Estamos ante la película más impactante, brillante y potente
visualmente del año, lo que le ha valido 12 nominaciones al Oscar, nada más y
nada menos. Un remake de “El hombre de una tierra salvaje” (Richard C. Sarafian,
1971), protagonizada por Richard Harris, que de la mano de Alejandro González
Iñárritu ha conseguido una nueva dimensión, gracias a una potencia y talento
visual fuera de toda duda. Una historia basada en el caso real del explorador
Hugh Glass. Una película de pocas palabras, donde prima lo visual. ¡Y de qué
manera!
Una película dura, salvaje, bestial y brutal, con sus dosis
gore y realistas, sin remilgos ni concesiones a la comercialidad, que habla de
la venganza y el espíritu de supervivencia, pero no como oda a la vida, aspecto
que queda muy matizado, casi diluido como concepto en la cinta.
La historia que cuenta “El renacido” es tremendamente
sencilla, una simple historia de supervivencia y venganza, uno de sus posibles
lastres, pero tiene los suficientes elementos de interés en todos los sentidos
para ser recordada, especialmente en el plano visual, de un poderío
extraordinario. Es evidente que siendo una historia tan sencilla su duración es excesiva, otro de los defectos del film. Lo visual la hará trascender, es la clave de su calidad y
relevancia, una fotografía bellísima y una contundencia en sus imágenes y puesta
en escena que golpean con fuerza al espectador, que si no está avisado o
sabe lo que le espera puede quedar noqueado. No es una película para todos los
públicos ni comercial.
Un explorador atacado por un oso es abandonado por los suyos
y dado por muerto, especialmente por un manipulador y desalmado cazador llamado
John Fitzgerald, pero gracias a su fuerza de voluntad logrará reponerse para
intentar acometer su venganza.
“El renacido” es, junto a “Mad Max” (George Miller, 2015), la película más
brillante e impactante visualmente del año, aunque de distinta manera. Esa es
su gran virtud, la deslumbrante potencia de sus imágenes y cómo estas golpean
sin concesiones en el espectador, que no puede quedar indiferente. Una virtud
que recupera al cine de siempre, al épico, al legendario. Y por encima de esto, el trabajo de los actores, con un Leonardo DiCaprio antológico, como
tantas veces, en un papel durísimo a todos los niveles (física y
psicológicamente), que le dará con toda seguridad su ansiada y merecida
estatuilla, por fin, este año.
Leonardo DiCaprio interpreta a un Rasputin de la América
salvaje llamado Hugh Glass. Un explorador que las pasará canutas para
sobrevivir y vengarse…
Rasputín fue un extraño personaje, un místico del que se decía que poseía poderes especiales y que teniendo en cuenta lo sorprendente de su muerte (sin
mención a su considerable pene), bien podría tenerlos… Al considerarse que su
influencia sobre los zares era excesiva, hubo una conjura para acabar
con su vida, pero no iba a ser fácil… El príncipe Yusúpov, cabecilla de la
trama, lo invitó a su palacio, le sirvió vino y pasteles, envenenados con
cianuro, por supuesto, y esperó. Como el veneno no parecía surtir efecto le pegó un tiro,
era un príncipe sutil, y dándolo por muerto se dispuso a deshacerse del cadáver,
pero nada más lejos de la realidad, Rasputín seguía vivito y coleando, nunca
mejor dicho (ya he comentado las sorprendentes dimensiones de su miembro de 30
centímetros y tan ancho como la muñeca de una mano). Exasperados, los allí reunidos volvieron a dispararle varios tiros, en concreto Purishkévich, de los cuales dos impactaron en Rasputín, y lo remató
con un golpe en la sien que parecía definitivo… Se comenta que lo castraron (aunque
esto entra dentro de la tradición oral y las leyendas, ese miembro recibe
honores en un museo erótico, un pene viajero, que se paseó por media Europa).
Para asegurarse de que Rasputín no volvía a levantarse, lo ataron con cadenas,
lo enrollaron en una alfombra y lo lanzaron a las gélidas aguas del río Nevá…
Supuestamente la autopsia confirmó que no murió por el veneno, ni por los
disparos, ni por el golpe en la sien… sino ahogado.
Pues DiCaprio es su antecedente, ya que sobrevivirá al
bestial ataque de un oso, a los virus, las enfermedades, la fiebre y el frío de
la nieve en su estado, la hipotermia, al intento de asesinato de su antagonista
Fitzgerald, al de su capitán, que no encuentra la fuerza para rematarle de
un disparo, a la caída por un precipicio en caballo (¡como el que va al acuópolis!),
a los ataques de todo un grupo de indios, a una enfermedad producto de una
infección o alguna causa extraña de la que será tratado por un indio pawnee, a
una salvaje pelea a cuchillo con Fitzgerald… Casi nada…
Destrozado por un oso, abandonado a la intemperie en las
montañas nevadas, semienterrado vivo, lo veremos arrastrarse por la nieve,
aplicarse cuidados y quemarse heridas para cauterizarlas en un solo plano,
buscar comida en esqueletos de animales, agua, recomponerse poco a poco
gracias a la adrenalina y su fuerza de voluntad... Y es que la
verdadera resurrección de Hugh Glass será cuando diga adiós a su hijo
fallecido.
Podría parecer que esta cinta tiene poco que ver con la
anterior obra de Iñárritu, la ganadora del Oscar del año pasado, “Birdman”,
pero en realidad son cintas con mucho en común, ya que retratan un calvario
(aquí físico, en “Birdman” psicológico) y un periplo vital de sufrimiento que
llevará a los protagonistas a una reinvención de sí mismos, a un renacimiento.
A pesar de todo, esta “El renacido” tiene tanto de
Alfonso Cuarón, el otro director mexicano que está en los altares actualmente, y
“Gravity” (2013) o “Los hijos de los hombres” (2006) conceptualmente hablando, que del propio
Iñárritu. Los accidentes que truncan vidas y las cambian por completo, la
familia y su necesaria protección, son temas que vemos también en “El
renacido”.
Siendo, como he comentado, una película de historia muy
sencilla, Iñárritu se esfuerza por darle peso psicológico con ciertos elementos
oníricos que son lo menos acertado de la película, marcando un contraste con su
exacerbado realismo general. Ensoñaciones en medio del brutal realismo. Esto no
significa que no tengan sentido, lo tienen y mucho, pero le resta cierta
cohesión en su genuina concepción.
Con todo, esos momentos oníricos dejan algunas imágenes
sugerentes, alegóricas, más o menos evidentes, como ese pájaro saliendo del
pecho de la mujer de DiCaprio (su alma). Hay un momento especialmente
interesante es esta ambivalencia poética y realista, es cuando DiCaprio
rememorar los sucesos con la muerte de su mujer y oímos en over a Hardy
haciendo una tumba para él, para cuando llegue el momento…
La memoria como ancla.
Iñárritu utiliza los flashbacks oníricos como reflexión
sobre la memoria. La memoria y el recuerdo como ancla e impulso. Son ellos los
que nos aferran a la vida, los que nos salvan de la locura, los que nos
impulsan a seguir, a luchar, a vivir… Por eso serán tan importantes para el
personaje interpretado por DiCaprio en esos momentos de zozobra o donde siente
la tentación de abandonar o dejarse llevar. En muchos de esos flashbacks
escucharemos frases que serán leit motivs para el personaje, letanías que le atan a la vida, que le hace huir del mundo de los muertos.
Esos flashbacks tienen además un sentido espiritual,
entroncan al personaje con la familia, con Dios y con la naturaleza, pilares
para su supervivencia.
La película comienza, precisamente, con un flashback, una estampa idílica de él con su familia, donde dice unas palabras a su hijo a las que se aferrará él mismo sobre la supervivencia, la vida y la lucha. Un padre calmando y tranquilizando a su hijo, mostrándose ante él como su protector y su sostén. Un hijo que seguramente fue herido en el ataque al poblado y al que él cuidó. Un flashback con imágenes fugaces de un hecho traumático, cuando DiCaprio perdió a su mujer en un ataque a su poblado indio… Siempre lo protegerá y aconsejará bien, por ejemplo cuando el chico caiga en manos del llanto y él le inste a controlar sus emociones cuando se encuentra en un entorno hostil.
Esta idea de protección y guía de su hijo la tiene
obsesivamente asimilada el personaje que interpreta DiCaprio, como una promesa
a su desaparecida mujer. Así le vemos en la primera escena a la vuelta del
flashback inicial, guiando y dando instrucciones a su hijo en una cacería. Y a
otros.
El hijo a su vez devolverá los cuidados, velará al padre en
su convalecencia, le protegerá y estará pendiente de él en todo momento.
En otros casos las ensoñaciones nos cuentan lo ocurrido en el
pasado, lo que hizo, por lo que huye de la justicia, al matar a un soldado en
venganza por la destrucción del poblado indio y la muerte de su mujer.
Pesadillas recurrentes que le atormentan y de las que se redimirá.
El capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson) tendrá en gran estima y respeto a Glass y su labor, aunque titubeará en ciertos momentos, debilidades comprensibles, cuando éste agonice. Intentará indagar en el pasado del reservado protagonista, que en la parte final le desvelará determinadas claves del mismo, confidencias. Una supuesta huida de la ley por algo que hizo… Bridger (Will Poulter), otro joven miembro de la expedición, también es un personaje muy humano, comprensivo y sensible que intentará cuidar a Glass, aunque también presentará debilidades por su juventud y su miedo, abandonando a Glass ante las manipulaciones de Fitzgerald. Bridger afilará las garras del oso, como regalo a ese agonizante hombre, quizá como un reducto de esperanza al que se acoge. Bridger tiene espíritu artístico, también le veremos pintar un caracol en una cantimplora que tendrá su importancia narrativa, no simbólica, ya que demostrará que Glass sigue vivo. El capitán Henry saldrá junto a Glass a por Fitzgerald en busca de redención, pero será asesinado por el villano de la función, que simulará que el hecho fue cometido por “rojos”.
Bridger será aleccionado antes de llegar al fuerte por
Fitzgerald para que no desvele la verdad, pero el chico se mostrará digno no
cogiendo la recompensa de 200 dólares que le correspondería. Por su parte, el
capitán Henry acusará el sentimiento de culpa e intentará redimirse cuando se
entere de todo. Mostrará su rabia y pagará con otros su frustración y decisión
de dejar a su suerte a Glass, aunque nuestro protagonista no le culpará de
nada, su único objetivo es Fitzgerald.
Esa idea de pasado también se entronca con un homenaje y
reivindicación a los nativos americanos, con esa búsqueda de un grupo de ellos
a una hija secuestrada por cazadores. Los veremos pactar y negociar con
cazadores franceses un intercambio de caballos, pieles y armas… Allí mostrarán
su dolor por haber sido despojados de todo.
Seguirán el rastro de los cazadores, especialmente el de
DiCaprio, que les facilita la labor al tener que arrastrarse durante grandes
tramos.
Glass hará una especial y breve amistad con un pawnee al que
los sioux mataron a su familia, lo que vincula a ambos personajes. Este pawnee
le dará de comer, será su fiel compañero de viaje e incluso se preocupará por su
salud, le curará sus heridas y velará su enfermedad, protegiéndole del frío.
Una cómplice amistad que se rubrica con esas sonrisas mientras beben agua de
lluvia.
Tras su enfermedad, que será atendida por su amigo pawnee,
Glass tendrá una especie de segundo renacimiento, surgiendo de la cálida cabañita que el nativo le hizo a medida, para descubrir que éste ha sido
asesinado por un grupo de cazadores, ese que tiene a la mujer que busca el
otro grupo indio y a la que Glass terminará rescatando.
Tenía ganas d leer tu análisis, sabedora de lo fan que eres de Leo!!! Un rodaje tremendo, tuvo que ser, bufff.
ResponderEliminarQué salao con la analogía del prota y Rasputin!!
Esperando con interés las siguientes!!
Gracias y bss!!!
Me lo dejaron a huevo, Reina. Espero te guste al completo.
Eliminar@perocomomola te dice que tienes el mejor blóg de cine que conozco, me quito el sombrero.
ResponderEliminarEspero con ansia las otras dos partes del análisis, aunque ya te dije que me parece una buena película pero no extraordinaria. Iñarritu no es Cuaron y Di Crapio que es un enorme actor no esta en esta película en su mejor interpretación por mucha baba que ponga. Para mi es media actuación, le falta hablar y mira que lo hace bien cuando habla con mil matices y mil acentos, todo ello se pierde cuando le doblan.A propósito de esto en una entrevista con Peter Sellers que venía en una versión DVD de Teléfono Rojo de Kubrick, Sellers contesta con un viaje por Estados Unidos, zonas del Reino Unido y acaba en Australia, variando el acento según decía viajar. Absolutamente impresionante.
Acabo, acabo, lo de Rasputin Mr ha sorprendido, muy bien traído. Decían que tenía poder hipnótico en los ojos y tenis hipnotizada a la zarina, pero creo que su poder con ella venía de otra parte situada más al sur en su anatomía. Digo que me hace gracia porque a mi Glass me parecía Willy Coyoye que siempre sobrevive a cualquier caída, bomba etc.
Un abrazo
Muchísimas gracias, Perocomomola!! Es cierto, le falta para llegar a ser monumental, lastrada por los aspectos que comento, como le pasaba a Birdman. DiCaprio sí creo que se sale, me gustan los papeles donde no hace falta hablar para expresarlo todo, es la cualidad básica del actor, y da lo que le corresponde al personaje, dolor y fuerza de voluntad, tampoco hay más.
EliminarEstupenda la anécdota que traes de Sellers, era un camaleón el jodío jajaja. Lo del Coyote me ha hecho gracia jajaja. También valdría!!!!
UN ABRAZO, CRACK!