El gran Martin Scorsese, el director más influyente del cine
moderno, vuelve con otra colaboración con su actor fetiche actual, Leonardo DiCaprio, y lo hace por todo lo alto, con una cinta que no deja indiferente,
repleta de vigor, energía, fuerza y juventud. Un joven Scorsese de 71 años.
Jordan Belfort es un agente de bolsa de Wall Street que
pasará de la más completa ingenuidad al mayor de los éxitos y la degeneración
moral bañado en dinero, ganando millones de dólares como si no costara aunque de
forma poco lícita. Una película basada en la vida real del propio Jordan Belfort.
Scorsese vuelve al esquema que tantos éxitos le diera y que
tanto le gusta, de alzamiento y caída de un talentoso personaje, de la
inocencia a la corrupción, como ya hiciera en “Uno de los nuestros” o “Casino”,
de la que esta “El lobo de Wall Street” es prima hermana y el tercer pie para
una especie de trilogía. No sólo ellas se relacionan con la que nos ocupa,
títulos como “Toro Salvaje” tienen muchísimo que ver con las peripecias del
frívolo Jordan Belfort.
Scorsese y su guionista Terence Winter adaptan el libro del
propio Jordan Belfort, una práctica nada rara en el director. Textos
autobiográficos que luego adapta a su manera.
En clave Scorsese.
-Gran parte de las constantes habituales de Scorsese están
presentes en la cinta, especialmente las que suele desarrollar en este tipo de
narraciones. Uno de los más evidentes y destacados está en ese conflicto entre
realidad y ficción que Scorsese suele plantear en la mayoría de sus cintas
desde múltiples puntos de vista. Sus protagonistas no suelen comportarse
acertadamente en el mundo "real", el cotidiano, crean uno paralelo, con sus
propias reglas, en el que vivir a su modo, un mundo posible en ocasiones gracias
a su propio talento (“Toro salvaje”, “Uno de los nuestros”, “New York, New York”…)
y en otras por la escisión de su personalidad, su perturbación (“Taxi Driver”, “Shutter
island”…). Se muestra un modo de vida alternativo al cotidiano, al
supuestamente normal, con sus propias reglas y ritos (“Uno de los nuestros”, “Casino”,
“El rey de la comedia”, “El lobo de Wall Street”…). Esto sirve a Scorsese para
reflexionar sobre los límites que separan la realidad de la ficción, para
derrumbarlos, para demostrar la vacuidad del término “realidad”, para jugar con
los contrastes, para exprimir los límites cinematográficos y del punto de vista
(“La invención de Hugo”, “Casino”, “Toro salvaje”…). Sus personajes a menudo
son incapaces de aceptar la realidad.
-De hecho, el punto de vista es otra de las obsesiones del
cineasta, que gusta retratar personajes perturbados, neuróticos,
psicopáticos, narradores poco fiables, que muestran una visión distorsionada de
la realidad (“Taxi Driver”, “Shutter Island”…). Del mismo modo casi siempre
aboga por personajes individualistas, muchos de ellos talentosos, aunque
conduzcan mal ese talento (“Uno de los nuestros”, “Taxi Driver”, “Toro salvaje”,
“El rey de la comedia”, “New York, New York”…). Jordan Belfort es perfecto
ejemplo de esto. Personajes que “luchan por huir de un infierno privado”, de
ahí esa búsqueda de redención que casi siempre aparece en el cine de Scorsese.
Esa relación inseparable con la cultura católica y cristiana del
cineasta. Son trayectorias relacionadas a la figura de Cristo y su pasión.
-Del mismo modo sus personajes son talentosos, decididos,
individualistas, obsesivos… Se enfrentan a una sociedad que les asfixia.
-Con personajes de este tipo es habitual que aparezca la
paranoia, el pánico, los excesos, la violencia, los celos… Ingredientes
habituales scorsesianos (“Uno de los nuestros”, “Taxi Driver”, “Toro salvaje”, “El
cabo del miedo”, “Malas calles”, “¡Jo, qué noche!”…). En “El lobo de Wall Street”
vemos como aparece el aburrimiento y la violencia cuando el estado de Jordan
deja de estar alterado, deja de ser frívolo. Los personajes de Scorsese a
menudo ganan y pierden el paraíso.
-El machismo y la misoginia son muy reconocibles en muchos
de los personajes de sus películas. Las pasiones reprimidas mueven y definen muchas veces a estos personajes.
-El deseo y la imposibilidad de cumplirlo también son
aspectos que aparecen a menudo en los personajes scorsesianos.
-A Scorsese siempre le ha fascinado la mítica del perdedor,
quizá por impacto sufrido al ver “Ciudadano Kane” (Orson Welles, 1941). Ese es
el retrato de muchos de sus personajes, esa es la idea de esa estructura de
subida y caída que es tan habitual en su cine (“Casino”, “Uno de los nuestros”,
“Toro salvaje”, “El lobo de Wall Street”…).
-Las drogas suelen ser un elemento importante en su cine
como causa de la perturbación de sus personajes, aquí en “El lobo de Wall Street”
son básicas. Esto alcanzó su clímax virtuoso en “Uno de los nuestros” y la escena
de la persecución del helicóptero, donde vemos escenas cotidianas, Liotta
cocinando, y otras de paranoia y negocios. El propio Scorsese explicaba que “para
él, con el espíritu destruido por la droga, todo se sitúa al mismo nivel: el
helicóptero, su mujer, la salsa de tomate, su hermano… todo es igual de
importante. No hay prioridades”. Lo mismo le ocurre a Jordan Belfort la mayor
parte del tiempo. En otras ocasiones la perturbación viene por las
circunstancias, la falta de sueño… como en “Al límite” (1999), otro viaje a la
redención.
-La redención, la expiación de los pecados, el sentimiento
de culpa, el calvario… Temas cristianos y católicos que casi siempre
encontramos en las cintas de Scorsese. Aquí esto está muy matizado, aunque de
alguna forma aparece. Jordan se recicla, tiene su segunda oportunidad, de una
forma muy parecida a Jake La Motta en “Toro Salvaje”.
-La religión y Dios siempre han sido uno de los principales
temas de Scorsese, aquí parecen desaparecidos, pero sólo están minimizados,
como demuestra la escena de la “revelación”, cuando el mar destruye el yate de Jordan.
Él culpará a Dios también de su detención, como castigo a sus actos.
-En muchas ocasiones el cine de Scorsese tiene sentido
antropológico, así lo vemos en cintas del estilo de “Casino” (1995), “Uno de
los nuestros” (1990), “Gansgs of New York” (2002) o esta que nos ocupa. Aquí no
se retrata la vida en Wall Street, sino la de esos hombres fuera de su trabajo.
-Las relaciones de pareja siempre suelen ser traumáticas en
el cine de Scorsese (“Toro Salvaje”, “Casino”, “New York, New York”, “La edad
de la inocencia”, “El aviador”, “¡Jo, qué noche!”, “Taxi driver”…). Aquí
también lo serán, no hay más que ver como acaban Jordan y Naomi. Están repletas
de inseguridades, celos e incluso homosexualidades latentes.
-La dualidad puta/vírgen aparece en un buen número de cintas
del director, una dualidad a veces englobada en la misma mujer (“Uno de los
nuestros”, “Casino”, “Taxi driver”, “Toro salvaje”…). Aquí vendría
personificada en las dos mujeres de Jordan, una morena, la vírgen, otra rubia,
la puta. Aquí el protagonista tendrá dos matrimonios, como en “Toro salvaje”
(1980), el segundo con una rubia idealizada.
-La familia es vital en el cine de Scorsese, siempre
aparece, ya sea en forma de organización mafiosa o de familia tradicional (“La invención de Hugo”, “Uno de los nuestros”, “Toro salvaje”, “El cabo del miedo”…).
Indaga en sus interioridades, unas veces traumáticas y otras salvadoras. En la
cinta que nos ocupa no renunciará a estampas familiares, duras algunas de
ellas. No son extrañas las relaciones paterno filiales o de maestro y alumno (“El
color del dinero”).
-La amistad es tratada por Scorsese desde muchos puntos de
vista, en muchas ocasiones angustiosos. Una amistad que no siempre es honesta,
que se confunde con utilidad, necesidad o interés (“Casino”), pero que en otras
sí es sincera y complementa a los personajes (“El lobo de Wall Street”, “Malas
calles”…).Es común que esa amistad o relación acabe traicionada. Aquí el
personaje de Jonah Hill complementa y va en paralelo al de DiCaprio.
-El mundo femenino es secundario en el cine de Scorsese,
salvo excepciones, siendo elementos subordinados al masculino o como
proyecciones de éste (“¡Jo, qué noche!”). En su último cine la importancia de
la mujer ha cobrado mayor intensidad ("Casino”, “La invención de Hugo”, “Uno de
los nuestros”…). “Boxcar Bertha” o “Alicia ya no vive aquí” son ejemplos de una
mayor importancia femenina en el cine primigenio del director.
-Como detalle fetichista mencionar los teléfonos y los
travellings de acercamiento que hace hacia ellos en numerosas películas el
bueno de Scorsese, para resaltar el estado de ánimo de los personajes y la
tensión de una situación.
-La violencia es un elemento con el que siempre se ha
relacionado a Scorsese. Aparece de muchas formas en sus películas y si bien el
director abomina de ella es un nuevo ejemplo de esa integración de elementos
biográficos en su cine, ya que ha manifestado en muchas ocasiones que la violencia
es algo que está presente en la vida, que la ha visto en primera persona, que está en
nuestro interior, una realidad vital, y que aunque él jamás se ha visto
involucrado en una pelea, esa violencia seguro está en su interior, como en el
de todos…Explorarla desde distintos puntos de vista es uno de sus intereses. En
“El lobo de Wall Street” la violencia está minimizada, casi no aparece, pero
cuando lo haga será dura y cotidiana (El golpe de Jordan a Naomi, el de Brad a
Donnie, el de varios al mayordomo gay…).
-El estilo visual de Scorsese suele ser nervioso, frenético,
excesivo, pero siempre acorde con la historia que cuenta. Esta película que nos
ocupa es buen ejemplo, como ocurría en “Casino” o “Uno de los nuestros”, mostrando
desde la puesta en escena la personalidad de sus personajes, la influencia de
la drogas o los excesos de ese universo. Scorsese además gusta de manejar
distintas caligrafías y estilos, homenajeando a sus ídolos. Cuando la historia
lo requiere no tiene problemas en mostrarse sobrio, (“El rey de la comedia”, “La edad de la
inocencia”…). El plano secuencia ha pasado a ser como un signo de identidad en
la obra del cineasta.
-Scorsese siempre ha sido muy pudoroso con el sexo y cómo lo
muestra en pantalla… hasta llegar a esta cinta que nos ocupa. En “Boxcar Bertha”
(1972) también había alguna escena de sexo muy sugerente.
-Las narraciones impresionistas, calidoscópicas, aleatorias,
como la memoria, abundan en su cine.
-Los elementos biográficos aparecen constantemente en su cine, unas veces de
forma muy sutil, otras más explícitas, en esa fusión que el cineasta siempre
hace entre realidad y ficción. Por ejemplo es habitual incursión del componente
italo-americano en sus películas, que aquí, en la cinta que nos ocupa, no
aparece.
Minimizando la narración, apostando por el punto de vista,
la subjetividad y las sensaciones.
Scorsese prescinde casi por completo de la narración, algo
no del todo extraño en su cine cuando usa la fragmentación narrativa,
renunciando a la evolución dramática y eliminando el desarrollo de la historia
al recurrir a episodios sueltos, minimizando esa narración central de lo que se
cuenta. No es una película narrativa, si no sensitiva. En “El lobo de Wall
Street” el director sublima todo esto, planteando las escenas siempre de forma
digresiva, especialmente cuando el éxito llama a la puerta de Belfort y
compañía. Scorsese se centrará en el aspecto hedonista del grupo y su
protagonista, sus fiestas y excesos, es decir, en la pura digresión renunciando
a la narración de la historia, porque es lo que menos le interesa. Scorsese no
busca un retrato del funcionamiento de Wall Street, al contrario de lo que sí
pretendía en “Casino” (1995) con la mafia en Las Vegas, aquí busca el retrato de la
vida de la gente de Wall Street fuera de Wall Street, sus códigos, sus valores
o falta de ellos, sus ratos de ocio. Porque lo que vemos en “El lobo de Wall
Street” es una forma de vida. Esto tiene el peligro de que mucha gente
considere la cinta insustancial, repetitiva o estúpida, aunque nada más lejos
de la realidad. Todas las escenas, incluso las más frívolas, concluirán o
tendrán un elemento, aunque sea leve, que permita avanza en la historia central
y en las vicisitudes de la vida de Jordan, pero tan matizados, escondidos y
subordinados que casi pasan desapercibidos... aunque están. Ejemplos tenemos
muchos. Con todo, hay que decir que la cinta es más narrativa tanto al inicio
como al final, coincidiendo con los momentos de mayor estabilidad de Jordan
Belfort, por su puesto. Su inocencia y su sobriedad.
Un aspecto muy importante sobre esa idea es que estamos en
una comedia, género poco frecuentado por el director, y por tanto es un factor
a sumar para entender esta decisión.
-La reunión en el bar del grupo que Jordan forma para
Stratton Oakmont está repleta de digresiones y diálogos intrascendentes, pero da
las claves del futuro de ese grupo, especialmente con la frase “véndeme este
bolígrafo”, para ejemplificar la necesidad de crear una demanda a la que se
pueda saciar. Así se da un elemento narrativo sutil en medio de todas las
digresiones y banalidades.
-La conversación padre e hijo sobre depilaciones,
digresiones e intrascendencias, muy divertida, termina de forma seria, con el
padre cuestionando la moralidad de los procedimientos de su hijo.
-Nuevo ejemplo, la escena entre Donnie (Jonah Hill) y Brad (Jon Bernthal), donde el primero vacila a conciencia mendigando con ironía un perdón por la agresión que recibió del segundo. Diálogos intrascendentes en su encuentro que tiene como objetivo que Donnie le dé el dinero a Brad para llevarlo a Suiza… Toda la escena será digresiva, pero al final concluirá con la detención de Brad al iniciarse una pelea entre los dos, lo que desencadenará los problemas y dificultará las cosas. El elementos narrativo minimizado nuevamente, pero presente.
-En la fiesta desfasada por completo que organiza Jordan, donde conocerá a Naomi (Margot Robbie), tenemos un ejemplo perfecto de lo mencionado. Allí veremos a Jordan desfasar, jugar a juegos absurdos, dar discursos etílicos y pastilleros a los presentes, también a Donnie completamente colocado, casi en éxtasis, al cual Scorsese retratará a cámara lenta cuando tenga una iluminación, de nuevo fusionando con los recursos cinematográficos el estado de sus personajes, incluso le veremos masturbarse, en lo que es una de las escenas más “escandalosas" de la cinta, en un clímax de excesos, locura y frenesí, pero que vuelve a tener un breve momento para la narración, para que se avance en los avatares tanto personales como laborales de Jordan. Estos momentos son la mención a Steve Madden (Jake Hoffman), amigo de Donnie (Jonah Hill), para meter su compañía en bolsa, y la aparición de Naomi y el flechazo que produce en el propio Jordan.
Aquí se plantea el cebo del fracaso en la relación de Jordan con su mujer (Cristin Milioti), ya que ésta se percatará, como la mujer de Donnie, del poco disimulado interés de Jordan en esa neumática chica rubia. Por supuesto el espectador sabe cómo termina todo, ya que vio a Naomi al inicio, presentada por Jordan como su mujer. Teresa, la mujer de Jordan, no tardará en descubrir la infidelidad, de hecho parece que Jordan desea que ocurra el descubrimiento. Esta escena está rodada con sobriedad por Scorsese, usando planos generales para mostrar su discreción y respeto por Teresa, en especial el plano general final. Ese momento dramático, esa escena, vuelve a parar momentáneamente el desenfreno sexual que embargó a Jordan con Naomi.
-Las peleas con su mujer, el distinto tono que tiene la
primera respecto de la segunda, una jovial y divertida, dentro de que es una pelea,
y la otra dura y violenta, siguen la idea del manejo del punto de vista
fusionándolo al estilo y tono que Scorsese va dando a la cinta.
-Los flashbacks son la clave scorsesiana para que lo veamos a él como demiurgo definitivo, aunque amable, comprensivo y cómplice en muchas ocasiones del propio Jordan, que no puede negar le cae bien en el fondo. Estos flashbacks son como guiños de Scorsese que nos dice que en el fondo Jordan Belfort no es un narrador fiable, que lo que vemos es producto de su yo alterado la mayor parte del tiempo. Su llegada en helicóptero será matizada posteriormente, usándolo de flashback, en una bronca entre Naomi y Jordan. Lo que parece un acto de orgullo para él, aterrizar colocado y viendo por un solo ojo en realidad fue una llegada desastrosa que despertó a su hija pequeña. Igual sucede con la conclusión de la inolvidable escena de los Lemmon 714, cuando Jordan ve el estado real de su coche y se inserta un flashback con lo que en realidad sucedió en su camino a casa. Otro ejemplo es su viaje en avión, donde tiene que ser atado al sillón y otro flashback nos muestra los motivos de esto.
“Joder, creo que tienes un grave problema con las drogas”.
-La escena de los Lemmon 714, la escena del año, es otro
ejemplo paradigmático. La narración brillando por su ausencia. 10 minutos de
secuencia donde no pasa nada que tenga que ver con la historia en sí, es la
digresión sublimada, con un leve elemento narrativo, las escuchas a las que
está siendo sometido Jordan. De nuevo Scorsese dará vital importancia a la
digresión por encima de la narración, en la que es la escena más célebre de la
película, precisamente porque sublima todo lo comentado.
Veo que has disfrutado con la película. Espero ansioso el resto de la crítica.
ResponderEliminarPor mi parte, y, aunque me parece una buena película, me esperaba quizá algo más por lo que había oido. Quiero decir, admiro que en 3 horas apenas mirara el reloj (sintoma de que la cosa va bien), pero me habían prometido "escena épica tras escena épica", y hoy, varias semanas después de verla, solo soy capaz de recordar dos escenas que sí que perdurarán en mi mente durante bastante tiempo (la del Lemmon y la de McConaughey).
La película está muy bien, pero no me parece para tanto. Creo que la situaría lejos de las mejores películas de Scorsese, aunque, como digo siempre, esto no es necesariamente negativo, pues las peores películas de este tipo de genios (Scorsese, Allen) son mejores que la filmografía entera de muchos otros.
A destacar de esta película la dirección (siempre magnifico y atrevido, tenga entre manos lo que tenga el bueno de Martin), la actuación de Leo (merecedor por fin de ese Oscar que tantos años lleva buscando, aunque el no haber nominado al superlativo Hanks (en Captain Phillips) me parece un acto innecesario para allanar su camino), el buen papel de Jonah Hill, las dos escenas que antes nombraba, el maravilloso pequeño papel de McConaughey...
Pero eso, quizá las expectativas han hecho que, al final, me haya quedado un poco frío.
Un saludo.
Creo que uno de los peligros que corre la película es ese, dar la sensación de excesiva ligereza por lo que comento en la entrada, la búsqueda de la anécdota, así que no es raro que la tengas.
EliminarEfectivamente está por debajo de sus grandes obras, incluyendo sus referentes más directos, "Casino" y "Uno de los nuestros, como digo en alguna de las partes, pero me parece una joya.
Un saludo, crack.
Gran intro.
ResponderEliminarNo me interesa mucho esta peli, y no vibro como tú con DiCaprio, pero me gusta Scorsesse, y me encanta que le pongas palabras a muchas de las cosas q percibo solo en sensaciones: los héroes con pues de barro, los ángeles caídos, la decadencia moral, la religión, la familia, la angustia vital y los vacíos cómo los excesos y la violencia pueden ser parches.
Jajaja no entiendo tu manía Di Caprio. Todas esas claves están aquí, de una manera algo distinta, lo que da sabor a la propuesta. Si la ves espero te rías.
EliminarMe ha gustado que englobes en una "especie de trilogía" a esta peli con "Uno de los nuestros" y "Casino", así me lo parece a mi, con sus diferencias claro, y como dices en la respuesta a DAunes, inferior a las otras dos. Las otras dos son "clásicos". "El lobo...." está muy bien, tiene escenas míticas como la del lemmon 714 (descojonante), pero una vez vista, no vas a correr para verla de nuevo, al menos en mi caso. No me esperaba que fuera tan comedia.
ResponderEliminarAsí es Eddie, sigue la misma línea que las anteriores y de alguna forma cierra un círculo, pero cambiando el punto de vista, ahora no mira el funcionamiento de ese mundo corrupto, Las Vegas o la mafia, aquí no describe Wall Street, como digo, y es ahí donde está el riesgo, se centra en la anécdota, en la vida de personaje peculiares pero fuera de los secretos de ese mundo, por eso a algunos puede que no os llame volver a verla, por ese cambio en el punto de vista que se hace más pequeño, anecdótico, personal, no tan gigantesco como en la otras.
EliminarCon todo, yo la he visto ya 3 veces, más o menos jeje, y las he disfrutado.