en la emoción, la sensación. De ahí que apenas se hable, que el silencio
parezca reinarlo todo, regentado por la música de Zimmer, para que cuando llega
el sonido, los gritos, los disparos, las bombas, los choques, impacten más. Ese
temblor en los aviones, la voz que vibra de los pilotos, los barcos que
chirrían y crujen al hundirse, al golpear con el espigón, los cuerpos impactando
con el agua, el sonido de los aviones invisibles acercándose… la angustia, el
miedo.
Un terrorífico sonido siempre, especialmente el de los
aviones. Casi cada sonido tiene la intención de provocar pavor, especialmente
cuando es en off. Un ejemplo perfecto lo tenemos en ese soberbio plano con las
reacciones de los soldados en la barcaza cuando oyen a lo lejos la venida de
un avión, agachándose inmediatamente.
Nolan apuesta por lo claustrofóbico especialmente para
desarrollar ese concepto sensitivo. Asfixiante. El piloto tras amerizar intentando romper la cabina mientras se hunde, el barco sumergiéndose ahogando
a los soldados atrapados en su interior, los soldados esperando encerrados en ese
barco hasta que comience a flotar… y la liberación: la cabina del avión que se
abre, la puerta del barco que hace lo mismo, el rescate a los soldados que
saltan…
Tensas y claustrofóbicas situaciones creadas por el
director, reales, verosímiles, convirtiendo el conflicto en una especie de
guerra miniaturizada, minimalista, sin dejar de ser maximalista, como
escenifica en planos como ese de la pequeña barcaza que pasa al lado de un
gigantesco acorazado. Son las pequeñas hazañas, las pequeñas mezquindades, las
grandes heroicidades, los grandes pecados…
Se apoya además Nolan para transmitir esas sensaciones,
agobiantes, tensas, en la banda sonora, con ese reloj que se escucha en
determinados momentos, como una incesante y apremiante cuenta atrás.
Valores y mezquindades en la guerra.
Toda esta estructura, mucho más compleja de lo que parece,
como pueden comprobar, le sirve a Nolan para exponer una gran cantidad se
sentimientos, valores y mezquindades, en un entorno que se presta a ello,
porque pone al límite a las personas, que lejos de conocerse, en un entorno de
estrés muestran su verdadera cara, siempre con el concepto de supervivencia
sobrevolándolo todo.
El heroísmo: con George sumándose a la expedición que
pretende Mark Rylance con su pequeño barco, con la intención de hacer algo
notable, o la del piloto que se sacrifica para proteger a sus compañeros en la
playa, cayendo prisionero.
La camaradería: con esas pequeñas victorias que parecen no significar nada, pero que son puro sentimiento hacia tus compañeros (jalear el paso por una precaria tabla para llevar a un herido en camilla, el rescate a un compañero…); amistades y afinidades abstractas, con desconocidos: como la que se profesan el protagonista, Tommy (Fionn Whitehead), y el silencioso francés, Gibson (Aneurin Barnard).
La camaradería: con esas pequeñas victorias que parecen no significar nada, pero que son puro sentimiento hacia tus compañeros (jalear el paso por una precaria tabla para llevar a un herido en camilla, el rescate a un compañero…); amistades y afinidades abstractas, con desconocidos: como la que se profesan el protagonista, Tommy (Fionn Whitehead), y el silencioso francés, Gibson (Aneurin Barnard).
Un heroísmo y unos héroes que dejan momentos emotivos.
Héroes fallecidos, héroes que se sacrifican (Hardy)…
La mentira: a veces ruin, otras bella, como en el homenaje
que se le hace a George, el chaval que muere en la embarcación de Rylance, que
casi es una escenificación del manejo propagandístico británico.
La mezquindad: cuando vemos robar a cadáveres o usar a un
herido para colarse en un barco que los lleve a casa…
El miedo, la desesperación: en ese trauma del personaje encarnado por Cillian Murphy que le lleva a matar a un chico por accidente ante la idea de volver a Dunkerque…
La angustia: con esos soldados intentando salir de los barcos para evitar ahogarse (cruel muerte la del soldado francés ahogado), buscando una salida o cayendo en la desolación o la locura suicidándose en la playa…
El miedo, la desesperación: en ese trauma del personaje encarnado por Cillian Murphy que le lleva a matar a un chico por accidente ante la idea de volver a Dunkerque…
La angustia: con esos soldados intentando salir de los barcos para evitar ahogarse (cruel muerte la del soldado francés ahogado), buscando una salida o cayendo en la desolación o la locura suicidándose en la playa…
Ruindades, vilezas y cobardías: hacer grupo para echar al
francés del barco en lo que era casi una condena de muerte simplemente por el
miedo, por el afán de supervivencia y por ser de la misma compañía…
Y finalmente la supervivencia, ya saben, que de alguna
manera provoca todo lo demás.
Es el Nolan de siempre.
Aunque al ser su primer título en un contexto histórico y
basado en hechos reales podría pensarse que el director se alejaría de sus
temas y obsesiones, lo cierto es que nada de esto ocurre y se las ingenia de
manera asombrosa y brillante para adaptarlas a su universo con plena
naturalidad.
"Las guerras no se ganan con evacuaciones, pero en esta
liberación ha habido una victoria que no hay que pasar por alto. Nuestra
gratitud por la salvación de nuestro ejército no debe hacernos olvidar que lo
que ha ocurrido en Francia y en Bélgica es un colosal desastre militar. Debemos
esperar que nos asesten un nuevo golpe casi de inmediato. Seguiremos hasta el
final. Combatiremos en Francia. Combatiremos en los mares y océanos. Combatiremos
cada vez con mayor confianza y fuerza en el aire. Defenderemos nuestra isla a
cualquier precio. Combatiremos en las playas, combatiremos en los aeródromos,
en los campos y en las calles. Combatiremos en las colinas. No nos rendiremos
jamás. Y por más que esta isla o buena parte de ella quede dominada y
hambrienta, nuestro imperio de ultramar, armado y protegido por la Flota
Británica, continuará la lucha hasta que, cuando Dios quiera, el nuevo mundo, con todo su poder y su fuerza, dé un paso al frente para rescatar y liberar al
viejo".
Ese es un fragmento del afamado discurso de Churchill que
podemos oír al final de la película, así como en “El instante más oscuro” (Joe
Wright, 2017), también nominada este año. Un fragmento donde se cita la lucha
por tierra, mar y aire… De ahí que Nolan vertebre así su narración. No hay nada
al azar. Por cierto, me encanta la referencia a los Estados Unidos en este
discurso de Churchill.
-Quien conozca el blog y haya leído los sucesivos análisis
sobre películas de Nolan, tendrá una noción amplia de los rasgos, conceptos y
temáticas de su universo. Uno de los más resaltados y evidentes es su gusto por
la fragmentación, tanto narrativa como temporal. Era difícil diseñar una cinta
bélica en un contexto concreto y limitado donde esa fragmentación cuadrase y
tuviera sentido, pero el director británico se las apaña.
Nolan dividirá la historia en tres apartados que de alguna
forma confluirán. La tierra, con el espigón como núcleo central, junto a Branagh; el mar, con
los barcos que van a ayudar a los soldados, representados en el que comanda
Mark Rylance; el aire, con ese heroico piloto que encarna Tom Hardy.
Y a su vez, cada una de esas divisiones tendrá su ritmo
temporal particular. En tierra se nos contará lo sucedido durante una semana.
En el mar lo que sucede durante un día. En el aire lo que sucede durante una
hora.
Subraya esta fragmentación temporal Nolan con un par de
detalles, como son la aparición del personaje que interpreta Cillian Murphy
rescatando soldados cerca de la playa tras verle siendo rescatado a él por el
barquito de Mark Rylance, y juegos con el punto de vista y la perspectiva, la
fragmentación narrativa en el momento que dos líneas temporales se cruzan, por
ejemplo en ese tiroteo aéreo que primero vemos por el aire y luego desde el
barco de Rylance de nuevo, o donde lo que parecía un saludo para al avión de
Hardy en realidad eran intentos desesperados por abrir la cabina del
siniestrado avión de su compañero piloto...
-Otro rasgo habitual del cine de Nolan es el desdoblamiento
de personalidades, rasgo que aquí volvía a ser complicado de aplicar al ser una
cinta realista e histórica, pero que el director logra con su particular
concepción. Es, evidentemente, más complicado llegar al concepto porque antes
se ha tenido que desenmarañan la ambición de Nolan en su idea de
abstracción, en la cual cada soldado, cada parte del ejército que vemos, en los
que divide la película, forman un todo. Es ahí donde el desdoblamiento tiene
sentido, un desdoblamiento que aparecería de otro modo al habitual en Nolan, con las distintas
personificaciones de ese mismo cuerpo, el ejército, en los que los miedos y
valores son representados en las mencionadas abstracciones. Un tanto como la
Santísima Trinidad.
-El montaje, principal aliado de Nolan, en especial para esa
idea de fragmentación, utiliza los paralelismos, los enlaces y los ecos para
vincular situaciones, para definir ese todo que antes expliqué. Observen como
enlaza dos escenas: un barco cargando heridos, otro civil cargando salvavidas
en el muelle; el rescate en el mar al personaje interpretado por Cillian Murphy
enlazado con el avión que cae al mar… O esos planos que nos llevan del pie
desnudo del chico que entierran a la bota que se ata el francés al inicio del
film, explicando sin palabras lo ocurrido. La vida y la muerte.
Paralelismos como el encierro a los soldados que suben al
acorazado, sintiéndose a salvo por fin, con el encierro que sufre Cillian
Murphy en la pequeña barcaza de Rylance. Un avión hundiéndose y siendo
rescatado, como ocurre con un barco en otra escena… Combustible derramándose en
las aguas, el que le falta al avión de Hardy… Son muchísimos, detalles para la
delectación.
-Como en el último cine de Nolan, la música, la banda
sonora, es clave en la creación de sus universos, de las emociones de los
mismos, con su aliado Hans Zimmer especialmente. La célebre escala Shepard, que
Nolan usa con devoción, aparece aquí de nuevo en una banda sonora más abstracta
(en consonancia con la película), donde se prescinde de la melodía para hacer
hincapié en el ritmo. Es un recurso ideal para esos clímax alargados,
infinitos, que tanto gustan al director, además de para crear esa tensión
asfixiante pretendida.
La escala Shepard es una ilusión auditiva en la que se
superponen tres escalas de notas con separación de una octava entre ellas, que
reiteradas da esa sensación de que la música sube y sube o baja y baja
progresivamente, hasta el infinito. El sonido de reloj o los violines rítmicos
son pieza clave en la atmósfera pretendida en el film.
Además tiene detalles y matices, como cuando cesa la banda
sonora, que en ocasiones es una señal de que llega el enemigo. O ese silencio
que sobreviene cuando el chico protagonista llega a la playa, a la tensa
espera, en la primera secuencia…
Así conforma Nolan el todo buscado, desde una aparente
sencillez que esconde una compleja y coherente tela de araña.
Christopher Nolan es un director irregular, por no decir
discreto o mediocre, rodando escenas de acción, pero cuando lo hace bien se
sale (recordemos aquella escena en “Origen” (2010) en un pasillo que perdía la
gravedad). Aquí las escenas de acción y suspense dejan momentos realmente
tensos y espectaculares. Destaco especialmente los duelos aéreos, donde muestra
la táctica de los pilotos para derribar a los enemigos con gran claridad y
brillantez.
“Un enemigo menos”.
Es cierto que ni en la playa ni en las embarcaciones que
vemos, se aprecia el número que dicen había o se movilizó en esta historia.
Supongo que tiene que ver con esa aspiración siempre artesanal, clásica, de
hacer las cosas en Nolan, sin usar el ordenador ni los efectos digitales, en
general, que le gustan más bien poco, utilizando extras y barcos reales. En el
único plano que dedica “El instante más oscuro” (Joe Wright, 2017), también
nominada a mejor película este año, a dicha movilización de barcos para
rescatar a los soldados atrapados, se observa más cantidad de los mismos. Eso
sí, es meritorio que llegara a tener hasta 62 barcos en funcionamiento durante
la película.
Las interpretaciones son acertadas y complicadas, al carecer los personajes de una individualización o carácter personal sobre el que indagar, basándose en la tan señalada abstracción emocional para acometerlas. Soberbio Branagh, que deja un plano antológico con una mirada que se va crispando, que teme lo peor, que se pone a merced de los acontecimientos, que renace y que termina vidriosa por la emoción, diciéndolo todo sin decir nada. ¡Qué bueno es Kenneth Branagh! Sus miradas al horizonte cambiando su expresión radicalmente, transmitiendo todas las emociones sin necesidad de corte, conteniendo sus ojos vidriosos por la emoción. Soberbio Hardy, una vez más enmascarado, algo que Nolan ya le obligó a hacer en “El caballero oscuro: La leyenda renace” (2012), y que también hizo en “Mad Max: Furia en la carretera” (George Miller, 2015), sabiendo dotar de expresividad a su personaje a pesar de todo. Soberbio Rylance, en su determinación y vulnerabilidad. Muy bien los chicos jóvenes, con mención especial para ese Harry Styles, cantante de “One Direction”, y Fionn Whitehead, así como para Aneurin Barnard…
Es una de las grandes películas de este año, sobre la que
algunos, como ocurre con todas, han intentado reseñar ciertos defectos, tanto
desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista dramático, algo
que ya expliqué y rebatí en el preanálisis, el que podéis pinchar desde aquí.
Más allá de eso, es posible que a algunos les sepa a poco, que se pierdan en la
abstracción o no “empaticen” si no captan toda su esencia, que se quede corta
como título bélico en ciertos aspectos, pero nadie puede dudar de su calidad.
Estupendo análisis de una peli q vi y q me entusiasmó!!!
ResponderEliminarQ bien explicas todo!!
Y, aunq parezca boba, muy contenta x haber “visto” un montón d cosas q cuentas antes de leerte!!! Jajaja!! Será q ya llevo un tiempecito leyéndote!!!
Mil gracias, me ha gustado mucho!!!
Besos!!
Muchas gracias, Reina!
EliminarPues es satisfactorio coincidir! Jajajaja.
Estoy seguro de que cualquier británico que viera esta película, salió del cine "henchido" de orgullo patrio, más allá de todo lo que comentas a nivel analítico, con lo cual, estoy de acuerdo.
ResponderEliminarCreo que la abstracción que propone Nolan, es la razón por la que a un "no británico" (o "no yankee") le pueda llegar menos, si no advierte lo que pretende el director.
Imaginar un peli parecida sobre el Desastre de Annual, o sobre la pérdida de Cuba y Filipinas, de la que un español pueda salir algo orgulloso del cine, es pura utopía.
Así es, supongo que tiene que ver con el complejo, que ellos no tienen ni siente. Y ese querer quedar bien con todos, lo que es imposible. Es tan triste el hecho de la incapacidad que hay aquí para hacer una película como la de Nolan, con todos los errores y manipulaciones que se quieran, como el hecho de que si se hiciera la mitad la criticarían...
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