La escalera ha sido señalada en varias ocasiones y seguirá teniendo
importancia en varias escenas. Una de ellas es la que tiene a Taylor en
posición de superioridad con respecto al resto, bajando mientras apoya a la
madre Pollitt y procura protegerla. Un encuadre magnífico.
Por el contrario Mae y Gooper querrán indagar y decir la
verdad a su madre sobre la salud del padre, recordemos que estamos en el recinto de las confesiones. No
será ahora pero se hará luego.
“No me fiaría de un hombre que no bebe”.
Todo este grupo se reunirá en una habitación para tratar el
tema de la enfermedad del padre, el futuro, la herencia y demás conflictos
familiares y Brooks dará otra clase magistral de dirección clásica. Se
encuadrará en un plano general a los cinco personajes protagonistas de la
escena, el siguiente plano será desde el punto de vista de Taylor, marcando
así, desde la dirección, la distancia y diferencia de ésta con respecto a lo
que sucede, con respecto a las alimañas de Gooper y Mae que acosan a la madre,
ajena y alejada de ellos. Tan solo veremos a cuatro personajes, con la madre en
medio del encuadre, el objeto, la presa… Será desgarradora la reacción de la
madre Pollitt al conocer la verdad, algo que se produce por la insistencia de
Mae y Gooper y que está magníficamente planificado, de nuevo, con Taylor
alejada o fuera de los planos donde se lo dicen. Tras conocer la noticia la
primera reacción de la madre será buscar a “su único hijo”, Brick, del que la
separa la omnipresente escalera. En esta secuencia tendremos otro ejemplo de
esa idea de puente, de enlace, que caracteriza a Maggie, cuando suba para
intentar que Brick atienda la llamada de su madre.
Mae y Gooper quedan plenamente retratados, como manifestará
el médico al marcharse, auténticas garrapatas, algo que a Gooper no parece
importarle mucho o no capta.
El retrato familiar que nos muestra Williams y Brooks es
magistral, una familia con un desapego aparentemente irresoluble que
paradójicamente está unida por hilos irrompibles.
Todos los personajes están magníficamente dibujados y desarrollados, así como tendrán su momento para sincerarse, explicarse e intentar hacer entender sus motivaciones. La madre Pollitt (Judith Anderson), tendrá uno de estos momentos cuando se calme un poco. Hablará de sus ilusiones frustradas, de su consciencia de la infelicidad familiar que creía podría cambiar con la noticia de la buena salud del padre. Manifestará su preferencia por Maggie y Brick, su deseo de que acabaran viviendo con ellos, todos juntos. Una mujer que representa a la perfección un estereotipo del sur, pero que en absoluto resulta ingenua, todo lo contrario, demuestra con estas frases una agudeza que podía pasar desapercibida o quedar sometida en su sumisión y asunción a lo que cree su deber de fiel, obediente y dócil mujer de su marido, digno exponente familiar sureño. Todo esto, como ya supondrán, será en la planta baja, la descrita como la destinada a las confesiones, a desnudar el alma y desvelar los secretos. En el caso de esto último la madre Pollitt se lo dirá a Maggie exclusivamente.
De igual forma que en la planta baja se desvelan secretos y
se sinceran los personajes, también estallan y marcan los conflictos,
necesarios para que estos personajes muestren su verdadero ser e intenciones.
Un conflicto ya lanzado y explícito, donde Mae y Gooper no tendrán reparo en
despreciar a su hermano al creer que la plantación pasará a él, al escuchar el
comentario de la madre.
En este análisis sobre el manejo del escenario y sus
componentes, de la puesta en escena, tenemos otro punto culminante en el
descenso de Brick desde su habitación y la escucha de la conversación entre su
madre, su hermano, su mujer y su cuñada… Por supuesto la escuchará en la
escalera, el lugar del tránsito y la evolución, justo cuando va a dar un paso
definitivo en su maduración y relación con su padre al bajar al sótano para
hablar con él.
Newman escuchará de primera mano y en secreto la intensa
defensa que hace de él su mujer, un paso obligado para que acabe de entenderla
definitivamente. El otro gran paso lo tiene que dar él, liberarse de complejos,
frustraciones y odios sin sentido. La mención de Maggie condenando la codicia
de Gooper y Mae es importante, hay que recordar que es una de las cosas que más
desprecia Brick.
Si antes fue la madre la que explicó sus ilusiones ahora
será Gooper el que se sincerará y expondrá sus sentimientos y motivaciones.
Explicará cómo se sometió a los dictados de su padre y cumplió todas sus
peticiones, siguiendo todos sus deseos y recomendaciones para que a pesar de todo
él prefiriera a su otro hijo. Su dolor por tal circunstancia, su impotencia al
sentir que nada de lo que hiciera para intentar complacerle servía de nada, que
su padre siempre tendría predilección por Brick.
Mae es descrita en base a sus mezquindades y crueles
comentarios, ambiciosa y envidiosa, tiene enfilada a Maggie, a la que ve más
bella y objeto de las alabanzas y cariños de sus suegros. Su forma de
reivindicarse será poniendo a los hijos que ella tiene y Maggie no sobre la
mesa. No tiene escrúpulos en este sentido. Poco después Mae se verá descubierta
por Brick, cuando al salir de la habitación vea como éste ha oído todo lo que
ha dicho… Una vez más descubierta, falsa.
Brick no se contendrá y lanzará un palito a Mae, justo antes
de bajar otra escalera, la que le llevará a ver a su padre al sótano… sin
muletas.
La escena del sótano es la culminación a una evolución
magistralmente representada. El padre Pollitt despreciará inicialmente la bata
que compró Maggie cuando se la dé el médico, pero cuando llegue su hijo se la
pedirá.
El patriarca comenzará hablando de sus riquezas, de lo
material, de los objetos comprados que hay en el sótano… Cuando hable de su
vida jugueteará con un reloj, símbolo de la misma y su limitado tiempo. Brick
jugará con la rueda de una bicicleta, a la que parará en su rodar en otro gesto
simbólico, cuando se hable de la imposibilidad de comprar la propia vida cuando
ésta se ha acabado.
El padre reprochará a su hijo que lo sustituyera por
Skipper, reivindicando su papel de padre. Un hijo que ya no le llama abuelo,
sino padre. Aquí se dará pie para que Brick trate la verdadera raíz del
problema, jamás sintió el cariño de su padre para tratarlo como tal, un padre
que manifestaba ese cariño comprando cosas, que no es la mejor forma, pero es
la única que sabía, conocía y tenía de hacerlo, la única que se le daba bien.
Brick necesitaba cariño humano, no material, será lo que intente hacerle
entender a su padre.
“Yo no quiero cosas”.
El gesto de Newman destrozando cosas, objetos de los
almacenados en el sótano, incluyendo un retrato suyo de cuerpo entero de los
tiempos del éxito, no puede ser más explícito con respecto a lo comentado.
Liberando su frustración.
Hay muchísimos momentos conmovedores en la cinta y en
especial en esta secuencia del sótano. Uno de los más destacados está en ese
llanto de Newman, compartiendo su vulnerabilidad con su padre, al que también
le duele ver así a su hijo. Nos permitimos el lujo de mostrar esa faceta ante
los que de verdad queremos y sabemos nos quieren. Cuando alguien está así se le
acoge siempre porque es parte de nosotros. Brick se desnuda antes su padre por
completo, se definirá como fracasado y borracho, sin valor. Padre e hijo, dos
desconocidos.
Era obligado que Taylor bajara a la zona de redención,
liberación y perdón, aunque se quedará en la escalera, siendo testigo
silencioso del llanto de su marido y el doloroso camino de la curación del alma
que allí acontece.
Newman muestra su coraza en la planta alta, sus grietas en
la baja y en el sótano se derrumbará por completo, bajando la guardia,
desguarneciendo sus defensas y dejando su corazón al descubierto, listo para la
redención y su resurrección.
Al padre le costará entender que su hijo no ambicione su
patrimonio, es normal ya que él lo basa todo en lo material, que sólo ambicione
su cariño… Finalmente logrará entenderlo, la cercanía de la muerte le hace ver
la luz, su camino de redención y maduración también está avanzando y llegando a
su fin.
De lo material a lo sentimental, del objeto al corazón, ese
camino será el que andará el padre de Brick en esta parte final. El sótano
también es el lugar para el pasado, para el recuerdo, para la regresión, por
eso el abuelo Pollitt recordará a su padre, despreciándolo al inicio por no
tener nada, por haberle dejado como único legado una maleta vacía, pero cuando
indague más en su interior entenderá lo que pretende decirle su hijo. El
patriarca de los Pollitt necesita darse a valer, lo hará en múltiples
ocasiones, siempre mencionando cómo logró un imperio de la nada, como se forjó
él sólo, cómo logró todo lo que tiene con su esfuerzo, un orgullo lógico, pero
que lo alejó de otras cosas importantes. Cuando recuerde la sonrisa de su difunto
padre al morir alcanzará la comprensión, entenderá que a pesar de no tener nada
era feliz, estaba orgulloso y contento de tener a su hijo a su lado. Tendrá que
reconocer que quiso a su padre más que a ninguna otra persona, que de alguna
forma él lo forjó tal cual es. Brick hará hincapié en el verdadero legado que
le dejó su padre, su amor y su cariño. Evolución finalizada. Todo acercándose a primer plano.
La subida por la escalera del sótano, escaleras siempre
simbólicas como he ido explicando, rubrica el final de la madurez, la redención,
el perdón y el renacimiento. Una relación recompuesta, más íntima y fuerte que
nunca, aunque al jefe de los Pollitt le quede poco tiempo.
-Big Daddy Pollitt: Tengo arrestos para morir, lo que
quisiera saber es si tú los tienes para vivir.
-Brick: No lo sé.
Recordemos en este momento la evolución de Newman con sus
muletas. Primero no quería ningún tipo de contacto con nadie, la muleta le
servía de escudo, cuando la pierda durante la tempestad se apoyará en su mujer
para entrar en casa. Una vez en el sótano se negará a beber, usar otra de sus
muletas, dando por concluido este magistral uso de la muleta y el apoyo con esa
frase del padre a su hijo y el hecho de verles apoyarse, finalmente, el uno en
el otro para subir la siempre presente escalera… Ya no hacen falta muletas
supletorias, whisky o Skippers…
Mientras esto sucede, en el piso de arriba, Taylor, la gata,
vuelve a sacar las uñas. Llegado este punto lo normal es que todo espectador la
anime para que acabe el movimiento que su mano dirigía hacia el rostro de Mae, y
que Gooper evita que llegue a buen puerto. Defenderá a su marido con rabia.
La tormenta pasó, Newman ha iniciado el camino de retorno
liberado de sus complejos, miedos, frustraciones y odios. La calma tras la
simbólica tormenta, padre e hijo en paz. Será el mismo padre Pollitt el que
hará esta comparación con la tempestad.
“¿A qué huele esta habitación? ¿No lo has notado Brick? ¿No
has notado el fuerte y repelente olor a mendacidad que hay en esta habitación?”
Ahora todo es más fácil, una vez liberados. Recordemos que
al inicio de la película Taylor intentó dar la notica de su embarazo, pero no
pudo, era la habitación de Brick, en la planta alta, y esa no es la destinada a
las confesiones o revelaciones. Lo hará ahora, en la planta baja, como regalo al abuelo. Un
renacido abuelo, renacido de verdad, no por la noticia de su buen estado de
salud, curado en el alma y que tendrá otro gesto de complicidad con su hijo
Brick, al comentar que dará un paseo por la plantación para conocer a la gente
que trabaja en ella, reproche que le hizo su hijo en el sótano. De igual forma
tendrá otro gesto con su mujer, querrá que lo acompañe en su paseo, el
primer paseo de un hombre nuevo. También querrá a su abogado, el futuro para
las ambiciones de Gooper y Mae no es halagüeño.
Newman apoyará la mentira de su mujer, para frustración de
Mae. Hay que comentar que Gooper no alcanza nunca las cotas de mezquindad de su
mujer, reconocerá que no piensa mal de su hermano ni creerá que haya hablado
mal de él, del mismo modo que escuchamos sus explicaciones y sentimientos que
nos hicieron entenderlo mejor.
Brick pedirá a Maggie que suba con él, ambos subiendo la
escalera, la transición finalizada. Brick llegó a lo más bajo, hasta el sótano,
una vez liberado, curado, redimido, subirá de nuevo hasta lo más alto, hasta su
habitación, donde comenzó su camino, pero totalmente cambiado. Newman hablará a
Mae y Gooper desde lo alto de la escalera, exponiéndose así, una vez más con un
perfecto uso del escenario, la mayor jerarquía moral del personaje de Brick con
respecto a los otros. Lo mismo ocurrirá con Maggie, que no tardará en subir
para tener una buena y sana sesión de sexo que seguramente sí oirán en esta
ocasión, llevan mucho aguatándose ambos, tanto Gooper como Mae…
“Maggie, hemos acabado con las mentiras y los mentirosos en
esta casa. Cierra con llave”.
La cinta se cierra con un apasionado beso, como Dios manda,
como tantas veces hemos visto en el cine clásico. El gesto de tirar el cojín
sobre el que apoyaba su cabeza Brick en el sofá hacia la cama lo dice todo.
Detalles realmente geniales.
“La gata sobre el tejado de zinc” es una cinta, y obra de
teatro, extraordinariamente sólida, magistralmente interpretada por todo el
reparto. Newman está sencillamente espectacular. Taylor seductora y fiera. Jack
Carson está acertadísimo en su papel de Gooper, mezclando rudeza, toques de
cariño familiar, ambición y dolor, tiene la tosquedad de su padre. Madeleine
Sherwood también está acertada como la insufrible Mae. Los veteranos Judith
Anderson y Burl Ives, como los padres de la familia, están sencillamente
magistrales, la composición de ambos como estereotipos perfectos de la mujer
sureña y el gran terrateniente es perfecta.
Paul Newman pocas veces ha estado más guapo y tratándose del
hombre más guapo que se ha paseado por delante de una cámara ya es decir mucho.
Un actor que “objetiviza” la belleza. Lo mismo podemos decir de Elizabeth
Taylor, realmente bella y seductora.
Lo único que se le podría reprochar es su evidente teatralidad, pero la fuerza de las interpretaciones y la magistral dirección de Brooks eliminan cualquier pero.
Lo único que se le podría reprochar es su evidente teatralidad, pero la fuerza de las interpretaciones y la magistral dirección de Brooks eliminan cualquier pero.
Dedicada a María y a Rosa, espero que haya sido de su agrado y estado a la altura de lo que merece la película.
SAMBO FOREVER!!!
ResponderEliminarMe ha EN TU SI AS MA DO!!!
Mil gracias!!!!
Sí?? Tanto te gustó? Jijijiji
EliminarTotalmente de acuerdo en todo. Una película magistral en todos los aspectos. Un clásico imperecedero. Lo tuyo es de OSCAR.
ResponderEliminarMuchísimas gracias José, me alegra que sepa apreciar este clásico y que el análisis le haya complacido. Un abrazo fuerte y cariñoso.
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