Once westerns rodó Anthony Mann, casi todas obras maestras o
joyas extraordinarias, y cinco protagonizados por James Stewart, actor con el
que alcanzó algunas de sus cimas más altas. Los cinco westerns que rodó con
James Stewart fueron “Winchester 73” (1950), “Horizontes lejanos” (1952), “Tierras
lejanas” (1954), “El hombre de Laramie” (1955) y la que nos ocupa. El resto de
westerns fueron “Las furias” (1950), “La
puerta del diablo” (1950), “Desierto salvaje” (1955) con Victor Mature, “Cimarrón”
(1960), protagonizada por Glenn Ford, y esas joyas auténticas que son “Cazador de forajidos” (1957) con Henry Fonda y “El hombre del oeste” (1958) con Gary
Cooper.
Anthony Mann es un autor descomunal, sus trabajos en el cine
negro, en el bélico y en cualquier género que tocó descubren un talento
cinematográfico excepcional. En el western alcanzó grandes cimas, logrando
algunos de sus trabajos más conocidos y dejando siempre su impronta personal,
reconocible, de autor indiscutible.
Los héroes de Mann en el western siempre tendrán un pasado
oscuro, turbio, secreto, que los trastorna o acompleja en unas ocasiones o que
impide su integración o aceptación en sociedad, unas veces por el
descubrimiento de ese pasado y otras por el complejo que éste les crea. Su
profesionalidad, su valentía, su carácter, deberán imponerse a ello, buscar una
redención o superar su complejo, prejuicio o pasado que lo atormenta o limita.
Generalmente será un hombre que llega, al que se mira con desconfianza, incluso
el espectador que sabe que algo oculta, y al que se va descubriendo y aceptando
poco a poco, marchándose transformado.
Pistoleros redimidos a los que persigue el pasado, hombres
honestos convertidos en cazarrecompensas por un desgraciado pasado amoroso,
cazarrecompensas mirados con resquemor, el héroe que busca la redención con
nobleza…
Los héroes de Mann son a menudo solitarios, especialmente
cuando nos los presentan, pero sufrirán una evolución para integrarse, abrirse
e incluso lograr o crear una familia. Cuando un héroe de Mann nos abandona
generalmente será acompañado (Cazador de Forajidos, Horizontes lejanos, Colorado
Jim…).
La persecución, la búsqueda, el objetivo… será el vehículo
redentor de estos héroes, de reminiscencias mitológicas o religiosas en muchos
casos, en unas ocasiones será una recompensa (“Colorado Jim”), en otras llegar
a un destino (“Horizontes lejanos”), en otras un hombre en concreto, buscar
venganza (“El hombre de Laramie”) o actuar de mentor (“Cazador de forajidos”)…
Defensor del individualismo, especialmente del que se
integra y al que condena en sus excesos egoístas.
Anthony Mann es un maestro, tanto del western clásico como
del cine en general. Aquí, en “Colorado Jim”, podemos disfrutar de muchas de las
constantes mencionadas, así como de extraordinarios rasgos estilísticos de su
dirección, siempre precisa, talentosa y con significación, manejando el
lenguaje cinematográfico con los encuadres y movimientos de cámara a su antojo,
como iré explicando.
Howard Kemp (James Stewart) es un cazarrecompensas que
pretende conseguir el dinero que ofrecen por Ben Vandergroat (Robert Ryan),
acusado de asesinar a un sheriff, y así recuperar la casa y propiedades que
perdió durante la Guerra Civil. Por desgracia para él tendrá que compartir el
dinero de la recompensa al unirse dos hombres más para ayudarle en dicho
asunto. Además Vandergroat no está solo, le acompaña una decidida e ingenua
joven (Janet Leigh).
Mann, un director con estilo.
-La película se inicia con el plano corto de una espuela, de
hecho el título original, “The naked spur”, hace referencia a ella, en lo que
será un magnífico y simbólico ejemplo de planificación, ya que al final dicha
espuela volverá a ser protagonista. Mann integra en el paisaje que nos muestra
la mencionada espuela con una brusca panorámica, para quedarnos con el
misterioso personaje que la posee, ocultando el rostro de Stewart y dando un
giro a ese entorno mostrado, primero desnudo y ahora ocupado por un jinete.
Este replanteamiento del decorado, reencuadrado mediante panorámicas que
incluyen nuevos elementos que redefinen la situación e incluso las
circunstancias de la trama y la escena, es uno de los principales rasgos
estilísticos de la película.
En esta presentación Stewart será mostrado de espaldas, de
alguna forma se pretende recalcar su difusa personalidad, obtusa por el suceso
que nos contarán posteriormente, por su pasado. Así la espuela, las bridas, la
pistola... serán los elementos que lo definan, encuadrándole de esta forma fraccionada, de
espaldas o desde la lejanía. Esta idea se mantendrá incluso cuando veamos su
rostro, como en ese momento donde Mann vuelve a centrarse en otro objeto, las
tentadoras monedas que Stewart ofrece al desventurado buscador de oro, Jesse
Tate (Millard Mitchell).
Con la asociación de estos dos personajes se inicia una
búsqueda, una persecución en la que Stewart, Colorado Jim, está muy interesado,
haciéndose pasar por sheriff. Tate le servirá de guía, siguiendo el rastro, un
compañero avispado aunque desconocedor de la verdadera identidad de Stewart.
Las escenas con los desprendimientos de rocas provocados por el perseguido
Vandergroat (Robert Ryan), son francamente notables y espectaculares.
La acción está situada temporalmente tras la Guerra Civil
(finalizada en 1865) y la persecución que lleva a cabo Stewart le trae desde
Kansas.
La interpretación de Stewart vuelve a ser magistral. Anthony
Mann, junto a Hitchcock, fueron los únicos directores que mostraron el lado
oscuro del actor, de forma sublime en ambos casos. Aquí sus miradas incómodas,
su inquietud, el nerviosismo que denota que algo oculta… van definiendo a un
personaje excelente, violento por lo que se ve abocado a hacer, incómodo en sus
botas y con esa situación, atormentado por un pasado que quiere superar pero
que no sabe de qué forma hacerlo, cogiendo por la calle de en medio, sabiendo
de forma inconsciente que está siendo infiel a él mismo…
Estas miradas nerviosas, su ofuscación, alcanzan un punto
especialmente significativo cuando tiene que mostrar el cartel de busca y
captura de Vandergroat al militar que se encuentra, Roy Anderson (Ralph Meeker),
que a su vez mostrará su licencia con deshonor. Estos objetos, documentos,
también tendrán su eco y uso narrativo, el cartel de busca y captura acabará
descubriendo el engaño de Stewart y la licencia será el motivo por el que
Stewart no confiará en el militar cuando pretenda dejarlo atrás.
-Más espectaculares y brillantes aún son las escenas de
acción con el acoso y cerco a Vandergroat, la escalada, donde Mann volverá a
usar el mencionado recurso estilístico con el que amplia un contexto y da un
nuevo sentido a la escena gracias al reencuadre, añadiendo elementos al mismo
sin cortes con una panorámica o un travelling, como el que sigue al militar una
vez llega a la cima y nos acaba mostrando a Vandergroat (Robert Ryan) de
espaldas.
-A nivel narrativo Mann hace lo mismo que con esos planos
donde amplia o contradice la información que nos da inicialmente, de forma que
vamos conociendo a los personajes y variando el punto de vista sobre lo que
creíamos establecido. Quizá Stewart no sea tan bueno, quizá los otros no sean
tan malos, quizá las intenciones que se nos muestran y dicen no sean las
verdaderas en cada personaje.
En este momento se nos presentará al otro personaje de la
película, una película con tan solo cinco personajes… y algunos inidios. Es
Lina Patch (Janet Leigh). Aliada de Ryan, saldrá en su defensa provocando una
intensa pelea. Estos primeros 20 minutos son frenéticos, acción constante,
suspense y ritmo sin descanso.
Las mentiras serán otro vehículo que irá impulsando la
acción y la relación de los personajes.
-Otro ejemplo del mencionado rasgo estilístico lo tendremos
en la primera aparición de un indio. Una nueva panorámica nos lleva desde la
calmada marcha de nuestro grupo al vigilante rostro de un indio, cambiando por
completo el sentido del plano y la escena.
-Una panorámica descriptiva del seguimiento que los indios
hacen al grupo de Stewart y los suyos, muestra a mitad del movimiento a Roy, el
militar, oculto tras un tronco, para seguir el movimiento de la panorámica sin
detenerse. Una vez más Mann cambia el sentido de la escena, aumentando el
suspense, la información y las posibles consecuencias e incidencias por el acto
de este personaje en un simple movimiento de cámara.
-Mann hará lo mismo con una panorámica dentro de un mismo
paisaje, de la calma de un lado a la amenaza de tormenta del otro. Un simple
movimiento de cámara replantea la situación de los personajes, sin apenas
mostrarlos.
-Dos nuevos ejemplos los tendremos en el interior de la
cueva donde se refugia el grupo de la tormenta. La panorámica que lleva la
mirada de Vandergroat de Lina, que se levanta, hasta las amenazantes rocas que
pueden sepultarles. Describe así, con una simple panorámica y de forma visual,
las intenciones del personaje. Acto seguido Mann hará otra que nos lleva desde
un distraído Stewart al sueño de Jesse (Millard Mitchell), para concluir con
las siniestras manos de Ryan, el dormido militar y la expectante Lina…
El retrato de los personajes no es nada maniqueo en general,
pero sobre todo es muy matizado, en la bondad, en la maldad o en la incertidumbre.
Buenos mezquinos, malos inteligentes y brillantes… Stewart será avaricioso y
algo mezquino, mentiroso, quiere la recompensa para él solo, aunque tendrá su
justificación que no deja de ser egoísta. Con todo sobre la mesa Stewart
tendrá que ceder y compartir la recompensa.
El Yago shakespeariano en el oeste.
La escena del sacrificio del caballo de Lina es un momento
importante. Sirve para ir desarrollando a un personaje apasionante, sin tantos
matices como el de Stewart, pero sí con mucha riqueza en su maldad y habilidad
manipuladora, es el de Vandergroat, que interpreta el magnífico Robert Ryan.
Irá demostrando una inteligencia excelente, una visión táctica y una habilidad
para la manipulación magistrales. El hecho de lograr unir al trío que lo
custodia en un mismo fin, que el personaje que James Stewart interpreta pretendía
mantener en secreto, le da una base para ir minando al grupo. Su táctica será ir
generando desconfianza ente ellos, haciendo hincapié en sus debilidades y
avaricia, mermando la confianza para lograr que se enfrenten y eso le permita
una ocasión para escapar durante el camino a la horca, en Kansas. Esto se lo
confesará a Leigh, su compañera y cómplice. Ben Vandergroat es un villano muy
sibilino, de tácticas muy femeninas y que nos remite a la forma de proceder de Yago en el Otelo de Shakespeare.
Ben tiene la facultad de conocer las debilidades del
prójimo, un perfecto conocedor de la naturaleza humana, habilidad que usará
siempre en su beneficio. Usará todas las debilidades, casi relacionadas con los
pecados capitales, para lograr la desconfianza del trío custodio. La avaricia,
el dinero, con todos ellos y con Jesse en particular, al que irá manipulando
poco a poco; la lujuria que despierta en el militar Lina; las menciones al
pasado de Colorado para despertar su ira; la envidia que crea entre Jesse y Roy la
posibilidad de que Colorado logre todo el dinero y se quede con la chica…
Sibilino siempre, mentirá sobre Colorado al militar para prender la mecha de
los celos, con un Ryan más Yago que nunca. Tocando todos los palos, poniendo
semillas en todos los personajes cuando tienen un momento a solas, un trabajo
sin prisas pero sin pausas, incesante.
Todo ello logra que cualquier gesto entre ellos se pueda
considerar hostil gracias a la desconfianza que Ryan ha plantado.
Vandergroat es además de todo un gran seductor, sabe
camelarse perfectamente a sus captores, un gran don de gentes, afable,
simpático, carismático, lo que ayuda a que sus manipulaciones sean más
efectivas.
En Ryan se ve a la perfección lo que es un comportamiento
táctico, su sonrisa cínica constante, que siempre sacará ante las adversidades
o cuando se vea atrapado, su ironía enmascarada de campechanía mientras trata a
sus rivales, contrasta con la seriedad y firmeza con la que habla a Lina cuando
ésta ve sacrificar a su caballo.
En esta escena descubrimos la total dependencia psicológica
y afectiva que Lina tiene de Ben, algo de lo que el maquiavélico pistolero
también intentará sacar beneficio cuando encarte. Dependencia, devoción,
admiración… Todas estas relaciones irán variando en la travesía hacia Kansas, evolucionando
de forma excelente, con el personaje de Lina como vértice de todas ellas. Sus
relaciones con Ben y Colorado Jim están magníficamente desarrolladas.
Ben pedirá el apoyo de Lina para trabajar juntos y lograr su
huida. El personaje interpretado por Robert Ryan se mostrará seguro y confiado
en sus manipulaciones en todo momento. Un gran villano.
Stewart!! Q grande!!
ResponderEliminarLas buenas pelis del oeste…cómo me gustan.
("Tacticas femeninas" quetequete!!!)
Gran análisis!!
Un beso y gracias!
Sí, sí, disimula jajajaja
EliminarMuchas gracias, creo que ha quedado bien. Un beso