Crítica: CATWOMAN (2004)

PITOF

 

Cuando uno ve una película de acción o de superhéroes en la mayor parte de los casos espera ritmo, buenos efectos especiales y una historia que llevarse a la boca, que este bien, vamos, que la cosa sea entretenida como mínimo. En casos más exigentes además pedirán profundidad, personajes bien escritos y estructurados, un buen guión que evolucione con todos estos elementos de forma precisa y que vaya desarrollando una historia compleja no subordinada a los efectos especiales. 

Pues bien, cuando nos encontramos semejante engendro que ni entretiene, ni tiene ritmo, ni hay una sola escena de acción potable, los efectos especiales son malos y la historia brilla por su ausencia, es decir, que no pasaría el corte ni del espectador menos exigente con este tipo de películas ¿qué valoración tendríamos que hacer? 

 

No vamos a hablar del desarrollo dramático, porque no existe, ni siquiera del de la protagonista, que de un día para otro se transforma en Catwoman y pasa de ser una mosquita muerta a una mujer de armas tomar, tampoco del de la historia, absolutamente tronchante con una superhéroe que debe acabar con ¡una empresa de cosméticos!, un gran peligro para la humanidad… en realidad lo mejor es no hablar de nada. Pero la tentación de divertirnos un poco es grande.

 

Las escenas de acción parecen de serie B o quizá Z, eso sí, con un supuesto glamur producto de un presupuesto que hace que no lo sean, lo que es más lamentable aún. Los píxeles nos son escupidos a la cara sin vergüenza alguna, como si el hecho de que los efectos canten más que una saetera fuera algo de lo que presumir. La transformación en Catwoman de la buena de Halle Berry es de antología del cine cutre y su misión poco menos que “chanante”.

Sharon Stone hace de la antagonista de cutis perfecto y tampoco puede evitar el ridículo, que si no supiéramos que es involuntario podríamos estar hablar de una obra maestra del cine chusco.

Ver a la oscarizada Halle Berry tras su magnífico papel en Monster’s Ball (Marc Forster, 2001), dando paseos y maullando constantemente te da tal vergüenza ajena que te dan ganas de saltar a la pantalla con un manta, envolverla y sacarla de allí para liberarla de semejante tormento.

Una cinta lamentable que siendo tan mala como “Elektra” (Rob Bowman, 2005), al menos no resulta tan soporífera. Imagínense como será la cosa.

Estamos ante una de las peores películas que se han hecho últimamente y eso a pesar de contar con medios, una actriz oscarizada como Halle Berry y, se supone, que muchas pretensiones.

Nos quedaba el consuelo de pensar en ver a la bella Halle Berry embutida en un traje de cuero negro marcando líneas y curvas, pero es que la buena de Berry está tan rematadamente mal, se llevó un merecidísimo Razzie por su ¿interpretación?, que tan poco nos alivia. 

La infumable estética de videoclip o anuncio de colonias, o cosméticos, ya que así todo queda cohesionado, su tremenda falta de emoción y tensión, francamente asombrosa, y su desprecio absoluto por la inteligencia del espectador, pueden llegar a ser un tanto molestas si te la tomas en serio. Bien es cierto que dudo mucho que a algún espectador se le ocurra eso de tomársela en serio.

El retrato de la protagonista no podía ser más infantil ni estar mostrado con un trazo más grueso, el desarrollo de su personaje es bochornoso y sin sentido, una tímida trabajadora que se convierte en activista porque sí, y los momentos de humor dejan anonadados. Todo se reduce a una empleada poco contenta con la forma de proceder de sus jefes. Di que sí Catwoman, que no se pasen ni un pelo. Esta apasionante idea es la que vertebra “Catwoman”.

No vamos a mencionar tampoco, por no ofender, las infidelidades al personaje y al universo de Batman. Puro bochorno.

Insistir en el momento de la transformación gatuna tras la “muerte” de nuestra protagonista. Sin palabras.

Los momentos de gestos gatunos de Halle Berry, la escena de acción en la joyería o el “clímax” final, son de antología del desbarre. 

 

Pitof es el responsable del despropósito, desde semejante bodrio sólo se le ha visto por televisión… o quizá se cambió el nombre, lo cual sería una buena medida.

El guión es para lanzarlo desde la línea de triples a la taza del váter y después usarla. También aparece  Benjamin Bratt.

 

La historia no hay por donde cogerla y si queremos analizar profundidades en ella nos asombraríamos de lo pronto que se acaba el análisis... Fíjate, que ya se ha acabado...

Miau.