Hemos visto como Richard Linklater hacía casi un homenaje a
lo habitualmente elíptico en el cine con su magnífica “Boyhood” (2014), también
nominada a mejor película este año junto a la que nos ocupa. Aquí Iñárritu
juega con la elipsis de modo hábil para respetar la integridad de su propuesta
“sin cortes”, reflexionando así mismo sobre el propio lenguaje cinematográfico,
el metacine reseñado.
Las elipsis en “Birdman” son temporales no físicas, salvo en
dos ocasiones, algo obligado para mantener el rigor de “plano secuencia sin
cortes”.
Con esta propuesta lo que quiere y en cierta medida logra
Iñárritu es fusionar teatro y cine, la aspiración de la actuación sin cortes
del teatro con lenguaje puramente cinematográfico.
-Este uso de la elipsis elimina las escenas de transición, que
son sustituidas por paseos entre bambalinas, por los pasillos, servidumbres que
repercuten en la fluidez narrativa obligadas por la propuesta elegida del plano
secuencia. De esta forma Iñárritu define el escenario como el corazón para
todos esos personajes, el centro neurálgico, su esencia vital, en el que confluyen todos esos
pasillos, como si de venas y arterias que lo nutriesen se trataran, lo
nutriesen de sus miedos y superaciones, inseguridades y egos, redenciones y
tormentos, frustraciones y procesos creativos, envidias, celos…
-La novia de Riggan, Laura, será pieza clave en otra
elipsis, la definirá ella misma mirando a cámara para explicar que ha pasado el
tiempo, aunque no haya habido corte. Nos sitúa en el preestreno.
-Cuando Riggan y Mike entran en el bar en la primera escena fuera del teatro, tenemos un posible corte en ese fluido y falso plano
secuencia.
-Habrá lo que podríamos denominar fin de actos, momentos
donde la narración se detiene y la elipsis temporal se hace más evidente
marcando la pausa, por ejemplo en esa grúa que lleva de la azotea donde Sam y
Mike mantienen su primera conversación a la ventana del camerino de
Riggan, antecedido de un contrapicado que nos muestra el cielo pasando de la
noche al día. Algo parecido pasará posteriormente, cuando Riggan pasa una noche
de borrachera dormido en la calle, y otro contrapicado nos muestra el
transcurrir de la noche a toda velocidad hasta el amanecer y el despertar del
protagonista. De nuevo elipsis temporales pero no espaciales, ya que nos
mantenemos en el mismo lugar sin corte.
-Una de las elipsis más interesantes la tenemos con el polvo
entre Sam y Mike en la parte superior de la tramoya. Es una elipsis casi ilógica,
donde Norton aparece casi desdoblado, ya que aunque no le vemos en plano en dos lugares distintos, cuando la cámara mira hacia abajo, una vez lo abandona en su gimnasia
sexual, estará allí interpretando un nuevo preestreno. De nuevo es una elipsis
temporal pero no física, donde el vínculo estaría en la voz, la de Riggan, que
se oye en off en su actuación mientras Mike disfruta de su hija.
-Uno de los planos o momentos más arriesgados, atrevidos y
extraños lo tenemos con ese encuadre sostenido en el pasillo esperando la
llegada de Riggan. 30 segundos de espera hasta que la cámara reemprende su
movimiento anticipándose ligeramente a la aparición de Riggan, su espalda algo
ensangrentada por la última escena. Aquí se hace una transición, para colocar
la cámara, con el productor, Jake. ¿Por qué no espera abajo la cámara y sube
con Riggan? Puro recurso enunciativo, así se muestra con más expresividad la
perturbación y viaje al abismo del personaje. Al final del pasillo veremos
objetos destrozados y el póster de Birdman.
Acto seguido, ya en su camerino, asistiremos a un trónchate
monólogo de un Riggan bastante perturbado junto a su hija. Perturbado y muy
lúcido. El momento en el que se limpia la boca con “toda la raza humana”,
simbolizada en un dibujo de su hija en una servilleta, es hilarante. Esta escena
derrumba barreras entre padre e hija. Ella le enseñará que su desfile en ropa
interior por Broadway ha sido Trending Topic, las nuevas tecnologías tan
apegadas a la chica, y compartirán juntos el momento. Además será precisamente
aquí cuando el juego con las elipsis varíe, siendo una de las dos que además de
temporal será espacial, llevándonos del camerino a un bar sin aparente corte.
“Esta obra… tengo la sensación de que es una versión
deformada y en miniatura de mí mismo y no hay forma de que deje de perseguirme
y de golpearme en los huevos con un martillito pequeño… ¡Perdón! ¿Qué habías
preguntado?”
-Hay dos elipsis que alteran la propuesta espacial de la
película y el plano secuencia, dos elipsis que además de temporales son
espaciales. La primera es la que nos lleva del camerino de Riggan al bar donde
se encontrará con la crítica Tabitha (Lindsay Duncan), usando un móvil y una pantalla de
televisión como puentes para la transición sin corte aparente. Aquí, ante
Tabitha, Riggan se dará a valer por primera vez, si antes le vimos escaquearse
ante su presencia ahora dará la cara. Como si estuviéramos en “Alicia en el
país de las maravillas”.
-En el vuelo de Riggan por la ciudad habrá dos interesantes
elipsis, una donde la extrema iluminación oculta el encuadre y posibilita otro
salto espacial para ver llegar al protagonista al teatro, y acto seguido otra
con el tiempo acelerado, una magnífica elipsis para que veamos salir al
público, satisfecho, en una pausa del estreno. Un nuevo acto.
-Tras el suicidio fallido de Riggan el fluir natural del
falso plano secuencia se interrumpe, interviniendo por primera vez el montaje
de forma visible y más activa, rompiéndose la ilusión del plano secuencia. Un
montaje onírico con meteoritos, personas disfrazadas de superhéroes, medusas…
todo referencias a elementos que han salido anteriormente en la narración o relacionados
con algo. Por ejemplo, las medusas se refieren a la historia que cuenta Riggan
sobre un intento de suicidio anterior, donde estas le salvaron
paradójicamente.
Personajes y actores.
-Riggan (Michael Keaton): Una actor que busca reivindicarse,
trascender, que se le vea como algo más que una celebridad, como a un verdadero
intérprete. Su personaje tiene problemas con el compromiso, con el compromiso
personal, que para él está en segundo plano con respecto al profesional. Por
eso parece ajeno cuando su novia le dice que está embarazada, por eso tiene
problemas con su hija, de la que nunca se preocupó en exceso, y eso mismo le
recriminará su ex mujer cuando reflexione sobre su relación. Todo cambia
cuando hablamos de su trabajo, ante el que está dispuesto a jugarse todo,
incluida la vida.
Esto queda bastante bien retratado en las conversaciones que
mantiene con personas cercanas, por ejemplo su ex mujer, con la que conversará
en primera instancia sobre el mal momento que vive su hija, Sam (Emma Stone),
aunque él está más preocupado en explicar que esa obra puede darle todo lo que
necesita, sentirse valorado, digno. Vinculará al éxito y el prestigio su vida personal y sus
afectos, como si fueran aspectos inseparables… De eso trata su historia sobre
el avión y George Clooney que acaba decepcionando a su ex. Su propia mujer lo
verbalizará…
“Siempre has hecho lo mismo, confundir el amor con la
admiración”.
Con todo, Riggan se redimirá ante ella en otra escena, dando la espalda a un espejo, donde le confesará hasta lo de la voz que escucha, la
de Birdman. Arrepentimiento y sinceridad.
“No he estado presente en mi propia vida…”
El momento donde la novia le cuenta la noticia de que está
embarazada será con una iluminación roja, estado de alarma para nuestro
protagonista. Riggan llegará a despreciar a su novia explícitamente, lo que
dará paso a la posterior ruptura, una vez perdió el hijo que esperaba, algo que
de alguna forma invierte el papel de Riggan en la obra que representa. Posteriormente,
incidiendo en ese egoísmo y falta de empatía con los que le rodean, la novia
confesará a Riggan que ya no van a tener el hijo y que ella no quería tenerlo…
Algo normal visto el comportamiento de Riggan. De nuevo el resto del personajes
con sus palabras y actos ayudando a definir a los demás.
-Laura: Habríamos sido buenos padres…
-Riggan: Horrorosos, nos habría salido… un asesino en serie.
-Laura: O Justin Bieber.
Todo ello escenifica el proceso creativo, tormentoso, duro,
psicológico, de la formación e identificación de un personaje, de una obra, que
además sirve de madurez y redención personal. El retrato de la creación
artística y su dificultad es bueno.
-Sam (Emma Stone): Hija de Riggan, pasando por un mal
momento indefinido, suponemos que con las drogas, necesitada de afecto, de
atención, se siente menospreciada en sus intereses, quizá excesivamente
consciente de su mediocridad, que desmentirá Mike (Edward Norton), al definirla
como especial. Entre Mike y la redención y paulatina comprensión de su padre
logrará también su propio renacimiento. Inteligente y apegada a las nuevas
tecnologías, su presentación será, precisamente, hablando con su padre por
skype. Desde ese momento vemos que su relación es complicada, la compra de unas
flores crea un conflicto y ella se aplica con malos modos, no muy contenta con
el trabajo y el encargo. La relación de Sam con su padre no es muy buena
precisamente, pero evolucionará para bien. Deja una de las mejores escenas
dramáticas de la película, en la que Emma Stone se sale. Es aquella donde pone
ante los ojos de su padre su realidad con contundencia y sin paños calientes.
Los personajes parecen complementarse, incluso describirse
los unos a los otros. Sam a su padre, Mike a Sam, la ex a Riggan… Una de las
escenas más intensas es la que protagonizan Sam y Riggan, padre e hija, y donde
la segunda ejecuta un excepcional monólogo, un momento excelso de Emma Stone.
Allí recriminará a su padre su prepotencia, su doble vara, cómo en su búsqueda
de relevancia desprecia a otros que buscan lo mismo aunque de otra forma
(blogueros, tuiteros…). La relatividad de lo importante, de lo relevante, del
desprecio a lo ajeno, del egocentrismo que radica en ello… La indiferencia y
vacuidad de eso que su padre considera tan importante, esa aspiración de
relevancia. Stone está sublime, fijaos especialmente en el final de su
discurso, cuando ha terminado, y como su rostro va adquiriendo, paulatinamente,
una arrepentida calma.
“Menos a ti se la suda a todo el mundo”.
Sam no es actriz y vive rodeada de gente que finge, cuando
habla con Mike descubre a alguien que no finge con ella, que no esconde sus
defectos, mediocridades, mezquindades, lo
que la descoloca. Lo mismo le pasará a Mike, que se blinda de su entorno
fingiendo constantemente fuera del escenario, pero las directas interpelaciones
de Sam le hacen abrirse sin complejos, descifrando a su vez a esa chica
especial. Sam gusta de moverse por las alturas y entre bambalinas.
-Mike (Edward Norton): Mike representa al actor de prestigio,
de talento, el actor en su más pura esencia, el venerado por los críticos, es
decir, la aspiración de Riggan, lo que quiere ser, por lo que quiere que se le
valore. Un gran profesional, egocéntrico, que manifiesta en varias ocasiones
que sólo siente paz y logra ser él mismo en el escenario, ese centro neurálgico
en la película, mientras que fuera de él sólo sabe fingir, interpretar. Un
hombre que pervierte el sentido del arte y la vida, él mismo en escena,
intérprete en la vida real. Sus duelos con Riggan son excelentes, y es de
resaltar lo bien que está Keaton en esas escenas, cediendo el protagonismo
cuando corresponde.
Esto queda hilarantemente escenificado en la escena de cama
ante el público, donde pretende tener sexo con Lesley de verdad ante todos para
dar realismo. A Mike no se le levanta fuera del escenario, pero en él la cosa
parece ir mejor… Llevando al paroxismo el “Método”. Otro ejemplo, los
tronchantes, y lógicos, “peros” al atrezo de la obra, comenzando por la pistola,
que no le ayudan a meterse en el personaje.
“Tal vez cuando subes ahí eres todo verdad, pero en el mundo
real, el que cuenta, eres un puto fraude”.
Es notable el momento en el que Mike, en el primer ensayo
con Riggan, casi se convierte en director, comiéndole el terreno, redefiniendo
circunstancias y elementos, cuestionando determinados aspectos de la adaptación
y la puesta en escena, que son bien aceptados por nuestro protagonista. Tiene una
relación con Lesley y acabará teniendo otra con Sam, la hija de Riggan.
“La popularidad es la cuñadita guarra del prestigio”.
Mike parece ejecutar una especie de vampirización con Riggan,
le vemos convertirse casi en director, destrozar uno de los preestrenos,
seducir a su hija y adornar su vida en una entrevista con datos de la vida
personal de Riggan, lo que lleva al conflicto entre ambos. Esto, lejos de ser
negativo para Riggan como podríamos suponer, es un impulso y sirve de modelo,
le ayuda en su aspiración de ser un actor reputado, de convertirse en alguien
como Mike, es decir, una vampirización que surte el efecto contrario.
-Lesley (Naomi Watts): Actriz debutante en Broadway,
insegura, todo lo que acontece a su alrededor la hace sentirse amenazada, no
acaba de creerse que ha llegado a la cima, a Broadway. Tendrá un pequeño
conflicto con Sam y tuvo una relación con Mike, que es una de las principales
causas de su inseguridad.
"Iñárritu define el escenario como el corazón para todos esos personajes, el centro neurálgico, su esencia vital, en el que confluyen todos esos pasillos, como si de venas y arterias que lo nutriesen se trataran, lo nutriesen de sus miedos y superaciones, inseguridades y egos, redenciones y tormentos, frustraciones y procesos creativos, envidias, celos…"
ResponderEliminarBien visto. Hablando y leyendo a algunos actores me explican eso: el teatro es la vida. Su vida. Lo que queda fuera del escenario, lo q para el común de los mortales es "la vida real" es para ellos una intrascendente sala de espera. Son personas peculiares, los actores. Difíciles d tratar. O algunos, al menos.
Me pasa muchas veces: un análisis como este y muero por ver la peli. Eres grande.
Ir al cine contigo, q desafío!!
Un beso, sensei. Esperando la última!!
Muchas gracias, Reina! Sí, es una vocación y les tiene que hacer especiales, sobre todo a los más intensos. Esos raros estilo De Niro, Daniel Day Lewis... capaces de hacer barbaridades para dar credibilidad a un papel en aspectos que sólo reconocerán o sabrán ellos y quizá algún pirado como yo.
Eliminar¿Desafío por qué?
Un beso, Reina.