Uno de los aspectos temáticos más usados por Hitchcock en
sus películas es la mujer sufriente, la tortura psicológica, la duda y la
sospecha, la mujer perturbada, que ha sido protagonista principal o secundaria
en muchos títulos del cineasta. “Atormentada”, por tanto, seguiría la corriente
de cintas del maestro como “Rebeca” (1940) , con la que esta tiene
muchísimos paralelismos, "Sospecha” (1941), “Encadenados” (1946), “Crimen
perfecto” (1954)… algunas de ellas protagonizadas por la propia Bergman.
Otro ejemplo de virtuosismo en el plano secuencia, el intento
de Charles por entrar en la habitación de Henrietta, que deja a Flusky solo en
el porche momentáneamente, y la posterior escalada para entrar por la ventana.
Extraña la insolencia y el atrevimiento de Milly, aunque se cuida de mostrarlo
ante Flusky. En esta escena tendremos el primer beso de la pareja
Henrietta-Charles.
Tras esta escena y debido a que Charles empieza a sospechar
de Milly, nuestra pérfida doncella manipulará y mentirá a conciencia,
desvelándose plenamente ante nosotros, fingiendo un ataque de dignidad para
chantajear emocionalmente a su jefe, completamente desorientado y superado por
esas circunstancias que se antojan demasiado sutiles para él. Un personaje
extraordinario el de esta villana, aunque con poco tacto, ya que la declaración
del joven del servicio que la contradice debería mermar su credibilidad, pero
artificiosamente, desde el guión, se le impide hablar con claridad.
Milly además crea una relación de dependencia con Henrietta,
hasta el punto de que la señora cree que no puede estar sin ella, se siente
débil, insegura, en base al tiempo en el que la doncella ha estado castrando su
voluntad y capacidad de acción y decisión. Bergman está magnífica en su
personaje dubitativo, inseguro, vulnerable y deteriorado que trata esforzadamente
de sobreponerse, de recuperar su autoestima.
La panorámica que va de la carta que Henrietta dicta a
Charles a la silla donde antes estaba Flusky para terminar mostrándolo de
espaldas alejándose de la escena, es otra muestra sublime de talento visual para
contar una historia y los sentimientos de los personajes. Un hombre que siente
alejarse de su mujer, que no tiene nada en común, que no parece poder compartir
nada con ella… Resignado. El personaje que interpreta Cotten es magnífico
también. Charles es un manipulador a su manera, planteando las cosas
para separar a esa pareja en beneficio propio, aunque sus sentimientos hacia
Henrietta sean sinceros.
Un plano muy clásico de Hitchcock es el encuadre en detalle
de un objeto para luego abrir dicho encuadre y mostrar el entorno, de forma que
la escena cobra una significación concreta y especial vinculada a ese objeto de
importancia predominante. También lo hace a veces al revés, un plano general que
acaba concretándose en un objeto al detalle, como el famoso plano de la llave
en “Encadenados” (1946). Aquí tendremos un collar en las manos de Flusky, oculto
para todos menos para nosotros, en primer lugar, para que el plano se abra a
continuación y veamos la escena. Cuando Flusky trate de sumar puntos con su
esposa regalándole el collar, Hitchcock volverá a centrarse en el objeto, pero
en el momento en que oiga las críticas al mal gusto que supondría llevar un collar de
rubíes como el que guarda con el vestido que lleva Henrietta, veremos que su
mano titubea y acto seguido guarda la joya… De esta forma y sin mostrar el rostro de los personajes, el maestro Hitchcock nos sugiere una cantidad
enorme de cosas y nos proporciona muchísima información, prescindiendo de la
actuación de los actores, algo por lo que muchas veces ha sido criticado. Flusky se avergüenza, nos
muestra su inseguridad, su decepción, su vulnerabilidad, su lado sensible, con
ese sencillo gesto, tierno y patético, que vuelve a mostrar su sentimiento de
impotencia para acercarse a su mujer, a la que ama sobre todo, pero con la que
parece no tener nada en común ni saber cómo complacerla. Un tormento interior
no menor al de su esposa. Un plano de un maestro absoluto que tiene una
seguridad plena en lo que cuenta y en cómo lo cuenta.
Con razón a Hitchcock no le gustaban los actores del método,
sólo los naturales. A los actores del método les decía que no tenían que saber
nada de la psicología de sus personajes, que sólo hicieran lo que les pedía
porque el resto ya lo ponía él con su cámara.
Hitchcock se quedará con Cotten, solidario, cuando Charles y
Henrietta se marchen. La aparición de Milly nuevamente la acaba confirmando con
un Yago shakesperiano, azuzando los celos de Flusky como si de Otelo se
tratara.
Esto nos lleva a la escena del baile, con momentos de humor,
distensión y… celos, con la llegada de Flusky. El chasco para Charles viene
cuando creyendo que podría sacar partido de la escenita y la vergüenza que
Flusky hizo pasar a su mujer en público, la cosa torna en rememoración de los
buenos momentos y los sacrificios que Henrietta reconoce y elogia de su marido,
con mirada enamorada y encantada. Es el momento de la confesión, cuando sabremos
hasta qué punto Flusky quiere a su mujer, el sacrificio que hizo por ella,
cargando con la culpa del asesinato que en realidad cometió Henrietta contra su
propio hermano, y cómo además puso su cuerpo entre el arma que éste portaba y
ella para protegerla. Bergman está especialmente bella en esta escena.
El sacrificio de la yegua nos recuerda a otra película hitchcockiana,
“Marnie, la ladrona” (1964), donde tenemos un sacrificio parecido. No se
entiende bien el comportamiento de Flusky, ya que parece dejar vía libre a
Charles, sus acercamientos a Henrietta son evidentes y descarados, pero repentinamente reaccionará en la virulenta escena de la fiesta azuzado por Milly, como si se
percatara en ese momento… No acaba de encajar bien ya que parece ceder terreno
voluntariamente y luego recuperarlo de manera sutil, asumiendo su impotencia,
para transformarse de manera radical… Al final tendría que agradecer a Milly la
advertencia…
Además Charles quedará herido de forma fortuita, lo que
provocará que Herientta confiese el crimen cometido tiempo atrás y que Flusky
ocultó. Aquí también escama la poca claridad de Henrietta, con decir que no
siente nada por Charles resolvería todo, pero se limita a decir a su marido que
está equivocado o no entiende, sin explicar absolutamente nada… Lagunas de
guión muy típicas, que se basan en que los personajes no se expliquen para
dejar cosas colgadas en el aire de manera artificial, en enredos absurdos. Esto
es bastante frustrante cuando uno de los defectos más llamativos de la película
lo tenemos en el exceso de diálogos, conversaciones larguísimas y estiradas…
Una simbólica tormenta será el ambiente en el que se
enmarcará el excelente clímax final. Un paralelismo, otro delirio de Henrietta,
que vuelve a ver una rata, es tratado por Flusky de manera distinta a Charles.
Con este paralelismo vemos la esencia de los dos personajes, el "bienquedismo" de
Charles, que la miente para complacerla, siempre diciendo lo que quiere oír,
fiel representante de las apariencias y la sociedad hipócrita, y la
autenticidad de Flusky, que la tranquiliza, dice la verdad y muestra que no hay
nada, que son visiones suyas.
En este clímax tenemos al Hitchcock más reconocible, pura
perversión, suspense, intriga, tensión creciente y elementos que sorprenden,
truculentos incluso, como la cabeza reducida que vimos al inicio de la cinta y
que Henrietta encuentra cuando parecía más tranquila por los cuidados de su
marido. Hitchcock se deleita en sutiles panorámicas sin ningún aderezo ni
subrayado musical ni de ningún tipo, sólo el sonido de la tormenta. Panorámicas
que acarician la cama donde cayó desmayada Henrietta para que veamos como Milly
guarda la desagradable sorpresa. Desde el punto de vista de Henrietta (Ingird
Bergman), veremos el proceder de la perversa ama de llaves, silencioso,
metódico, con determinación, mientras coloca una dosis letal en una copa. Aquí
volvemos a ver el recurso comentado anteriormente, un plano general que acaba
centrándose en un objeto, la copa envenenada, como en un cuento infantil, como
con el vaso que porta Cary Grant en “Sospecha” (1941).
La resolución es tan seca como eficaz, sin recrearse en el
habitual suspense, con Cotten descubriendo enseguida el pastel tras los gritos
de su mujer. Un final sobrecogedor y realmente escalofriante en su sequedad… Un
intento de asesinato por amor.
Todo se clarifica, Henrietta por fin es clara y nuestra
pareja, una vez descubierta Milly, luchará por su matrimonio y su amor. Charles
se redimirá contando la verdad, e incluso dulcificándola, para ayudar a Flusky
y, sobre todo, a su enamorada, un acto generoso, una renuncia de amor, otro
sacrificio.
“Atormentada” es una estupenda película que presenta muchos
de los grandes temas del maestro Hitchcock, uno de los más grandes cineastas de
todos los tiempos. El pasado perturbador que sale a la luz, la duda, los
trastornos psicológicos, el crimen, la ambigüedad, las intrigas, los falsos
culpables, las mujeres martirizadas por las circunstancias, el humor… así como
los mencionados rasgos de estilo con los planos secuencia, los brillantes
movimientos de cámara, la maestría en el encuadre y muchos otros temas que dan una indudable
riqueza al conjunto de la obra, en lo que supone un brillante estudio de las
inseguridades, la entrega, el sacrificio y la manipulación, elementos básicos en
el amor y las relaciones, en su gestación, mantenimiento o en su destrucción.
“Jane Eyre” de Charlotte Brontë y
“Cumbres borrascosas” de Emily Brontë vienen a la memoria. Aquí
se adapta una novela de Helen Simpson.
El trabajo de los actores es muy correcto, tanto de Joseph
Cotten, que tiene aquí inmerecidamente algunos detractores, como de Ingrid
Bergman. Michael Wilding tampoco está mal, afectado y socarrón.
Es cierto que son achacables algunos defectos, como el
exceso de diálogo, que aunque de gran calidad y belleza ralentiza el ritmo,
escenas excesivamente estiradas sin necesidad, un guión defectuoso y que la
parte final pierde intensidad una vez disfrutamos de la mencionada escena del
ama de llaves y su intento de asesinato. Un final algo anticlimático, pero en
definitiva estamos ante una muestra más de la maestría de Hitchcock. Una cinta que
no está lo suficientemente valorada.
Lee aquí la 1ª Parte del análisis.
Pues he disfrutado mucho con este análisis.
ResponderEliminarGracias de nuevo.
Y enhorabuena por tu visión y acierto a la hora de valorar pelis, música o…libros.
Un beso y a seguir. Miles de buenos ratos de la mano de tus análisis.
Me alegra que lo hayas pasado bien, tiene muchos puntos interesantes. Tu fidelidad siempre es un aliciente y un orgullo.
EliminarUn beso.