Hay cierto toque místico/religioso/supersticioso en toda la
película, desde los cantos religiosos en el tren, donde el protagonista se
declara no creyente, a las perturbaciones mentales de Toro por un traumático
pasado, que no lo son tanto, y se manifiestan en ese cuervo muerto que lleva en
la cabeza y al que da de comer, o el caballo blanco que “lleva al más allá” y
que parece cualquier cosa menos un caballo... hasta elegirá a su dueño, que será
nuestro protagonista. Un cuervo, además, aparecerá sobrevolando la zona donde
se prepara la evidente emboscada a la expedición comandada por los hermanos
Reid. Dan sí parece un guerrero, de los que gustan a Toro, no como John.
También habrá una roca maldita.
Por si fuera poco tendremos sueños psicodélicos y extraños,
a los que se suman toques fantásticos con esos conejos carnívoros que vuelven a
dejar bastante perplejo… Hay una conexión carnívora, pretendida, entre
Cavendish, “el comecorazones”, y los conejitos.
“Hombre que no puede morir en combate”.
En esta escena, la de la traición de uno del grupo y la
emboscada, hay un drástico y desagradable cambio de tono, de la jovial y frívola
aventura pasamos al western violento y truculento, donde el villano Cavendish
se comerá, literalmente, el corazón de Dan antes los casi inertes ojos de su
hermano, único superviviente, tras acuchillarle con saña.
Una bala de plata será un objeto usado para un eco
posterior, destinada a matar a Cavendish. Otro objeto, el reloj de Toro, reloj
parado, también tendrá su eco y su importancia. Lo veremos funcionando en el
pasado, ahora está parado, y se acabará descubriendo como una especie de símbolo
del propio Toro, del estado de su cabeza y el progreso al que se niega. El reloj como
símbolo del progreso imparable al que de alguna forma se niega Toro tiene su
contraste en Cole, que también tiene otro reloj, es él, de hecho, el que le dio
el suyo a Toro y ahora tendrá otro que sustituirá por uno de oro, símbolo del
éxito de su ambición, de un progreso beneficioso, pero ese reloj desparecerá
porque ese éxito está podrido. La muerte de Cole será junto al reloj de Toro
precisamente, en un evidente símbolo de ese progreso que no conoce dominadores,
asesinado por su propia ambición, la plata que le cae encima, y un pasado que
encuentra justicia, el reloj.
En la feria que visitan Toro y el Llanero Solitario,
estrenando antifaz, entraremos en una especie de Moulin Rouge del oeste
regentado por Helena Bonham Carter y su pierna-escopeta. Allí contará el
trágico suceso de su pierna, era bailarina, también vinculado a Cavendish. El
detalle visual en el que comprobamos que Red Harrington (Bonham Carter) era
bailarina, con un cuadro, está muy bien. A la salida tendremos uno de los
clásicos del personaje protagonista, las míticas subidas al caballo del Llanero Solitario,
siempre recordadas, aunque los efectos digitales con el animal en los
momentos más espectaculares son regulares. Este caballo blanco será un
recurrente Deus ex machina que salvará a los protagonistas en más de una
ocasión, ya sea de escorpiones o de malotes.
Johnny Depp y Helena Bonham Carter vuelven a coincidir en
una película, algo bastante habitual, sobre todo en su vínculo con Tim Burton.
La escena de acción que tiene lugar en la granja de Rebecca
una vez ha sido atacada, con el Llanero y Toro como protagonistas, recurre al
humor para resolverse. Simpática aunque con varias de las tonterías habituales
en forma de diálogos, por ejemplo que después de que Depp llame a Hammer “Kimosabi”
unas 20 veces, a la 21 el inocente Llanero Solitario parece reaccionar y
preguntarle qué significa… Un poco lento. Significa “Hermano equivocado”.
Los saltos temporales, las vueltas al presente y los juegos
metalingüísticos presentan evidentes y grandes lagunas y errores de punto de
vista, una historia que cuenta Toro, porque se supone que lo ha vivido, pero de la que
no podría conocer buena parte de la misma. Se apuesta por algo para que
quede supuestamente más original o divertido prescindiendo del rigor… típico.
Nuestro accidentado protagonista, ahora herido en un hombro,
como todo buen héroe, será enterrado junto a Toro por los indios y pasado por
encima por la caballería.
Toro es un personaje entrañable, divertido, con un pasado
traumático a pesar de poner siempre el contrapunto cómico, con la misma
motivación que el héroe, la venganza, y que será la causa principal para que el
Llanero se quite la venda de los ojos y se coloque el antifaz en su lugar.
Además Toro es un marginado de su propio pueblo, es decir, el clásico papel que
le gusta a Johnny Depp. El reloj, el cuervo y el alpiste son elementos que
definen al personaje, incluso cuando no aparece en pantalla.
Veremos orientales comerciantes y trabajadores, algo clásico
en el oeste, mientras los dos protagonistas reflexionan sobre la justicia al
nivel de críos de 3 años. Lo que sí es interesante de estas conversaciones es
el conflicto entre individualidad y sociedad, la individualidad defendida por
Depp, la creencia de pertenecer a un grupo de Hammer. El joven enmascarado se
dará de bruces con la realidad de su sociedad, de su tribu, y terminará tomando
conciencia y entregando su fidelidad a su amigo, renunciando a todo lo que creyó
y adquiriendo un nuevo sistema de valores, individualista para favorecer desde ahí al colectivo. Dos liberales en suma.
Esta toma de conciencia tendrá lugar en la escena del
fusilamiento, de carácter simbólico, con el Llanero sustituyendo su antifaz clásico
por uno nuevo, el que siempre ha tenido de alguna forma, una venda sobre sus
ojos, siendo salvado por Toro, que también ejerce de oportuno Deus ex machina,
mientras permanece ajeno a la batalla que está teniendo lugar a su alrededor. Una vez se quite esa venda física también se quitará la interna, replanteándose
sus valores y consideraciones. La escena en la que se libra de las balas en el
fusilamiento no puede ser más retorcida y artificial, la verdad.
Es curioso además que este replanteamiento de esquemas hacia
uno individualista de John Reid venga gracias a la reunión de Toro con su
tribu, que lo ayuda en su misión, un individualista integrándose en comunidad
sin perder su condición. De defensor a ultranza de la ley a forajido que acepta
el antifaz para enfrentarse al poder establecido. Hasta hará actos terroristas
el bueno de John Reid. Este John Reid es un héroe muy discreto, aunque lo de
usar armas, con la famosa bala de plata incluida, finalmente no será tan
traumático para él.
Las escenas con Cole en el ferrocarril, el fascinante y
poderoso ferrocarril del que este personaje hará una encendida apología,
presenta interesantes detalles visuales, como ese fuego mefistofélico del
exterior que se filtra por las ventanas. Un ferrocarril en manos de un demonio...
De alguna manera lo místico-religioso también se da cita en este personaje. Una
vez se desvelan las intenciones y traiciones de los personajes,
todos se quitan el antifaz, incluido el Llanero, que lo lleva poco puesto,
iremos encarando el extenso clímax final.
En la batalla donde se salva a Reid de ser fusilado
tendremos a los indios buenos, los blancos malos y el ferrocarril que es…
regular. Será un exterminio indio casi al completo que hará revivir a Toro su
pasado, su historia repitiéndose. Perdiendo a su grupo una vez se había reunido
con él de nuevo.
Cole se alzará, mediante una OPA, en casi dictador, rey y
señor del ferrocarril, lo que disparará definitivamente el clímax final,
excesivo y muy aceptable. Un dictatorial y violento hombre culto. Latham Cole.
Todas las piezas colocadas, Bonham Carter y su sensual
pierna de marfil que se dispara en la excitación, el robo del tren, explosiones
y persecuciones que se inician sin frenos... Todo muy bien acompañado por la
música, muy adecuada. En estas escenas de acción hay planos algo “reguleros”,
aunque divertidos, donde sabemos que nuestro héroe cabalga por el techo de un
tren porque oímos el galope, pero por nada más ya que no hay el más mínimo
movimiento que lo delate. Además ese tren parece más un recorrido del maratón,
¡qué cosa más larga! En medio de todo el berenjenal no entendemos por qué ese
despiadado villano, Cavendish, no mata a la chica una vez cree que el ranger ha
muerto, ¿de qué le sirve?
La persecución en este clímax deja grandes momentos,
tiroteos, humor, persecución entre trenes, caballos que cabalgan sobre ellos,
buen uso de los segundos planos y todo bastante bien dirigido, con planos muy
sostenidos para que nos deleitemos con los desfases de la acción, reduciendo el
montaje. Para disfrutar sin complejos. Un acierto de Verbinski.
Por supuesto las leyes físicas se las saltan a la torera, un
buen ejemplo el momento con la escalera que usa Depp.
En el lado negativo tenemos algunos detalles, por ejemplo la artificiosa posición de Rebecca en el caballo para que John pueda caer en él, que además se contradice con el plano anterior donde la vimos caer a ella. También hay que mencionar de forma especial el tratamiento que se da a estos nuevos héroes de pacotilla, blandos y afeminados, que no matan a nadie, que se niegan a matar, pero a la vez se retuercen las situaciones y las circunstancias para que los malos acaben muriendo. Hay una hipocresía y artificio francamente desagradable y molesta en todo ello, resulta absurdo. Esto se ha agudizado desde el primer Batman de Nolan, como he comentado alguna vez. Por si fuera poco tampoco tiene sexo nuestro héroe, una vez se puede queda con la chica él prefiere irse a cabalgar… caballos. Lo más que se lleva es un beso en la escena donde los dos comparten montura, que como metáfora, beso mientras cabalgan, no estaría del todo mal. Se despedirá educadamente de ella pero se ve que no es hombre de compromisos, sobre todo con mujeres con hijos…
Tanto Cole como a menudo el propio Llanero Solitario
aparecen de la nada, el villano lo hará repentinamente para parar el tren. Del
Llanero entendemos lo que busca en el tren, pero la presencia de Cole en el
mismo resulta también artificial, por mucho que quiera recuperar su plata, no
hay necesidad de arriesgarse tanto.
Sólo queda que nuestro héroe bautice a su extraño caballo,
Silver, para lanzarse a múltiples aventuras, que si creen saldrán rentables
veremos en forma de trilogía o algo parecido.
Un entretenimiento bastante intrascendente que se queda a medio camino de todo, con mezcla de tonos que hacen de su narración algo difuso y poco cohesionado, que en su pretendida reflexión sobre la creación de un mito, de una leyenda, se queda en la superficie, que como trasgresión y desmitificación del héroe y sus versiones anteriores también queda floja, recurriendo a pequeñas bromas como la final cuando Hammer encabrita al caballo, pero que deja buenos momentos de entretenimiento y si aceptas su desfase puede complacer en cierta medida, sobre todo al público más joven.
Buena música con Caruso y un poético final con el
anciano Depp dando un larguísimo paseo. Los actores cumplen, Depp en su salsa
como de costumbre, aunque en un papel ya visto, y Armie Hammer muy simpático y
divertido, más que decente en su incorporación del ingenuo héroe, da todo lo
que pide el personaje, otra cosa es que su construcción fuera la más deseable.
Me da por pensar q a Depp lo q le gusta de verdad es disfrazarse y hacer de locatis toldia.
ResponderEliminarQ mala pinta toene la pobre peli…
Besicos Sambo!!!
Pues empieza a tener ciertas críticas por ello el bueno de Depp, aunque siempre tendrá un nutrido grupo de fans, pero es que empieza a repetirse en su excentricidad y eso es malo.
EliminarBesos Reina.