Encararse con este análisis no deja de ser complicado,
extraño y divertido. La película es un completo desastre desde que empieza
hasta que acaba, sin sentido ni coherencia, contradictoria, francamente
increíble, tan absurda que se acaba por cogerle cariño, especialmente si la ves
con mentalidad predispuesta.
“Ninja Kids” procede de la exótica cinematografía filipina
que homenajea y rinde tributo a su modo, con pasión, naturalidad y energía
innegable, al cine juvenil americano tan en boga en los 80, de hecho esta
película es de 1986.
Una grupo de amigos tiene un misterioso y fantástico
encuentro con un maestro de artes marciales de increíbles poderes que les
encomienda una misión, recuperar un poderoso sable ninja que en manos ajenas
sería un peligro para todos.
El punto de partida, contada la sinopsis, puede parecer
convencional, que irá por los parámetros habituales de este tipo de cintas de
chavales, aventuras y fantasía, aquí dentro del género de las artes marciales…
pero todo lo que imagines tendrá poco que ver con lo que te encontrarás. Un
desastre narrativo, tan deslavazado e incoherente que acaba resultando
tremendamente divertido. Es difícil que no te acabes riendo en algún momento con
los desvaríos, los sucesos absolutamente ilógicos y contradictorios, las
torpezas de guión y la desenfadada naturalidad de los chavales del grupo protagonista.
El sable ninja será el macguffin sobre el que girará y se
vertebrará la película, así nos encontraremos con una violenta y despiadada
villana que parece dispuesta a cualquier cosa con tal de apoderarse de él… cosa
que acabará siendo relativa ya que la pobre es muy mala pero un poco cortica.
Jamás en el cine se ha visto tanto poder desaprovechado. Los esbirros que mandó
para apoderarse del mencionado sable se han confundido y han traído una
falsificación, por lo que los ajusticiará sin piedad. Estos esbirros debieron
confundir los planos en el robo, aunque no se nos explicará por qué se
confundieron ni qué los llevó a esa confusión.
La dirección de Pablo Santiago tampoco es muy brillante que
digamos, repleta de zooms de ida y vuelta sin mucho sentido en muchas
ocasiones.
Así, tras comprobar la vileza y crueldad de la villana,
Santiago nos deleitará con unas escenas de pelea de dos chicas junto a su
padre, entrenando, que resulta que son los protectores del ansiado sable. No se
les ve preocupados y las escenas de diálogo para situarnos son impostadas, casi
desconectadas de la trama que se nos ha mostrado en los primeros dos minutos.
El padre dirá a sus hijas, muy solemnemente, que jamás revelen el secreto que
guardan, promesa que se pasarán por el forro en cuanto unos jóvenes
desconocidos se lo pidan… Karatecas protectores que no volverán a aparecer
hasta la parte final y que en realidad no tendrán importancia alguna en la
cinta.
Acto seguido se nos presentará a los protagonistas de la
función con una escena intrascendente repleta de los típicos tics del cine
juvenil ochentero, sus imprescindibles bicis, sus vaciles, sus bromas, sus
bravuconadas, sus rivalidades entre bandas, sus ligoteos… También veremos algunas
particularidades curiosas de la cultura juvenil filipina, por ejemplo se ve que
allí entre bandas rivales “dar un lección” es tirar un balón suavemente a las
manos del chico que va a ser aleccionado… Una lección muy civilizada, no se
puede negar.
Afortunadamente habrá pelea juvenil, tras bravuconadas
varias, entre la banda del baloncesto y la de las bicis, que son nuestros
protagonistas. Las peleas son universales...
La edad que permite conducir en Filipinas no parece muy
clara o determinada, quizá no tengan, lo desconozco, pero aquí conducen chavales de
todas las edades, cuanto más jóvenes mejor.
Un desbarre narrativo.
Hasta tres desviaciones de guión tendrá la película, algo
casi inaudito, no una y voluntaria como “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960), ni
dos, hasta tres… Si la película empieza con la historia de una hechicera
malvada que busca un poderoso sable poco después la cinta se dedicará a seguir
durante media hora a los chicos protagonistas mientras siguen desesperadamente
a las chicas por un campamento femenino.
Por si esto no fuera poco de la trama de lascivia juvenil
pasamos sin solución de continuidad a otra de tintes fantásticos, donde
nuestros amigos se pierden en un bosque y pasan a otra dimensión donde serán
entrenados concienzudamente en las artes marciales por un misterioso maestro…
en una tarde. Todo esto es literal.
Por si no tuviéramos poco este entrenamiento será destinado a recuperar el sable de la malvada villana ¡que todavía no ha robado
siquiera!
Sobre las incongruencias y desfases argumentales ya iré
hablando.
Gustosas y numerosas referencias.
Si algo no se puede negar a la película es su carácter
lúdico y jovial, lo bien que se lo pasaron los chavales haciéndola y supongo
que todos los responsables, especialmente porque parece una cinta amateur. Así
podremos disfrutar de muchos guiños al cine, especialmente al juvenil
norteamericano que es el que tenemos más cercano y el que marca siempre la
tendencia.
Hay cierto toque al espíritu de Blancanieves o los cuentos
de hadas, con esos siete enanitos karatecas, cada uno con su personalidad,
donde hay un tontito, un gruñón, un comilón, otro que siempre pregunta por su
madre, otro que siempre va con sus cascos oyendo música y hasta un dormilón…
Además habrá referencias a príncipes, hechiceras y el contenido fantástico de
la propia película es evidente (ninjas voladores, maestros ninjas con poderes,
hechiceras semejantes a SuperWoman, gigantes, maleficios diabólicos, una
hechicera/madrastra ninja…). Del mismo modo esa entrada en otra dimensión, una
especie de mundo paralelo donde habita el maestro ninja, nos lleva a “Alicia en
el país de las maravillas” y “A través del espejo” de Lewis Carroll.
Aparte de estos referentes literarios lo que más abundan son los guiños cinéfilos. Veremos al grupo de amigos travestirse de chicas para poder coquetear con ellas en el campamento donde los chicos tienen prohibido el paso, como en “Con faldas y a lo loco” (Billy Wilder, 1959). La actitud de estos chicos con las hormonas saliéndoles por las orejas, desesperados por el sexo y las chicas, casi nos recuerdan a “Porky’s” (Bob Clark, 1981), en una onda más infantil y con karatecas. El tema de los karatecas y los maestros nos recordará fácilmente a “Karate Kid” (John G. Avildsen, 1984). La pandilla de chicos con sus bicis y viviendo aventuras de todo tipo tiene en “E.T. El extraterrestre” (Steven Spielberg, 1982) y “Los Goonies” (Richard Donner, 1985) sus principales referentes. Incuso una escena tan aparentemente intrascendente como esa en la que Dodo (Herbert Bautista) se deja caer delante del coche para entrar en la casa de las chicas custodias del sable, ha recordado a Michael McFly atropellado y siendo llevado a la casa de su joven madre en “Regreso al futuro” (Robert Zemeckis, 1985)… La prueba a la que el maestro ninja somete a los jóvenes aprendices, donde tienen que recuperar un jarrón en una cueva oscura y con muchos esqueletos, puede recordar a “Indiana Jones y el Templo Maldito” (Steven Spielberg, 1984), “Los Goonies” o “El chico de oro” (Michael Ritchie, 1986), además se citará a “Rambo” y hasta a ¡Tears For Fears!
Como curiosidad para los más cinéfilos no está mal, para los
más nostálgicos del cine juvenil ochentero.
El grupo de chicos dejará bien patente lo salidos que están,
pequeños Chichos Terremotos filipinos, en el campamento femenino, con gags
absurdos, sin sentido ni motivo narrativo, como el de la serpiente, artificiales
e interpretados de aquella manera, pero donde la naturalidad de los chavales despierta la sonrisa entrañablemente. Por supuesto los acalorados chavales no
podrán dar rienda suelta a su energía con las chicas, especialmente por una
desagradable señora Rottenmeier que va poniendo las cosas difíciles. Así que
como esa energía acumulada no puede desahogarse sexualmente, la tendrán que
soltar repartiendo palizas a diestro y siniestro como ninjas.
Como he comentado los chavales no podrán seguir a las chicas
porque la pérfida Rottenmeier les pincha las ruedas del coche y las bicicletas, así
eran las monitoras filipinas en los 80, no se andaban con “chiquitas”, por lo
que tendrán que vagar, desorientados, por un bosque “encantado”. Suponemos que
está encantado cuando en la noche vemos un extraño ser subido a un árbol, ser
que desaparece para no volver a aparecer nunca jamás… Supongo que es una pista
del director en plan “este bosque, que todavía no habéis visto, está
encantado”…
Tony es el líder del grupo, pero es Dodo, el marginado y
graciosillo, el que roba todas las escenas cada vez que aparece.
El paso a ese otro mundo donde conocerán al maestro ninja
será a la media hora de película, nada más y nada menos, hasta ese momento lo que
hemos visto es cómo correteaban detrás de las niñas, básicamente. Estamos en
otro bandazo narrativo.
Comenté que el guión es un desastre y la dirección flojísima
y poco cuidada, pues bien, el montaje es directamente surrealista y sin
sentido.
“Esto está encantado”.
Los diálogos son igualmente surrealistas, pero muy
divertidos en muchas ocasiones. Cuando los chavales se sueltan y se ponen a
vacilar encontramos los momentos más descacharrantes, fuera de las asombrosas
incoherencias, de la película.
Toda la fase en el mundo del maestro karateca es delirante.
Entre menciones a Gucci y Christian Dior este extraño maestro con pinta de
viejo verde, cebará a nuestros protagonistas y luego los someterá a un duro
entrenamiento para convertirlos en ninjas… ¿Por qué? Pues para recuperar el
sable aquel, ¿os acordáis?, el del comienzo. Este señor los someterá, como
digo, a un duro entrenamiento de ¡una tarde! (sus amigas dirán que han estado
desaparecidos una semana para compensar), tras el cual los verá listos para
acometer una dura y definitiva prueba que les permita considerarse verdaderos
ninjas.
El entrenamiento será tronchante, vaciles, bromas y ni una
pregunta sobre por qué demonios están haciendo tanto ejercicio y siguen las
órdenes de un desconocido extraño. El caso es que habrá pantallas partidas y
música aorera, esto último un gran punto.
Es evidente que “Ninja Kids” es una película saltamontes, va
saltando de un lado a otro sin ton ni son.
Dedicada a Karaoke, la hice con cariño, pero donde no hay mata... ya tú sabes.
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