El Rock melódico y el AOR siempre nos deleitan con joyas que
no esperamos, proyectos sorpresa, unas veces liderados por desconocidos y otras
por grandes clásicos del género que se lanzan a la aventura tras tiempo
olvidados. Aquí tenemos un ejemplo de lo segundo, un discazo de puro AOR y Rock
melódico de calidad suprema liderado por Mickey Thomas, cantante de los
Starship, y que se ha rodeado de una alineación de lujo, verdaderos talentos
musicales, indispensables para los amantes de este estilo. El cantante de
Starship recluta a un ejército de auténticos talentos del AOR para constituir
una auténtica joya del género. Un trabajo de sobresaliente.
Jack Blades de Night Ranger o Damn Yankees, Neal Schon y
Jonathan Cain de Journey, Martin Stenmarck o Freddy Curci de Alias, firman la
composición de algunos de los temas. Guitarristas como el mencionado Schon,
Steve Lukather o Ritchie Kotzen dejan su sello en forma de solos. Colaboraciones
de lujo, con estos mimbres y estos nombres lo raro es que saliera algo mediocre.
Un disco de Rock melódico auténtico que fusiona a la
perfección influencias dispares para redondear una obra de clase indiscutible e
inspiración evidente. La sequedad y desnudez de los ritmos de Night Ranger, la
fluidez melódica de Journey, apuntes que recuerdan a los Toto más melódicos o a
la cadencia arrítmica de John Waite.
Su sonido es clásico, pero no se renuncia a la frescura. Suena plenamente actual. Incluso se incluye alguna cover de grupos de Modern
Rock (TaxiRide) pasada por el tamiz del Rock melódico. Un disco variado, con
gran sentimiento y que tiene unas melodías francamente excepcionales. El
trabajo de Thomas es magnífico, recordando en ocasiones al mencionado Waite,
pero manteniendo un estilo propio. El disco, de hecho, aunque con influencias
de extrema calidad logra un sonido propio, además de contener unas
composiciones inmejorables. Tiene poquísimos altibajos, cada tema es una joya
perfectamente elaborada y que a pesar del eclecticismo de las composiciones
(modernas con Stenmarck o TaxiRide o más clásicas con Blades, Schon o Cain),
tiene una cohesión total, un equilibrio perfecto entre clasicismo y modernidad.
El disco mantiene un nivel excelso en todo momento, algún
tema suelto en la segunda mitad baja ligeramente, aunque esto es cuestionable
también, y desde luego nada especialmente reseñable ya que los matices, melodías
y detalles son excelentes en los diez temas que forman la obra.
La fusión de sequedad y desnudez en los ritmos, con el
sonido de la batería y la entrecortada voz de Thomas, con la fluidez melódica
de los estribillos se aprecia en un buen número de temas, como ejemplo
evidente el primero de ellos, “Over The Edge”, un tema muy Night Ranger con
toques de John Waite. La fluidez de los Journey se constata en la mayoría de los
estribillos, aunque no porque calquen al grupo liderado por Cain y Schon, sino
por su esencia. Te vendrán a la cabeza en más de una ocasión. Además esa fusión
mencionada de modernidad adaptada y clasicismo, que aspira a que el sonido sea
atemporal, redunda también en esa intención de integrar autenticidad, matices y
fluidez melódica con grandes armonías y estribillos sublimes. Los matices son
uno de los grandes alicientes para los paladares más exquisitos. Un disco muy
pensado y elaborado que cuenta con grandes talentos muy inspirados que ejecutan
una de las mejores obras de su año, 2004. Recuerdo cuando lo compré a ciegas,
como tantas veces, y cómo me sorprendió la escucha, había vuelto a encontrar un
disco redondo cuando menos lo esperaba.
De los Starship también hay algo, ese gusto lírico por la
melodía, especialmente destacado en los temas más lentos y su intensidad nos
puede llevar a recordar a los autores de “Nothing’s Gonna Stop Us Now”, la
inolvidable composición de Diane Warren.
La producción de Fabrizio Grossi es excelente, resaltando
las grandes virtudes del disco, en los temas más rockeros los ritmos y la
batería se oirán como si estuvieran en tu casa, con un sonido de caja
cristalino, y en los más lentos las melodías y las teclas se subliman. Un acabado
elegante que capta el sentimiento y la
calidad del proyecto.
Mickey Thomas a las voces, Biggs Brice en la batería, Rob
Vanni en la guitarra y Kenny Wilkerson y Fabrizio Grossi al bajo. Grossi
también se ocupará de la mayoría de los teclados.
-Over The Edge: Rockero riff que da rápidamente paso a la
voz de Thomas. La voz de Thomas desgrana las estrofas de forma arrítmica, en un
estilo que recuerda a John Waite. El puente se enriquece en cuanto a melodía se
refiere, coros empiezan a añadirse y la batería deja detalles con los platos
dando al conjunto gran riqueza. En el estribillo se derrama el tarro de las
esencias, coros femeninos dialogando con la voz principal, que luego desarrolla
la estrofa alargando la melodía al máximo. Por si fuera poco el estribillo se
doblará. Incluso podemos disfrutar de armonías de guitarra. Un estribillo
francamente inspirado de calidad máxima y melodía perfecta. Mucho gusto. La
batería suena seca, sobre todo la caja, contundente, desnuda y
auténtica, es puro Rock melódico. La guitarra marca evoluciones en las
estrofas, el paso al puente y al estribillo. En la segunda ocasión en la que
disfrutamos del doblado estribillo se acentúan los elementos mencionados,
contando con mayor presencia aún de la guitarra. Estrofa lenta, pausada, de
melodía alterada, que da paso al solo de guitarra, muy brillante con wah wah y
punteos variados. Gran trabajo de la batería y el uso de los platos. Puente y
estribillo regresan con una guitarra predominante, muy presente, dejando apuntes
intermitentemente. Excepcional clímax con Thomas forzando la voz bajo la base
mencionada del estribillo. La calidad del tema y del proyecto deja pocos
lugares para la duda, los segrega a cada nota.
-One World: Uno de los temas compuestos por Neal Schon, y es
que la presencia de Journey en el disco no es escasa. Una suave guitarra
solitaria inicia el tema. Ritmos nostálgicos, estamos en un disco tranquilo,
comienzan a avanzar por nuestros oídos. La voz de Thomas desgrana
melancólicamente las primeras estrofas. Rock melódico desnudo y tranquilo, un
medio tiempo con toques de balada que va creciendo en intensidad conforme
avanzamos, con la guitarra adquiriendo poder y la voz de Thomas
intensificándose. Así pasamos por el puente y el estribillo, que vuelve a ser
excepcional. Un estribillo larguísimo, de nuevo en dos partes, doblado, con
magnífico uso de los coros en el impulso inicial y una exquisita melodía que
mezcla resignación y esperanza a partes iguales. Desnudo acompañamiento,
sencillo, con una guitarra sin excesos de amplificación, modesta, acompañando
fielmente, dando su generoso apoyo a la afligida línea vocal y unos ritmos
cadenciosos, como de andar distraído. Así seguimos en las nuevas estrofas, que
suman algún apunte de guitarra, muy sutiles. Llegamos al puente y al perfecto
estribillo. Tras una breve transición vocal al salir del estribillo
disfrutaremos del solo de guitarra, brillante, agudo, como desperezándose de la
nostalgia para encaminarse a un estribillo más intenso, con voces dobladas, una
voz principal que improvisa junto a la
línea vocal del estribillo y detalles de guitarra que nos irán despidiendo.
Clase a raudales y elegancia sencilla.
-Thief: Más ritmo y energía tiene este tercer tema, siempre
englobado en un Rock melódico muy auténtico y tranquilo. La guitarra melódica
marca el estilo por encima de esos ritmos más vivos. Es el tema más corto del
disco. Melódicas estrofas, detalles de guitarra y sutileza en la progresión
melódica que desemboca en otro memorable estribillo, estamos ante una auténtica
joya que deja momentos realmente inspirados, para oírlo con dedicación y pasar
buenos ratos de placer. El apoyo de voz en el estribillo, dándole más
intensidad, acaba por sublimarlo, como es normal y las inflexiones durante el
mismo son delicados detalles de calidad. Un estribillo luminoso, largo, directo
y redondo. La canción sigue por la misma senda, manteniendo la melodía por las
siguientes estrofas, reconocible en el estribillo. Segundo estribillo, con los
apuntes de guitarra cubriendo huecos y decorándolo aún más, estrofa de
melodía alternativa y estupendo solo de guitarra de Rob Vanni, que capta la
luminosidad del tema a la perfección. Incluso en los temas más positivos hay un tono melancólico que acentúa la voz de Mickey Thomas. Tras la parte
instrumental habrá un ligero parón con estrofas sin apenas acompañamiento y una
recuperación magistral en progresión hacia el estribillo. Un clímax con el
estribillo desbocado y más improvisaciones de guitarra, que parece dialogar con
la parte vocal. Coros para rubricar el final, con una ligera variación en el
estribillo, junto a una inquieta guitarra. El tema concluye con el estribillo
cantado por Thomas en casi completa desnudez. Una gozada tras otra.
-Surrender: Otro tema donde aparece el nombre de Neal Schon,
guitarrista de Journey, en la composición. Rockera guitarra inicial que evoca de
forma lejana a unos AC/DC pasados al Rock más melódico. El bajo aparece para
subrayar y dar más intensidad a la segunda estrofa, el puente tendrá unos
suaves coros melódicos que nos predisponen para un nuevo estribillo, que por
supuesto, no decepciona. Un tema que nos lleva al estilo de Journey, un soberbio
estribillo, como es norma en este extraordinario disco, que no es raro que
recuerde al legendario grupo de AOR, más estando Schon en la composición. Guitarra
de transición que se gusta y paso a Thomas para que nos cante más estrofas
rockeras y pase por el puente camino del estribillo de nuevo. Gran trabajo del
bajo. Un tema que recicla a la perfección la esencia Journey en el estilo
personal del grupo. Un estribillo vivo y adictivo, sin ser el más memorable...
este es el nivel. Los coros tendrán la exclusiva de la estrofa que dará paso al
solo de guitarra, excepcional, como corresponde al inconfundible estilo del
gran Neal Schon. Caeremos en el puente para ir directos al estribillo con el que concluiremos, esperando las
improvisaciones vocales de Thomas y la guitarra de Schon haciendo armonías, que
será con lo que nos despidamos. Un excelente y positivo tema para no bajar el
nivel ni un ápice.
-Eyes Wide Open: De Neal Schon pasamos a Jonathan Cain, el
teclista de los Journey, que firma en solitario el quinto tema. Tema lento de
guitarra blusera, un lloro apenado que se va descubriendo con las primeras
estrofas en labios de Thomas. El estribillo hace progresar la melodía y la
intensidad del sentimiento de forma sutilísima. Un tono, una atmósfera, que nos
recuerda de alguna forma al de temas de “Trial By Fire” o “Arrival” de los gigantes
Journey. La guitarra seguirá dejando pequeñas lágrimas en las siguientes estrofas
antes de su ruptura, elevando el tema, que cobra una fuerza melódica encomiable
al regresar al estribillo, que parece transformado. La excepcional progresión
de la que sólo son capaces los grandes talentos. La elegancia y la clase
avanzan nota a nota por el tema más largo del álbum. Estrofa intensa de melodía
alternativa que da entrada al solo de guitarra, donde la batería pega con fuerza
variando su cadencia. El estribillo vuelve a emerger con improvisaciones, juego
de coros excepcional, armonías de guitarra e intensidad en el acompañamiento,
el perfecto clímax. Un tema muy bello y elegante.
-Forest For The Trees: Versión el tema de “TaxiRide”
perteneciente a su disco “Garage Mahal” de 2002, un grupo de Rock moderno. Un
gran tema en el que además podemos
disfrutar de las guitarras del gran Steve Lukather. Un magnífico tema que
convierte en AOR de primera calidad uno de Modern Rock. Las suaves primeras
estrofas van transformándose, haciéndose rítmicas e intensas, con una mayor
presencia del bajo y ritmos rockeros con predominancia de los platos.
Aumentando la agresividad todo contrastará con el estribillo, profundamente
melódico, un auténtico hit, muy elaborado y conseguido, difícilmente no te
entregarás a él, de un lirismo y un toque nostálgico francamente brillante. El
puente es lo que muestra más retazos Modern, con un perfecto contraste.
Guitarra melódica como transición. Más estrofas dialogando con la guitarra y
vuelta por el puente, más agresivo desde la parte vocal, y el estribillo que va
añadiendo improvisaciones vocales más intensas que dan paso al solo psicodélico
de Lukather, magnífico, como el juego con los platos de la batería, una parte
instrumental brillante. Parón para el puente que se volverá a repetir con la
recuperada agresividad del acompañamiento, que también se beneficia de las improvisaciones
vocales. El estribillo, sublimado con todos los elementos posibles, voces
dobladas, armonías de guitarra e intensidad, nos despide dejándose llevar.
Lukather tendrá un buen lucimiento en esta parte final también. Espectacular
temazo.
-The Man In Between: El cantante de “Alias”, Freddy Curci,
aparece como autor de este tema, junto a Fabrizio Grossi, uno de los
principales artífices de este disco, y Lara Cody. Un tema más lento, que posee
una guitarra muy melódica y un buen trabajo en la base de ritmos con el bajo.
El tema parece transformarse con la entrada de la voz de Thomas, haciéndose
marcadamente melódico. Toques a Stan Bush o incluso a Terry Brock en algunos
momentos de estas estrofas y en la voz de Thomas. Sutil puente y más vivo estribillo,
simpático, aunque carente de la brillantez de los anteriores. La guitarra
interviene como separador entre el estribillo y el nuevo viaje por las
estrofas. Una guitarra que va cobrando protagonismo, dejando detalles y
participando en el estribillo, que se enriquece en esta segunda intervención con
armonías de las seis cuerdas y coros, aumentando su fuerza. Siempre se da más,
siempre un poco más, llenando los temas de matices, enriqueciendo las estrofas,
los estribillos, calidad y clase, incluso en temas ligeramente más flojos, como
es este caso. Nueva estrofa, más intensa que las anteriores y de melodía
variada, para dar entrada al solo de guitarra, muy moderado y efectivo a cargo
de Ritchie Kotzen. Caemos en el estribillo, con armonías de guitarra, la voz
principal forzando más que nunca, grandes coros… todos los elementos a
disposición para sacarles el mayor partido. Finalmente el tema se deja llevar
con detalles guitarreros de Kotzen y quejidos de Thomas. Es un estupendo tema,
pero con el nivel del resto queda algo por debajo.
-Cover Me: Una de las grandes joyas del disco, de mis temas favoritos.
Una pequeña obra de arte hecha balada aorera. Versión del tema de Bebo Norman
del disco “Big Blue Sky” de 2001. Tímido inicio, una batería desperezándose,
jugando con las baquetas en los bordes de la caja, una guitarra difusa
sustituida por otra de melodía exquisita y de gran sentimiento... Primeras
estrofas de un amanecido Thomas, preciosas, desbrozando la melodía poco a poco.
La melodía fluye con naturalidad pasmosa, alcanzando el puente, larguísimo, con
ritmos que se marcan y definen y que nos permiten avanzar hacia el estribillo,
que es un auténtico portento de sentimiento. Un tema lento, positivo,
esperanzador en su punto de nostalgia. Una delicia auténtica. El subrayado
sutil de los coros es de una elegancia ejemplar. Volvemos a la “calma
estrofera”, que es un deleite y repetimos estructura hasta llegar al
estribillo, al que Thomas entra con auténtica devoción, recreándose y forzando
la voz en los momentos más intensos. El tema parece agotarse, como ensimismado
por el estribillo que acaba de concluir, y parece reaccionar de forma atronadora
con el estupendo solo de guitarra que se marca
Rob Vanni y que tiene una portentosa entrada. Parón en el puente,
cantado casi en secreto, pero que va progresando, acelerando ritmos sutilmente,
doblando voces, haciendo coros hasta estallar en el poder orgásmico de su
melodía con el acompañamiento completo. Decimos adiós, como extenuados, con
cosquilleos musicales acústicos, de bajo y una voz de despedida.
-Turn Away: El suave inicio se transforma en rockero avance
por las estrofas vocales, puente que sigue la tendencia rockero melódica y
estribillo muy vivo y vitalista. La nostálgica voz de Thomas, ese timbre
vibrante, le da peso a todos los temas. Un estribillo muy luminoso. La guitarra
repetitiva actúa de base en las nuevas estrofas, que arrancan repentinamente
hacia el puente y el obligado estribillo. Buen trabajo del “Charlie” en el
puente y de los platos en el estribillo. Coros y guitarra dan paso al parón
tras el vistoso estribillo y al solo de guitarra, también muy divertido y
jovial. Nuevo parón para el puente, cantado al son de una guitarra sin
amplificar, y estallido del optimista y alegre estribillo. El juego de los platos
en la batería nos vuelve a deleitar así como Thomas va improvisando en su
diálogo con los acertados coros. Las armonías de guitarra no podían faltar para
rematar un final lleno de musicalidad. Un gran tema, aunque también ligeramente
por debajo de los que más brillan.
-Glory Day: Desgraciadamente llegamos al final, pero lo
haremos por todo lo alto. Ritmos sugerentes de una batería golpeada con
escobillas y una guitarra con una curiosa distorsión intermitente. Thomas se
suma a esta atmósfera para extender por nuestros oídos las primeras estrofas.
Una nueva aparición de la guitarra marca un sutil cambio de intensidad, una
estrofa que coquetea con el tono del Rap. El puente, que podía pasar por
estribillo, es un portentoso desgarro de luminosidad. El estribillo, más
agresivo, cuenta con unos coros suaves como contraste. El conjunto de puente y
estribillo es brillante, siendo el primero más logrado que el segundo. Las
estrofas suben un poco el tono, la batería se hace arrítmica y la guitarra
mantiene su distorsión inicial. Coros agudos dialogan con la voz principal en
una extensión del estribillo que lleva al solo, con la guitarra distorsionada,
una distorsión que recuerda a la del solo de “Always” de Bon Jovi. Solo breve.
Puente y estribillo vuelven para la parte final, con armonías de guitarra y
coros ambientales rubricando una brillante conclusión.
Un disco sin altibajos, aunque en la primera parte tenemos
la mayoría de temas más brillantes, con una calidad excelsa.
Un disco muy desconocido, que entusiasmará a los amantes del Rock melódico y el
AOR de más calidad, que disfruten de los matices y las ricas composiciones y
melodías. Una de esas joyas que nos regala el género cuando menos lo esperas.
Una auténtica gozada, un proyecto desconocido casi por completo
que te hará pasar un rato excepcional con una colección de canciones donde
cada una es mejor que la anterior y todas ellas rebosan calidad y elegancia. De
esos proyectos que invitan a seguir investigando para descubrir más joyas de
este tipo. Los más exigentes y amantes de las melodías elegantes y de categoría
están de enhorabuena. Soberbio.
No soy yo mucho de AOR, la verdad; sólo he conectado con la música de Toto. Seguro que con éste, lo lograré. Le daré una oportunidad, Sambo.
ResponderEliminarEs un género no muy mayoritario precisamente jejeje. Me alegra que al menos le des una oportunidad, amigo mio! Un abrazo,
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