
Es evidente que la crisis de valores tiene muchas causas y
se podría hablar largo y tendido sobre ellas, sus consecuencias y sus orígenes.
Entre éstas está la responsabilidad de los padres, padres que no se preocupan por
sus hijos como deberían, el “colegueo” paterno-filial que acaba siendo
perjudicial, la falta de respeto... Padres que tienen hijos porque “es lo que
toca”, “porque ya va siendo hora”, “porque uno de los dos quería”, porque puede
ser una solución para problemas maritales etc. Pero el hecho es que luego son
una carga de la que cuesta ocuparse muchas veces, dejando a la televisión o a
las niñeras el cuidado de los críos. En otros casos la falta de atención viene
provocada por el mundo laboral, los horarios, el cansancio... y los intentos se
hacen infructuosos y no nos damos cuenta de lo que ocurre con ellos, que
requieren toda la atención posible.


Por supuesto a lo largo de su metraje esta obra maestra de
Victor Fleming nos regala toda una colección de valores auténticos sobre los que
tomar nota, vertebrados en las relaciones paterno-filiales.
“Capitanes intrépidos” es, por tanto, además de una obra
maestra excelsa en todos los sentidos, de una emotividad, madurez e
inteligencia fuera de rango, una película profundamente moderna y actual.

Harvey (Freddie Batholomew), es el niño de la casa. Su
presentación ya lo define completamente, prepotente, mandón, chulesco, con una
actitud que lo asemeja a la de un mafioso, un niño mimado que usa el poder y la
riqueza de su padre para relacionarse y situarse en una posición de predominancia
sobre los demás. La actitud de Harvey es consecuencia de lo que ha visto, de la
forma en que ve manejarse a su padre, su confusión está en que su padre se
maneja así en el terreno laboral pero él lo lleva al terreno afectivo, sus
amistades están fundamentadas en el miedo. La jerarquía que debe mostrar su
padre con sus trabajadores la aplica su hijo a imagen y semejanza con sus
amigos, con lo que no logra unos sentimientos sinceros porque no los transmite,
sólo puede relacionarse a través del soborno y el mandato, creando
relaciones de jerarquía donde él es el que manda.
Harvey no ha tenido una relación afectiva con su padre a la
que agarrarse como modelo, pero se intuye una necesidad en el chico de sentirse
apreciado y querido, aceptado. Ocure que cree que debe serlo no por lo que es, sino
por lo que tiene y el rango que ostenta.
Una edición especial de “La isla del tesoro” (Robert Louis Stevenson), remarca
significativamente estas cosas. El ansia de aceptación de Harvey convierte su
acto generoso de regalar ese libro a un amigo en un chantaje para lograr otro
objetivo, la pertenencia a un grupo.

Los objetos y lo material tendrán una especial importancia
al inicio del film, el libro que regala Harvey, el uso de planos por parte de
Fleming donde muestra objetos concretos para luego abrir el encuadre (un teléfono,
una máquina de escribir…), el dinero que Harvey presta a un profesor… lo
material muy presente.

Un niño mimado, “un pequeño Maquiavelo”, como lo definirá el
padre, que será aleccionado por sus compañeros ante sus desmanes y abusos.
Uno de los aspectos más interesantes de esta primera parte, y
del film, es la actitud del padre ante las revelaciones que le hacen profesor y
director del colegio sobre su hijo. En esta época de “colegueo”, de APAs
(asociaciones de padres), de falta de autoridad, falta de respeto a la
autoridad y falta de educación, de videos de abusos a profesores, y a quien sea,
subidos a youtube que están fundamentados en esa falta de autoridad y en la
creencia de que nuestros hijos no hacen nada malo, el comportamiento del padre
aquí es ejemplar. En la actualidad se prefiere creer las mentiras del hijo a
las denuncias de los profesores porque los padres creen que lo contrario les
retrataría, se les vería como unos fracasados en la educación de sus hijos, y si
en muchos casos, efectivamente, es un espejo al que los padres no quieren mirarse,
en otros no tiene por qué ser así. El hecho es que sucede y muchos chicos se
escudan en que sus padres jamás les cuestionarán o dudarán de ellos para seguir
haciendo y deshaciendo a su antojo.
El padre de Harvey, el señor Cheyne, interpretado por Melvyn
Douglas, no actúa así, se muestra seguro de sí mismo, no se siente amenazado
por lo que la actitud de su hijo suponga y asume su responsabilidad intentando
poner remedio.
La agilidad en la dirección de Fleming es soberbia, clásica,
potente y con rasgos visuales brillantes, como algunos que he comentado y otros
que iré comentando, un ejemplo lo tenemos en el uso de panorámicas que dan fluidez al relato y
encuadres con mucha significación.
El mar.

El padre sigue estando excesivamente ocupado y nuestro
pequeño protagonista sigue comportándose como un gallito.

El poder simbólico de esta fase alcanza su clímax en la
caída de Harvey al mar. Tras presumir ante unos chavales e intentar esconderse,
Harvey se precipita al mar. El plano está tomado desde un picado extremo donde
la niebla, el agua y la puesta en escena crean una atmósfera onírica y casi
irreal, es como el paso de Alicia al país de las maravillas. Harvey descubrirá
su país de las maravillas.
Dedicada a Juanitoj, una
maravilla de petición. Especialmente dedicada a mis padres, gracias por todo lo
que me habéis dado, dais y seguro daréis.
Lee aquí la 2ª Parte del análisis.
Lee aquí la Última Parte del análisis.
Lee aquí la 2ª Parte del análisis.
Lee aquí la Última Parte del análisis.
Genial entrada para un peliculón. Spencer Tracy, como siempre en estado de gracia. La he visto montones de veces y siempre me hace llorar. Mi hijo la vio siendo muy pequeño y aún recuerdo su cara.
ResponderEliminarNo hay duda de que tus padres hicieron un "buen trabajo" contigo. Espero que mi hijo piense alguna vez lo mismo de los suyos.
Gracias por una lectura tan edeficante de buena mañana!!!!!
Absolutamente maravillosa película, de las de visión periódica obligatoria, y fantástica crítica, estoy deseando leer el resto, y no ponerme a llorar con el "pescadito", o sí.
ResponderEliminarMe da igual que me digas nenaza, ja ja.
Meguilagata, muchas gracias por tus palabras, me han llegado. Estoy seguro de que viendo las cosas como las ves y diciendo lo que dices tus hijos estaran tremendamente orgullosos.
ResponderEliminarUn besazo.
Raúl, muchas gracias a ti también, no se me ocurriría llamarte nenaza, bueno sí, pero de nenaza a nenaza jajaja.
Un abrazo.
Querido Sambo:
ResponderEliminarMe has hecho llorar. Solo si pudiera conseguir q mi prole pensara la milésima parte d lo q dices d tus padres, estaría en paz.
Tienes suerte. Lo bueno es q lo sabes. Lo mejor es q ellos saben que lo sabes. Y lo siguiente es q ellos la tienen contigo, gran hijo.
Gran película y grandes verdades. En la película y en el análisis.
Gracias.
Besos,
Muchas gracias a ti Reina, me han encantado tus palabras y espero que a mis papis también.
ResponderEliminarEstoy seguro de que lo pensarán, no puede ser de otra forma.
Un beso fuerte.