La comedia francesa ha dado un buen número de éxitos en los
últimos años, no hay más que recordar el reciente de “Intocable” (Olivier
Nakache, Eric Toledano, 2011) o el anterior de “Bienvenidos al norte” (Dany
Boon, 2008). Una comedia que se ha exportado con éxito al resto del mundo y que
ha generados remakes y nuevas versiones en distintos países.
Con estos antecedentes y en este contexto nos llega otra
exitosa comedia francesa, muy bien recibida allí, que no se aleja un ápice de
la estructura, ideas y conceptos de muchas cintas anteriores, donde el aliciente
y el encanto está en los elementos externos de la historia a la que sacar
partido para las escenas de humor, es decir, el mundo del fútbol en este caso,
como el conflicto entre lugares o el encanto de la vida rural lo fueron en otros.
La estructura e ideas son las mismas que vemos en películas
como “Bienvenidos al norte” (Dany Boon, 2008) o la canadiense “La gran
seducción” (Jean- François Pouliot, 2003). Gente de ciudad, a menudo corrompidos
y con prejuicios, que por circunstancias se ven obligados a ir a un pueblecito a
trabajar. Las reticencias iniciales crean los enredos divertidos, pero todo
acaba en seducción, cariño y redención. Además suele haber problemas económicos
que el protagonista recién llegado ayudará a solucionar. Todos estos elementos
están en las tres películas, aunque “Bienvenidos al norte” no tiene ese
componente social y económico de las otras dos citadas.
En “La gran seducción” un médico de ciudad que abusa de las
drogas llega a un pueblecito de mala muerte y allí se redimirá y renacerá con
divertidas circunstancias y una farsa mediante. El protagonista ayudará a sostener la
economía del pueblo, que necesitaba de un médico para subsistir. En
“Bienvenidos al norte” un trabajador que pretendía ir al sur se verá abocado al
infierno del norte, que contra todo pronóstico le enamorará y tirará a bajo
todos sus prejuicios…
Aquí un ex jugador de fútbol alcoholizado y echado a perder,
tras un incidente será contratado por un humilde club de fútbol de la Bretaña
francesa, por recomendación de la juez que lleva su caso, para no perder la
custodia de su hija. Allí deberá clasificarse para las últimas rondas de la Copa,
única forma de evitar la bancarrota que se cierne sobre el pueblo.
Una defensa de lo rural y la integración que también se
aprecia en otros títulos de la comedia francesa reciente como “Nada que
declarar” (Dany Boon, 2010), por ejemplo.
El protagonista, Patrick Orbéra (Jose García), es un exitoso
futbolista de cuerpo maradoniano que una vez retirado se da a la bebida y arma
bochornosos espectáculos en la televisión. Veremos su progresivo declive en un
buen detalle visual a través de revistas que van mostrando aspectos de su
carrera, del éxito al fracaso conforme Orbéra se introduce en el túnel de
vestuarios tras uno de sus éxitos deportivos. De los vítores al silencio, de la
muchedumbre a la soledad en un paseo. Hacia la oscuridad de la salida…
Este equipo debe pasar dos rondas para enfrentarse a un
Primera División y así solucionar los problemas económicos del pueblo, mantener
la conservera que es la base de su economía. Un equipo formado por pesqueros
sin mucha idea de fútbol que apenas tiene opciones.
Pueblo y entrenador, Orbéra, están en una situación similar,
al límite, en las últimas, el pueblo agonizante y él necesitado de ese trabajo
para mantener la custodia compartida. Nadie lo quiere contratar y ese trabajo
es lo único a lo que puede aspirar. Destinados a entenderse.
“Sabía que estaba acabado, pero no tanto”.
Una petaca omnipresente, el perrito follador, el F.C.
Molene, el presidente del club (Jean-Pierre Marielle)… su hija. Todo
presentado. La hija del presidente, Anne, (Clémentine Baert), es un aliciente,
el obligado componente romántico, la conquista. Ella irá redimiendo y calmando
sus ansias alcohólicas, será una motivación para Orbéra, junto al tratamiento
bretón del padre. El ego de Orbéra se impondrá a su dependencia.
La única solución para albergar alguna esperanza radica en reclutar a un grupo de jugadores caídos en desgracia, antiguos jugadores compañeros de Orbéra que se sumen al proyecto. Un grupo de mercenarios. Pasamos por tanto a una fase en que la estructura será la de reclutamiento, que dejará simpáticas escenas. Marandella (Ramzy Bedia), un portero que quiere jugar de delantero, reivindicador social y admirador de Fidel y el Ché, será el primero. En su mansión de excesos, drogas, alcohol y chicas, veremos fotos con Fidel, con el Papa… Ex de Boca Juniors. Lo pasará mal al principio encontrando motivación en la coca, como en esa divertida escena del primer entrenamiento del equipo. Dopado. Se creerá el Samuel Eto’o blanco.
“Una bofetada al fútbol capitalista”.
Ziani (Gad Elmaleh), ex del Milán, presenta trastornos
psicológicos, es adicto a la Play Station y no está muy bien de lo suyo… está
como una regadera. Director y guionista deben sentir gran admiración por el
Barcelona, al que se cita en varias ocasiones, también al Milán y a la
Juventus. Omar Sy interpreta a N‘Dogo, defensa con problemas de corazón, que
salvo la oposición de su mujer no pone el más mínimo problema para sumarse al
equipo, de hecho está deseando jugar, con lo que se inventará un falso
tratamiento en la Bretaña para esquivar el control de su esposa. Disfrutará
como un enano de la experiencia. Es el más equilibrado.
“Hay una probabilidad entre quinientas de que me dé un
ataque, pero estoy bien”.
David Léandri (Franck Dubosc) es un ex futbolista convertido
en actor, con ínfulas de artista además. Su broma con Jean Reno, que hace un
cameo, es simpática. Un penalti lanzado a lo “panenka” cuando jugaba en el
Atlético de Madrid lo martiriza. También jugó en el Bayern. No aceptará el
ofrecimiento. El último en ser reclutado será Berda (Joey Starr),
centrocampista defensivo y ex del Manchester, polémico y captado justo cuando
sale de la cárcel, un auténtico marrullero que vendrá bien. No escatimará
elogios para sus compañeros cuando hagan entradas dignas de su aprobación.
La mayoría son hombres de palabra, por ejemplo Berda
aceptará al verse atrapado por unos matones que quieren acabar con él,
suplicando a Orbéra que le deje montar en el coche. Luego no rectificará y
mantendrá su apresurada promesa.
Entre los distintos jugadores se desarrollarán relaciones,
sin excesiva profundidad y de forma ocasional, por ejemplo entre Berda y
Marandella, con una infidelidad del pasado entre ellos, el portero se acostó
con la mujer de Berda.
Recibidos como héroes.
Aquí se desarrolla sucintamente el contraste de la moderna
ciudad y el tradicional y poco avanzado pueblecito. Ni wifi, banda ancha,
cobertura o Play Station... el infierno de un moderno… otro mundo que acaba
enamorando en esa apuesta por lo natural y lo rural ya mencionada.
Los jugadores se comportan con poca profesionalidad, como
era de esperar, pero las arengas de Orbéra serán efectivas. Todos ellos son
perdedores fracasados que buscan, y encontrarán, una redención, aunque sea
espiritual. Una cinta de perdedores, que tiene en esa faceta el elemento más
efectivo a nivel emocional y dramático.
Los partidos dejan simpáticas escenas. Marandella desastroso
como delantero; pasando a juego defensivo; las habilidades de Ziani; su gol de
falta en el último segundo… Todo básico y paródico, pero efectivo desde el
punto de vista de la comedia.
“Como en el 98”.
Las celebraciones sí serán con ganas… Anne tendrá un
romántico gesto, mostrando su preocupación y confianza, con Orbéra. Momentos
poéticos y románticos aunque muy explícitos, hubiera quedado mejor que se
eliminara la duda de ella para entrar. En esta fase emotiva tengo que mencionar
también el cuento de Orbéra a su hija por teléfono. Una hija que es la
principal motivación.
Habrá historias paralelas para rellenar, como la de la
prostituta, que tienen poco recorrido y a las que se le saca poco partido. Ella
es Floria, una camarera con la misión de mantener “calientes” a los jugadores
para que tengan un aliciente y un incentivo extra para quedarse allí.
De todos es sabido que Gérard Depardieu es uno de los
actores franceses más famosos, sino el que más, aquí no aparece pero se le
mencionará como homenaje en un simpático chiste. Habrá más chistes de este
tipo, como Léandri confundiendo a Molière con el autor de Cyrano, que también
confundirá al autor de Cyrano con el presidente del Molene; las menciones y
admiración desmedida del delantero por Tom Cruise; menciones a James Dean...
“Esto no parece Cyrano, parece Pinocho”.
La ironía sobre los futbolistas actores, hay algunos
rondando por ahí, es evidente. Se montará una farsa en forma de obra, Cyrano,
para convencer al futbolista con ínfulas artísticas.
El lamentable espectáculo de Marandella como delantero
obliga a contar con Léandri, al que se engañará para hacerlo ir a la Bretaña y
que juegue con el equipo, como era de prever. Para ello se hará un chantaje
pesquero a Marandella, en otra divertida escena.
Las redenciones irán llegando. Marandella, de pasado turbio,
no aceptará un chantaje para dejarse ganar y cederá el dinero “al pueblo”;
Orbéra logrará superar su dependencia al alcohol; Berda hará las paces con el
portero; Léandri jugará a cambio de montar Cyrano de verdad…
En el segundo partido y con el apoyo del público desde los
barcos volverán a ganar gracias a Léandri. El pelo de Léandri, el penalti
parado por Marandella y demás elementos le darán sabor al asunto.
El clímax final llegará con el partido contra el Olympique
de Marsella, campeón de Primera División, al cual hay que ganar para lograr
mantener la conservera, algo que no estaba previsto. Orbéra recaerá en una
borrachera, pero nada que lastime su relación con Anne.
“Si Tom Cruise viera esto”.
Orbéra tendrá su redención definitiva sustituyendo a Ziani,
superado por las circunstancias. Un partido heroico, con amagos de infarto,
remontando dos goles, la mujer de N'Dogo (Omar Sy) descubriendo su engaño... Épica, prórroga y tanda de penaltis donde Léandri volverá a errar a “lo
panenka” en una divertida conclusión digna del equipo de perdedores redimidos
que son.
“Pues sí, porque ahora podré matarlo yo”.
Por supuesto habrá final feliz y, aunque derrotado, una
apuesta acertada proporcionará el dinero que el pueblo necesita. Frases
redentoras sobre salvar la vida, agradecimientos y demás culminan el viaje de
depuración de ese equipo de mercenarios. Amistades, amores florecientes y otros
afianzados, reencuentros y objetivos personales cumplidos son los protagonistas
del epílogo. Orbéra reuniéndose con su hija y firmando por el Molene para varios
años, Léandri protagonizando Cyrano con todo el equipo como espectadores
ilustres… El F. C. Molene quizá renueve
a sus jugadores por otra temporada. Lo rural de nuevo redentor.
Comedia simpática e intrascendente, ideal para futboleros,
que cuenta una historia muy vista de forma tan agradable como superficial.
Pelicula muy simpatica para ver, Omar Sy es Thuram por lo menos guarda un gran parecido, los otros futbolistas tambien recuerdan algun jugador famoso de la francia del 98, aunque no tan claramente, Ziani podria ser Dugarry auque este jamas tuvo tanta clase.
ResponderEliminarGran aporte Ray, si se te ocurren más... ya sabes. Dugarry quizá no tuviera tanta clase, pero tenía muchos "valors"
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