lunes, 1 de octubre de 2012

Crítica: CAPITANES INTRÉPIDOS (1937) -Parte 1/3-

VICTOR FLEMING










En esta época de crisis de valores, que existe, se hacen especialmente necesarias películas y obras maestras como “Capitanes intrépidos”. Es cierto, y para no caer en el simplismo, que en muchos valores y circunstancias se ha avanzado mucho, pero en otros más básicos e indispensables la caída ha sido tremenda.

Es evidente que la crisis de valores tiene muchas causas y se podría hablar largo y tendido sobre ellas, sus consecuencias y sus orígenes. Entre éstas está la responsabilidad de los padres, padres que no se preocupan por sus hijos como deberían, el “colegueo” paterno-filial que acaba siendo perjudicial, la falta de respeto... Padres que tienen hijos porque “es lo que toca”, “porque ya va siendo hora”, “porque uno de los dos quería”, porque puede ser una solución para problemas maritales etc. Pero el hecho es que luego son una carga de la que cuesta ocuparse muchas veces, dejando a la televisión o a las niñeras el cuidado de los críos. En otros casos la falta de atención viene provocada por el mundo laboral, los horarios, el cansancio... y los intentos se hacen infructuosos y no nos damos cuenta de lo que ocurre con ellos, que requieren toda la atención posible.





En mi caso puedo presumir de haber sido criado excepcionalmente, todo lo que pueda decir de mis padres es poco, son simplemente los mejores, lo siento, es así. Con todo, soy consciente de que entre los lectores de este blog hay verdaderos ejemplos de cómo hacer las cosas, padres e hijos excepcionales que no se han dejado invadir por esa crisis de valores, que han recibido de sus padres y están dando a sus hijos esos valores que ahora parecen en cuestión o estar olvidándose.




La relación de la mencionada crisis de valores con respecto a la infancia viene a colación por ser uno de los múltiples temas, y de gran significación, en la película que trato. En “Capitanes intrépidos” los padres, su relación con los hijos, los valores que transmiten, su importancia… son temas básicos y esenciales para entender la cinta.

Por supuesto a lo largo de su metraje esta obra maestra de Victor Fleming nos regala toda una colección de valores auténticos sobre los que tomar nota, vertebrados en las relaciones paterno-filiales.

Capitanes intrépidos” es, por tanto, además de una obra maestra excelsa en todos los sentidos, de una emotividad, madurez e inteligencia fuera de rango, una película profundamente moderna y actual.



La primera secuencia de la película es sencillamente magistral, y cobra todo su sentido conforme avanza la narración. Un plano de situación nos muestra una lujosa mansión, en ella hay una intensa actividad que se muestra brillantemente desde la dirección con planos agitados, planos detalle, travellings de acercamiento y un montaje corto, también desde la puesta en escena, donde los personajes se mueven con rapidez. Agilidad y ajetreo. Esto pretende mostrar el ritmo frenético del dueño de la casa, su intensa vida laboral desde que se levanta… pero la brillantez radica en que no sólo se queda en eso, su significación es más profunda con la mención al hijo que aún sigue dormido. Esta significación pasa desapercibida en inicio, creyendo el espectador que el montaje sincopado y corto se debe a esa intención de mostrar la ajetreada vida del padre y hombre de negocios que vemos, pero luego nos percataremos que además es la causa por la que el niño, Harvey, se siente como se siente y se comporta como se comporta, y que define esa relación paterno-filial. Un padre demasiado ocupado para preocuparse por su hijo. Y todo esto en un minuto.



Harvey (Freddie Batholomew), es el niño de la casa. Su presentación ya lo define completamente, prepotente, mandón, chulesco, con una actitud que lo asemeja a la de un mafioso, un niño mimado que usa el poder y la riqueza de su padre para relacionarse y situarse en una posición de predominancia sobre los demás. La actitud de Harvey es consecuencia de lo que ha visto, de la forma en que ve manejarse a su padre, su confusión está en que su padre se maneja así en el terreno laboral pero él lo lleva al terreno afectivo, sus amistades están fundamentadas en el miedo. La jerarquía que debe mostrar su padre con sus trabajadores la aplica su hijo a imagen y semejanza con sus amigos, con lo que no logra unos sentimientos sinceros porque no los transmite, sólo puede relacionarse a través del soborno y el mandato, creando relaciones de jerarquía donde él es el que manda.




Harvey no ha tenido una relación afectiva con su padre a la que agarrarse como modelo, pero se intuye una necesidad en el chico de sentirse apreciado y querido, aceptado. Ocure que cree que debe serlo no por lo que es, sino por lo que tiene y el rango que ostenta.

Una edición especial de “La isla del tesoro” (Robert Louis Stevenson), remarca significativamente estas cosas. El ansia de aceptación de Harvey convierte su acto generoso de regalar ese libro a un amigo en un chantaje para lograr otro objetivo, la pertenencia a un grupo.


Curiosamente Victor Fleming rodó en 1934 la que posiblemente sea la mejor adaptación de esa obra de arte escrita por Robert Louis Stevenson. Fleming muestra una especial predilección por los temas marinos en esa época de los años 30.

Los objetos y lo material tendrán una especial importancia al inicio del film, el libro que regala Harvey, el uso de planos por parte de Fleming donde muestra objetos concretos para luego abrir el encuadre (un teléfono, una máquina de escribir…), el dinero que Harvey presta a un profesor… lo material muy presente.






En toda esta parte, y con el seguimiento a Harvey, se nos hace también cierta reflexión sobre el influjo corruptor del poder, aunque los pasos no irán por ahí.

Un niño mimado, “un pequeño Maquiavelo”, como lo definirá el padre, que será aleccionado por sus compañeros ante sus desmanes y abusos.

El rey Arturo como referencia.

Uno de los aspectos más interesantes de esta primera parte, y del film, es la actitud del padre ante las revelaciones que le hacen profesor y director del colegio sobre su hijo. En esta época de “colegueo”, de APAs (asociaciones de padres), de falta de autoridad, falta de respeto a la autoridad y falta de educación, de videos de abusos a profesores, y a quien sea, subidos a youtube que están fundamentados en esa falta de autoridad y en la creencia de que nuestros hijos no hacen nada malo, el comportamiento del padre aquí es ejemplar. En la actualidad se prefiere creer las mentiras del hijo a las denuncias de los profesores porque los padres creen que lo contrario les retrataría, se les vería como unos fracasados en la educación de sus hijos, y si en muchos casos, efectivamente, es un espejo al que los padres no quieren mirarse, en otros no tiene por qué ser así. El hecho es que sucede y muchos chicos se escudan en que sus padres jamás les cuestionarán o dudarán de ellos para seguir haciendo y deshaciendo a su antojo.



El padre de Harvey, el señor Cheyne, interpretado por Melvyn Douglas, no actúa así, se muestra seguro de sí mismo, no se siente amenazado por lo que la actitud de su hijo suponga y asume su responsabilidad intentando poner remedio.

La agilidad en la dirección de Fleming es soberbia, clásica, potente y con rasgos visuales brillantes, como algunos que he comentado y otros que iré comentando, un ejemplo lo tenemos en el uso de panorámicas que dan fluidez al relato y encuadres con mucha significación.






El mar.

El padre de Harvey se pondrá manos a la obra e intentará reconducir a su hijo en el tiempo en el que éste estará expulsado. Pretende pasar tiempo con él, pero eso no parece suficiente. La escena se traslada al mar y tendrá un valor totalmente simbólico, como los barcos, significan el tránsito, la madurez, el paso hacía otro estado. El entorno es tremendamente onírico, la niebla lo invade todo y el barco donde padre e hijo pretenden disfrutar de un crucero es fantasmagórico. Una sublime ambientación.

El padre sigue estando excesivamente ocupado y nuestro pequeño protagonista sigue comportándose como un gallito.





Te crees alguien muy importante” será una frase que nuestro protagonista tendrá que oír en innumerables ocasiones. Tras su paso por el mar tendrá su cura de humildad.

El poder simbólico de esta fase alcanza su clímax en la caída de Harvey al mar. Tras presumir ante unos chavales e intentar esconderse, Harvey se precipita al mar. El plano está tomado desde un picado extremo donde la niebla, el agua y la puesta en escena crean una atmósfera onírica y casi irreal, es como el paso de Alicia al país de las maravillas. Harvey descubrirá su país de las maravillas.


 



Dedicada a Juanitoj, una maravilla de petición. Especialmente dedicada a mis padres, gracias por todo lo que me habéis dado, dais y seguro daréis.


Lee aquí la 2ª Parte del análisis.


Lee aquí la Última Parte del análisis.

5 comentarios:

  1. Genial entrada para un peliculón. Spencer Tracy, como siempre en estado de gracia. La he visto montones de veces y siempre me hace llorar. Mi hijo la vio siendo muy pequeño y aún recuerdo su cara.
    No hay duda de que tus padres hicieron un "buen trabajo" contigo. Espero que mi hijo piense alguna vez lo mismo de los suyos.
    Gracias por una lectura tan edeficante de buena mañana!!!!!

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  2. Absolutamente maravillosa película, de las de visión periódica obligatoria, y fantástica crítica, estoy deseando leer el resto, y no ponerme a llorar con el "pescadito", o sí.
    Me da igual que me digas nenaza, ja ja.

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  3. Meguilagata, muchas gracias por tus palabras, me han llegado. Estoy seguro de que viendo las cosas como las ves y diciendo lo que dices tus hijos estaran tremendamente orgullosos.

    Un besazo.

    Raúl, muchas gracias a ti también, no se me ocurriría llamarte nenaza, bueno sí, pero de nenaza a nenaza jajaja.

    Un abrazo.

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  4. Querido Sambo:

    Me has hecho llorar. Solo si pudiera conseguir q mi prole pensara la milésima parte d lo q dices d tus padres, estaría en paz.

    Tienes suerte. Lo bueno es q lo sabes. Lo mejor es q ellos saben que lo sabes. Y lo siguiente es q ellos la tienen contigo, gran hijo.

    Gran película y grandes verdades. En la película y en el análisis.

    Gracias.

    Besos,

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  5. Muchas gracias a ti Reina, me han encantado tus palabras y espero que a mis papis también.

    Estoy seguro de que lo pensarán, no puede ser de otra forma.

    Un beso fuerte.

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