Es notable la evolución y desarrollo de los personajes
interpretado por Benedict Cumberbatch y Paul Dano, Ford y Tibeats.
El momento donde Ford regala un violín a Solomon es muy
significativo. Recordemos que Solomon siente que en la música puede cobijar su
verdadera esencia. Este detalle en apariencia bonito en realidad es tremendamente
ambiguo y más profundo de lo que parece. La mención a "los años venideros” es
un matiz más que importante al regalo y al gesto, implica su aceptación, su
buena sintonía, su simpatía y agradecimiento hacia Solomon, pero también su
mantenimiento como esclavo, algo que Ford no se cuestiona en ningún momento.
He comentado la institucionalización que padece Ford, en
relación a ello tendremos un magnífico diálogo entre Solomon y Eliza (Adepero
Oduye), donde él se deja llevar por el buen trato y maneras de Ford mientras la
mujer le advierte de los matices que hay detrás. Solomon padece en este caso
una especie de síndrome de Estocolmo, asumiendo la bondad de su dueño,
cogiéndole cariño por un buen trato sin plantearse la situación de forma
global.
Con respecto al otro personaje en cuestión, Tibeats (Paul
Dano), tendremos perfectamente expuesto ese complejo de inferioridad que sólo
tiene como contestación la violencia que define al personaje. Una inseguridad
provocada por el pensamiento establecido de que los negros son inferiores, por
lo que sentirse superado por uno, como hace sentirse Solomon a Tibeats,
especialmente con los halagos de su dueño Ford, es la mayor de las vergüenzas y
deshonras, algo que no entiende, que no puede aceptar. La única forma que tiene
de suplir esto es imponiendo su autoridad, sometiéndolo, intentando sentirse
superior por la fuerza, buscando el miedo del otro para imponerse. La única
forma de suplir, compensar y ocultar su verdad, su esencia, sus complejos, sus
miedos. La escena donde Tibeats quiere mostrar su poder a Solomon concluye con
dos hombres llevándose a Eliza. Sin tregua.
La historia de Eliza y sus planteamientos, la historia que cuenta, es una cruda reflexión sobre lo que implica la esclavitud institucionalizada, asumida en el ADN de la gente, donde los buenos modos y la humanidad no logra ocultar la verdad, donde aunque uno pueda sentirse libre o ser bien tratado en realidad no lo es, está sometido y su posición siempre será de sometimiento, donde aunque todo tenga una apariencia de normalidad si está al abrigo de esa institución la situación siempre consistirá en un esclavo que tiene un dueño y nunca dejará de ser un dueño que tiene una propiedad… con todo lo que eso supone.
Esto llega a su clímax con la rebelión de Solomon ante Tibeats, confiado en su fuerza, en su unión con su jefe, se defiende de los ataques del esclavista. Lo cierto es que Paul Dano siempre es muy “apalizable” (“Pozos de ambición”, “Prisioneros”, “12 años de esclavitud”…). Es evidente que en la situación de Solomon su poder es nulo, la venganza de Tibeats no se hará esperar y sólo la semi ayuda del capataz de Ford le salvará de morir ahorcado en un árbol. Esto dejará momentos realmente insufribles al ver a Solomon sujetándose de puntillas a duras penas ya que el capataz no se digna a ayudarlo, colgado y solo. McQueen lo rueda con silencios, planos sostenidos, algunos crueles e irónicos, como el de los críos jugando inconscientes detrás del drama y el sufrimiento que está viviendo Solomon (Chiwetel Ejiofor) en ese instante. Ni dueños ni amigos le ayudarán, sólo recibirá agua de una chica casi de forma furtiva hasta la llegada apresurada de su dueño. Ford (Benedict Cumberbatch). Escalofriantes planos largos siendo ignorado, solo, agarrándose a la vida de puntillas.
La reacción de Ford ante esto le descubrirá finalmente a los ojos de Solomon, confirmando lo dicho por Eliza y aquí explicado, la esencia institucionalizada del personaje. Aunque le ayuda e incluso protege, salva su vida, no lo libera y lo tratará como mercancía, quizá no siendo consciente en el fondo de su contradicción interna. Creerá hacer lo mejor para todos, pero siempre considerando esclavo a Solomon, para él no es otra cosa, tiene inculcado y asumido ese orden de cosas que no es capaz de cuestionar, tan solo de flexibilizar. Cuando Solomon le hable de su pasado libre Ford no querrá saber nada, su única solución será protegerle hasta que pueda venderlo. Un bondadoso institucionalizado.
El esclavista de pura cepa.
Michael Fassbender hace una soberbia interpretación
encarnando al despiadado esclavista Edwin Epps. El puro esclavista sin matices
que considera a los negros y esclavos seres inferiores, ni siquiera humanos. Su
propiedad, con derecho a disponer y hacer con ellos lo que le venga en
gana…Sorprende ver de dónde venimos, de tratar a otros seres humanos como
animales, ultrajarles, maltratarles, matarles, despreciables, humillarles hasta
límites inconcebibles… de ahí venimos, y no hace mucho.
Un nuevo amo muy duro.
“Lo dice la Biblia”.
Con el personaje de Fassbender se rubrica el cúmulo de
contradicciones de los esclavistas y la esclavitud como tal. Ya hemos ido
viéndolas con otros personajes, pero con Epps se harán especialmente patentes
porque esas contradicciones generan en él un conflicto interno por
el que llega a sufrir.
La historia y relación de Epps con Patsey desnuda todas las
contradicciones mencionadas. Los celos de su mujer ante la evidente atracción
que él siente por su esclava será el detonante del conflicto interno del
personaje. La escena de la fiesta nocturna es un primer adelanto.
“…saber más te costaría 100 latigazos”.
Las circunstancias obligan, como es lógico, a actuar en
contra de los propios principios, actuar contra nosotros mismos, para
protegernos, para sobrevivir. En la frustrada huida de Solomon a través del
bosque se encontrará con la muerte, la ejecución de dos personas negras a manos
de sus dueños. Todo rodado en un largo, tortuoso y angustioso travelling.
“12 años de esclavitud” trata de tocar todos los
aspectos posibles de la esclavitud, de las actitudes ante la misma. Hemos visto
rebeldes antes ella, sumisos, dueños bondadosos pero institucionalizados,
esclavistas de pura cepa… Ahora veremos cómo actúan algunos esclavos cuando
Solomon acuda a una plantación vecina y se entreviste con la favorita del
dueño… Ella explicará su método de supervivencia, aprovechando las
circunstancias ante esa cárcel de esclavitud que no tiene escapatoria, pasar
del látigo a la cama, de esclava a señora. Esta conversación será ante la
favorita de Epps, Patsey, por lo que la instará a aprovechar esa posición…
aunque no cuentan con la mujer de éste.
La fe en Dios, sus creencias, serán un agarradero
indispensable para soportar los peores momentos. Tendrán a Dios tremendamente
presente en todo momento y especialmente cuando vengan peor dadas. Un momento
especialmente significativo al respecto lo tenemos en el “creyente” Epps, que
interpreta la Biblia a su manera y como le conviene, cuando sus cosechas salen
mal. Lo achacará a una plaga bíblica, culpará a los negros de conspirar contra él
y decidirá que Dios les ha hecho caso. Se deshará de ellos, incluso, durante un tiempo, hasta
ese punto llega su fanática locura… Lo mejor de todo es que parece tener razón,
ya que las cosechas prosperarán en la ausencia de sus esclavos.
Si bien la señora Epps es celosa también lo será el propio
Epps, que ve con reticencias los viajes de Patsey a la plantación vecina.
Frente a la casa de Epps hay una porquera, que será escenario de las escenas
más violentas de la cinta, de los enfrentamientos por celos y las
recriminaciones de Epps a su esclava Patsey. La primera tendrá lugar a la vuelta
de la mencionada visita a la plantación vecina, donde McQueen relacionará a
Epps con los cerdos que allí retozan, de hecho caerá junto a ellos en su
persecución a Solomon, que se pone entre él y Patsey para evitar males mayores.
Epps no se resistirá a la tentación. El crudo y frío encuentro
con Patsey pone al descubierto todas las contradicciones del personaje, que
mencioné con anterioridad, haciéndose patentes ante él mismo. La desea, sabe de
su valía, desea incluso ser deseado y correspondido por ella, pero al mismo
tiempo no puede permitirse esa dependencia, esa flaqueza, ante un ser inferior,
le hace sentirse débil y contradice los prejuicios que tiene inculcados… De ahí
que de la pasión pase a la violencia, sexo y golpes, cambios bruscos de humor
sin sentido, exorcizando y exteriorizando sus contradicciones internas en el
acto sexual. Su frustración.
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