Muchos sabréis que he zurrado de lo lindo al bueno de Michael
Bay, uno de los peores directores de la historia si no el peor, que ha hecho
auténticos desastres con presupuestos alucinantemente abultados, reducidos a
orgías de explosiones, fuego, metal y algún escote. Debo reconocer que además
dicha actividad me ha reportado placer y diversión, destripar sus desbarres
proporciona buenas dosis de humor y satisfacción…
Curiosamente el señor Michael Bay ha hecho una estupenda
película, su mejor obra, y como es justo reconocerlo, y yo intento serlo, así se lo
valoro en un análisis que no puede negar la evidencia. No se zurra a nadie porque sí
aquí.
“Dolor y dinero” es el “Uno de los nuestros” de Michael Bay,
una comedia de acción con más trasfondo del que parece, y aunque el director
jamás será sutil se disfruta sin complejos. Un retrato irónico sobre el sueño
americano, sobre su perversión.
Esta comparativa con la obra maestra de Scorsese no es
baladí, guardando muy mucho las distancias, ya que ésta que nos ocupa está
lejos de serlo, pero se acaba convirtiendo en un tour de force para el estilo
del director, en especial a nivel estructural, con multitud de puntos de vista
guiados por las voces over de cada uno de los personajes, una diversificación
que también recuerda a la voz over conjunta de “Casino” (1995) de Robert De
Niro y Joe Pesci. Bien es cierto que el estilo superfluo, gratuito,
deslavazado, esteticista, grandilocuente… de Bay está más presente que
nunca, pero de alguna forma consigue un argumento que se adapte mejor a su
reflexión sobre la estupidez, la superficialidad y la apariencia con el grupo
de protagonistas que habita en el universo de esta “Dolor y dinero”.
Wahlberg (Daniel Lugo), Dwayne Johnson (Paul Doyle), Anthony
Mackie (Adrian Doorbal), Tony Shalhoub (Victor Kershaw), Ed Harris (Ed DuBois)…
intervendrán con sus voces over para describirse y explicarnos su situación,
pensamientos y circunstancias.
Todo cineasta puede encontrar un material perfectamente
adecuado a sus obsesiones estéticas o conceptuales, si las tuviera, por
estrambóticas que sean. Aquí Bay parece encontrar un material bastante acorde a
los suyos con ese grupo de personajes egocéntricos, horteras, superficiales…
que le permiten crear su película con más peso, la más profunda de cuantas ha
rodado. Dicho esto la falta de altura intelectual del director le impide lograr
lo que podría haber sido una sátira de verdadera enjundia, una obra de mayor
calado, aunque resulte eficaz y muy interesante. Un buen trabajo.
Bay retratará a sus protagonistas, especialmente a Daniel
Lugo, interpretado por Mark Wahlberg, como auténticos zotes, superficiales y
simples amantes del fitness que se creen algo más y harán todo lo que sea por
conseguir sus ambiciosos propósitos. Todo esto es personificado de forma especial en el personaje
interpretado por Wahlberg, el líder. Veremos planos frente a espejos del trío
en distintos momentos, un recurso perfecto para mostrar su esencia superficial
y filosofía de vida basada en la apariencia, así como su paulatina y egocéntrica caída en la
locura. Sus miradas satisfechas y complacidas al mirarse a los espejos. También
veremos a Wahlberg en el agua con su rostro distorsionado, recurso visual que
sigue la senda mencionada. Un egocentrismo sublimado. También veremos a Paul y
Daniel reflejados en gafas o espejos distorsionadores, como el del hospital
donde atienden a Victor tras el intento de asesinarle.
“Me llamo Daniel Lugo y creo en el fitness”.
Este egocentrismo deja frases y diálogos realmente
hilarantes, desde reflexiones tan profundas y patrióticas que consideran a
Estados Unidos el país más ”cachas” del planeta, como ejemplo de su domino, al
desprecio y cara de asco con la que mira Lugo a todo gordito con el que se cruza,
por considerarlo “antipatriótico”.
Estilo Bay.
Los rasgos de estilo de Bay nos inundarán en todo momento,
el clásico plano del cochazo en contrapicado para ver como se baja el
conductor, el montaje muy sincopado, movimientos de cámara constantes, incluso al
hombro, como en la escena inicial, y esa fotografía tan luminosa y
característica… porque ya se sabe, Michael Bay siempre “está en California”.
Por supuesto la película es un lujoso escaparate de culos,
escotes y tetas, tías buenas y tíos musculosos, con cámaras lentas incluso para
que los veamos bien. Tetas, culos y cuerpos femeninos retorciéndose por todos
lados. No esperaba menos de Bay.
Los contrapicados aparecerán por todos lados, y los picados
por supuesto, son muy del gusto de Bay y casi siempre son gratuitos, pero aquí
adquirirán cierta significación cuando son usados con sus protagonistas, inclinados a veces, los
resalta, los convierte en los semidioses que se creen, como los Hércules que
son.
Las cámaras lentas resaltando no se sabe muy bien qué, pero
que quedan guay en opinión de Bay también abundan, así como los movimientos de
cámara en todas direcciones y los travellings, muchos circulares, para marear al
personal sin motivo aparente. Servidumbres de una película de Michael Bay. La última
vez que Bay dejó una cámara quieta fue cuando le pinchó una Dolly en pleno
travelling. Continuos movimientos absurdos sin sentido ni justificación. El
montaje, como es habitual en el cine de Bay, es arbitrario, pasando de planos
generales a primeros o al revés sin ton ni son.
Habrá encuadres extraños, como esos desde el salpicadero del
coche, que salvo querer mostrar inestabilidad en los personajes, cogido por los
pelos, son puramente esteticistas.
Las interpretaciones son muy exageradas, casi
expresionistas, pero es algo buscado y que queda muy adecuado con el fondo del
asunto.
Lugo es ambicioso y se identifica con su país pervirtiendo
la idea de sueño americano, acorde con su limitación intelectual y sobre todo
cultural. Pretende convertirse en un Maquiavelo hípermusculado, donde las ideas
de que “el fin justifica los medios” y su supuesta “superioridad intelectual”
le justifican para todo lo que esté dispuesto a hacer. Tocando a Nietzsche, aunque
desde luego jamás lo ha leído.
Los asientos de su coche forrados con dibujos de Scooby-Doo
son otro excepcional detalle que describe al personaje.
Estamos ante una historia real, no se crean, con todas las
licencias pertinentes, pero real, que comienza con la detención de Lugo el 17
de Junio de 1995 para luego ir a un flashback donde se desarrollarán los
hechos. 6 meses antes. La presentación de Lugo (Mark Wahlberg), será haciendo
abdominales, como corresponde.
Los referentes del bueno de Wahlberg serán cinéfilos, y
algún pirado de la televisión, interpretado por Ken Jeong. Rocky, Scarface,
“los del Padrino”, Michael Corleone… Habrá otras muchas referencias cinéfilas y
musicales, "Pretty Woman” (Garry Marshall, 1990) y Julia Roberts, el Príncipe de
Bel-Air, menciones a Stryper, los rockeros cristianos que dan lugar a una
brillante broma con el místico Paul (Dwayne Johnson) como protagonista, como no
podía ser de otra forma, y una gira de reunión… Para los interesados
comentarles que hubo reunión y siguen sacando discos, 2 este mismo año.
“Sé lo que hago, he visto muchas pelis”.
Victor Kershaw (Tony Shalhoub) será el presuntuoso y rico
personaje que motive a Lugo en su espirar delictiva. De alguna forma estos dos
personajes se identifican, el discurso de Victor seduce a Daniel, que se haya
hecho a sí mismo, que considere la ensalada para pobres, sus millones… Con todo
Daniel demostrará talento para los negocios, triplicando los beneficios del
gimnasio de su jefe. Buen alimento para su ego.
Todo se dispone para una “rebelión de supermanes”. El rico Victor, el éxito en los negocios y los impulsos televisivos para “Ser un hacedor”... Si bien Daniel es un creyente pagano, cree en el fitness, es su fe y guía, su futuro compañero Paul, (Dwayne Johnson) es un creyente religioso, encontró en Dios la redención y el perdón a sus pecados. Johnson está realmente divertido en su papel, un auténtico macho que no admite bromas sobre su sexualidad, por ejemplo los intentos del cura que le acoge, y que tendrá el clásico sentimiento de culpa con respecto a las perrerías que se verán obligados a hacer, especialmente al secuestrado Victor, como corresponde a sus creencias. Además tiene arranques violentos imprevistos y es tendente a las adicciones. Un estupendo personaje.
Esos sentimientos de culpa provocarán un acercamiento de
Paul a Victor, que el avispado millonario intentará aprovechar en su favor,
viendo que es el eslabón débil del grupo. El millonario además demostrará ser
tremendamente resistente, aguantando torturas más de un mes. Además, por mucho
que lo intenten no lograrán matarlo.
Adrian es un picado de los esteroides y las tetas, usa
esteroides para muscularse más, no se ve al nivel, lo que le provoca
impotencia. De nuevo la sexualidad presente. En este sentido veremos dos
parejas, la de Adrian con la gordita lasciva (Rebel Wilson) que le proporciona
las inyecciones para que su pequeño miembro funcione, y la de la sexy rubia
Sorina (Bar Paly) que se beneficia Daniel hasta que se la cede a su amigo Paul…
Daniel parece perder interés pronto por las mujeres y Paul tiene ciertas
tendencias homosexuales, o es la homosexualidad la que lo persigue a él. Su
fascinación ante el arsenal de vibradores y consoladores del almacén donde
llevarán a su secuestrado lo dice todo. Incluso serán usados de porras.
Así cada personaje tiene sus motivaciones para cometer el
secuestro, necesidades económicas varias (las inyecciones para el impotente, la
ambición para Daniel, el desarraigo de Paul…)
-Robin: Hay que tener huevos para venir aquí.
-Adrian: Más bien cerecitas.
-Robin: Al menos son cerecitas cubiertas de chocolate.
Secuestradores amateur.
Las dos primeras intentonas de secuestro a Victor son
realmente tronchantes, si surrealista es la primera con el intento en su propia
casa, la segunda con los disfraces en el centro comercial es descacharrante e
hilarante. Estas digresiones humorísticas y los diálogos son de lo mejor de la
cinta. Un ejemplo, el pirado de la tienda de armas…
El 15 de noviembre 1994 conseguirán su objetivo de
secuestrar al millonario Victor.
“Abre la puta puerta, patriota de mierda 2”.
Las escenas con Wahlberg imitando el acento mexicano para
que no le reconozca su ex pupilo y olvidando cambiar de perfume, en su
estupendo eco ya que el olor del mismo lo menciona Victor en una escena
anterior, vuelven a ser hilarantes.
“Me fui de Sudamérica porque había demasiados secuestros”.
“…porque estoy secuestrado por una panda de putos
culturistas”.
Lo mismo ocurre con la trama del socio del gimnasio, que
además es notario, deja momentos muy divertidos.
“¿Pero qué cojones son los notarios, tío?”
“¿Me lo prestas?”.
Victor volverá a demostrar su resistencia en los intentos de asesinato de los desastrados secuestradores. Unos intentos muy hitchcockianos, emborrachándolo para fingir un accidente de coche, como en “Con la muerte en los talones” (1959) además de la demostración de Bay sobre lo que cuesta matar a alguien, cosa que vimos también en “Cortina rasgada” (1966). Todo remozado con un sentido del humor casi surrealista por la estupidez de los protagonistas (ese cinturón de seguridad puesto a Victor…). Michael Bay es un director que cae habitualmente en el esperpento, aquí en ocasiones cae en el más vulgar, otras, en cambio, encuentra un equilibrio aceptable entre fondo y forma (esperpéntica). El plano en el que Victor, un ser casi inmortal, sale del coche en llamas es muy bueno. Ni aplastándole la cabeza con la rueda de una furgoneta lograrán acabar con el dicharachero judío.
Un sufrido plan.
Tras el duro esfuerzo que supuso apoderarse de los bienes de
Victor será el turno para Ed Harris, un jubilado insatisfecho que será el único
en creer o al menos en molestarse en investigar lo que el tenaz millonario
cuenta. Mientras esto ocurre nuestros musculosos protagonistas disfrutan del
lujo, con divertidas ocurrencias, como ver a Daniel entrenando a niños… Quería
dinero para salir de la rutina y no entrenar a nadie más y baja el escalafón…
En el fondo sólo busca reconocimiento y admiración, y ¿quién mejor que los
niños para eso?
“Pensé que era deportista, rapero… ¡es que es muy negro!”.
Bay no pone su punto de mira crítico solamente en sus protagonistas,
retrata toda una sociedad que parece esclavizada, fascinada, por el culto al
cuerpo, una sociedad sin valores, superficial, estúpida… La apariencia y los
cuerpos musculosos y tonificados lo son todo… Un buen ejemplo de esto lo
tenemos en la escena donde Daniel da clases para una patrulla vecinal. La
escena donde pide “violadores voluntarios” para simular una escena junto a la
neumática rubia protagonista, Sorina (Bar Paly), que va enseñando medio culo
durante toda la película, es un ejemplo esclarecedor de todo esto. Babearán
delante de sus mujeres, que no terminarán muy contentas, lógicamente. Daniel y
sus amigos conquistarán al vecindario. La afición de Bay por las tías buenas no
deja de ser muy sana.
En esta orgía de lujo y éxito en la que viven nuestros
protagonistas, gastando sin miramientos, hay un travelling circular sobre Paul
(Dwayne Johnson), que amaga con tener sentido, para retratar su espiral
adictiva, enganchadísimo.
“Jesucristo te exalta, pero la cocaína es lo más”.
Ed DuBois (Ed Harris) perturbará el tranquilo derroche del
trío protagonista… aunque ellos ya se perturban solos. Contactará con Daniel
(Mark Wahlberg) para que le ponga cachas, aunque hay que decir que Harris está
muy definido y fibroso dentro de lo que cabe. En cualquier caso se lo curra el
detective. Daniel comenzará a temblar
con la mención a Victor, la tranquilidad duró poco.
La importancia que Bay da a Robin Peck, el personaje que
interpreta Rebel Wilson, la gordita que trabaja en la “clínica de penes”, parece
una búsqueda de redención por su parte en su habitual orgía de tías buenas.
Vamos a poner una rellenita, con la excusa de que le gustan a Adrian (Anthony
Mackie). Su boda es otro elemento que se añade a la debacle económica del
grupo.
El deterioro de Paul (Dwayne Johnson) se manifiesta
físicamente y con poca sutileza entre chistes, tiroteos y persecuciones, con
polvos de coca en su cara o pintura verde salpicándole el cuerpo, como un Hulk
colocado. Look hortera. El dedo que pierde en una desesperada huida de la
policía recuerda a “El gran Lebowski” (Joel Coen, 1998).
“¿Por qué no te pegas su dedo a tus huevos y todos
contentos?”
Aquí todos los personajes, salvo el de Ed Harris, están
histéricos o al límite de la esquizofrenia. Eso sí, el bueno de Ed Harris no se
librará de que lo veamos en alguna situación comprometida o ridícula, como
cuando le da el dolor de espalda, algo normal entre tanto pirado y sobre todo tras
hacer tantas pesas… Incluso conoceremos a su mujer, sensible y empática hasta
con Victor.
Los elementos esperpénticos salen por todas partes… incluso
tendremos un enano y un chico que regenta un motel y lee “Master Spy”. ¡Tenemos
de todo!
“La confianza entre un entrenador y su cliente es sagrada,
como con los curas y los abogados. Traicionar eso es traicionar todo en lo que
creo sobre el fitness y los Estados Unidos de América”.
“Si había aprendido algo en los últimos meses, aparte de lo
que hace un puto notario, es que si no prestas atención a los detalles acaban
dándote por culo o algo peor… contratan detectives”.
El rey del porno.
Ante los apuros económicos y el cerco de Victor y Ed, el
desastrado trío intentará el mismo plan con “el rey del porno” y su chica
gordita y tetuda, toda una tentación para Adrian, como recordaréis… por lo de
rellenita. Es la segunda chica rellenita con protagonismo de la película, ¡ahí
es nada! La escena en la casa de Adrian es puro surrealismo, los Coen y
Tarantino desfasados. Humor y violencia. Ver a Adrian (Anthony Mackie) animando
a la tetuda del “rey del porno” mientras oímos a Paul (Dwayne Johnson) hacer
abdominales, cuando parece que hace “otra cosa”, y Daniel pierde los estribos
apaleando a su víctima, y matándolo con unas pesas asesinas… resulta
tronchante. Aquí vemos la mentalidad egocéntrica, acomplejada e infantil de
Daniel. Comenté anteriormente que la idea de entrenar niños era por alimentar su
ego, cuando alguien cuestione sus aptitudes no sabrá gestionarlo, su complejo
de inferioridad sale a la luz y pierde el control recurriendo a la violencia.
Toda esta escena está rodada en un virtuoso plano secuencia, con truco digital,
que nos lleva de forma circular desde la salita donde la tetuda, Adrian y Paul
se divierten hasta el mini gimnasio donde Daniel y “el rey del porno” negocian.
El panorama es “alentador”, una alfombra repleta de manchas de sangre, un
muerto, una chica dormida con sedante de caballo que también muere… Ideal.
Los límites chapuceros a los que son capaces de llegar esta
panda de colgados musculosos son tremendos, tanto que te tienes que reír con
ganas porque no se puede ser más corto. Paul colocado y bipolar, efectos
secundarios de la coca, dándole su dedo a un perro, no preguntéis por qué lo
hace… Se dedicarán a desmembrar cadáveres con sierras “Made in China” que no
funcionan, las devolverán sin limpiar, para qué, tirarán la alfombra
ensangrentada ¡a la basura! Y harán una barbacoa de manos cortadas… Tan
chapuceros como imaginativos.
Como no puede ser de otra forma esto llevará a su detención,
su suma incompetencia, francamente increíble, casi les hace triunfar… Un clímax
con choques, destrozos y algún disparo en la pierna.
“… de hecho lo único de lo que no fueron declarados
culpables fue de aquello de lo que más culpables eran. De ser uno putos
subnormales”.
Las interpretaciones están muy ajustadas y hay que hacer
mención especial para Dwyane Johnson, que está realmente divertido en su
incorporación.
La banda sonora es excelente, desde Phil X, actual
guitarrista de Bon Jovi, pasando por el “Gangsta’s Paradise” que escribió
Stevie Wonder, Ted Nuget, Jon Bon Jovi o Los Rolling Stones…
Con sus debilidades y tics lo cierto es que Michael Bay nos
ha dado una grata sorpresa.
Dedicada a mi madre, que hoy es su cumpleaños. No es la mejor película, pero ella sí es la mejor madre. Soy un afortunado, te quiero.
Ya estoy haciendo campaña para oscar al mejor secundario a The Rock
ResponderEliminarP.D.: ¿Por qué no me deja postear con lo de blogger?
Vale, se ha transformado de google.
EliminarHa cambiado algo Nachop? También te gustó el bueno de THE ROCK? jejejejeje
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