Resulta un tanto incoherente o directamente injusto, que con
tanto prestigio y tantos premios con los que ha sido valorada esta película, tantas
nominaciones a los Oscar, quede fuera de estas últimas su director, Tom Hooper,
ganador de la estatuilla en 2010 por “El discurso del rey”. Es injusto e
incoherente porque si se ha valorado tan positivamente una apuesta tan personal
a nivel de realización lo primero que habría que premiar es la labor del
director, ya que esa apuesta es plenamente suya. Da la impresión de que “Los
miserables”, en musical, debía estar nominada de entrada el año que alguien
decidiera llevarla a la pantalla, lo demás no se entiende.
El director ha tomado muchos riesgos para poner en escena el
famoso musical, para llevarlo al lenguaje cinematográfico, cámara en mano que
no para de moverse; primerísimos planos, largos, muy largos; gran angular;
uso, irregular, de los escenarios con poder simbólico; actores que cantan en
directo... Muchas de estas propuestas, como el manejo de los encuadres y uso de
los escenarios con significación, ya se apreciaron de forma excepcional en “El discurso del rey”. El resultado es irregular, pero la personalísima apuesta es
mérito de su director.
No estoy diciendo que Tom Hooper deba estar nominado, no
creo que deba estarlo porque su dirección y decisiones tienen tantos aciertos
como errores, digo que si la Academia, como en otros tanto sitios, ha valorado
tan bien la película, la primera nominación debe ser para el director. Yo no lo
hubiera nominado porque no considero a “Los miserables” una de las mejores
cintas del año.
Tom Hooper me sigue pareciendo un director muy interesante,
creo que sus riesgos por amoldar los elementos de la puesta en escena a sus
historias y a la psicología de sus personajes son brillantes, aunque eso conlleve que
a veces no salga del todo bien.
Una cinta con muchos aciertos y muchos defectos.
“Los miserables”, la novela que Victor Hugo publicó en 1862,
pasa por ser una de las obras más conocidas y prestigiosas del siglo XIX, una
obra descomunal de auténtico calado, peso y altura. Una obra maestra. La
película de Hooper no adapta la novela, esto debe quedar claro, sino que adapta
el musical, que a su vez coge como referente la novela.
De entrada es difícil que una obra con el sustento literario
de la gigantesca novela de Victor Hugo no tenga interés, ya que una cantidad de
temas, reflexiones y personajes enormes la inundan, pero tampoco implica que se
haga una buena película. De hecho, casi todas las adaptaciones que se han hecho
de la novela han sido bien valoradas, aunque haya de todo.
El conflicto ley y justicia, el sacrificio, la lucha, la
revolución, el amor como cura, la religión, la redención, la venganza, la
esclavitud, el miedo, la lucha por la igualdad, por la dignidad del hombre… son
algunos de los temas que se desarrollan de forma magistral en la obra y de
manera más, lógicamente, adelgazada en el musical y esta cinta.
La narración se inicia en 1815, 20 años después de la
Revolución francesa. Allí veremos a nuestro protagonista, Jean Valjean, uno de
los mejores nombres que se le han puesto a un personaje de novela. La bandera
francesa aparecerá deteriorada, enfangada. Una vez lideró la Revolución, pero
todo eso parece olvidado. Todo se inicia con un espectacular plano en un muelle
con los presos tirando de cuerdas para amarrar barcos. Una escena que se presenta
con un extraordinario y espectacular plano flotante. Valjean va a ser liberado,
pero siempre tendrá en Javert una amenaza latente.
Jean Valjean. Hugh Jackman.
19 años en presidio por robar una barra de pan para su
sobrino hambriento, 5 por la condena, el resto por intentar escapar. No conoce
la gratitud ni el bien, la vida y la injusticia le ha hecho desconfiado, pero
un religioso le hará cambiar. Tremendamente fuerte físicamente. Comprobará de primera mano el poder de la
gratitud, de la generosidad, de que no todo el mundo es igual, y se acercará a
Dios de forma definitiva, se mirará en él para enfrentarse a su vida de forma
permanente, verá su cara. Es un superviviente, flexible y adaptable a cualquier
lugar, capaz de cambiar y rectificar, de pedir perdón y perdonar.
El constante renacer y recomenzar de Valjean lo asimilan a un ave Fénix. Será otro tras salir de la cárcel, otro tras el acto de generosidad del párroco. Tendrá que volver a reinventarse cuando se descubra su identidad, al huir con Cosette…
Vivirá una dura vida de ex presidiario, nadie lo aceptará,
salvo un sacerdote en una iglesia, que cambiará su vida. El generoso gesto del
religioso, incluso tras sufrir el robo de Valjean, hará que nuestro
protagonista se replantee su forma de ser y su forma de proceder, que entregue
su vida a Dios y a la bondad. Esta redención y su sentimiento de culpa serán
mostrados en una extraordinaria escena, un momento de actor absolutamente
sublime, una canción con primeros planos en gran angular y muy sostenidos, larguísimos,
rasgo estilístico del director en la película, donde Hugh Jackman deslumbra sobre manera. "Valjean's soliloquy"
Javert. Russell Crowe.
La otra cara de la moneda. Es la responsabilidad, el deber
sin matices, la legalidad sin mirar la justicia. Monolítico, plano, rígido,
incapaz del cambio y de adaptarse a un cambio en la forma de ver las cosas. En
él veremos personificadas grandes reflexiones acerca de la ley y la justicia, donde
una abusa de la otra. No es un villano convencional, ni siquiera es un villano,
simplemente lleva su obsesión y exceso de celo hasta las últimas consecuencias,
de prejuicios imperturbables.
Javert no persigue a Valjean por maldad intrínseca, también
apelará a Dios como guía de su causa. No cuestiona el orden establecido del que
él es engranaje principal, un peón. Servil y tenaz. Su personaje incita a la
siempre interesante reflexión sobre la ley y la justicia. Él es la ley y no
cuestiona que sea injusta porque no le cabe en la cabeza que no lo sea,
identifica a ambas como la misma cosa, es su error. Su vida es su
responsabilidad, intachable en ese sentido, no conoce de grises, las cosas son
o blancas o negras, un esquema sencillo que le permite vivir, simplificar las
cosas, poder moverse y subsistir en esos tumultuosos tiempos.
Cuando Valjean le perdona la vida, sea generoso sin aparente
motivo, Javert quedará anulado. Vacío de contenido. Su persona sólo tenía
sentido para hacer cumplir la ley, su deber, cuando la actitud de Valjean
trastoca sus esquemas, queda desconcertado, lo normal es que uno huya y otro
persiga, que sean rivales, blanco o negro. Valjean le muestra el gris. Su
propósito y forma de vida pierden su sentido e, irónicamente, cuando se humaniza
no ve sentido a nada, sólo le queda un camino porque no se comprende a sí mismo
ni a eso que siente, a eso que le impulsa a dejar escapar a su obsesión. Carece
de sentido en sí mismo y no puede aceptarlo ni rectificar, queda
desnaturalizado.
Todo esto queda remarcado en dos momentos, las dos canciones
que canta desde las alturas. “Stars” y “Javert’s suicide”. El primero en un
tejado, donde apelará a Dios para justificar el cumplimiento del deber, seguro
de sí mismo y de su propósito, acompañado por un gigante águila en ese tejado y
una dirección que recurre a solemnes travellings y acentuados picados y
contrapicados para remarcar ese ego y decisión. Esto contrastará con la canción
de su suicidio, también desde la altura, al límite, en un puente, símbolo de
duda, de transición, una transición, una frontera y un cambio que no es capaz
de ejecutar, la duda y la incertidumbre que desembocarán en suicidio.
El duelo entre estos dos personajes es uno de los grandes
pilares de la novela, quizá el más interesante. También en la película.
8 años después. 1823.
Las transiciones temporales de Hooper, llevándonos al cielo
generalmente para luego situarnos de nuevo, son brillantes, aunque
esteticistas.
Aunque Tom Hooper haga predominar los primeros planos sobre
cualquier otra cosa, habrá estampas de miseria y podredumbre en lo que es una
buena recreación de época, aunque algo kitch en ocasiones. También de sordidez
y suciedad, como en la escena de las prostitutas donde Fantine va a vender su
pelo, incluso sus muelas, y donde acaba enfangada en ese mundo, siendo una más
del gremio… todo por querer mandar dinero a la familia que acoge a su hija,
algo imposible una vez la despidieron de su trabajo. Las circunstancias la llevarán
a lo más bajo, momento en el que nos deleitará con la escena que posiblemente
le dé el Oscar, la canción “I dreamed a dream”, en un solo plano y con la
emoción desbordada. El fondo que mostrará Hooper en esta canción con Hathaway
en primer plano será abstracto. La desmitificación del amor, los sueños rotos,
los anhelos… Bellísima canción.
Subiremos un peldaño, de la esfera más baja a trabajadoras,
tejedoras, es la presentación de Fantine, Anne Hathaway. Con una muy buena canción, “At the end of the
day”. Esta elipsis temporal nos sorprenderá con un próspero Valjean,
alcalde y con vistosas ropas, dueño de un floreciente negocio. En esta escena
se tocarán, con superficialidad, como tantos en la cinta, temas como la
envidia, el prejuicio, la lascivia… que llevarán al despido de Fantine por el
mero hecho de tener una hija.
Valjean y Javert se volverán a encontrar, aunque la situación
da un giro de 180 grados, ironías de la vida. Ahora Javert está al servicio de
Valjean, pero sigue siendo una presencia inquietante para el protagonista, ya
que rompió su libertad condicional, por ello se nos presentará desde un
contrapicado en esta escena mirando a Valjean. No lo reconocerá de inicio, pero
sospechará al verle levantar un carro a pulso, eco del levantamiento del grueso
mástil con la bandera de la primera escena.
Valjean ayudará a todo desfavorecido que vea, su mala
conciencia por su dejadez con respecto a Fantine y su despido lo llevará a
desvivirse por ayudarla.
El perdón.
En la relación entre Valjean y Javert la generosidad, el
perdón, tendrá mucho que ver. De hecho, el perdón es uno de los pilares de la
obra. Será el perdón lo que hará cambiar su vida a Valjean, el perdón del
eclesiástico que no le denunció. Será el perdón a Javert por su denuncia lo que
desembocará en la confesión de su verdadera identidad y le obligue a huir de
nuevo del agente de la ley. Será el perdón a Javert, cuando lo tenía a su merced
para matarlo y así poder vivir en paz, cuando los revolucionarios lo tenían
preso, lo que acabe perturbando y desnaturalizando al personaje que interpreta Russell
Crowe. Un perdón que será devuelto cuando Javert no sea capaz de detener a
Valjean, por el impacto que le supuso que le dejara escapar con anterioridad.
Valjean confesará su identidad, lo que supondrá la
persecución de Javert, incapaz de flexibilidad o piedad alguna. Todo esto
ocurre en el momento en el que decide hacerse cargo de la hija de Fantine,
Cosette, tras la muerte de la desgraciada mujer. Será su protector. En este
nuevo duelo Javert confesará que también proviene de la cárcel, que nació en
una. Más vínculos entre ambos, un duelo lleno de matices.
La narración saltará para presentarnos a Cosette, de niña
(Isabelle Allen), que cantará sus sueños…y recuerdos. Recuerdos vagos de su
madre. Está al cuidado de unos hosteleros ladrones, contrapunto cómico de la
narración, que alivia así un poco tanto sufrimiento. Helena Bonham Carter y
Sacha Baron Cohen interpretan a los hosteleros Madame Thénardier y su marido.
La canción dedicada a ellos es la estupenda “Master of the house”.
Las canciones.
La mayoría de las canciones del musical son estupendas,
claves del éxito constante de la obra durante muchos años, extendido ahora al
cine. En muchas ocasiones las canciones funcionan como sustitutas de la propia
narración, algo que cojea a menudo, en cambio cuando desarrollan los
sentimientos de los personajes funcionan mucho mejor.
Valjean tendrá un conflicto al saber que va a darle una vida
de secretos, ocultaciones y huidas a Cosette, mala correspondencia con la
incondicional confianza que la niña deposita en él.
“Ahora veo lo que no podía ver”. El amor y la compañía llegan
a Jean Valjean.
Las virtudes de una apuesta arriesgada.
Hooper nos deleitó con una puesta en escena de
extraordinaria significación en “El discurso del rey”, aquí propone algo
parecido aunque cede en demasiadas ocasiones al puro esteticismo. Con todo, su
búsqueda de fusionar puesta en escena con lo que ocurre en ella, con la
psicología de los personajes en esos momentos y sus situaciones, hacen de este
director alguien a tener muy en cuenta, incluso aunque no acierte del todo,
como ocurre en esta “Los miserables”.
Aquí el juego con los decorados vuelve a ser brillante. Las
dudas o las rectificaciones, las decisiones duras que deberá tomar el
protagonista, serán mostradas siempre en lugares sagrados, ante cruces o como
si de una plegaria religiosa, una conversación con Dios, se tratara. Lo veremos en
la escena donde se redime al inicio y comienza su carrera de buen samaritano
tras el acto de generosidad del párroco. De igual manera lo veremos cuando
tenga que decidir si confiesa su verdadera identidad para salvar a un falso
culpable. En la escena donde pide que salve a Marius, hacia el final de la
película, veremos un ojo, símbolo de Dios, que desenfocado comparte encuadre con
su rostro, una escena que acabará con un plano picado, cenital, que subirá
hasta las alturas, un bello mensaje lanzado a Dios, que nos muestra varias
calles adyacentes de la ciudad. Una escena bien rodada.
Cuando pida a Marius que no diga nada sobre su pasado, y se
lo confiese a éste, habrá una cruz en una desnuda pared, presidiendo la
conversación. Una escena que se inicia con un plano inclinado.
Cuando Valjean pide a
Dios, en el convento, reunirse con él al final de la cinta, otra cruz tendrá una
importante presencia en la escena… Dios siempre será su guía.
En la escena donde Valjean se debate entre decir su
verdadera identidad o callar para salvarse de manera definitiva, se preguntará
quién es, momento en el que su rostro aparecerá algo borroso, forma en la que
Hooper muestra esas dudas internas del personaje.
De igual forma Hooper usará planos inclinados para acentuar
el estado anímico de personajes, sus conflictos internos, o elementos del
escenario nuevamente, como la escalera de caracol donde Valjean descubre el
amor de Cosette hacia Marius.
Decorados que descubren el interior de personajes o cómo les
hacen sentir los acontecimientos de esa época, que explicitan sus sentimientos,
lugares desnudos, míseros o destruidos como el que contiene a Marius cuando canta
a sus amigos muertos, los sueños incumplidos, el idealismo derrotado, el
fracaso de la revolución… una vez más con largos primeros planos sostenidos en
otro gran momento de actor, dedicado en este caso a Eddie Redwayne, que está
excelente en la escena.
La apuesta por la cámara al hombro y su continuo movimiento
ha sido también muy cuestionada, pero en este caso no veo el problema. Se ha
exagerado tremendamente este aspecto ya que Hooper encuadra con tacto y ese movimiento
acentúa la tensión y tremendos conflictos de los personajes y las situaciones,
pero en ningún caso satura o marea, es bastante estable en todo momento. Esto
parece obedecer a que algún lumbreras ha leído alguna entrevista y de repente se
ha fijado en dicho rasgo estilístico, con lo que para dárselas de entendido, vete
a saber qué, lo ha mencionado para cuestionarlo al no gustarle la película.
Esto sólo puede tener esa explicación, porque entiendo que pueda extrañar la
cantidad de primeros planos y el uso del gran angular, así como ciertos excesos
en el montaje que sí puede tener, más incómodos que la cámara al hombro, pero
que se cuestione este rasgo por mareante cuando el 90 por ciento de los
taquillazos e incluso de muchas cintas independientes o movimientos de
prestigio lo han usado no una, ni dos, sino 74 veces con más exageración,
pronunciamiento y a menudo de forma, esta vez sí, tremendamente mareante, clama
al cielo. Lo dicho, parecen haber descubierto algo y echado el anzuelo. La
cámara al hombro da dinamismo y transmite la pasión, pulsión y tensión de personajes
e historia.
Una de las grandes virtudes de la cinta es que, aunque la
fluidez narrativa se resiente, aunque todo resulta episódico, como mencionaré, en
set pieces, logra conmover enormemente en no pocas ocasiones, de forma sincera,
especialmente cuando Hooper muestra, casi obscenamente con sus primeros planos,
los sentimientos de los protagonistas (la redención de Valjean, el desolado
canto de Hathaway-Fantine, la muerte de Éponine, su canto al desamor bajo la
lluvia…).
Si por algo se recordará a los miserables será por sus
interpretaciones, deslumbrantes, todos y cada uno de los miembros del reparto,
aunque haya algunos que vuelen a una altura tal que puedan hacer olvidar otros
excepcionales trabajos. Russell Crowe está magnífico, aunque no sea el que más
brilla, como lo está Eddie Redmayne, pero son Anne Hathaway y Hugh Jackman lo
que se han llevado, merecidamente, los mayores elogios y parabienes. Los dos están
extraordinarios, Hathaway en sus pocos momentos en pantalla y su interpretación
de “I dreamed a dream” y Jackman con una interpretación emocionante, sentida y
desnuda, el mejor trabajo de su carrera. Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, la
modosita y algo más sosa Amanda Seyfried… todos muy bien. Otra apuesta del
director, que prefirió actores que cantaran, a pesar de las limitaciones que
supondría, y que lo hicieran en directo para dotar de mayor naturalidad a todo,
que cantantes que interpretaran. La excepción la tenemos en el extraordinario
trabajo de Samantha Barks.
Y la música…
Pues pese s los defectos, en la primera parte del post la dejas muy bien…
ResponderEliminarPorqué te gusta tanto el nombre de Jean Valjean?
Era una obra muy difícil de adaptar, con el éxito de Briadway y el peso de la novela; aunque no me gusten mucho los musicales.
Vaya elenco! Me gusta tu opinión sobre ellos (Jackman guapérrimo aparte ;-P) y oí la canción original que no estaba en el musical del teatro y es muy bonita…
Espero los posts siguientes!
Gracias, una vez más por tu trabajo, y un besazo, Sambo!
No es un desastre, tiene muchos elementos buenos, pero sólo es una cinta aceptable, mañana se ponen los defectillos.
Eliminar¡¡¡¡Suena geniaaaal!!!! Jean Valjean jajaja.
Además de guapo está magnífico en su papel, Reina.
Un besazo para ti.
Yo vi el musical en el teatro y me encanto, todo el decorado los efectos que usaban todo de diez, el actor que interpretaba a Javert (Ignasi Vidal) esplendido es un actor que le visto en mas musicales y siempre sobresale sobre los demas actores. La pelicula no la e visto y no creo que la vea me quedo con el recuerdo del musical
ResponderEliminarGenial Ray, si ya has visto el musical y tienes buen recuerdo y no te llama, no la veas, aunque si te gustó la cosa quizá puedas pasar un buen rato, además del aliciente de oír los temas en inglés. Actores de talento nos hacen falta, no conozco a Ignasi Vidal, pero si lo tiene ojalá salga adelante.
EliminarNo me motivan demasiado los musicales, esperaré a ver la segunda parte de la crítica para decidir si la veo o no. De momento no pinta mal. Un saludo, MR.
ResponderEliminarA mí tampoco es un género que me llame mucho Pablo. Esto más que un musical es una ópera, se canta todo, no hay frases habladas, salvo alguna suelta muy casual. Si te llaman más otras cosas... En un rato cuelgo la última parte a ver si te decides jejeje.
EliminarUn saludo, Pablo,
A mi me ha gustado, aunque se hizo un poco pesada y me perdía en según que tramas. No creo que la convierta en mis preferidas.
ResponderEliminarUn besote
Aaah se me olvidaba... Me ha encantado Fantime y la canción que canta me puso la piel de gallina y me hizo soltar alguna que otra lagrimilla..
ResponderEliminarMe alegra que te gustase Luna, yo también pasé el rato y hay varias escenas de ese corte que son emocionantes.
EliminarUn beso.
Nacho:Hermosisima pelicula.
ResponderEliminarNacho:Maravillosa pelicula Mr sambo,gran musical.Excelente actuacion,excelente director,excelente guion,excelentes escenarios.Peliculon
ResponderEliminarNacho:Por cierto aquí en Santander,estan poniendo el musical y el viernes le voy a ir a ver.
ResponderEliminarYa contarás a ver qué tal!
EliminarNacho:Si claro,hasta entonces.
EliminarNacho:Hola Mr sambo hoy es el ultimo dia que le ponen,pero le fui a ver el viernes y fue increíble un gran musical con unas voces grandiosas y unos actores extraordinarios.Genial.
ResponderEliminarMe alegra que lo disfrutaras, seguro que estuvo genial.
EliminarNacho:Fue increiblemente maravilloso,vamos genial.
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