El sudor, el calor, el entorno claustrofóbico, la tormenta,
la tensión creciente, está modulado a la perfección y todo fusionado con
talento. El sudor del sur en los rostros, el calor palpable, la tormenta que se
acerca conforme los conflictos comienzan a estallar, todo perfectamente
integrado en un juego dramático de primer nivel. El sudor del padre, abundante,
por los dolores que van llegando, el de Newman por tener que guardar un secreto
que le carcome, o varios, sobre todo cuando escucha los intensos y superficiales
impulsos vitales de su padre.
Comenté que esta escena, en concreto la conversación entre
padre e hijo, es un momento bisagra, punto determinante para la evolución de
ambos personajes, donde se resquebraja algo para poder evolucionar. Habrá una
tremenda trifulca padre-hijo, violenta y dura, dos seres estropeados,
doloridos, atrofiados. El padre logrará sacar las palabras a Brick.
“Por asco”.
Mendacidad, mentiras, falsedad, el entorno que odia Newman,
contra lo que se revela, es un personaje casi arquetípico, un buscador de
cariño como su hermano y cuñada buscan dinero.
Las escaleras.
He destacado, y seguiré haciéndolo, el talento de la puesta
en escena y el manejo y uso de los escenarios. Al ser una obra muy cerrada, por
su origen teatral, este manejo se agudiza para aumentar el interés y la
profundidad del relato. Uno de los elementos más imprescindibles en estos casos
suele ser la escalera y efectivamente aquí lo es.
La escalera significará el progreso, la transición y
aparecerá a menudo durante la narración, siempre de forma importante y
significativa. Vimos la distancia que separaba a Newman del resto, desde la
atalaya de su habitación, ahora la descenderá siguiendo al padre al haberle
tocado éste la fibra sensible, dando así comienzo a su evolución y descenso a
los infiernos. Después analizaré la significación de los distintos pisos de la
casa y su uso, uno de los aspectos más sobresalientes de la obra, y para
manejarlos la escalera es imprescindible.
“La gata sobre el tejado de zinc” es un desolador retrato
familiar y al mismo tiempo redentor. Una familia llena de mentiras, falsedades,
intereses, apariencias… y finalmente perdones, rectificaciones y redenciones.
Un retrato como el de muchísimas familias, la mayoría. En este sentido se
manifestará el aparentemente superficial padre de familia Pollitt.
Una vez descendamos comenzarán las novedades y las
diferencias, Newman estará más vulnerable sin una copa en la mano, como ya lo
vimos en la escalera, también aparecerá de forma continua su ira. Parecerá
calmarse al lograr un trago, pero al descender, todo ha cambiado. Padre e hijo
hablarán con franqueza, grandes diálogos con momentos de humor e ironía. El
abuelo Pollitt confirmará todo lo que Maggie había vaticinado, su intención es
dejarle todo a Brick, pero en sus condiciones no puede ser. Brick, por su parte,
seguirá en sus trece, no le interesa nada de lo que su padre pueda dejarle. Un
padre que va acorralando cada vez más a su hijo.
Como suele ser muy habitual en el cine clásico los fenómenos
climatológicos son simbólicos. Una vez hemos descendido de piso, la tensión y
los conflictos se agudizan, la tormenta viene a resaltar este aspecto, oiremos
su sonido conforme padre e hijo aumentan la intensidad de su disputa. El sudor es
cada vez más marcado, el bochorno a punto de estallar en tempestad.
Una tempestad que romperá cuando se trate uno de los temas que Brick
tiene más enquistados, su amigo Skipper. La naturaleza de la relación entre
Brick y Skipper es distinta en la película con respecto a la obra de teatro. En la obra
se habla de una relación homosexual entre Brick y Skipper, aquí será una
posible infidelidad de Maggie con el amigo la clave del conflicto.
Skipper era el íntimo amigo de Brick, compañero de equipo y
otra de sus muletas, un jugador mediocre pero que Brick necesitaba a su lado,
amigo de toda la vida, y aunque la homosexualidad sobrevuela sugerente en la
película nunca se explicita nada. En cambio Brick sí culpará de alguna manera a
Maggie de su suicidio, acusándola incluso de acostarse con él.
Ya comenté algo sobre el tema de las muletas, la simbólica
que necesita Brick y las que el propio padre le reprochará, como el alcohol, la
necesidad de Skipper a su lado…
En esta secuencia y para liberar un poco de tensión, Brooks
incluirá una nueva separación escénica como contraste, por un lado la tensión
en la habitación donde discuten padre e hijo y por otro la vacuidad en la que
se regodea Gooper con sus hijas en la de al lado.
Maggie, la gata, pasará de una habitación a otra para tratar
el tema de Skipper, ella también es un personaje bisagra. La vimos subiendo y
bajando de la habitación de su marido, yendo a recibir al abuelo, ahora pasando
de una habitación a otra, estando al tanto de todas las conversaciones que se
tienen en la casa. Al final la veremos en otra escalera, la que baja al sótano,
sin bajarla, testigo silencioso y lejano de la conversación final entre padre e
hijo, pero sin intervenir ni bajar a su lado, marchándose discreta. Ella es el
puente y el pegamento que todo lo une.
Una vez se reúne este trío Brooks da un curso intensivo de
planificación y dirección perfecto. Plano general donde vemos a los tres,
planos más cercanos para ver a Taylor y Newman discutiendo, dejando fuera al
abuelo, y primeros planos posteriores del matrimonio cuando la conversación se
hace aún más acalorada, donde se sacan sus trapos sucios, con insertos
simpáticos del expectante padre de familia, atento a todo. Un abuelo que parece
ir teniendo éxito en su propósito de espabilar a su hijo.
La interpretación de Paul Newman es simplemente antológica.
Nos deleita con una borrachera que rehúye del tópico, jamás se le ve
verdaderamente borracho, su borrachera es serena, no se tambalea ni habla raro,
simplemente parece adquirir paz, aunque irá perdiendo paulatinamente el control.
Lo genial de su interpretación es cómo está construida y modulada, su
progresión dramática. Lo veremos sereno, controlando, contenido, como
indiferente a lo que le rodea, para ir poco a poco dejando ver tras esa coraza
todo lo que se esconde detrás. Resquebrajándose por fuera, rompiéndose, una
explosión emocional a fuego lento, pasando casi sin querer de la indiferencia a
la ira, al estallido de los sentimientos, para en la última parte ir
adquiriendo verdadera calma y equilibrio, liberándose de sus demonios y
encontrando una redención. Impecable.
En este sentido cabe destacar el sensacional plano sostenido
sobre el rostro de Newman cuando éste cuenta la historia de Skipper, se
sincera. Sus ojos llenos con lágrimas a punto de caer estremecen.
De Taylor podemos decir algo parecido, una magnífica
interpretación, sutil y gatuna, fiera e intensa… El momento, en la escena donde
discute con Newman ante la atenta mirada del abuelo, en el que cuenta lo
ocurrido con Skipper y una panorámica la sigue, es excepcional, para su
lucimiento, se apodera de la escena y la pantalla. En primer plano Taylor
desenmascarará a Skipper por completo, rematándose la escena con primeros
planos del resto también, planos de reacción.
Maggie es una luchadora, tenaz y profundamente enamorada de
su marido. Brick es su único objetivo, su vida. Cuando cuenta la historia de
Skipper lo deja todo claro, cuáles son sus verdaderas prioridades, que poco
tienen que ver con la ambición del dinero que parecía en un principio, lo que
acabará derrumbando aún más los muros de Brick.
Toda esta secuencia es de una precisión ejemplar, estilo y
planificación clásica, manejando los primeros planos en los momentos justos y
yendo de los generales a los más cortos concretando la acción y el aumento de
la intensidad dramática.
“… Por eso bebo, porque sólo estando borracho puedo estar
tranquilo”.
La escena llega a su punto culminante, padre e hijo sacarán
la artillería pesada, el padre en un contundente discurso desnudando la
inmadurez de su hijo y describiendo el profundo desencanto que es la vida.
Brick, por su parte, contraatacará contándole toda la verdad sobre su salud…
Todo bajo la simbólica lluvia, que arrecia con fuerza, como las emociones.
Casi cada momento de los diálogos o la puesta en escena son
interesantes y dejan claves sobre las sutilezas de la historia. Así, en plena
tormenta, como si de una deidad se tratara, algo impedirá que Brick se marche,
atrapando la rueda de su coche en el barro. De igual forma en este momento,
punto de inflexión en la narración al confesarse la enfermedad al padre,
tendremos otro hecho aparentemente intrascendente, pero que marca otro estadio
en la evolución del personaje interpretado por Newman, se trata de la rotura de
la muleta, de la que ya comenté su contenido simbólico. Que la muleta se le
rompa obliga al personaje de Newman a afrontar las cosas, a madurar, por ello
lo que acontece a continuación es la consecuencia lógica de esto. Es el momento
justo en el que debía romperse.
Brick se mostrará arrepentido por haberle dicho la verdad a
su padre, por hacerle sufrir, lo hizo por despecho, por venganza al sentirse
acorralado, todo esto lo hará apoyado en Maggie, por primera vez en toda la
cinta su apoyo ya no es una muleta, sino su mujer.
Un manejo ejemplar del espacio escénico.
He comentado en varias ocasiones la maestría del
manejo escénico que hay en la cinta, una maestría que va más allá de momentos
concretos o escenas determinadas, sino que envuelve la estructura de toda la
película. A la separación en los encuadres, el uso de la escalera, los
movimientos y posición de los personajes, hay que añadir lo más importante de todo,
los escenarios concretos donde van desarrollándose las situaciones, los
distintos actos de la obra.
Hay que rendirse ante el talento de esta puesta en escena.
-La planta superior. La película se inicia en la planta
superior, en la habitación de Brick. Es el lugar del planteamiento, pero
también del muro, del letargo, de la exposición de los complejos y problemas
enquistados, de los miedos, los traumas, los defectos, los secretos… lo
inaccesible. Allí será donde Brick se muestre indiferente a los intentos de
Maggie, que choca una y otra vez en ese muro que no puede traspasar, sin saber
muy bien qué ocurre, a qué atenerse ni cómo solucionar nada.
-La planta baja. La planta baja y las habitaciones donde se
desarrollan las escenas, especialmente dos, es la de la sinceridad, el
resquebrajamiento del muro y la manifestación de esos problemas, es la planta de
los conflictos, donde se muestran y ponen sobre la mesa todos los problemas,
donde se desnuda y derrumba el muro que se había creado y mantenido en la planta
alta. Aquí sí hay ira, aquí se dan los conflictos y los reproches, aquí se
dicen las verdades, el padre a su hijo, el hijo a su padre sobre su enfermedad,
Maggie a su marido sobre Skipper o el propio Brick a su padre sobre su amigo
también…
Así según avanzamos en la narración la película va
descendiendo, como perforando en los rincones ocultos de esa casa y esa
familia, sacando y examinando toda la basura enterrada en el alma, descubriendo
todas las mezquindades familiares a fondo, profundizando en la raíz de todos
los problemas y conflictos.
-El sótano. Llegamos a la parte más baja de la casa. Otro
espacio simbólico, lo más bajo de la casa, un reducto del pasado repleto de
recuerdos y objetos materiales comprados, un lugar para echar la mirada atrás,
a la infancia y al origen de los problemas, a su gestación… para ponerles
solución. Recuerdos, regresión. Es la planta del perdón, de la redención, de
las disculpas y de la voluntad de reconducirse, de exponer las verdaderas
necesidades y lo que se añora del otro, el reconocimiento del dolor que ese ser
querido nos ha provocado y la petición, más o menos explícita, de la necesidad de
ese amor y ese cariño. Perdón, redención, entendimiento, maduración y
renacimiento es lo que se desarrolla en el sótano, en perfecta coherencia
con la historia, la narración y su estructura.
“No quiero beber”.
“Pedirte que me disculpes”.
Es por ello que en la planta de arriba veremos a Newman con
una copa siempre en la mano, es lo que forja su muro (junto a su muleta). Cuando descienda las
copas se espaciarán, sólo accederá a ellas intermitentemente y ya no le veremos
con una siempre en la mano (de igual forma que su muleta se acaba rompiendo). Finalmente en el sótano se negará explícitamente a
beber.
Dedicada a Rosa y María, apasionadas de la increíble belleza de Paul Newman en esta película.
El calor como un elemento más del conjunto perfecto. Asfixiante, que incrementa la tensión. Alineado con la trama. ¿Sabias q es un elemento fundamental en muchas obras? No solo de TW sino en piezas como La Casa d Bernarda Alba.
ResponderEliminarMe encanta cuando explicas los aspectos del espacio escénico que intensifican la trama en sí. La acentúan. Esos detalles q a veces nos pasan desapercibidos y que nos desvelas, enseñando a "ver" más allá de lo aparente. Ya no puedo ver una escalera sin darle vueltas a porqué está ahí.
Esta peli es magnífica, con dos protagonistas en estado de gracia y bendecidos con una luz especial.
Gracias Sambo.
Esperando la última parte, con ganas y penita. Pero ya se sabe. Nada dura para siempre. Todo termina.
Y en este caso, para dar paso a algo bueno, por la puerta de lujo q es este blog.
Un beso
Así es Reina, en muchas y pelis ni te cuento. Este tipo de cosas, de claves, de uso de los elementos a disposición son lo que acaban dando profundidad, más capas, lecturas y enjundia a las historias. Es, precisamente, lo que se echa de menos en el cine actual, con muchos más medios pero que resulta tremendamente plano o vacuo demasiado a menudo.
EliminarSeguro que pondremos cosas que te gustarán, ya verás.
Un beso.