sábado, 1 de marzo de 2014

Crítica: NEBRASKA (2013) -Parte 3/4-

ALEXANDER PAYNE











Sinceridad y autenticidad.

La autenticidad y la sinceridad que desprende “Nebraska” son sus rasgos más acusados, siempre salpicados de ironía y un sentido del humor desbordante. Así tenemos una de las mejores escenas de la cinta y de todo el año con la memorable conversación de diálogos magistrales entre padre e hijo en un bar. Sabremos cosas del pasado de estos personajes, así como sus miedos e inquietudes, por ejemplo que David empezaba a tener problemas con el alcohol y lo estaba dejando… Un personaje también amargado que quiere redimirse haciendo sentir bien a su padre.

David se abrirá con su padre, le contará sus problemas sentimentales a causa de su falta de compromiso e indagará en sus opiniones y su pasado, logrando sacarle alguna revelación. Todo ello con diálogos que despiertan la sonrisa si no la carcajada. Una escena clave en la evolución de esa relación que tiene en David la piedra angular, ya que será él principalmente el que se movilice siempre para acercarse a su padre, descubrirle, entenderle y de paso hacer lo mismo consigo mismo. Todo rodado con la habitual sobriedad y clasicismo de Payne, en estricto plano-contraplano.



-David: ¿Cómo acabaste casándote con mamá?

-Woody: Porque ella quería.

-David: ¿Tú no?

-Woody: Pensé, ya que estamos

-David: ¿Y alguna vez te has arrepentido?

-Woody: Todos los días… aunque podría ser peor.

-David: Pero estarías enamorado, al menos al principio.

-Woody: Nuca surgió ese tema.


-David: ¿Y por qué nos tuvisteis?

-Woody: Porque me gusta follar y tu madre es católica, así que haz la cuenta… 

-David: ¿Así que tú y mamá nunca hablasteis de si queríais tener hijos o no?

-Woody: Bueno, pensé que si seguíamos follando tendríamos un par de críos.


-David: Entonces reconoces que bebes.

-Woody: Un poquito.

-David: ¡Un montón!

-Woody: ¡Vale! Bebo un montón. ¡Maldita sea! ¿Y qué? Tú haz lo que quieras y yo también. Tú también beberías si estuvieras casado con tu madre.



En el bar, con los parroquianos de Ed Pegram (Stacey Keach), volveremos a ver a David velando por la seguridad e imagen de su padre, advirtiéndole de que no cuente lo del millón de dólares. Aquí Payne demuestra que domina todas las facetas del humor sutil con un perfecto juego del sonido en off y la elipsis, cuando centrándose en David que está en el baño oímos entusiastas aplausos en el exterior que confirman que Woody se fue de la lengua a través de los diálogos una vez salimos con su hijo. Un divertido momento muy bien rodado con la frontalidad característica de Payne como base.




La familia al desnudo.

-Payne mostrará estampas y planos estáticos del entorno en el que nos encontramos como escenas de transición, entre episodio y episodio, entre pequeña aventura y pequeña aventura, paisajes desérticos en el amanecer. Así entramos en otro día con más humor sutil. La hipócrita sonrisa de los primos obsesionados con la velocidad delata, maravillosa elipsis con humor de nuevo, que la noticia del millón de dólares que contó Woody ha corrido como la pólvora hasta llegar a la mesa de esa cocina. Se inicia así un retrato despiadado pero siempre contenido y rezumando entrañable humor e ironía sobre la familia, sus lados oscuros (representados en la familia más lejana) y los luminosos (representados en la más cercana, que podrá discutir y enfadarse, pero finalmente sale siempre al auxilio). Hasta al parco en palabras tío Ray (Rance Howard) se le aligera la lengua.



En contraste tenemos a David y su madre, que llega ese mismo día a casa de tía Martha, que cada uno a su modo procurar proteger a Woody. La conversación entre madre e hijo al pie del autobús es perfecto ejemplo del contraste entre un sector de la familia y otro.


¿Qué daño hace que viva su fantasía un par de días más?"

Kate, la madre, empieza a cobrar protagonismo en esta parte central. Un personaje inolvidable. Un sargento gruñón, una mujer visceral y clara, repleta de matices, que tiene en la escena del cementerio uno de sus muchos momentos de gloria.







-El momento de gloria con el tema familiar llega con el conflicto que se genera una vez aparecen todos los hermanos de Woody, una escena tan dura que enmascara su mala leche en ironía y humor cercano. Tono humorístico y fondo oscuro. Nadie en la familia se cree que Woody en realidad no es millonario y ante la perspectiva de unos cuantos dólares saldrán a la luz la miseria y mezquindad de esos familiares que poco interés habían mostrado antes… El dinero, la avaricia y los falsos sentimientos. Puro interés. ¡Es la generosidad familiar!




Curiosamente esta escena escenifica a la perfección las distintas capas que tiene la familia, los intereses de las capas más alejadas y la falsedad de su relación y buenos modos, la falsedad de sus sentimientos, en contraste con la defensa a ultranza de los más cercanos. Un conflicto que hace que el núcleo familiar directo que haga una piña. Familiares mendigando y rumiando la esperanza del dinero del millonario, mintiendo y reivindicando derechos que jamás existieron, sobrevalorando sus actos como generosos y menospreciando los del resto, victimismo que busca hacerse merecedor de unos dólares que ni siquiera existen y sobre los que no tienen potestad alguna. Unos miserables aprovechados que escenifican la generosidad como un valor a la baja, algo poco valorado. La escena la rubrica la inconmensurable Kate, un portento (June Squibb), poniendo las cosas en su sitio, desnudando la mediocridad de esos mendigos, plantando un espejo ante ellos y encumbrando la generosidad de Woody, algo sobre lo que su ex novia Peg ya nos habló.

Una persona tiene que morir antes de que los buitres empiecen a sobrevolar”.

-La escena donde Ross y David deciden “rescatar” el compresor que Ed Pegram supuestamente robó es una auténtica virguería. Una de las mejores escenas de la cinta y una de las mejores muestras del humor de la misma. Absolutamente entrañable y virtuosa. Aquí veremos a la familia como una piña de nuevo, como no la habíamos visto antes ni pensábamos que la veríamos, actuando en perfecta comunión para salir airosos del apuro.





-La culminación a esta idea la tenemos en la parte final con pequeños y grandes gestos. El pequeño que me enamora es el beso y el insulto de Kate a Woody en la habitación del hospital. La dura mujer que no le pasa una a su marido lo besa tierna y amorosamente antes de irse e insultarle. Fiel a él. El gran gesto lo tiene su hijo en su regalo final, que deja al más insensible con una satisfecha y complacida sonrisa.

Viaje al pasado, al legado.



-Como en “Los descendientes” los protagonistas de “Nebraska” viajarán al pasado, a los orígenes de la familia, y habrá multitud de escenas sobre ello, algunas de humor extraordinario y transgresor, como la del cementerio. Allí Kate hará repaso de lo que fue la vida de algunos de los parientes de Woody con comentarios hilarantes. El recuerdo, despojado de todo elemento nostálgico o afectación, pero esencial para definir quiénes somos y de dónde venimos. Un pasado y unos orígenes que aunque Woody quiera quitarles importancia, aparentar que no le importan, le afectan y en el fondo son el motivo que le impulsan a buscar en Lincoln el millón de dólares, algo que finalmente David comprenderá. Payne hará hincapié en una de las lápidas que menciona Kate, la del tío David, a nuestro protagonista se le puso ese nombre en su honor, muerto a los 2 años. Con esa lápida Payne cambiará su planificación y del plano estático que lo encuadra cambiará a un plano trasero y lejano para luego centrarse en la lápida en picado, habrá plano de varias de las lápidas, y el rostro de David en contrapicado… haciéndose consciente de donde viene, de ese legado… La vida y la muerte.

La buena de Kate tiene un magnífico ego, todos la querían meter mano, o se la metían, y querían beneficiársela. También habrá mención al conflicto y diferencias entre católicos y luteranos. Kate es católica, la familia de Woody luterana.

-En ese viaje al pasado conoceremos a la entrañable ex novia de Woody, un personaje encantador que revela más datos de su personalidad a su hijo David, el pasado como forma de conocimiento. Ese viaje de David es también un viaje a la vida de su padre, a su pasado, a su conocimiento, que le permitirá explorar el de sí mismo. Un viaje al descubrimiento. La ex novia es Peg Nagy (Angela McEwan) y es directora del periódico que va a hacerle el reportaje a Woody. Allí hablará a David de su relación, del pasado de su padre, de su carácter generoso y como se aprovechaban de él los que estaban a su alrededor, sus dificultades y amores, siempre con la sobriedad clásica del director para retratarlo todo. Su comentario final acerca de la ligereza de la católica Kate es un momento de ironía excelso.



Yo sabía que no tenía nada que hacer. No le dejaba pasar a mayores”.

Vemos a David mirar con admiración a esa mujer en el momento final de la secuencia, con curiosidad también, como si se preguntara “¿y si hubiera sido ella mi madre?”.

Posteriormente le comentará a su padre que ha visto a su ex novia, pero él rehuirá el tema. En la escena final habrá un contacto visual entre ambos muy hermoso y significativo.


-En la escena donde David le habla de su ex novia, Peg, Woody cambiará de tema renunciando a mirar al pasado, dirá que “eso fue hace mucho, ¿por qué sacas ese tema?”. Payne hace un fundido encadenado para pasar de esta escena a la siguiente con la aparición del resto de los parientes, a los que no quería ver, en lo que es un significativo detalle que redunda en esa idea de Woody de no querer mirar al pasado. Siente que el tiempo se le escapa, como buen personaje de Payne, y sólo quiere mirar al futuro simbolizado en su ilusión del millón de dólares. Una carrera hacia delante. Por ello el plan de ver a sus hermanos no le atrae, hasta lo relaciona con la muerte diciendo que algunos de ellos están muertos.




-En la escena del restaurante donde Ed Pegran canta “In the Ghetto” de Mac Davis y Elvis, Kate le comentará a su hijo lo guapo que era de niño en una nueva mención al pasado, en este caso idealizado y que nos devuelve el reflejo mediocre de lo que somos.






-El clímax sobre el tema del pasado lo tenemos con la idea de los hermanos, Ross (Bob Odenkirk) y David (Will Forte), de ir a ver la casa donde su padre se crió. Esta visita despertará muchos recuerdos en Woody, que Bruce Dern interioriza pero logra transmitir de forma intensa al espectador. Una máscara de estoicismo, pero algo se le remueve en su interior a ese hombre que mira al horizonte al final de la escena. Por supuesto Woody intentará oponerse a esa idea, como he comentado las referencias al pasado le molestan, pero su viaje a él le satisfará finalmente.




-Ross: David y yo queremos ir a ver dónde te criaste.

-Woody: ¿Para qué?

Woody recordará que la casa fue hecha por su padre con sus manos y la ayuda de sus hermanos. Es la nostalgia, el recuerdo positivo. Nostalgia por duro que fuera el pasado.

-Ed Pegram, en su segunda amenaza, ahora con Woody también presente, desvelará secretos familiares como medida de presión para recibir parte del dinero que se supone conseguirá nuestro protagonista. Una nueva mención al pasado, a una infidelidad de Woody que casi provoca el divorcio.

-Llegamos a una de las escenas más bellas y desgarradoras de la película, es tras salir del bar donde Ed Pegram pretende humillar a Woody y recibe el puñetazo de David. Una conversación entre padre e hijo que es pura sinceridad y desvela las motivaciones de Woody, lo que le impulsa imperiosamente hacia Lincoln y el millón de dólares. La secuencia comienza con  un Woody abatido debido a los sucesos del bar, que se encuentra débil, mal. David le enfrentará la realidad de las cosas a su fantasía, pero a esto su padre responderá con su más íntima confesión, la que da sentido a la película, a su comportamiento y al propio personaje, la que desgarra al espectador de manera sutil y sencilla emocionándolo con autenticidad y disponiéndolo para encarar la última fase de la cinta, que es sencillamente espectacular. Un momento donde el rocoso, encriptado y blindado Woody se abre brevemente para nosotros y su hijo, desvelando su pequeño y generoso secreto interior. La idea de legado sublimada como pocas veces antes.



Quiero una camioneta nueva”. “Es para vosotros, quería dejaros algo”. “Es que quería dejaros algo”.

Woody huía del pasado porque lo tenía excesivamente presente. Sencillamente conmovedor.


 





2 comentarios: