“El hombre delgado” no es precisamente una de mis novelas
favoritas de Dashiell Hammett, su frivolidad y ligereza, su tono desenfadado
que no acaba de apostar ni por la comedia ni por lo policiaco deja un sabor de
boca algo insatisfactorio, no tiene la atmósfera ni densidad de sus grandes
obras, resultando muy entretenida en cualquier caso.
Curiosamente su traslación a película me encanta, todo
funciona realmente bien y tanto la parte de comedia, la más brillante, como la
de investigación detectivesca, tienen y mantienen un interés y encanto
indudable. Se apuesta sin complejos por la comedia, sin perder de vista la
trama detectivesca. A veces, contra pronóstico, pasan estas cosas. No soy el
único, ya que el éxito dio para una serie de 6 películas con la base del único
y corto libro de Hammett, de las cuales ésta que nos ocupa es la primera y más
notable de todas. Ahora está previsto un remake, otro más, de ella, “La
cena de los acusados”, para 2013 dirigida por Rob Marshall y protagonizada por
Johnny Depp.
Alta comedia, pícara, sofisticada, irónica y sardónica, con
mucho de cínica y donde lo más destacado es el retrato de los dos personajes
protagonistas, ese encantador y etílico matrimonio y su relación. También es
interesante el retrato que se hace de la familia, ejemplificado en esa que no
para de inmiscuirse e incitar al bueno de Nick Charles (William Powell), para que investigue la desaparición del padre, un Nick Charles millonario y
retirado del ejercicio de la investigación que hará todo lo posible por
negarse… aunque nada funcione.
El resto de películas de la saga son “Ella, él y Asta” (W.S. Van Dyke, 1936), “Otra reunión de los acusados” (W. S. Van Dyke, 1939), “La
sombra de los acusados” (W. S. Van Dyke, 1941), “El regreso de aquel hombre” (Richard
Thorpe, 1944) y “La ruleta de la muerte” (Edward Buzzell, 1947).
La libertad creativa en todos los sentidos de los años 30 en
general y posteriores, quizá más centrada en el cine negro, es una delicia que
se echa de menos. La transgresión y atrevimiento sin complejos de tramas e
historias que se contaban en la gran pantalla sorprende aún hoy día. Aquí
tenemos un buen ejemplo con unos cuantos elementos que serían vistos hoy como
políticamente incorrectos, e incluso es posible que alguna de las múltiples
asociaciones que nos inundan protestara por algo, malos tratos a las mujeres,
apología del alcohol… A saber.
Una de las cosas que más llaman la atención de la cinta y el
retrato de sus personajes es lo que beben, en especial Nick, el protagonista,
que no para de calzarse Martini tras Martini sin solución de continuidad por
cada habitación que pasa, y que además le da una lucidez extraordinaria, el
alcohol para el bueno de Nick es casi como las espinacas para Popeye. A esto
ahora es posible que le buscaran las cosquillas…
La película tiene algo de desmitificadora del cine de
detectives que vendría posteriormente, aquí los ricos nos son los clientes,
sino el detective, gracias a una herencia familiar, que generalmente en la clásica novela Hard Boiled siempre
estaba apurado de dinero, por poner un pequeño ejemplo.
Clyde Wynant es un científico que desaparece repentinamente
pero es acusado de distintos asesinatos que se van cometiendo. Nick Charles,
detective adinerado y retirado, y su mujer Nora acaban involucrados en el caso
cuando la familia les pida que encuentren al desaparecido científico. Él se
opondrá, pero ella está deseando verle en acción.
La película se ambienta en la Navidad de 1932, lo que
provoca un irónico contraste con la trama que tenemos, asesinato y
desavenencias familiares. Que todo suceda en las fechas navideñas le da una
mayor carga de profundidad y cinismo al retrato de familia que se muestra en la
película, desolador en todo momento. Divorcios, amantes, infidelidades,
padrastros interesados e infieles también, conflictos materno filiales… Una
mujer y madre avariciosa, una amante traidora, un niño mimando, un padrastro
vago… De todo un poco. Se intuyen ciertos complejos, de Edipo y Electra, en la
fijación de Dorothy con su padre y de Gilbert, el hijo, con su madre.
Al padrastro, Chris (César Romero), se le mostrará
vistiéndose ante un espejo, retrato de su falsedad.
El respetado W. S Van Dyke, autor de joyas como “San
Francisco” (1936), que contiene una escena de terremoto que se ha considerado
una de las grandes escenas de catástrofes de todos los tiempos, “El enemigo público número 1” (1934) o cuatro
de la serie de “El hombre delgado”, de la que ésta que nos ocupa es la primera, fue alumno
del gran maestro D. W. Griffith. Aquí hace un uso brillante de las sombras y la
iluminación, que salpican ocasionalmente la cinta de forma simbólica,
adelantándose en cierta medida a esa estética expresionista que inundaría el
cine negro clásico. Como ejemplo veremos varias veces la del científico, Clyde
Wynant (Edward Ellis), una de ellas abre la película además, y que anticipan lo
que le ocurrirá al personaje. Un personaje que monopolizará el inicio de la narración,
obsesivo, visceral e impetuoso. Sabremos que se ha divorciado, que es despistado
y tiene raptos de agresividad, que tiene
una nueva pareja y que su hija se va a casar pronto. El momento
definitivo en el uso de las sombras, y que tendrá como protagonista a Wynant,
lo tendremos cuando lo veamos por última vez, al salir de su apartamento y
despedirse bruscamente de su amante, una sombra que se alarga infinitamente por
la calle por la que pasea.
Todo este planteamiento familiar es atrevido y nada
conservador. Habrá referencias al otro hijo de la familia, completamente
influido por la madre. Si las sombras juegan con lo que sucederá en el futuro
del personaje del científico, él no se quedará atrás con el dolor de su pierna, que
prevé nieve, como así veremos. Típica estampa navideña.
Todos los personajes de la película acaban siendo
sospechosos, así veremos al abogado y al señor Tanner, otros de los empleados
de Wynant. El último hará un gesto sospechoso cuando Wynant eche en falta unos bonos
de su caja fuerte que quería regalarle por la boda a su hija.
La novia de Wynant tampoco parece muy decente, nos la
presentarán tomando copas con su amante y siendo la ladrona de los bonos que
buscaba su pareja… Por si fuera poco un hombre con cicatriz la llamará cuando
Wynant está en su casa, una llamada silenciosa ya que el que coge el teléfono es el
propio Wynant. Una novia díscola y algo ligerita. Intuimos que ese personaje
será importante en la trama. Relaciones familiares y personales tormentosas y
fundamentadas en las mentiras, infidelidades y traiciones. Un buen fresco.
Los decorados son muy neutros en algunos casos, típicos de
la época, muy básicos, de paredes muy desnudas. Las interpretaciones aún son algo
tributarias del mudo, por su expresividad, en ocasiones excesiva, aunque todos
están muy acertados en sus roles, sobre todo la pareja protagonista.
Encantadora.
En el primer y único diálogo entre Wynant y su abogado
veremos subir al primero en un ascensor, alejándose como una deidad del
segundo, subiendo al cielo.
Es Nochebuena, baile y celebración, una espléndida grúa nos
mostrará el ambiente, la preocupación de la hija por la ausencia del padre a su
cita y la presentación del protagonista. Una gran presentación la del detective
en un solo plano tras dejar a la hija de Wynant, Dorothy (Maureen O’Sullivan),
y su novio. Aquí lo veremos bebiendo como si no hubiera mañana, como no podía
ser de otra manera una vez se conoce al personaje. Una afición y pasión por el
alcohol francamente intensa. Se pasará la película pidiendo, buscando o robando
copas, mientras se niega a aceptar el caso y luego lo investiga…
Resulta algo exagerada la reacción de la hija por el retraso
de su padre, ciertamente.
Los diálogos dejan los grandes momentos de humor, pero
también habrá otros recursos, como la elipsis que nos lleva del reto alcohólico
de Nora a su resaca en la cama.
El hotel donde se hospeda la pareja está más decorado que el
apartamento de Wynant, por ejemplo.
El mayor encanto de la película, como he comentado
anteriormente, radica en la relación de la pareja protagonista, dos personajes
que no paran de vacilarse, gastarse bromas, ironías y pullas cariñosas, un juego
tras el que se esconde un amor sólido y sincero. Pícaros y traviesos, cínicos e
irónicos…
Toda la familia querrá que Nick intervenga, en apariencia el
científico Wynant, que había desaparecido, ha regresado, pero nadie le ha visto…
Amante y ex mujer del pobre Wynant quedarán para llegar a un
acuerdo, cita que provocará que el enredo se agudice aún más al descubrir la ex
mujer, Mimi (Minna Gombell), el cadáver de la amante, Julia (Natalie Moorhead).
El director nos mostrará a todos los personajes en actitudes
sospechosas así como con motivaciones suficientes para cometer algunos de los
crímenes, en este sentido veremos salir al hombre de la cicatriz del lugar del
crimen cometido sobre Julia. Además el hombre de la cicatriz, Arthur Nunheim (Harold Huber),
tiene otra pareja con la que vive, aquí están todos mezclados y son muy
promiscuos. Todos serán informados del desgraciado final de Julia Wolf, incluso
el amante que vimos en el apartamento de Wynant al inicio.
El testimonio del abogado MacCaulay (Porter Hall), desconcierta y enreda
más la trama, estamos de lleno en la fase de desarrollo, al declarar que Wynant
se ha puesto en contacto con él.
Por desgracia, aún no he visto este clásico... pero por tus comentarios, me ha picado la curiosidad.
ResponderEliminar¡¡ Gracias por tu trabajo !!
@77Rlt
Un placer verte por aquí Eye in the Sky! Dale una oportunidad si te gusta el clásico descubrirás una pareja inolvidable!
EliminarGracias a ti por tus palabras y tu opinión.
Feliz navidad con retraso, master. Imperdonable por mi parte.
ResponderEliminarTe he visto que estas a puntito del millón y voy a contribuir un poquito, xDxDxD.
Sin mucho tiempo para todo. Menos para el cine.
Sobre pelis, últimamente he visto "el juego de Ender", que al igual que "guera mundial Z", me leí luego el libro y me gusto mucho mas. La del hobbit, entretenida, pero salí con mejor sabor de boca de la anterior, quizá por ir con menos expectativas.
Por cierto, la de "47 ronin", es tan ala como dicen?
Un saludo, master. Que pases buenos días y antes que acabe el año vuelvo a pasarme.
Hola Taillon, qué alegría!! Me fastidia no verte por twitter. No he visto Ender... a ver si la consigo. De Guerra Mundial Z... ya tu sabes jajajajaja. Concuerdo en el Hobbit, la segunda ha sido un palo, aunque entretenida.
ResponderEliminarNo sé si es tan mala, la pinta es de aquella cosa, pero habrá que ver el resultado. Supongo que habrás visto GRAVITY, PRISIONEROS y RUSH... Joyitas!!!.
Feliz Navidad y es una alegría enorme verte por aquí. Te espero.
Me gustó mucho rush, master. Los dos protas lo bordan. Esa mutua admiración que dejan entrever entre tanta rivalidad es un logro. Peliculón.
ResponderEliminarGravity esperaré a leer la crítica, y prisioneros no me decía mucho. Pero mira, ya tengo plan para mañana por la noche cuando todo el mundo duerma en casa. xDxD
Sí, sensacional RUSH, tiene una fuerza tremenda, fijo que le darán poco en los Oscar...
EliminarGRAVITY merece mucho la pena, a ver si hago el análisis pronto. De PRISIONEROS está hecho, lo pondré tras Reyes. Cuéntame qué te parecen ehhh