martes, 8 de abril de 2014

OVER THE EDGE: Over The Edge (2004)













El Rock melódico y el AOR siempre nos deleitan con joyas que no esperamos, proyectos sorpresa, unas veces liderados por desconocidos y otras por grandes clásicos del género que se lanzan a la aventura tras tiempo olvidados. Aquí tenemos un ejemplo de lo segundo, un discazo de puro AOR y Rock melódico de calidad suprema liderado por Mickey Thomas, cantante de los Starship, y que se ha rodeado de una alineación de lujo, verdaderos talentos musicales, indispensables para los amantes de este estilo. El cantante de Starship recluta a un ejército de auténticos talentos del AOR para constituir una auténtica joya del género. Un trabajo de sobresaliente.

Jack Blades de Night Ranger o Damn Yankees, Neal Schon y Jonathan Cain de Journey, Martin Stenmarck o Freddy Curci de Alias, firman la composición de algunos de los temas. Guitarristas como el mencionado Schon, Steve Lukather o Ritchie Kotzen dejan su sello en forma de solos. Colaboraciones de lujo, con estos mimbres y estos nombres lo raro es que saliera algo mediocre.


Un disco de Rock melódico auténtico que fusiona a la perfección influencias dispares para redondear una obra de clase indiscutible e inspiración evidente. La sequedad y desnudez de los ritmos de Night Ranger, la fluidez melódica de Journey, apuntes que recuerdan a los Toto más melódicos o a la cadencia arrítmica de John Waite.



Su sonido es clásico, pero no se renuncia a la frescura. Suena plenamente actual. Incluso se incluye alguna cover de grupos de Modern Rock (TaxiRide) pasada por el tamiz del Rock melódico. Un disco variado, con gran sentimiento y que tiene unas melodías francamente excepcionales. El trabajo de Thomas es magnífico, recordando en ocasiones al mencionado Waite, pero manteniendo un estilo propio. El disco, de hecho, aunque con influencias de extrema calidad logra un sonido propio, además de contener unas composiciones inmejorables. Tiene poquísimos altibajos, cada tema es una joya perfectamente elaborada y que a pesar del eclecticismo de las composiciones (modernas con Stenmarck o TaxiRide o más clásicas con Blades, Schon o Cain), tiene una cohesión total, un equilibrio perfecto entre clasicismo y modernidad.


El disco mantiene un nivel excelso en todo momento, algún tema suelto en la segunda mitad baja ligeramente, aunque esto es cuestionable también, y desde luego nada especialmente reseñable ya que los matices, melodías y detalles son excelentes en los diez temas que forman la obra.

La fusión de sequedad y desnudez en los ritmos, con el sonido de la batería y la entrecortada voz de Thomas, con la fluidez melódica de los estribillos se aprecia en un buen número de temas, como ejemplo evidente el primero de ellos, “Over The Edge”, un tema muy Night Ranger con toques de John Waite. La fluidez de los Journey se constata en la mayoría de los estribillos, aunque no porque calquen al grupo liderado por Cain y Schon, sino por su esencia. Te vendrán a la cabeza en más de una ocasión. Además esa fusión mencionada de modernidad adaptada y clasicismo, que aspira a que el sonido sea atemporal, redunda también en esa intención de integrar autenticidad, matices y fluidez melódica con grandes armonías y estribillos sublimes. Los matices son uno de los grandes alicientes para los paladares más exquisitos. Un disco muy pensado y elaborado que cuenta con grandes talentos muy inspirados que ejecutan una de las mejores obras de su año, 2004. Recuerdo cuando lo compré a ciegas, como tantas veces, y cómo me sorprendió la escucha, había vuelto a encontrar un disco redondo cuando menos lo esperaba.

De los Starship también hay algo, ese gusto lírico por la melodía, especialmente destacado en los temas más lentos y su intensidad nos puede llevar a recordar a los autores de “Nothing’s Gonna Stop Us Now”, la inolvidable composición de Diane Warren.




La producción de Fabrizio Grossi es excelente, resaltando las grandes virtudes del disco, en los temas más rockeros los ritmos y la batería se oirán como si estuvieran en tu casa, con un sonido de caja cristalino, y en los más lentos las melodías y las teclas se subliman. Un acabado elegante que capta el sentimiento y la calidad del proyecto.

Mickey Thomas a las voces, Biggs Brice en la batería, Rob Vanni en la guitarra y Kenny Wilkerson y Fabrizio Grossi al bajo. Grossi también se ocupará de la mayoría de los teclados.



-Over The Edge: Rockero riff que da rápidamente paso a la voz de Thomas. La voz de Thomas desgrana las estrofas de forma arrítmica, en un estilo que recuerda a John Waite. El puente se enriquece en cuanto a melodía se refiere, coros empiezan a añadirse y la batería deja detalles con los platos dando al conjunto gran riqueza. En el estribillo se derrama el tarro de las esencias, coros femeninos dialogando con la voz principal, que luego desarrolla la estrofa alargando la melodía al máximo. Por si fuera poco el estribillo se doblará. Incluso podemos disfrutar de armonías de guitarra. Un estribillo francamente inspirado de calidad máxima y melodía perfecta. Mucho gusto. La batería suena seca, sobre todo la caja, contundente, desnuda y auténtica, es puro Rock melódico. La guitarra marca evoluciones en las estrofas, el paso al puente y al estribillo. En la segunda ocasión en la que disfrutamos del doblado estribillo se acentúan los elementos mencionados, contando con mayor presencia aún de la guitarra. Estrofa lenta, pausada, de melodía alterada, que da paso al solo de guitarra, muy brillante con wah wah y punteos variados. Gran trabajo de la batería y el uso de los platos. Puente y estribillo regresan con una guitarra predominante, muy presente, dejando apuntes intermitentemente. Excepcional clímax con Thomas forzando la voz bajo la base mencionada del estribillo. La calidad del tema y del proyecto deja pocos lugares para la duda, los segrega a cada nota.

-One World: Uno de los temas compuestos por Neal Schon, y es que la presencia de Journey en el disco no es escasa. Una suave guitarra solitaria inicia el tema. Ritmos nostálgicos, estamos en un disco tranquilo, comienzan a avanzar por nuestros oídos. La voz de Thomas desgrana melancólicamente las primeras estrofas. Rock melódico desnudo y tranquilo, un medio tiempo con toques de balada que va creciendo en intensidad conforme avanzamos, con la guitarra adquiriendo poder y la voz de Thomas intensificándose. Así pasamos por el puente y el estribillo, que vuelve a ser excepcional. Un estribillo larguísimo, de nuevo en dos partes, doblado, con magnífico uso de los coros en el impulso inicial y una exquisita melodía que mezcla resignación y esperanza a partes iguales. Desnudo acompañamiento, sencillo, con una guitarra sin excesos de amplificación, modesta, acompañando fielmente, dando su generoso apoyo a la afligida línea vocal y unos ritmos cadenciosos, como de andar distraído. Así seguimos en las nuevas estrofas, que suman algún apunte de guitarra, muy sutiles. Llegamos al puente y al perfecto estribillo. Tras una breve transición vocal al salir del estribillo disfrutaremos del solo de guitarra, brillante, agudo, como desperezándose de la nostalgia para encaminarse a un estribillo más intenso, con voces dobladas, una voz principal que improvisa  junto a la línea vocal del estribillo y detalles de guitarra que nos irán despidiendo. Clase a raudales y elegancia sencilla.

-Thief: Más ritmo y energía tiene este tercer tema, siempre englobado en un Rock melódico muy auténtico y tranquilo. La guitarra melódica marca el estilo por encima de esos ritmos más vivos. Es el tema más corto del disco. Melódicas estrofas, detalles de guitarra y sutileza en la progresión melódica que desemboca en otro memorable estribillo, estamos ante una auténtica joya que deja momentos realmente inspirados, para oírlo con dedicación y pasar buenos ratos de placer. El apoyo de voz en el estribillo, dándole más intensidad, acaba por sublimarlo, como es normal y las inflexiones durante el mismo son delicados detalles de calidad. Un estribillo luminoso, largo, directo y redondo. La canción sigue por la misma senda, manteniendo la melodía por las siguientes estrofas, reconocible en el estribillo. Segundo estribillo, con los apuntes de guitarra cubriendo huecos y decorándolo aún más, estrofa de melodía alternativa y estupendo solo de guitarra de Rob Vanni, que capta la luminosidad del tema a la perfección. Incluso en los temas más positivos hay un tono melancólico que acentúa la voz de Mickey Thomas. Tras la parte instrumental habrá un ligero parón con estrofas sin apenas acompañamiento y una recuperación magistral en progresión hacia el estribillo. Un clímax con el estribillo desbocado y más improvisaciones de guitarra, que parece dialogar con la parte vocal. Coros para rubricar el final, con una ligera variación en el estribillo, junto a una inquieta guitarra. El tema concluye con el estribillo cantado por Thomas en casi completa desnudez. Una gozada tras otra.

-Surrender: Otro tema donde aparece el nombre de Neal Schon, guitarrista de Journey, en la composición. Rockera guitarra inicial que evoca de forma lejana a unos AC/DC pasados al Rock más melódico. El bajo aparece para subrayar y dar más intensidad a la segunda estrofa, el puente tendrá unos suaves coros melódicos que nos predisponen para un nuevo estribillo, que por supuesto, no decepciona. Un tema que nos lleva al estilo de Journey, un soberbio estribillo, como es norma en este extraordinario disco, que no es raro que recuerde al legendario grupo de AOR, más estando Schon en la composición. Guitarra de transición que se gusta y paso a Thomas para que nos cante más estrofas rockeras y pase por el puente camino del estribillo de nuevo. Gran trabajo del bajo. Un tema que recicla a la perfección la esencia Journey en el estilo personal del grupo. Un estribillo vivo y adictivo, sin ser el más memorable... este es el nivel. Los coros tendrán la exclusiva de la estrofa que dará paso al solo de guitarra, excepcional, como corresponde al inconfundible estilo del gran Neal Schon. Caeremos en el puente para ir directos al estribillo con el que concluiremos, esperando las improvisaciones vocales de Thomas y la guitarra de Schon haciendo armonías, que será con lo que nos despidamos. Un excelente y positivo tema para no bajar el nivel ni un ápice.

-Eyes Wide Open: De Neal Schon pasamos a Jonathan Cain, el teclista de los Journey, que firma en solitario el quinto tema. Tema lento de guitarra blusera, un lloro apenado que se va descubriendo con las primeras estrofas en labios de Thomas. El estribillo hace progresar la melodía y la intensidad del sentimiento de forma sutilísima. Un tono, una atmósfera, que nos recuerda de alguna forma al de temas de “Trial By Fire” o “Arrival” de los gigantes Journey. La guitarra seguirá dejando pequeñas lágrimas en las siguientes estrofas antes de su ruptura, elevando el tema, que cobra una fuerza melódica encomiable al regresar al estribillo, que parece transformado. La excepcional progresión de la que sólo son capaces los grandes talentos. La elegancia y la clase avanzan nota a nota por el tema más largo del álbum. Estrofa intensa de melodía alternativa que da entrada al solo de guitarra, donde la batería pega con fuerza variando su cadencia. El estribillo vuelve a emerger con improvisaciones, juego de coros excepcional, armonías de guitarra e intensidad en el acompañamiento, el perfecto clímax. Un tema muy bello y elegante.

-Forest For The Trees: Versión el tema de “TaxiRide” perteneciente a su disco “Garage Mahal” de 2002, un grupo de Rock moderno. Un gran tema en el que además podemos disfrutar de las guitarras del gran Steve Lukather. Un magnífico tema que convierte en AOR de primera calidad uno de Modern Rock. Las suaves primeras estrofas van transformándose, haciéndose rítmicas e intensas, con una mayor presencia del bajo y ritmos rockeros con predominancia de los platos. Aumentando la agresividad todo contrastará con el estribillo, profundamente melódico, un auténtico hit, muy elaborado y conseguido, difícilmente no te entregarás a él, de un lirismo y un toque nostálgico francamente brillante. El puente es lo que muestra más retazos Modern, con un perfecto contraste. Guitarra melódica como transición. Más estrofas dialogando con la guitarra y vuelta por el puente, más agresivo desde la parte vocal, y el estribillo que va añadiendo improvisaciones vocales más intensas que dan paso al solo psicodélico de Lukather, magnífico, como el juego con los platos de la batería, una parte instrumental brillante. Parón para el puente que se volverá a repetir con la recuperada agresividad del acompañamiento, que también se beneficia de las improvisaciones vocales. El estribillo, sublimado con todos los elementos posibles, voces dobladas, armonías de guitarra e intensidad, nos despide dejándose llevar. Lukather tendrá un buen lucimiento en esta parte final también. Espectacular temazo.

-The Man In Between: El cantante de “Alias”, Freddy Curci, aparece como autor de este tema, junto a Fabrizio Grossi, uno de los principales artífices de este disco, y Lara Cody. Un tema más lento, que posee una guitarra muy melódica y un buen trabajo en la base de ritmos con el bajo. El tema parece transformarse con la entrada de la voz de Thomas, haciéndose marcadamente melódico. Toques a Stan Bush o incluso a Terry Brock en algunos momentos de estas estrofas y en la voz de Thomas. Sutil puente y más vivo estribillo, simpático, aunque carente de la brillantez de los anteriores. La guitarra interviene como separador entre el estribillo y el nuevo viaje por las estrofas. Una guitarra que va cobrando protagonismo, dejando detalles y participando en el estribillo, que se enriquece en esta segunda intervención con armonías de las seis cuerdas y coros, aumentando su fuerza. Siempre se da más, siempre un poco más, llenando los temas de matices, enriqueciendo las estrofas, los estribillos, calidad y clase, incluso en temas ligeramente más flojos, como es este caso. Nueva estrofa, más intensa que las anteriores y de melodía variada, para dar entrada al solo de guitarra, muy moderado y efectivo a cargo de Ritchie Kotzen. Caemos en el estribillo, con armonías de guitarra, la voz principal forzando más que nunca, grandes coros… todos los elementos a disposición para sacarles el mayor partido. Finalmente el tema se deja llevar con detalles guitarreros de Kotzen y quejidos de Thomas. Es un estupendo tema, pero con el nivel del resto queda algo por debajo.

-Cover Me: Una de las grandes joyas del disco, de mis temas favoritos. Una pequeña obra de arte hecha balada aorera. Versión del tema de Bebo Norman del disco “Big Blue Sky” de 2001. Tímido inicio, una batería desperezándose, jugando con las baquetas en los bordes de la caja, una guitarra difusa sustituida por otra de melodía exquisita y de gran sentimiento... Primeras estrofas de un amanecido Thomas, preciosas, desbrozando la melodía poco a poco. La melodía fluye con naturalidad pasmosa, alcanzando el puente, larguísimo, con ritmos que se marcan y definen y que nos permiten avanzar hacia el estribillo, que es un auténtico portento de sentimiento. Un tema lento, positivo, esperanzador en su punto de nostalgia. Una delicia auténtica. El subrayado sutil de los coros es de una elegancia ejemplar. Volvemos a la “calma estrofera”, que es un deleite y repetimos estructura hasta llegar al estribillo, al que Thomas entra con auténtica devoción, recreándose y forzando la voz en los momentos más intensos. El tema parece agotarse, como ensimismado por el estribillo que acaba de concluir, y parece reaccionar de forma atronadora con el estupendo solo de guitarra que se marca Rob Vanni y que tiene una portentosa entrada. Parón en el puente, cantado casi en secreto, pero que va progresando, acelerando ritmos sutilmente, doblando voces, haciendo coros hasta estallar en el poder orgásmico de su melodía con el acompañamiento completo. Decimos adiós, como extenuados, con cosquilleos musicales acústicos, de bajo y una voz de despedida.

-Turn Away: El suave inicio se transforma en rockero avance por las estrofas vocales, puente que sigue la tendencia rockero melódica y estribillo muy vivo y vitalista. La nostálgica voz de Thomas, ese timbre vibrante, le da peso a todos los temas. Un estribillo muy luminoso. La guitarra repetitiva actúa de base en las nuevas estrofas, que arrancan repentinamente hacia el puente y el obligado estribillo. Buen trabajo del “Charlie” en el puente y de los platos en el estribillo. Coros y guitarra dan paso al parón tras el vistoso estribillo y al solo de guitarra, también muy divertido y jovial. Nuevo parón para el puente, cantado al son de una guitarra sin amplificar, y estallido del optimista y alegre estribillo. El juego de los platos en la batería nos vuelve a deleitar así como Thomas va improvisando en su diálogo con los acertados coros. Las armonías de guitarra no podían faltar para rematar un final lleno de musicalidad. Un gran tema, aunque también ligeramente por debajo de los que más brillan.

-Glory Day: Desgraciadamente llegamos al final, pero lo haremos por todo lo alto. Ritmos sugerentes de una batería golpeada con escobillas y una guitarra con una curiosa distorsión intermitente. Thomas se suma a esta atmósfera para extender por nuestros oídos las primeras estrofas. Una nueva aparición de la guitarra marca un sutil cambio de intensidad, una estrofa que coquetea con el tono del Rap. El puente, que podía pasar por estribillo, es un portentoso desgarro de luminosidad. El estribillo, más agresivo, cuenta con unos coros suaves como contraste. El conjunto de puente y estribillo es brillante, siendo el primero más logrado que el segundo. Las estrofas suben un poco el tono, la batería se hace arrítmica y la guitarra mantiene su distorsión inicial. Coros agudos dialogan con la voz principal en una extensión del estribillo que lleva al solo, con la guitarra distorsionada, una distorsión que recuerda a la del solo de “Always” de Bon Jovi. Solo breve. Puente y estribillo vuelven para la parte final, con armonías de guitarra y coros ambientales rubricando una brillante conclusión.

Un disco sin altibajos, aunque en la primera parte tenemos la mayoría de temas más brillantes, con una calidad excelsa. Un disco muy desconocido, que entusiasmará a los amantes del Rock melódico y el AOR de más calidad, que disfruten de los matices y las ricas composiciones y melodías. Una de esas joyas que nos regala el género cuando menos lo esperas.

Una auténtica gozada, un proyecto desconocido casi por completo que te hará pasar un rato excepcional con una colección de canciones donde cada una es mejor que la anterior y todas ellas rebosan calidad y elegancia. De esos proyectos que invitan a seguir investigando para descubrir más joyas de este tipo. Los más exigentes y amantes de las melodías elegantes y de categoría están de enhorabuena. Soberbio.


2 comentarios:

  1. No soy yo mucho de AOR, la verdad; sólo he conectado con la música de Toto. Seguro que con éste, lo lograré. Le daré una oportunidad, Sambo.

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    1. Es un género no muy mayoritario precisamente jejeje. Me alegra que al menos le des una oportunidad, amigo mio! Un abrazo,

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