Como he avanzado, “Transcendence” plantea estimulantes
cuestiones filosóficas e ideas que podrían dar para agudas reflexiones, pero
sus conclusiones y forma de desarrollar sus ideas hacen agua tanto a
nivel conceptual como dramático. Ideas interesantes que cuando llevas hora y
cuarto de película no se ven plasmadas ni desarrolladas, a las que se saca nulo
partido.
-Ideas como la mencionada de la hipocresía social,
planteando, de manera inteligente, que la tecnología es un acto voluntario, que
podemos usar si queremos porque nos beneficia, por lo que despreciarla o
criticarla mientras te vales de ella no hace más que retratarnos. Tú eliges qué
haces y cuánto lo haces con ella. El conflicto e impacto que produciría en la
sociedad la ausencia de tecnología, la necesidad y dependencia que tenemos de
ella, el peligro que puede suponer para la individualidad la búsqueda de la
perfección… Son otras de las ideas esbozadas.
-¿La tecnología como un medio para el avance y la mejora,
para salvar vidas y depurar el mundo, o un objetivo en sí mismo que lo gobierne
todo?
-La idea de alma, ¿dónde reside? ¿Existe? ¿Aristóteles tenía
razón? ¿Qué define al ser humano? ¿Puede una máquina replicar una mente humana?
Estas ideas que se van lanzando sin solución de continuidad acaban convirtiendo
la película en pretenciosa y un tanto pedante.
-Crear un dios, la tecnología como dios, es un planteamiento
que también se especifica de forma evidente, en una de las más clásicas
moralejas y reflexiones de la ciencia ficción. Muy manida. Los peligros de la
tecnología, de la ciencia, parecen llevarnos a conclusiones simplistas y
moralistas, muy vistas. En este caso es el proceso de una inteligencia sin
freno que busca la optimización del mundo y el ser humano, trascendiendo lo que
es y somos. Expandirse, evolucionar, fluir…
-¿Lleva la inteligencia a la deshumanización? ¿Una
inteligencia sin límites lleva a una total deshumanización? ¿Hay que poner límites a la inteligencia? ¿Buscar
la optimización y la lógica va en contra de la naturaleza humana en muchos
momentos? Se verbalizará explícitamente, que los conflictos ilógicos son el
signo inequívoco de la humanidad, algo a la que una máquina no tiene acceso.
La relación de Johnny Depp y Rebecca Hall a partir de ese
momento tendrá muchos paralelismos con la que vimos en “Her” (Spike Jonze,
2013), desde un reverso oscuro. La idea de la muerte del cónyuge es un tema muy
usado por Christopher Nolan, un Nolan que es productor ejecutivo de la cinta.
Aquí también lo tenemos para dar desarrollo a la trama. Una chica enamorada que
comparte su vida con la consciencia de su pareja. La intimidad romántica está
aceptablemente mostrada, siempre con la frialdad habitual, aunque aquí funciona
algo mejor por el contraste que supone y lo que se pretende transmitir. Una
intimidad romántica poco física. Sillas vacías fundiéndose en esta ocasión en
códigos, la supuesta humanidad de la máquina. El mismo rostro de Will (Johnny
Depp) en la pantalla, se transformará en códigos.
Podríamos citar alguna referencia cinéfila más, como “2001: Una odisea del espacio" (Stanley Kubrick, 1968), con un H.A.L todopoderoso, o “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960), especialmente en esa estúpida escena donde vemos huir a Evelyn en coche bajo la lluvia y llegar a un motel. Una escena que se supone tensa y que se acaba descubriendo como inmejorable ejemplo del desastrado trabajo de guión, con su secuestro repentino una vez descansa por parte de los buenos entrando por las bravas en su habitación para capturarla… ¿Qué se pretende? ¿Impacto? ¿Sorpresa? ¿A qué viene ese arranque de supuesta acción que no lleva a nada?
Los hombres de Will, los “hombres colmena” que comparten su
mente con la máquina consciente, acaban pareciéndose a “Terminator” (James
Cameron, 1984), para el clímax de supuesta acción.
Will acaba convertido en un dios tecnológico, capaz de crear
naturaleza vinculada a él, lluvia…
La solución para combatir a Will pasa por la desconexión de
internet, con lo que eso conllevaría.
-La narración de Pfister no logra atrapar en ningún momento,
una frialdad insustancial, inconexa, falta de intensidad y del más
mínimo nervio. Sus intentos por generar interés se acaban descubriendo ridículos,
en una película repleta de momentos gratuitos y absurdos. Todo planteamiento
interesante acaba interrumpido por tediosas conversaciones previsibles y
desesperantes. Una incompetencia manifiesta. Es una película tremendamente
esquemática y superficial.
-Ver a la líder del grupo antitecnológico sentada entre el
público que asiste a la conferencia de Will Carter no genera el más mínimo
suspense, tan solo un vago interés porque sabemos, por su cara seria y mal
encarada, que no trama nada bueno. Hay cierta extrañeza, pero la frialdad,
falta de pulso e intensidad dan como resultado algo flácido, sin la más mínima
fuerza, suspense o verdadero interés.
-Las escenas de acción resultan sonrojantes, sin el más
mínimo suspense o tensión tampoco. Lo mismo que con algunos de los aspectos
dramáticos, por ejemplo la idea al traspasar la “personalidad" del fallecido Depp
a la máquina para que sobreviva. Se supone que el olvido de un recuerdo
cambiaría la personalidad de Will completamente, pero está mostrado de tal
forma que no crea la más mínima angustia ni es una idea que tenga repercusión
real en la trama o evolución posterior en el personaje, aunque se sugiere vagamente.
-Toda la mitología y desarrollo de esa inteligencia
extraordinaria, su infraestructura y progresos, resulta muy esquemática, con
grandes bandazos elípticos de mal narrador.
-Se plantea una gran amenaza en esa máquina que se expande
sin límites, pero se siente muy poco, todo resulta esquemático e insulso,
resuelto a latigazos.
-A nivel dramático la película es lamentable. Logra intuirse
cierta sensación de amenaza, la inquietud de Evelyn, pero Pfister no sabe
indagar en ello, resultando todo inane, frío, anticlimático, falto de tensión y
tremendamente aburrido. Al final esa sensación de amenaza que pretende
plantearse queda en la nada para absoluta y decepcionante, con un par de escenas
de acción ridículas, un par de advertencias, como la de Tagger (Morgan Freeman)
y Max (Paul Bettany) y poco más. Ella verá vulnerada su intimidad al saber que
Will analiza todo lo que hace, la examina por dentro. Se siente desnuda y algo
se rompe, pero está mal elaborado, su rebelión resulta repentina, basada en un
par de breves escenas de incomodidad, un par de avisos y muchas elipsis. Su
rebelión será ante la fantasmal silueta de Will (Johnny Depp). Las emociones,
las conversaciones sobre el amor, ligadas a la bioquímica en un desarrollo
simplista.
-Todo resulta convencional, también la resolución con un
virus para destruir al todopoderoso Will, como en “La guerra de los mundos” o
“Independence day” (Roland Emmerich, 1996). El problema es que aquí se filtra
con el romanticismo, toda la película está filtrada por el amor de la pareja y
el romanticismo, un amor vinculador y traidor. Y ahí radica otro de los grandes
problemas del film, que si vinculas tus propuestas a aspectos emocionales y
estos no funcionan se cae todo el entramado, y “Transcendence” es fría, gélida
y falta de intensidad dramática, además de tener un ritmo exasperantemente
lento, con lo que el resultado es desastroso, provoca desapego.
-La resurrección de Will, hecho cuerpo de nuevo, lo que
tiene reminiscencias religiosas y cristianas. Muerte, espíritu y dios
todopoderoso, resurrección en carne y hueso, da el pistoletazo de salida a un
lamentable clímax. Will, como máquina, puede leer impulsos, datos fisiológicos,
pero no interpretar intenciones ni motivaciones, una máquina no puede “creer”,
sólo calibrar lógicas, pero si se mezclasen con creencias o sentimientos
ilógicos, la inducirían a error e implicarían humanidad. Al principio de esta
parte final parece clara la naturaleza inhumana de Will, pero cuando se
sacrifique voluntariamente por Evelyn, se convierta en mártir contra la lógica,
descubriremos que el alma humana de Will siempre estuvo ahí. Una bella idea que
frustra por la nula capacidad y sensibilidad de Pfister para exponerla y
expresarla, hacerla sentir. Evelyn también se sacrificará, también será una
mártir. “Romeo y Julieta” cibernéticos, los enamorados muriendo a causa de una
mala interpretación, de una confusión en sus intenciones, juntos en la cama.
-Del uso de los efectos especiales lo mejor es no hablar, pero
no puedo evitar decir algo. Hay momentos de vergüenza ajena, ridículos, no por
su calidad, que es una producción potente, sino por su uso. El “soldado” que
salta a la escalera vertical para subirla, unos centímetros, es de lo más
bochornoso que se ha visto en una producción de esta categoría.
-Una “máquina” enamorada, un hombre mecanizado con
capacidades infinitas, capaz de cumplir el sueño de su mujer, o el sueño
propio, el más ambicioso sueño, curar el planeta. Grandes ambiciones para una
película que suena alarmantemente vacua, con un clímax indescriptiblemente
mediocre, un clímax que tiene tela, pobre, falto de intensidad y de interés,
que desprecia las grandes ambiciones de las ideas que presenta, banalizándolas
y vulgarizándolas escandalosamente. El tráiler, ya de por sí soporífero, tenía
más de todo que el clímax, y que toda la cinta en general. Imagínense.
Unas gotas de agua, que reavivan un tulipán en el jardín, el
paraíso, creado por Will y que vimos al inicio, que se mantendrá ajeno al
apagón general, contendrá a la pareja en lo que debería ser un bello y poético
final, pero que sólo provoca indiferencia. Fusión del amor, la humanidad y la
tecnología.
El reparto está correcto sin alardes, encarnando a unos
personajes intrascendentes, llevando la contraria al título de la cinta. Depp
está en un ambiguo rol que podría recordar a su trabajo en “La cara del terror”
(Rand Ravich, 1999), junto a Charlize Theron. Como curiosidad debo mencionar
que Johnny Depp se va pareciendo cada vez más a Sylvester Stallone, sobre todo
con esa perilla y su rostro cada vez más hinchado.
Una película que apuesta por la ciencia ficción filosófica
pero a la que le falta densidad, profundidad, capacidad narrativa en las manos
de su director y poder visual para resultar verdaderamente perturbadora o
desasosegante. Había material, por eso el fracaso es mayúsculo.
Pues son grandes preguntas. Muchas. Demasiadas quizá para una peli, y demasiado, por lo q explicas, para guionistas y director.
ResponderEliminarEn fin…
Gracias por avisar.
Bss
Claro que son grandes preguntas! En una mala película...
EliminarDe nada! Besos.
Vuelvo de nuevo tras el visionado. Entiendo mejor todo lo q dices. Y me reafirmo en lo dicho: grandes preguntas. Grandes posibilidades de reflexión. Fallidas. La peli no engancha, pese a q tiene (y lo explicas) buenos momentos visuales, al principio. La parte final es la peor.
ResponderEliminarY cto más tiempo pasa, peor me cae Depp.
Gracias por haberme ayudado, como siempre, a ser capaz de apreciar mejor las películas.
Un beso!
También te lo pareció? Yo me quedé flipado y decepcionado, porque esperaba más y conforme se planteaban cosas se veía que la cosa daba para mucho, pero a parte de ir haciéndose soporífera es que todo empezó a resultar absurdo, mal dirigido y escrito...
Eliminar¿Qué me dices de los tíos que saltan a escaleras al final? Jajajaja la madre que los parió!!!
Jajajaja!!! Esas escenas son de obra escolar de primaria en final d curso!!
ResponderEliminarCon decirte que pensé que me había pillado una copia trucha de la peli!!!
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