Hay muchos planos secuencia en la película, una de las
columnas vertebrales del estilo de Woody Allen, como he comentado. Un ejemplo
lo tenemos en la escena donde vemos la decepción del hijo junto a Jasmine, el
paso de la admiración que vimos en flashbacks anteriores al desprecio en esta
secuencia sin cortes. Los veremos en plano general acercándose a cámara, con
Jasmine intentando calmar la ira de su hijastro.
Jasmine no es mala madre, al menos lo que se la ve con el
hjo de su marido casi siempre es positivo… en principio.
Bofetón de realidad.
-Un elemento muy notable de la película dentro del retrato
de Jasmine es que es como el agua y el aceite con la mediocridad, no puede
mezclarse con ella. Acostumbrada al lujo, al trato especial, a tener todo lo
que deseaba, a ser mimada a tiempo completo, a la vida fastuosa y selecta, cuando debe codearse con esa mediocridad
que siempre despreció y de la que abominó, la bofetada de realidad es brutal
para ella, llevándola a la locura. Jasmine sabe en el fondo que no
podrá adaptarse, que es literalmente incapaz, por eso sólo le queda vagar y
sumirse en esa locura, evadirse refugiándose en unos recuerdos que la alejan de
ese lugar terrorífico, la vida mundana, la vulgaridad. Prefiere engañarse a sí
misma, recrear una ficción de felicidad en su cabeza, de hecho es una actriz a
tiempo completo, pura fachada y mentira, mera apariencia. Jasmine terminará la
película tan resignada que no tendrá capacidad ni para pedir ayuda, consuelo
que le quedaba a Kenneth Branagh al final de “Celebrity” (1998).
Jasmine está en muchos momentos al borde del colapso.
“Necesito que me firmes esto, cariño.”
-Sus ínfulas la llevarán a querer ser decoradora de
interiores on line, pero deberá dar muchos pasos antes, conviviendo con la
mediocridad en la creencia de que será temporalmente. Será secretaria de un
dentista para poder pagarse su curso de informática y así poder saciar su
aspiración… Constancia frustrada. Una dosis de humildad que no pega con su
carácter, donde la inmediatez lo es todo, y cuando vea que la cosa va para
largo se rendirá…
El otro personaje importante de la película es el prometido
de Ginger, Chili (Bobby Cannavale), un hombre rudo, un tanto macarra, de clase
media baja, pocos modales, la antítesis de Jasmine, pero auténtico y que quiere
a Ginger sinceramente. Allen, en contra de lo que suele hace en muchas
ocasiones, no usará este contraste y el desprecio para terminar uniendo a la
pareja, Chili-Jasmine, al contrario, nuestra protagonista hará todo lo posible
para que su hermana lo deje, pero no por interés propio sino por desprecio
absoluto y para buscarle alguien de clase alta, o al menos más alta que Chili…
Ginger encontrará una ilusión vacua en Al (Louis C. K.), en la misma fiesta
donde Jasmine conoce a Dwight, y vivirá una fogosa y fugaz aventura con él…
Jasmine llevando por el mal camino a su hermana, el camino de su propio
complejo.
Michael Stuhlbarg interpreta al doctor Flicker, un dentista
algo lascivo que pretende a Jasmine, un personaje intrascendente y de puro
relleno, que sirve para mostrar las ambiciones de la protagonista, sus gustos
y aspiraciones. Desde luego el dentista no las colma, pero Dwight (Peter
Sarsgaard), las saciará con creces.
-Jasmine es una actriz a tiempo completo, no descansa, está
actuando todo el día de cara a la galería, y su problema es que lo disfruta, no
la fatiga, está adaptada a ser así, por eso no se resiente. Su mejor actuación
la tendrá cuando conozca a Dwight, precisamente, un adinerado diplomático,
ambrosía para Jasmine… la panacea. Con él se hará pasar por diseñadora,
decoradora, viuda y sin hijos… le contará una vida completamente falsa que
fingirá tener. Su relación será vertiginosa, paseos, compra de antigüedades, sexo,
mar…
-El otro gran detalle que detalla su constante actuación es
cuando Hal amenaza con dejarla y descubrimos la mezquindad rencorosa de la que
es capaz Jasmine, dejando de fingir que no se enteraba de nada para denunciar a
su marido sin miramientos.
-Cuando Jasmine toque fondo, vea todas sus aspiraciones
pisoteadas y tiradas por tierra, se enfrentará a su hermana, que vuelve a
sentirse feliz al reconciliarse con Chili, para mentirla, inventarse una
historia completa sin sentido, en lo que es el último escalón para su caída
libre, ya que con Ginger siempre había sido sincera hasta ese momento.
-Jasmine elige por prejuicio instantáneo, basado en el
éxito, el dinero y las buenas formas, poco más. Esta relación con Dwight parecerá relajar
a Jasmine, más cordial y colaboradora con su hermana, a la que cubrirá en su
infidelidad y por la que pasará ratos con sus hijos. A resaltar una simpática
escena de diálogos sinceros entre los muchachos y nuestra protagonista.
El momento en el que Jasmine llora en soledad tras recibir una
llamada de Dwight, un hombre que puede devolverle su antigua vida, es glorioso
y el momento cumbre de su evolución, ya que esa relación se encamina hacia una
petición de matrimonio, que si acepta es una apuesta para seguir como antes,
renunciar a una posible madurez, a un cambio en su personalidad, mientras que rechazarlo
para perseguir su “sueño” de ser decoradora sería el camino más difícil, pero
que implicaría una madurez… Jasmine no lo dudará, llorará porque tiene en la punta
de los dedos recuperar su vida de lujo y suntuosidad.
El pasado.
Otro truco de guión, una nueva aparición repentina, un
encuentro surgido de la nada en el momento más adecuado derrumbará
salvajemente el débil castillo de naipes creado por Jasmine. Será cuando Augie
(Andrew Dice Clay) aparezca mientras Jasmine mira anillos junto a su prometido.
Al menos en esta ocasión la idea del pasado que viene para tomarse justa
venganza, el retorno de un pasado del que no se puede huir, le da peso y
enjundia al momento.
Augie hará todo el recorrido por los lugares más oscuros del
pasado de Jasmine, el fraude de su marido, su suicidio, el hijo… Una
conversación donde se destaca de forma expresa el pasado inconcluso, un pasado
que vendrá para poner las cosas en orden, descubrir el engaño del que estaba
siendo víctima Dwight, la reconciliación de Ginger con Chili y el reencuentro
de Jasmine con su hijastro…
“…algunos no dejamos las cosas atrás fácilmente.”
El encuentro de Jasmine con su hijastro es duro, los
sencillos reproches del chico, contundentes y sin subrayado alguno, donde
descubrimos que superó una adicción a las drogas gracias a su novia y que
trabaja en una tienda de música, son auténticos latigazos emocionales. También
mencionará al pasado, pidiendo que se mantenga alejado de él para avanzar.
Los momentos finales de la película son excelentes, una ducha depuradora que desembocará en la caída definitiva de Jasmine en la locura. La brillantísima panorámica que lleva de la felicidad de la pareja, Ginger y Chili, a una errante Jasmine completamente alocada, para acto seguido y sin corte volver hacia la pared y sostener el plano ante ella mientras oímos en off a la pareja, es una metáfora deslumbrante de la situación de la protagonista, impotente e incapaz de traspasar ese muro, esa pared, de entender en qué consiste la verdadera felicidad, condenándola a la evasión de la locura, de la ficción de felicidad que vivió en base a lo material y el engaño. Jasmine es incapaz de salir de ese caparazón, con lo que se sumerge en la irrealidad y la locura, de nuevo el conflicto entre realidad/ficción tan adorado por Allen y mencionado con anterioridad.
Todo acaba resultando lo mismo que en muchas otras películas de Allen en cuanto a sus reflexiones se refiere, por ejemplo podemos citar “Celebrity” (1998), la película que cerraba su época gloriosa de tres décadas sublimes, donde hasta el último plano, con el rostro perturbado de Blanchett, no se aleja un ápice del de la película protagonizada por Branagh y el “Help” que se dibuja en el cielo. Lo que le ocurre a Jasmine es que acaba tan resignada que ni siquiera tiene la capacidad para pedir ayuda… Además Allen ha tratado el tema de la fama, el lujo y el éxito, sus pros y contras, en muchas películas, uno de los últimos ejemplos lo tuvimos en la mediocre “A Roma con amor” (2012), que tiene algún episodio dedicado a ello.
En definitiva, tenemos una buena película a nivel
estructural, correcta en líneas generales, con sus luces y sus sombras, mejorando
ostensiblemente títulos anteriores, pero que repite conceptos de forma
simplista de otras cintas del maestro que los trataron con mayor
profundidad, talento, enjundia y brillantez. Una película que no aporta nada al
universo Allen ni al que conozca un poco su obra, pero que resultará apreciable
para los menos exigentes y apasionados del Allen mayúsculo de décadas
anteriores. En cualquier caso no despreciaremos nunca obras tan aseadas como
esta de uno de los mayores talentos que ha dado el cine moderno.
Por lo demás sólo queda rendirse ante la portentosa y
descomunal actuación de Cate Blanchett, una magnífica actriz más que se beneficia del
talento de su director dirigiendo actores.
Bravo!!
ResponderEliminarUn análisis estupendo.
Muchas gracias!!!
Bss!!
Gracias a ti Reina!!
EliminarHe de reconocer que no soy muy de W. Allen, mas bien soy bastante poco, pero tu análisis me ha resultado buenísimo. ..creo que hasta le voy a dar una nueva oportunidad a la película.
ResponderEliminarMe alegra que te impulse a ello, Sara, aunque mejor dáselo a otras pelis más brillantes de él, que merecen más la pena!
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, un beso!