El cuarto de decoración infantil será el primer motivo de
reproche del padre al hijo y Theron acusará a su padre de su ignorancia, avergonzado. Wade se mostrará comprensivo y firme, una figura a la que admirar por fin.
En contraste con el dormitorio de Theron tendremos una de
las salas más importantes de la película, el despacho de Wade. Minnelli lo
decora de forma barroca, casi como el salón del trono de un rey. Allí Wade se
siente rey, la sublimación de su poder, con trono rojo incluido. Minnelli y sus
colores intensos. Su dinero, sus tierras y su carisma le dan poder. Un imperio
enfangado en su vida familiar.
Manejar, controlar y ser respetado, la propuesta y lo que se
compromete a enseñar a su hijo el bueno de Mitchum.
En esta escena de acercamiento paterno-filiar pasaremos de la
distancia en los planos iniciales a una mayor cercanía con la
aceptación de Theron. De las colecciones de mariposas, piedras y sellos a los
rifles cargados en una noche… De niño a hombre.
“…porque todo hombre tiene que ir a la caza de sí mismo”.
El despacho de Wade es un entorno civilizado, lujoso, pero dedicado a sus trofeos, la muerte, las cabezas de jabalí, de ciervos, donde predomina el control, para ir despertando los instintos de su hijo. La sonrisa de Hamilton al disparar a la chimenea indica que Wade ha logrado captarlo para la causa.
Aquí volveremos a la planificación clásica, de los planos
más generales mostrando el entorno dominador de Mitchum a otros más cortos
donde Hannah (Elarnor Parker) parece un trofeo más de lo que tiene allí el patriarcal, minimizada entre rifles (símbolos fálicos), cabezas de jabalíes y
ciervos.
Se inicia así el partido de tenis del matrimonio con Theron
como pelota. Se inicia así su caza. Una lucha de cazadores.
El retrato de Wade en su despacho tiene toques demoniacos,
al uso del color de Minnelli, con el rojo del sofá y la seductora y tentadora
verborrea de Mitchum, hay que añadir del fuego de la chimenea y el uso de la
pipa, un pacto para su hijo…
En esta escena y en la conversación con su mujer tenemos uno
de los momentos inolvidables de la película, Mitchum chasqueando los dedos para
llamar a sus perros en contestación a Hannah. Una personalidad arrebatadora, el
señor de las bestias.
En el proceso de enseñanza Mitchum contará con Rafe (George
Peppard), para guiarle. Explorar, tirar, disparar… las chicas. Habrá una línea
de diálogos repleta de ironía, algo que sabremos posteriormente, por parte del
personaje que interpreta Peppard y que Mitchum acepta con naturalidad, es
cuando dice “¿Quiere que sea como un hermano mayor para él, capitán?"
Theron se descubrirá como un alumno aplicado, habilidoso en
la caza, con las armas y con todo lo que su padre y Rafe le van enseñando,
incluso haciéndolo primar a sus estudios. Aquí las tornas cambian. Wade se
mostrará sensato, querrá que su hijo siga estudiando, pero Hannah aprovechará ese
momento para ganar puntos con Theron apoyando su decisión, abandonar los estudios. El egoísmo en la
guerra y en la caza a costa de lo que es mejor para el chico. La confesión de
esto Minnelli la rodará en ligeros picados sobre Hamilton.
Negar el beso a su madre como gesto de supuesta hombría
marca la evolución de Theron, aunque Hannah no lo tomará como una derrota, al
menos de cara a su rival. Eleanor Parker como siempre llegando o marchándose…
Una grúa en retroceso a ligero picado presenta a los
arrendatarios que plantearán la gran prueba para Theron. Escena en estricto
plano-contraplano en la conversación sobre el gran jabalí. Wade y su hijo
aparecen juntos en los encuadres, separados de los arrendatarios, su unión
manifiesta ante ese crucial momento perfectamente mostrado desde dichos encuadres
y el uso del plano-contraplano.
Wade delegará el asunto en su hijo, la gran prueba, la gran
reivindicación, el gran gesto, la gran unión… Wade quiere a su hijo de forma
indiscutible, es su legado y quiere hacer de él el mejor hombre posible. Su
preocupación será máxima, no parará inquieto y dará toda clase de consejos,
poniéndose como modelo él mismo y al gigantesco jabalí que decora su despacho.
El personaje que interpreta Robert Mitchum va humanizándose
cada vez más, mostrando blancos y negros en lo que parecía podía ser un hombre
despreciable sin matices.
La escena de la caza con Theron y Rafe a la cabeza es
extraordinaria, magníficamente rodada, un derroche de medios, travelling;
jabalíes de verdad; ataques de perros realistas; lucha de animales; el jabalí
dando buen cuenta de uno de los perros; Theron y el gran suspense en el momento
cumbre de abatir al monstruoso jabalí; los travellings de retroceso para abrir
plano y ver todo, recurso utilizado a menudo por Minnelli; el valor de Theron,
acomplejado por la reputación de su padre, dándose a valer, jugándosela en
solitario para hacerse digno, su necesaria reivindicación… victoriosa.
Algunas de estas escenas serían complicadas de ver en la
actualidad.
Un nuevo ejemplo de esos travellings de retroceso que van de un primer plano o plano detalle a uno general, con grúa en muchas ocasiones, lo tenemos en la escena de la fiesta que dan los Hunnicutt en honor al éxito de Theron, la fiesta a la que pretendía invitar a Libby (Luana Patten). Del jabalí haciéndose en su jugo pasaremos a ver toda la celebración completa. Un tono festivo que contrastará con las decepciones de los dos hombres de la casa, Theron por el rechazo del padre de Libby, Albert (Everett Sloane), y Wade por el rechazo de su mujer al intentar hacer las paces… Una fiesta, dos decepciones y dos rechazos.
Veremos a Libby subir apresurada unas escaleras y a Wade al rescate de la soledad de Hannah. Lo que provoca la visceral reacción del padre ante el tímido chico lo descubriremos posteriormente… Los recuerdos felices y pasados parecen acercar brevemente a la pareja Wade-Hannah, pero el secreto enquistado hace fuerte la frialdad de ella. Esta escena es importante ya que sirve para entender algunos de los comportamientos de Mitchum. No se trata de infidelidades gratuitas, falta de respeto, se trata de que Mitchum busca fuera lo que su mujer se niega a darle casi desde el mismo momento en el que se casaron. Una relación rota que Mitchum trata de parchear con relaciones esporádicas, que le granjean su fama de mujeriego. Un comportamiento censurable pero más entendible… Infiel por el desprecio de ella. Recriminaciones, confesiones de infidelidad, suplicas de reciprocidad.
Esta última frase recuerda a la que le dice en un momento de “Carretera perdida” (David Lynch, 1997) Patricia Arquette a Bill Pulman, en lo que puede ser un homenaje de Lynch…
Mitchum y Parker están sensacionales en esta escena,
transmiten con asombrosa naturalidad e intensidad el dolor, la rabia contenida,
la frustración del pasado enquistado… En su decepción Mitchum ejercerá de
visceral patriarca y encontrará consuelo en la mirada de una rubia poco sutil.
El uso de los decorados no es baladí, por ello veremos a
Theron en el despacho de su padre jugando con las cartas, en solitario, no en
su cuarto, él ahora es un hombre y aunque pase el tiempo jugueteando lo hará en
un entorno acorde a su nueva condición… Allí recibirá a Libby y en el desván
sus disculpas. Por tanto, veremos subir una escalera por segunda vez a Libby. El
desván es el lugar de los secretos, de los libros, de la ocultación, del
pasado (ahí veremos su telescopio, sus colecciones de mariposas, las cosas que vimos en su cuarto de niño)… finalmente de la sinceridad entre ambos jóvenes. La lluvia en el
exterior rubricará su declaración de amor… Mal presagio, buena planificación y
pista de Minnelli.
El desarrollo y los matices que se van introduciendo de los personajes son constantes y obliga a replanteárselos continuamente, una de las virtudes del guión. Así al aparentemente frívolo y jovial Rafe, ligón y descarado, habrá que reinterpretarlo como una persona desarraigada y solitaria, que esconde en esa ligereza su profundo pesar por la ausencia de figuras paternas y no ser capaz de un compromiso por temor a dañar a su posible legado. El primer momento que nos conduce en este sentido lo tendremos en la conversación a tres entre los dos enamorados, que ocultan sus encuentros, y el propio Rafe. Se marchará solo a cumplir con su rutinaria vida en su pequeña cabaña, tras ser divertido e indiscreto.
Libby parece estar mucho más segura que Theron sobre lo que
quiere, de igual forma que se muestra más madura, algo muy bien conseguido
desde el guión que destaca esa madurez femenina. Esta escena donde Theron y
Libby ceden al frenesí, donde quizá conciban a su futuro hijo tras un
apasionado beso, deja otro detalle simpático, el momento en el que Libby,
entregada al arrebato amoroso, casi toca donde no debe…
La escena siguiente es la catalizadora de todo lo que
sucederá posteriormente. Una conversación entre madre e hijo donde el nombre y
apellido de la chica, Libby Halstead, perturba a Hannah, que acaba desvelando el
secreto de su frialdad con Wade. Explicará por qué el padre de la chica se
comportó con él de forma tan desagradable y descubrirá la verdad de su
idealizado padre a su hijo. Algo se rompe en Theron, la decepción completa.
Un hijo ilegítimo de Wade (Robert Mitchum) antes de casarse
con ella es el motivo de la distancia sin solución del matrimonio. Las
infidelidades y continuos devaneos de Wade son la causa de su mala fama y
de la reacción del padre de Libby con Theron…
Un hijo ilegítimo que además es Raphael, Rafe (George Peppard).
La verdad es q recordar las pelis de la mano de tu análisis es pensar q no vi nada!! Jajaja!!!
ResponderEliminarSiempre me quedo con las ganas de volverla a ver con los apuntes del sensei!!!
Gracias!!
Esperando la 3/3!!!
Bss
Jajajaja qué bonito elogio Reina, muchas gracias!!!
EliminarBesos.
Eres un maestro. Alucinado me quedo con tus críticas.
ResponderEliminarEnhorabuena!!
Boswell.
Muchísimas gracias Javier, un honor. Un abrazo fuerte
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