Cuenta la leyenda que en plena actuación en Londres, se fue
la luz y todos los instrumentos dejaron de sonar. Meat Loaf, lejos de
amilanarse, dejó el micrófono y se puso a cantar sin amplificación… se le oyó
en todo el pabellón.
Los inicios del cantante fueron como los de tantos otros,
formó una banda, Popcorn Bizzard, que llegó a abrir para artistas como Ted
Nugent, The Who o The Stooges… Posteriormente participó en musicales como “Hair”
o “More you see is what”, escrita por Jim Steinman.
La faceta de actor de Meat Loaf es bien conocida, ha
protagonizado un buen número de cintas, desde títulos de culto como "The Rock
Horror Pictures Show” (Jim Sharman, 1975), a otros tan conocidos como “El club
de la lucha” (David Fincher, 1999), donde está espléndido además.
Las carreras de Meat Loaf y Jim Steinman están íntimamente
ligadas, aunque ambos han hecho cosas por su cuenta, ha sido en sus
colaboraciones juntos donde han volado más alto, donde la magia se hizo más
palpable.
Así tras colaboraciones con Ted Nugent y otros artistas, Meat
Loaf y Jim Steinman formarán una alianza que será mítica.
Irónicamente costó trabajo que “Bat Out Of Hell”, uno de los
discos más exitosos de la historia, llamase la atención de alguien. Tuvieron
que grabarlo por su cuenta debido a la falta de apoyo de las discográficas. Llegaron
a despreciarles tanto a ellos como al disco de mala manera. Dos años estuvieron
intentando colocar el magistral trabajo, actuando en directo con Steinman al
piano y Meat Loaf en la parte vocal, hasta que les hicieron caso. De cualquier
modo el talento compositivo de Jim Steinman, sus operas rock, y la portentosa
voz de Meat Loaf, que se amoldaba a la perfección a dichas composiciones, no
podían permanecer en el anonimato.
Esta incomprensión proviene de la originalidad compositiva
de Steinman, que alteró completamente las típicas estructuras de las canciones
rock y pop.
Se han buscado similitudes con Bruce Springsteen y su álbum
“Born To Run”, y aunque Steinman reconoce la inspiración de Springsteen no ve
una influencia en su disco. Con todo, colaboraron con varios miembros de la E
Street Band.
El resultado final es una de las obras más grandes, y
exitosas, que ha generado el rock. Un disco imprescindible, lleno de
intensidad, dramatismo, épica, grandilocuencia, matices… una ópera rock
gigantesca de apabullante talento vocal, instrumental y compositivo. Un álbum
que aparece en cualquier listado de rock que se precie. ¡Hasta la portada es
asombrosa e influyente! (ilustrada por Richard Corben). Es rock wagneriano
creado por Jim Steinman.
Es evidente que Steinman quería igualdad de jerarquía en el
proyecto, que su nombre figurara al menos en la misma medida que el de Meat Loaf, pero la productora no lo veía conveniente. Corre el rumor de que aquí
puede estar parte del problema entre los dos artistas. A pesar de todo, su
colaboración siguió dejando joyas. Ahí están el segundo “Bat Out Of Hell”, otro
éxito monumental. El tercero, mucho menos exitoso y sin la participación de
Steinman, salvo en algún tema suelto, es otra obra mayúscula.
Meat Loaf (mote que le regaló un profesor en la escuela por
su orondo aspecto físico), además nos dejó otras obras excepcionales, sin la
participación indispensable de Jim Steinman, con discos como “Welcome To The
Neighbourhood” (1995) o “Couldn’t Said It Better” (2003).
“Bat Out Of Hell”, el título del álbum, y de la trilogía de
discos (hasta el momento trilogía), está sacado de la obra “Las aves” del
dramaturgo griego Aristófanes (444-385 a. C).
La grandeza del disco y de su estilo reside en que es único, no se parece
a nada, si bien su influencia ha sido grande el álbum no tiene cabida en modas
ni se gestó como consecuencia de una ola concreta, es una obra independiente en
todos los sentidos. La respuesta crítica no fue entusiasta, como su éxito no
fue inmediato, suele ocurrir, pero el tiempo ha puesto todo en su sitio, siendo
un álbum indiscutible y uno de los más vendidos de la historia.
Bat Out Of Hell: Con el primer tema, el más largo de todo el
disco (casi 10 minutos), tenemos todas las cualidades mencionadas y más, una
intro espectacular, virtuosismo instrumental, épica, dramatismo, intensidad,
una melodía increíble, un tema caliente, apasionante, un portento de
composición grandilocuente, operística, y un cantante fuera de rango. Ritmos alegres,
un piano frenético, toques guitarreros, batería loca, en un frenesí para la
introducción. Pasado estos dos minutos aparecerá la voz de Meat Loaf. La
progresión de las estrofas y la delicadeza y genialidad de las distintas
melodías que surcan el tema es asombrosa, la trepidante juventud retratada en
el estribillo. La vitalidad no cesa en ningún momento, los parones y cambios de
ritmo sólo son breves instantes para recuperar el resuello. Agresividad y
elegancia orquestal, sonidos de motos (guitarras imitando su sonido), y
virtuosismo sinfónico. Una mezcla explosiva. Todo para llegar a uno de los más
memorables finales de la historia del rock, con un Meat Loaf desbordante y una
explosión musical sin igual, algo que en directo se sublima. Los gritos finales
de Meat Loaf, junto a las armonías de guitarra y los coros, son de antología. Impresionante.
You Took The Words Right Out Of My Mouth (Hot Summer Night): Un diálogo con Marcia
McClain inicia otro tema espléndido. Una vez terminado la música estalla
con ganas, rock setentero de calidad suprema. Toques springsteenianos en los
arreglos y melodía de primera categoría. Ampulosidad, coros femeninos y el
portento vocal de Meat Loaf nos van llevando por esta maravilla. La progresión
en estrofas e intensidad es magnífica, cada momento es imprevisible, una
sorpresa que entusiasma, alegría, jovialidad y emoción continuas. El suave
estribillo tendrá en la parte final la esperada subida de intensidad para
llegar al clímax del goce. Es que las partes finales de los temas son para no
cansarte de oírlos nunca. Ellen Foley canta las últimas estrofas a capela junto
a Meat Loaf. Otra joyita.
Heaven Can Wait: La primera balada del álbum. El piano de
Steinman y la maravillosa voz de Meat Loaf como únicos ingredientes. Un momento
de pausa a la tormenta sonora. La melosa melodía es una auténtica preciosidad,
alejada de los tópicos rockeros. Salvo unos suaves coros sólo tendremos piano,
con ciertas subidas de intensidad en la parte vocal, algún arreglo de sintetizador
y la magia de la atmósfera. Exquisito.
All Rewed Up With No Place To Go: El tema más corto del álbum
se inicia con ritmos alegres y la melodía de un saxo (Edgar Winter), algo que
también recordará a Springsteen. Luego todo cambia. Puro rock alegre, de toques
jazzísticos y entusiasta de melodía ejemplar, motivadora y contagiosa. Lo
cambios en la melodía y los ritmos vacilones siguen provocando el entusiasmo y
ganas de saltar. Todo esto sin ser el mejor tema del álbum. Magnífico el solo
de saxo que precede al estribillo que se lanza en la parte final del tema,
justo antes del vibrante cambio de ritmo. Rock en su misma esencia, el clásico
estilo Steinman-Meat Loaf.
Two Out Of Three Ain’t Bad: La segunda balada del disco. Una melodía sutil con
arreglos minimalistas y acústicos a los que se suman los coros clásicos del
álbum. La melodía se va haciendo más luminosa con la entrada de la batería, la
melodía resulta exquisita. Los diálogos entre Meat Loaf y los coros son otro
brillante momento del tema. La intensidad sube en la parte final, arreglos “aviolinados”,
cambios melódicos y riqueza de matices, tanto vocales como instrumentales. Un
tema más plano que otros, menos atractivo, pero muy bello.
Paradise By The Dashboard Light: Encaramos la parte final
del álbum con dos de los temas más imprescindibles y largos del mismo.
Canciones espectaculares con todos los ingredientes y el más puro estilo de la
alianza Steinman-Meat Loaf. Puro rock de los 50 para dar inicio al tema,
momentos de placer sublime ante los que es imposible que logres resistir mover
los pies. Puro ritmo, energía, vitalidad. Las estrofas, el estribillo, las
melodías que se suceden, son todas memorables. Ellen Foley dialoga con el orondo
cantante y muestra su, también, portentosa voz. Los coros típicos de los 50
acompañan a nuevas estrofas con Meat Loaf en primer plano, la energía no cesa,
la intensidad, incluso la potencia de voz de Meat Loaf sube. Los cambios
vuelven a ser impredecibles y constantes... y todos acertados. De repente la
canción da un giro de 180 grados y se convierte en un funky setentero, del rock
pasamos a la pista de baile. Arreglos sexys que dan paso, nuevamente, al rock,
con una Ellen Foley que se hace con todo el protagonismo para iniciar un excelso
diálogo con Meat Loaf. El rock, la variedad melódica y la vibrante vitalidad
que desborda el disco, se dan cita en este tema como ejemplo perfecto de todo lo
que puede ofrecer. Ellen Foley se exhibe de forma espectacular. Las dos líneas
melódicas de funden y suenan a la vez, la parte de Foley y la de Meat Loaf, la
épica barroca y el rock potente y enérgico en primer plano. Un final memorable,
un clímax que parece no cesar. Los matices melódicos, vocales y de todo tipo
son inacabables. Si te gusta esta música, alucinarás.
For Crying Out Loud: El último tema del álbum es otra
exhibición de talento compositivo, dramatismo melódico, genialidad interpretativa
e imprevisibilidad talentosa. Inicio de bella balada que va cobrando en
intensidad y dramatismo con un simple piano y la voz asombrosa de Meat Loaf, un
crescendo implacable. La belleza de la melodía enamora. Esta primera parte
baladera alcanza cotas intensísimas, sin que no haya más que un piano y la
“imposible” voz de Meat Loaf. Sensibilidad a raudales. Pasada la mitad de la
canción el ritmo cambia por completo, el dramatismo estalla, la potencia
rockera e instrumental también, batería, arreglos orquestales y melodía e
intensidad épicas. Momentos memorables para un tema que desprende energía
operística por los cuatro costados. Una parte final que va de la calma más
extrema a ir aumentando la intensidad, en una constante y ejemplar progresión, hasta el clímax
perfecto. La rúbrica perfecta.
Si aún no habéis escuchado esta obra de arte y os gusta el
rock, haceos con ella enseguida, si entráis en el universo mágico, intenso y
dramático de “Bat Out Of Hell”, se convertirá en un disco indispensable en tu
discografía. Inmejorables composiciones y un cantante sin parangón.
Gran entrada Sambo.
ResponderEliminarEl último párrafo lo resume a la perfección: un disco indispensable.
No he escuchado la tercera parte, pero el Bat Out of Hell II es otro álbum espectacular.
Totalmente de acuerdo, el segundo es otra maravilla, como todos estos álbumes tan exitosos y que se han oído tanto comienzan a salirles detractores... pero eso es lo que les hace aún más grandes.
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