domingo, 5 de enero de 2014

Crítica: NINJA KIDS (1986) -Última Parte-

PABLO SANTIAGO












El maestro ninja dirá que son los elegidos… así que una vez que superen con éxito la misión, trabajando en equipo, y recuperen el jarrón les dará unas medallitas que les proporcionarán tremendos súper poderes a estos enclenques chavales. Es en este momento cuando uno se pregunta, ¿por qué les hace entrenar una tarde con tanto sol si con esa medallita se convierten en súper ninjas? ¿Por qué no les pone la medallita de inicio y eso que se ahorra? Al fin y al cabo por entrenar una tarde no veo yo que la cosa vaya a ninguna parte. Las agujetas, la falta de práctica… esas cosas… Vamos, que la prueba la hubieran superado sin entreno incluso.



El caso es que los hace ninjas para encargarles una misión, la de recuperar el ansiado sable. Lo sorprendente de esto es que uno vuelve a pensar, que es un vicio muy malo si vas a ver esta película, y se pregunta  ¿por qué demonios no va él mismo a por el dichoso sable con los bestiales poderes que posee? ¿Por qué demonios encarga esa misión de la que depende la humanidad a unos inexpertos chavales?








La única respuesta que se le ocurre a uno para resolver esto es que el maestro es muy vago, por eso no se molesta en ayudar a los chicos en la prueba para recuperar su ansiado jarrón, que también le habían robado, por mucha prueba iniciática que fuera, y tampoco se molesta en ayudarlos en la crucial misión, por muy elegidos que sean nuestros protagonistas. Un ninja vago, que por lo que se ve también los hay.




Por si las incongruencias fueran pocas el maestro ninja con asombrosos súper poderes y que parece saberlo todo, dice que lo han robado, cosa que no es cierta, y que la que lo ha robado es la maléfica Lotus (Elizabeth Oropesa), la hechicera que vimos la inicio. El maestro será muy ducho con las artes marciales, pero la lógica la domina regular, ya que dice que el sable no debe caer en malas manos y al mismo tiempo dice que ya lo ha robado la villana…Además tiene un toque a Carlos Jesús/ Micael, incluso en la pose que enseña a los niños para convertirse en ninjas.





La película es muy limitada, el presupuesto es evidentemente escaso y no se disimula. La forma en la que están rodadas las escenas con el gigante, al que se encuadra en contrapicados, es un buen ejemplo, porque sí, también sale un gigante, toques mitológicos, para que no falte de nada… Las ocurrencias y algunas frases de diálogo son realmente divertidas e hilarantes.



¡Como los japoneses!

"Porque el blanco simboliza la dignidad y la fe”. Muy cierto y muy madridista.

Este lugar está desprotegido”.

Así que llegados a este punto y con esta información es normal que os preguntéis, ¿qué pintan los supuestos custodios que vimos al inicio? ¿Para qué sirven? Si aún tienen el sable ¿por qué dicen que lo han robado? ¿Por qué nadie les avisa o protege con tanto súper poder sobrevolándolo todo?


El caso es que el maestro se quita el muerto de encima y manda a nuestro grupo de expertos ninjas al mundo real de nuevo, para que nada más salir se encuentren con unos guerreros tribales, no me preguntéis que hacen ahí ni qué pintan, que salen de la nada, como casi todo en la película, contra los que tendrán que luchar para que así podamos ver lo bien que funcionan sus poderes y sus trajes blancos… Hasta volar pueden. Nuestros siete protagonistas parecen los Power Ranger, por cierto. O más bien los Power Ranger se parecen a ellos.



Las escenas de acción pues no son precisamente brillantes, peleas previas a la era digital y el efecto “Matrix” donde todo es muy blanco, apenas hay muertes, y donde los cables se usan con moderación. Dodo, el ninja graciosillo, tendrá un abanico estilo Locomía que usa en sus luchas, es un chico a la moda. Otro tema aorero ambientará la pelea.

Cuando sus amigas se reúnan finalmente con ellos dirán que les han echado de menos y que han visto sus fotos en televisión, ya que han estado desaparecidos una semana, que suponemos será el tiempo de concienzudo entrenamiento que tuvieron. Allí volverán los vaciles, las bromas, las bravuconadas, las menciones a gigantes, las chulerías y las peleas… Aunque Dodo tendrá tiempo para observar desde la distancia el símbolo que dos chicas llevan en unas pequeñas medallas, que coincide con el del sable que buscan, tal como les dijo el maestro ninja. Como si estuviera en una cinta de cine negro, sobornará al empleado de la hamburguesería para recibir información. Ya se sabe que los ninjas manejan mucha pasta y Dodo (Herbert Bautista) tiene muchos recursos.


En esta onda de cine negro tendremos otra absurda secuencia, un robo con secuestro que nuestros amigos resolverán como si de Supermanes ninjas se tratara, ya que vuelan, cambian su identidad y se ponen el traje blanco de faena. El momento donde vemos un salto al revés, es decir, para que parezca que suben en vez de que bajan, es hilarante…


Tras una hora y cinco minutos de metraje por fin volvemos a ver a la villana Lotus, aquella que vimos en el primer minuto de película, con lo que la narración vuelve a girar para reconducir aquella perdida trama inicial que parecía nos iban a contar. En cualquier caso todo es un sinsentido ya que ella aún no ha robado nada y empieza a preocuparse por estos ninjas blancos que se han hecho famosos, de tal forma que el foco es difuso, incoherente, poco claro, sin sentido. Es como si hubieran escrito el guión dos personas distintas o una cambiara de opinión al final olvidando el inicio entre tanta digresión gratuita, pensando primero en una historia con intentos de robo y luego en otra donde el objeto había sido robado y había que recuperarlo… Un desastre, vaya.

Dodo se pondrá delante de un coche para entrar en casa de las chicas custodias del sable, pero sus dolores se le pasarán a los dos segundos sin que a nadie le extrañe o llame al médico, aunque hablen de hacerlo…


El secuestro del padre es otro de esos momentos surrealistas que tiene la película y que en realidad tanto hacen disfrutar por su ilógica, torpeza e incoherencia. Uno se pregunta que por qué no secuestran mejor a las crías o una vez secuestrado el padre, por qué los villanos no van a por esas indefensas chavalitas… Las contradicciones y los disparates del argumento son continuos. De esta forma vemos que tras años de entrenamiento, preparación, concienciación y promesas formales para que esas niñas no entreguen el dichoso sable ni revelen donde se esconde, al llegar unos jóvenes desconocidos, amigos de un día, y pedírselo, se lo darán gustosas… Así tenemos a unos críos con la misión de recuperar un sable robado… que no ha sido robado. ¡Unos críos que una vez tienen el sable se lo entregan a la villana que aún no lo había robado!

Con todo, las niñas les darán el sable a los niños para que estos se lo devuelven y así poder llevárselo a la malvada Lotus. En el palacio de la malvada nos sorprenderemos con la actitud de esta familia, el padre y sus hijas, que vimos que eran luchadores pero que aparecen acogotados y desvalidos. Menos mal que finalmente, con la lucha casi resuelta, espabilan un poco para deshacerse de sus vigilantes…

Una villana de otra galaxia.

Todo lo que tiene que ver con Lotus (Elizabeth Oropesa) no tiene desperdicio, con la boca abierta acabé. No estamos ante una ninja, estamos ante SuperWoman, en realidad, más quisiera SuperWoman… Sin anestesia descubriremos que esta pérfida damisela controla a los ninjas negros, a los cuales genera con un golpe de… dedo. Señala a un lado y se materializa un ejército de ninjas… Eso no podía hacerlo SuperWoman, ni SuperMan. Asombroso.




La cuestión es que no entendemos por qué esta chica tan malota se mosquea con nuestros amigos, si no han hecho nada… Es evidente que el director y sus guionistas tienen en la cabeza que esta chica es mala y los chavales buenos, pero se olvidan un poco de explicarnos por qué y los motivos del enfrentamiento…



En el clímax el desbarre es completo, al menos en este duelo final. Con el sable ya por fin en manos de la villana, sí habrá muertos. Uno se pregunta, como veis en esta película uno se está preguntando cosas muy a menudo, por qué Lotus tarda tanto en usar su dedo para generar ninjas negros por doquier ante el ataque de los protagonistas, pero una vez ves el nivel que tienen estos ninjas negros lo entiendes todo, ya que plantean menos resistencia que los soldados normales que ni son ninjas ni son nada.



Habrá hasta luchas en los árboles, como en “Tigre y dragón” (Ang Lee, 2000), pero en rústico y modesto, claro.



Lotus no parará de sorprendernos, SuperWoman no le llega ni a la suela de los zapatos, no solo tiene el poderoso sable que no usa, sino que vestirá de rojo, volará e incluso disparará rayos láser por los ojos y la boca, y es aquí cuando uno, en pleno flipe, vuele a hacerse otra pregunta, ¿por qué leches no has ido tú a recuperar el dichoso sable con todos esos súper poderes, alma de cántaro? ¿Por qué no has ido, has reventado con dos disparos de láser de ojos la casa de los guardianes y has salido tan tranquila en 5 minutos sin que haya necesidad de complicaciones, ni de encargos a inútiles ni demás historias, desgraciada?



Una villana que es capaz de volar y disparar láser por los ojos le encarga la misión de recuperar un sable que la dotará de un poder indescriptible a una panda de inútiles… Tendrá muchos poderes pero de cabeza poquito. De lapidación instantánea. Lo curioso es que cuando se enfrenta a nuestros protagonistas ya tiene el sable pero no vemos en qué consiste su poder más allá de brillar un poco, en qué la fortalece o mejora. Los súper poderes los tenía de antes y cuando nuestros amigos colaboren en grupo la vencerán sin excesivos problemillas. Así que debemos concluir que esta villana no sabe usarlo adecuadamente o algo… Además donde esté el abanico de Locomía que se quiten todos los sables ninja…Una orgía de despropósitos con los que te tienes que reír gracias a su entrañable simplismo e ingenuidad.









Una vez recuperado el sable el director, Pablo Santiago, tendrá el detalle de mostrar de fondo a la familia que lo ha estado guardando, de los que no sabremos más, como tampoco supimos quienes eran, por qué tenían el sable, por qué lo guardaban, por qué lo protegían, cómo lo consiguieron etc. etc. etc.










El maestro, que es un cara y un vago, que no movió un dedo más allá de entrenar a los chavales un ratillo, tendrá por fin su ansiado sable y se marchará para entregárselo, supuestamente, al emperador, quitando de paso los poderes a los jóvenes. Lo alucinante es que estos chicos flipen exageradamente al ver desaparecer al maestro ninja cuando antes los vimos a ellos hacer lo mismo ante las cámaras… Esas cosas.





Que el maestro ninja quite los poderes a los chicos dejándolos a merced del gigante al final suena a saludable crueldad.

Un despropósito desde que empieza hasta que acaba, una visión exótica y poco trabajada del cine juvenil ochentero desde la óptica filipina, que en la naturalidad de los protagonistas, su desenfado y energía tiene sus mejores cualidades para resultar entrañable. Malísima.

Podemos disfrutar de un par de temas aoreros de Ric Olsen, “Danger love” y “Make a Stand”.

Anonadado.








Dedicada a Karaoke, reconozco que me lo pasé bien escribiéndola, tiene momentos realmente hilarantes.



Lee aquí la 1ª Parte del análisis.

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