En 1981 el Llanero Solitario ya cabalgó por la gran
pantalla, “La leyenda del Llanero Solitario” (William A. Fraker), aunque la
película fue triturada por crítica y público, algo injustamente porque en
realidad no está tan mal. Ahora en 2013 nos llega una nueva versión, (¡qué
novedad, ¿verdad?, un remake… o algo parecido!) que pretende desmitificar la
leyenda y que desde luego no ha dado en el clavo, si bien es cierto que tiene
aspectos interesantes a reseñar. La realidad es que aún no se le ha hecho
justicia al héroe creado por George W. Trendle y Frank Striker.
El irregular y bastante intrascendente Gore Verbinski
intenta crear otra franquicia del estilo de “Piratas del Caribe”, con el héroe
enmascarado del western, y para ello cuenta con ingredientes similares, incluido
Johnny Depp, pero esta cinta está más cerca de sus secuelas que de la original
y sabrosa película de aventuras y fantasías marinas.
El “Llanero Solitario” vaga en una indefinición de tono y
género que no la beneficia en absoluto, con un humor que resulta ya previsible
y sólo funciona ocasionalmente, pasa de la comedia al western con toques
truculentos y una violencia que sorprende en una producción Disney, ese
acercamiento a Peckinpah o Leone del que hablaré posteriormente, para caer en
el drama o las aventuras, que dejan al menos un clímax con momentos aceptables
de acción. El resultado final es una obra dispersa, difusa, que no sabe a qué
carta jugar, y que sin ser un desastre decepciona bastante. Esto no significa
que no pueda resultar un pasable entretenimiento, aunque no destaca desde
ningún punto de vista.
Lo más notable, aparte de algún toque de humor y escenas de
acción, son los elementos metalingüísticos de su narración, nada del otro mundo
pero que juegan con la mencionada idea de desmitificar la leyenda, y sus
homenajes al western, a muchos de los más conocidos.
Esta desmitificación queda explicitada desde el mismo inicio con ese chico que vagabundea por la feria disfrazado del mítico héroe, con su antifaz y todo. Estamos en San Francisco, en 1933, y haremos un flashback hasta 1869, en Colby, Texas. El puente de San Francisco a medio hacer, detalles que me entusiasman como sabréis, y una feria con búfalos, indios, osos… de exposición. Un pasado mitificado dedicado ahora para el negocio y el regocijo. Un flashback que nos lleva al Monument Valley, el decorado más inolvidable e imprescindible de toda la historia del western.
Los detalles metalingüísticos tendrán siempre a Depp como
protagonista, sus interrupciones en la narración y las transiciones
presente/pasado recurrirán a estos elementos a menudo. Un diálogo temporal que
es uno de los trasfondos de la cinta, con la desmitificación mencionada al
fondo (Toro en el flashback pausado mirando a cámara, por ejemplo). Habrá 8
interrupciones en la narración.
La descripción de los dos personajes protagonistas, John
Reid (Armie Hammer) y Toro (Johnny Depp), queda definida con las pocas
pincelas de los primeros flashbacks, un Llanero Solitario inseguro y un
subalterno, el indio, que lleva la voz cantante.
Tom Wilkinson, que aparece en casi todas las películas del cine moderno aunque últimamente estaba más relajado, interpreta al villano Latham Cole, que quiere el monopolio del ferrocarril... y es que sí, “El Llanero Solitario” es una especie de western crepuscular donde la gente que dirige o se relaciona con el ferrocarril es muy mala. Cole se insinuará a Rebecca Reid (Ruth Wilson), porque es un hombre seguro de sí mismo y que coge lo que quiere. Ella es la esposa del hermano de John, Dan Reid (James Badge Dale), aunque siempre ha estado enamorada de nuestro héroe, y nuestro héroe jamás la olvidó a ella. Este personaje femenino es intrascendente y su historia queda sorprendentemente en el olvido. Helena Bonham Carter tendrá un vestido rojo que la distinguirá y una pierna-escopeta al estilo de “Planet Terror” (Robert Rodriguez, 2007).
En la escena del intento de seducción de Cole a Rebecca, Verbinski usará un manido símbolo, la jaula y el pájaro, para representar los sentimientos de los personajes, en este caso el deseo de capturar una presa de Cole y el temor a ser “enjaulada” de Rebecca. Cole es el aparente representante de la ley, el orden y la convivencia con los indios que se supone representará el ferrocarril. Esto es interesante ya que en teoría Cole está castrado, sucesos de la guerra, con lo que su conquista tiene más de trauma psicológico, obsesión de poder sustitutiva, que otra cosa. Habrá otra jaula posteriormente, en el burdel que regenta Helena Bonham Carter, y que usará Depp para algunas de sus bromas.
Homenajes varios.
En este inicio ya tenemos un buen número de homenajes al
western que son fácilmente distinguibles y que aunque narrativamente funcionan
regular siempre es un placer cinéfilo apreciarlos.
-La espera de los rangers al malvado Cavendish, interpretado
por William Fitchner, que siempre hace de malo, nos remite al inicio de “Hasta que llegó su hora” (Sergio Leone, 1968) y la espera de los pistoleros al duro
Charles Bronson en la parada del ferrocarril.
La lucha de los protagonistas frente a los dueños del ferrocarril y el
propio ferrocarril finalmente, también remiten a la película de Leone. Incluso
habrá planos, como la sombra que delata la presencia de alguien en el techo del
vagón, que recuerdan al clásico del 68. La banda sonora en esta escena es muy del
estilo de Morricone, además.
-El interés de crear de Cavendish un mito de maldad también
es muy de Leone, lo que ocurre es que luego no es para tanto, no es más que un
esbirro y el personaje acaba reducido al ridículo y nuevamente a la
intrascendencia, un desperdicio. También el reloj de Toro, objeto importante
para un personaje, nos remite al cine del italiano, que era muy dado a los
relojes.
-La presentación del protagonista, de John Reid, un hombre
de leyes que no cree en la violencia, nos lleva de forma directa y evidente al
Ransom Stoddard que interpretó James Stewart en “El hombre que mató a Liberty
Valance" (John Ford, 1962). Además, como aquel, le vemos llegando a un lugar y
siendo atacado poco antes de alcanzar su destino.
-La mención de este Stoddard enmascarado al futuro en esta
escena de acción con un tren en marcha recuerda también, de alguna forma, a la 3ª
parte, ambientada en el oeste, de “Regreso al futuro” (Robert Zemeckis, 1990).
-Tendremos una escena copiada casi literalmente de “Hasta que llegó su hora”. Es aquella donde se presentaba a Henry Fonda y su banda,
que mataban a toda una familia. Aquí tendremos los mismos elementos, un pozo con
agua en el que bebe Rebecca, el silencio, las chicharras, el viento, los pájaros
que salen volando anticipando la amenaza del ataque… Exacta.
-La visión del ataque a la granja de Rebecca desde la
lejanía por parte de John y su compañero indio Toro nos recuerda a la de John
Wayne mirando la cabaña atacada de sus familiares en “Centauros del desierto”
(John Ford, 1956). Además como en “Centauros del desierto” a partir de ahí se
iniciará una misión de rescate, una estructura de búsqueda, la de Rebecca, algo
inconsciente, que se añade a la anterior búsqueda, la de
Cavendish.
-La escena en la que el traidor que provocó la muerte de Dan
Reid perdona la vida de Rebecca y su hijo sin que Cavendish lo sepa tiene la
aparición de un misterioso jinete justiciero y, quizá, pálido, que nos remite
al clásico de Clint Eastwood “El Jinete Pálido” (1985) y la escena del intento
de violación a la niña. De hecho hay un caballo blanco llevando a
alguien que regresa de la muerte… los paralelismos parecen claros.
-La sombrilla femenina que usa Toro para ir por el desierto
es un nuevo homenaje a Leone, un director que gustaba de usar elementos
excéntricos o que no encajaban con su entorno, que hizo lo mismo, usar una
sombrilla femenina para que Eli Wallach se protegiera del sol del desierto en “El
bueno, el feo y el malo” (1966).
-La forma en la que lleva el Llanero Solitario a Cavendish
por el desierto, con el villano a pie y él a caballo, también remite a “El
bueno, el feo y el malo” (1966), precisamente en la escena en la que Wallach
exhibe la sombrilla mencionada anteriormente.
La primera escena de acción se va gestando con mimo, sumando
elementos con cuidado y pausa y recurriendo al humor como uno de los
ingredientes fundamentales. Manadas de búfalos apartándose al paso del tren,
gags con niñas y muñecas, un héroe que no es creyente y lee a John Locke
mientras añora a su ex novia, el indio Toro sentado al lado del villano
Cavendish… La huida de Cavendish también deja buenos detalles de humor, con Depp
en su salsa.
Con el asalto al tren la acción se desmelena hasta límites
exagerados, pero no sacando el partido adecuado a todo, ya que ese exceso
resulta irreal, falso, exagerado, aunque simpático en ocasiones…
De alguna forma funcionan mejor los elementos más
minimalistas, en el interior del vagón, que los más espectaculares, fuera de
él. Así los cambios de pistola y de gente esposada resultan divertidos, pero
como siempre no entendemos por qué el villano no mata a los buenos… Los deja en
una situación comprometida a lo sumo, para que veamos si se salvan…
¿Por qué no les pasa nada? Porque son los héroes.
Hay que aclarar que esta regla siempre es válida en el cine
de aventuras, pero eso no significa que funcione bien, unas veces por
verosimilitud y otras porque la regla va siempre unida a un reflexión sobre la
condición de héroe, que a menudo se pasan por el forro en el cine actual con el
tema de las desmitificaciones y demás, confundiendo las grandes claves del
género o no sabiendo bien cómo pervertirlas. En esta evasión y aventura se
empezará a forjar la amistad de los dos protagonistas, tan distintos ellos, como es
habitual. Desde el inicio destinados a entenderse, como muestra esas
cadenas que los unen.
Como ya dije, y aunque estemos en una cinta Disney, habrá
asesinatos y muertos sin el más mínimo escrúpulo en generosas cantidades.
En el flashback tendremos un eco o paralelismo con el
presente, otro niño que habla y ayuda al detenido indio Toro, en este caso el
hijo de Rebecca. Otro eco lo tendremos con la feria que visitan los dos
protagonistas, con deformidades humanes incluidas, que se relaciona con la del
niño del inicio que habla con Toro. Hells of Wheels.
"pero como siempre no entendemos por qué el villano no mata a los buenos".
ResponderEliminarHombre MrSambo, errores tontos de esos de dar ventajas innecesarias a tu enemigo, también los tiene Pacific Rim (y no son pocos) y no recuerdo que te quejases tanto :).
Respecto a esta película (aclaro que no la he visto) y unas cuantas más aparecidas en los últimos tiempos, tengo que decir que esa manía de desmitificar a los héroes (convirtiéndolos en villanos como en SWAT o bufones como en Starsky y Hutch) me revienta bastante. Si al final vamos a ir siempre en plan "no, en el mundo real no hay héroes", tal vez los espectadores deberíamos dejar de ir al cine, porque para ver el mundo real podemos salir a la calle o poner el telediario.
Es un claro signo de los tiempos Anónimo, como bien dices ir al cine a ver tío vulgares que casi resultan ridículos a vivir aventuras motiva poco... Son poco admirables en general. Los héroes de ahora francamente dan un poco de vergüenza.
EliminarJajajajaj no sea malo Anónimo, eso no es cierto! Si lee de nuevo creo que es la 3ª de PACIFIC RIM verá que sí cito cuando se producen los errores, pero antes vea ésta y verá la diferencia y esas largas peroratas explicativas antes de que se produzca el Deus ex machina de turno y me cuenta jajaja.
En cualquier caso muy agradecido porque me tenga vigilado jejeje. Un abrazo fuerte y pase una felices fiestas con los suyos.