Uno de los elementos más brillantes en la dirección de
Howard, lo que más ha sorprendido, ha sido su capacidad alegórica, metafórica,
a nivel visual, yendo más allá de la mera narración, del convencionalismo y la
exposición competente, segura y aseada del que sabe tiene un excelente material
entre manos y no necesita mucho más. Howard se arriesga y sale por la puerta
grande. Usa las metáforas sobre todo con Hunt, que es más poético que Lauda,
más terrenal, pero habrá ejemplos con los dos personajes.
-El primer rasgo distintivo lo tenemos en el montaje, como
mencioné con anterioridad. El montaje de “Rush” es un verdadero prodigio y con él Howard y sus montadores, Dan Hanley y Mike Hill, logran transmitir con toda
su fuerza el poder y las sensaciones de la Fórmula 1, así como fusionar los
sentimientos de los personajes a la velocidad y, sobre todo, los
coches. La idea que he comentado de fusionar fondo y forma tiene en el montaje
su columna vertebral, un montaje sensitivo mucho más que narrativo. Vimos en
las escenas iniciales cómo se usaba esto a la perfección en el polvo que Hunt tiene
con una enfermera, la voz over de Hunt se acompaña de los gemidos de placer de
la chica, también en over, mientras se suceden imágenes de coches y carrera. Toda la filosofía de vida de Hunt en esa escena, la temeridad, la necesidad de
sentirse vivo, de ponerse al límite, del orgasmo. En otra escena posterior
tendremos un ejemplo parecido, Hunt, tras dejar a su mujer, se lanza a por una
azafata en el avión de vuelta. Oiremos de nuevo en over gemidos, de los dos,
pero sin la voz over de Hunt ni adorno alguno sobre imágenes de válvulas
bombeando, como en la gimnasia sexual, adelantamientos, el casco de Hunt, la
carrera, el frenesí evasivo que necesita Hunt para olvidarse de todo, para
sentirse vivo. De nuevo sexo vinculado a la velocidad y las carreras, la
esencia del sentir de James Hunt (Chris Hemsworth). Debo reiterar que en otras copias sí aparecen las escenas sexuales de manera explícita, lo que funciona peor aunque se encadene..
-El look documental que Howard da a su película se ve
especialmente resaltado en los encuadres, poco definidos, descuadrados,
inestables, un estilo nervioso que además se acomoda a la perfección al fondo
de la película y sus personajes, al frenesí de la velocidad, de la Fórmula 1 y
de los pilotos, especialmente de Hunt.
Parece como si la vida lo tuviera maniatado contra su voluntad y sólo
encontrara alivio en las carreras y la competición, en el exceso y el sexo. En
este sentido y con respecto a Hunt habrá rasgos y tics para definir esto, el
mechero que maneja siempre de forma compulsiva, el periódico y sus miradas a la
azafata del avión en la escena posterior a su separación de Suzy…
-En este sentido, sobre el look semidocumental de la cinta, cabe destacar ciertos planos en las carreras, como la elipsis visual en el Gran Premio de Gran Bretaña con el adelantamiento de Hunt a Lauda oculto tras un árbol o el uso de monitores, que aparecen en gran cantidad durante la película, que muestran imágenes reales de los grandes premios, lo que dota a la película de un verismo y autenticidad fuera de toda duda y transmite de forma más directa la pasión de la Fórmula 1 y cómo se vive. Sin contar el acierto que supone a nivel estético en la recreación de la época. Un ejemplo perfecto de esto lo tenemos cuando vemos el accidente real de Lauda en una televisión. La recreación es muy buena, por cierto. La textura visual del film, plenamente setentera, es uno de los aspectos más importantes de la película y de esta intención semidocumental.
-Por desgracia este sentido semidocumental crea cierto bajón
en la confusión del resultado de la carrera final. Esa confusión la hubo en
carrera, pero al querer ser fiel a ello se pierde intensidad dramática. Hunt no
sabía si quiera si había logrado terminar tercero, creía que no, si había
conseguido el Mundial, esto queda perfectamente retratado, pero al darle
prioridad sobre la épica dramática que se había mantenido hasta ese momento hay
cierta sensación de desinfle.
-El final de la película recurrirá, precisamente, a imágenes
documentales donde vemos a los dos pilotos compartiendo confidencias. Eran
amigos, rivales por supuesto, pero amigos que sentían respeto, admiración y
cariño por el otro.
-El trabajo con los encuadres es realmente brillante,
repletos de contenido y significación en los momentos adecuados, sin abusar de
subrayados ni excesos esteticistas. Hay muchos ejemplos que voy a ir mencionado,
por ejemplo el reflejo del cristal que oculta casi por completo el rostro de
Niki Lauda tras su comentario egocéntrico a Regazzoni (Pierfrancesco Favino) y el reproche de éste en
su coche de camino a una fiesta. De esta forma Howard aísla a Lauda, lo aísla y
lo muestra como un ser antisocial, incapaz de comprensión o de mantener una
relación distendida. Así ocurrirá cuando Regazzoni lo desplace, quede separado
del resto, en una clara consecuencia del carácter de Lauda. Esto se volverá a
mostrar con un encuadre donde vemos a Lauda tras otro cristal.
-Hunt aparecerá tras un cristal en la conclusión de la
escena donde ve desmantelar su coche, cuando Hesketh se arruina. Un cristal
oscurecido que marca perfectamente el tono de la situación. A partir de aquí
Howard usará de forma brillantísima las metáforas visuales para retratar el
estado anímico de Hunt.
-La escena donde Hunt se queda sin equipo y busca
desesperadamente uno para poder competir es un ejemplo perfecto del uso de las
alegorías, las metáforas visuales y la fusión de fondo y forma que pretende
Howard para definir a Hunt, la fusión de la vida y sentimientos de ese personaje
con su pasión por la velocidad y los coches. Hunt se colocará, se emborrachará,
un clásico en su vida, y Howard retratará su obsesión a la perfección. Multitud
de objetos redondos o circulares aparecerán en plano, en encuadres junto al
personaje, muchos de estos encuadres oblicuos, un vaso, el disco que no para de girar en el reproductor, el scalextric,
un burdo sustitutivo de forma circular también, e incluso mencionará el ansiado
volante, el principal objeto circular. Hunt rayado y obsesionado, como ese
disco, objeto circular, también rayado y que gira y gira sin emitir sonido,
obsesivamente. Todo en la puesta en escena sugiere ansiedad, inquietud, anhelo
de un coche, de un volante, de la velocidad... y contrasta con el obligado enclaustramiento,
como si de una prisión se tratara, la quietud, en la que se encuentra Hunt. De
hecho habrá un magnífico encuadre, donde de nuevo Howard usa la metáfora visual,
en el que vemos a Hunt tras la jaula de unos periquitos, pajaritos que decía
cuidar muy bien. La perfecta imagen que muestra cómo se siente Hunt. Atrapado,
encerrado.
-En esta misma secuencia habrá una conversación telefónica
entre Hunt y su hermano. Veremos al
piloto desenfocado en contraste con su hermano, nítido, además los planos sobre
Hunt saltan de un lado a otro, incluyendo nuevos planos donde vemos la jaula de
los periquitos, mientras que los de su
hermano se mantienen estables. Por si fuera poco Howard incluirá en el encuadre de
Hunt desenfocado el tocadiscos girando en primer plano. Todo ello, mediante el
contraste con su hermano, retrata la inestabilidad, la obsesión, el frenesí
interior y la frustración desesperada de Hunt.
-Cuando Hunt consiga su contrato con McLaren lo
descubriéremos liberado en el exterior, en un nuevo contraste con el opresivo
interior de su casa que lo retenía, encarcelado.
-La conversación entre Hunt (Chris Hemsworth) y su mujer está rodada de una
manera muy dispersa, con los habituales planos escindidos, seccionados, de
objetos (el collar que le han regalado a ella) o partes del cuerpo (su cuello
con el pendiente). Un montaje aparentemente aleatorio que salta de planos
generales a otros más cercanos en momentos de impacto durante la conversación.
Esto es un nuevo ejemplo de cómo Howard retrata el turbulento mundo interior de
Hunt en esos momentos a través de su estilo y el montaje.
-La escena de la luna de miel es una de las más excelsas en
su juego con las metáforas visuales y su significación. El cerebral Lauda (Daniel Brühl) se
casará, aunque el romanticismo no es lo suyo. En su hotel de Ibiza Howard nos
dedicará brillantísimos encuadres y planos donde el fuego es el principal
ingrediente. Un fuego que vemos inicialmente con los jugueteos de la pareja y
al fondo de la habitación con Marlene tumbada (Alexandra Maria Lara), que
simboliza la pasión, pero acto seguido Howard cambiará su significado cuando la
recién casada se reúna junto a su marido ante una gran puerta de cristal. Lauda
aparece preocupado por su felicidad y un reflejo de una llama comparte plano
con él en la conversación que mantiene con su esposa, el presagio de lo que
ocurrirá en Alemania, en el circuito de Nürburgring. Un perfecto juego de contrastes, el momento de felicidad
en un entorno acogedor con rasgos inquietantes, metafóricos y alegóricos, que actúan
de contrapunto trágico.
“La
felicidad es tu enemigo. Te debilita, te hace dudar porque tienes algo que perder.”
-El punto
más negativo de la cinta, sin excesiva importancia, también viene dado por el
uso del montaje, aunque es plenamente coherente con las intenciones sensitivas
de Howard a la hora de retratar el mundo de la Fórmula 1. Son las carreras.
Howard abusa de planos muy cortos y escindidos en un montaje sincopado de distintos
elementos de los coches y manejo de los pilotos, cambios de marcha, pies que
pisan pedales, el motor rugiendo... pero se pierde la perspectiva de lo que
ocurre en carrera de forma habitual. Howard pretende hacer sentir al espectador
la atmósfera de una carrera y el frenesí que en ella existe, así como la
vivencia del propio piloto, apuesta por lo sensitivo en ese montaje
prescindiendo de lo narrativo, que veamos lo que ocurre en carrera. Algo
confuso, caótico. Una mejor mezcla de ambas cosas habría sido más de mi gusto,
pero la pretensión de Howard queda cumplida con creces. Es necesario decir que
conforme avanzamos en la película las carreras nos dejan muy buenos momentos,
rodados de una forma más adecuada para que veamos qué sucede, además la cosa
mejora en un segundo visionado.
-Howard
también dedica su puesta en escena a Lauda, ya expliqué algún ejemplo, pero
durante su dura convalecencia el director planteará esta puesta en escena desde
el punto de vista subjetivo del personaje. Planos subjetivos, distorsionados,
desde su mirada, que retratan el suplicio y mejoría a través del sacrificio del
austríaco. Buscará a su esposa con la mirada borrosa, verá la televisión por
las rendijas de sus vendas…
-Hay
otro rasgo estilístico reseñable, los planos desenfocados que van adquiriendo
nitidez, usados a menudo al inicio de las escenas y en momentos de dificultad
para los personajes (Hunt buscando equipo desesperadamente, Lauda tras su
accidente…).
El humor es otro ingrediente esencial en la película, los diálogos y enfrentamientos dialécticos, porque Lauda y Hunt compiten en todos lados, entre los dos pilotos dejan estupendas escenas y momentos cómicos. Pero aparte hay otras escenas muy reseñables en este sentido, por ejemplo el encuentro entre Lauda (Daniel Brühl) y la que será su futura mujer, Marlene (Alexandra Maria Lara), con otra elipsis de humor cuando se estropea el coche. Él, ajeno a sensibilidades musicales, sólo escucha al coche y sus problemas, y el hilarante encuentro con los aficionados italianos, que paran ante la sexy chica pero no por ella sino para saludar al gran piloto, son dos ejemplos en esta escena. Esta broma con los italianos es un eco de un comentario de Hesketh (Christian McKay), el dueño del equipo de Hunt, cuando dijo que los coches están por encima de las mujeres. Por supuesto estos tifosi pedirán a Lauda que conduzca su coche, un frikismo lógico, e incluso veremos a un Lauda más humano cediendo a la imprudencia tras una sensata perorata, fiel a su carácter, para complacer a una mujer. Una secuencia francamente divertida.
-Marlene: Porque yo te lo pido.
La relación entre Hunt (Chris Hemsworth) y Suzy (Olivia Wilde) se deteriora pronto debido,
especialmente, a los arranques del piloto por su frustración y tensión al ver
que no tiene coche para competir. De esta forma se vuelve a vincular los
sentimientos de Hunt con su pasión por los coches, cuando puede correr es
feliz, cuando no, se ahoga. Llega a ser tremendamente cruel en su desequilibrio
con su mujer. La ridiculizará por su supuesta superficialidad. Estos conflictos
desembocarán en una futura separación cuando Suzy se meta en el matrimonio de
Elizabeth Taylor y Richard Burton.
El fichaje de Hunt por McLaren parece ponerle en disposición
de luchar con Ferrari, una gran escudería de nivel. Se comprometerá a ser un
buen chico, a comportarse, vendiendo su personalidad por su pasión. Un trato
justo. Un plano de Hunt reflejándose, distorsionado, en un trofeo de
conductores en España en 1970 retrata esta cesión en su personalidad.
Estupendísimo!!
ResponderEliminarEse toque a lo documental me parece un verdadero acierto. Todo lo que desglosas sobre las imágenes, esos detalles visuales, manos, válvulas, desenfoques, etc. Dotan a la cinta de contenido sin cansar.
Sé la atención con la que analizas esos detalles, pero no dejas de sorprenderme con la pormenorización. Resulta muy enriquecedor. Yo solo sé lo q siento al ver la peli, pero aprendo con los porqués que tan bien explicas.
El hecho de que al final se incluyan las imágenes reales me pareció grandioso. Me emocionó mucho cuando las vi.
Y comparándolas con las de la película se ve el gran trabajo que hizo el equipo.
Rayos, no les perdono a los de la Academia que no la incluyeran.
Ay! Solo queda una parte!!
Snifff!!!
Qué gran poste este, Sambo!!
Gracias!!!
:-)))
Besos y tréboles (;-P)
Muchas gracias Reina. Bueno, siempre me apasionaron los detalles, los vas recopilando en tu cabeza conforme los ves, cuando hay algo raro tomas nota y buscas sentido con el contexto general, así se explican las intenciones, aunque la mayoría no se percate jejeje. Me resulta fácil.
EliminarMe pasó lo mismo, no conocía casi nada de todo esto, pero al ver esos planos reales es difícil no emocionarse...
Besos, Reina.
Pues no tenía pensado ver esta película, precisametne por lo que dices acerca de Howard al principio, pero me ha entrado ganas.
ResponderEliminarLo de los detalles y los planos es una de tus grandes virtudes. Creo que uno de mis primeros comentarios aquí era para preguntarte acerca de uno y su sentido en el contexto, acerca de la película La Guerra de los Mundos.
Lo recuerdo José, a ver si hago el análisis de esa y te la dedico.
EliminarApuesta por ella, creo que te gustará.
Un abrazo.
Ayer no pude entrar, pero así hoy me leo las dos últimas partes del tirón.
ResponderEliminarComo ya discutimos en su momento, a mí me parece un acierto el montaje parcial en las carreras mostrando los cambios de marcha o el volante. A fin de cuentas, es una metáfora más para contarnos el estado anímico de los dos pilotos y cuando lleguen los momentos culminantes de 1976 también veremos los coches. Eso sí como rodados por un vídeo aficionado. Que, de paso, es otro gran acierto.
Voy con la última parte. :-)
Sí, ya lo hablamos y expliqué. Ahí no hay metáfora, me temo
EliminarTampoco quiero que parezca una petición encubierta. Lo que quería decir es que me fue muy fácil congeniar con el estilo de esta página y ese detallismo por los planos pues era un placer que he perdido con el paso de los años. De niño pensaba por qué Spielberg escogía tal plano y no otro; así que puedes deducir que encontrar este blog fue amor a primera vista.
ResponderEliminarEso fue exactamente lo que me llamó siempre la atención, el buscarle sentido a esas decisiones que podrían pasar por gratuitas y no lo eran, el entender por qué una película era buena y otra no...
EliminarNo lo tomé como petición encubierta, es decisión propia jejeje
Me alegra que encuentres aquí esa pasión. Un abrazo, José.
Yo recuerdo una frase que pronunció Richard Attenborough y que me marcó profundamente. Dijo, con respecto a Spielberg:"Sabe poner la cámara en el ángulo correcto". Ah, pensé ¿es que hay ángulos incorrectos? Así que me obsesioné con analizar planos y de esta forma pude descubrir que el verdadero carácter no lo marca el ángulo de la cámara sino que es concretado por la historia y su contexto algo que tú dejas claro. Por desgracia he perdido esa costumbre pero leyéndote me entra el gusanillo.
ResponderEliminarExacto José, muy bien explicado, cada elemento cobra sentido por el contexto, si el contexto varia un mismo plano o ángulo da un significado distinto. Spielberg ha dado lecciones de cine sin parangón.
EliminarMe halagas enormemente, era el propósito del blog, que es exigente, pero que pretendía gustar a los cinéfilos y amantes de todo esto, por ello me siento muy honrado con tus palabras. Muchísimas gracias.
En el recurso de la pantalla partida veo un claro homenaje a Grand Prix (1966), la gran película sobre automovilismo, donde se utiliza mucho este recurso. Magnífico como siempre MrSambo.
ResponderEliminarPues está bien visto, Francisco! Es muy probable. Gracias por el aporte, amigo mío.
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