Ha sido un enorme placer y una gran satisfacción descubrir
este disco y a este grupo, un conjunto alemán que practica un Rock Sinfónico y
Progresivo con un talento para las melodías, las progresiones melódicas, los
crescendos y las atmósferas indiscutible.
El estilo de este disco los asemeja más a Pink Floyd que a
Dream Theater, para hacerse una idea, un sonido suave, denso, nostálgico,
triste y épico, emocionante siempre. Sylvan, dentro de su estilo entre sinfónico
y progresivo, ha coqueteado con otros estilos musicales, Hard Rock, Pop-Rock,
AOR… pero siempre con sus personales atmósferas y enraizados en el estilo que
los define. Incluso han apostado por sonidos más accesibles y comerciales.
Aquí tenemos de todo un poco pero sin concesiones a lo
facilón, atmósferas perfectas, nostálgicas, épicas, tristes, esperanzadas… un
desarrollo compositivo magnífico, complejo unas veces más sencillo en otras, con
un sonido muy accesible. Sylvan es una buena opción para introducirse en este
tipo de música.
Aquí, dentro del estilo sinfónico que lo adorna todo, se
intuyen ciertos ecos Pop, AOR, algo de Funky, fases decididamente progresivas…
todo muy matizado y muy bien integrado.
La música que Sylvan ofrece en "Sceneries" es suave,
tranquila, profunda, evocadora, en ocasiones casi etérea, donde todo rezuma
autenticidad, no hay abusos virtuosos, lucimientos gratuitos, exhibiciones
instrumentales cansinas y pretenciosas, todo se amolda a la composición, la
melodía y la atmósfera. Esto no significa que no haya brillantes solos, los hay,
pero en los que predomina la melodía y el sentimiento, especialmente en la
guitarra de Jan Petersen e incluso en las teclas de Volker Söhl. Todos los
componente son grandes músicos y su vocalista, Marco Glühmann, logra una gran
cantidad de matices moviéndose por los estilos mencionados con anterioridad en
muchas fases.
Este “Sceneries” nos deja maravillosas armonías de
teclado y guitarra, de una elegancia incuestionable y gran sentimiento. La guitarra
será la más vistosa pero todo está muy equilibrado. Un estilo progresivo,
sinfónico, muy suave, de elaboradas melodías, donde los guiños a otros estilos
que subyacen son realmente vistosos y muy acertados. Hora y media de buena
música.
Toda la discografía de Sylvan ha sido muy valorada por su
calidad, desde su debut con “Deliverence” (1999) y su continuación con
“Encounters” (2000), un disco mejor considerado. Su sonido se ha ido depurando,
así se aprecia en sus siguientes obras “Artificial Paradise” (2002), “X-Rayed”
(2004) y el que para algunos es su obra cumbre y la más exitosa, “Posthumous
Silence” (2006). La trayectoria de Sylvan no empieza con este nombre para el
grupo, sino en 1990 cuando el teclista Volker Söhl y el batería Matthias Harder
fundan Temporal Temptation, que al año siguiente pasaría a denominarse
Chameleon. Pre-bandas de la actual o protobandas.
Sylvan no renuncian a las melodías y estilos accesibles,
algo que puede verse en algunas de las obras anteriores, en “Presets” (2007),
“Leaving Backstage” (2008) y “Force Of Gravity” (2009). Por supuesto esto
también se aprecia en el disco que nos ocupa, donde las atmósferas
melancólicas, nostálgicas, a veces bucólicas y casi oníricas, hacen guiños al
Pop más actual, al Modern Rock o al AOR, como he comentado, y que se pone
especialmente de manifiesto con el trabajo vocal de Glühmann.
No es raro que al oír a este grupo vengan a la cabeza clásicos
como Marillion, Genesis, los Queen más sinfónicos o los imprescindibles Pink
Floyd, todas ellas influencias confesadas por el propio grupo, del mismo modo
que el nombre de Dream Theater también debe aparecer al relacionarlo con el Rock
Progresivo. Influencias de primera categoría que sumadas a la especial
sensibilidad del grupo y su personalidad a nadie extrañará que realicen
trabajos de la calidad del que nos ocupa.
“Sceneries” de Sylvan
es como una travesía por aguas tranquilas con suave marejadilla ocasional, bajo
un bello cielo encapotado y con una templada brisa envolviéndonos, un viaje
relajado en el que podremos disfrutar de parajes y paisajes verdaderamente
hermosos.
Marco Glühmann a las voces, Jan Petersen en las guitarras,
Volker Söhl al teclado, Matthias Harder en la batería y Sebastian Harnack es el
encargado del bajo.
-The Fountain Of Glow (Tres Partes): Un piano nostálgico
marca la melodía inicialmente, un tema muy lento, una balada de teclado
atmosférico y ambiental. La aparición de la guitarra solista es sensacional,
sutil, tranquila, relajada y emotiva, entrando junto a una breve línea de
percusión. Luego la cosa crecerá, la guitarra nos deleitará con brillantes y
virtuosos punteos y los cadenciosos ritmos nos embriagarán y envolverán
majestuosamente, con una calidez sinfónica de primer nivel. Excepcional todo
ello, su progresión, sentimiento y composición. Gran final intenso e
instrumental, con mucho sentimiento. La línea vocal también es muy sutil, casi
dulce. Un excelente y atrevido inicio, apostando por un tema lento.
2ª Parte. Los ritmos se hacen más alegres y vacilones,
reminiscencias funkys y jazzísticas se hacen patentes y donde la guitarra
define una desenfadada melodía junto a un virtuoso bajo. El piano también
marcará el ritmo. La entrada de la línea vocal nos lleva a un Pop actual de
toque british que se hace más orquestal en la parte del estribillo. El
vocalista Marco Glühmann marca cada palabra con devoción durante las estrofas.
El estribillo es casi un quejido popero, excelente, con un dramático contraste
en las teclas de piano que lo salpican y hacen unas elegantísimas armonías. El
trabajo de piano en este tema es realmente excepcional. Los agudo de Glühmann
un acierto. El tema pegará un drástico cambio, pasando de la intensidad
sinfónica de sonido ampuloso a la calma comandada por el piano. Nos cuentan una
dramática historia con cambios de intensidades, melodías, ritmos y tonos. Es un
tema nuevo casi por completo, solemnes estrofas, de suaves coros y ritmos
lentos y sugestivos que acabarán enmarcando una bella y muy melódica guitarra
solista que termina en orgía de musicalidad. El trabajo de la batería es excelso
en esta parte final del tema.
3ª Parte. Sylvan crea atmósferas sugerentes con su tono
sinfónico suave, algo onírico, melancólico. El inicio de esta tercera parte del
primer tema es un buen ejemplo. La parte vocal tiene un toque rítmico en las
primeras estrofas hasta que arranca en un poderoso estribillo muy Modern Rock
elegante en su grandilocuencia y fuerza. Órgano y guitarra acompañan a la
perfección. Glühmann juega con los agudos por las estrofas y nos lleva de camino
a un nuevo estribillo que dará paso a una transición instrumental que cambia el
ritmo y tono del tema. Solemne y ampulosa, dramática. El bajo se luce, rítmico,
así como la batería. Estribillo y lirismo sinfónico liderado por el teclado,
tremendamente atmosférico y ambiental el grupo crea un tono de ensoñación francamente
conseguido. Esta parte final es exquisita, una fina base de ritmos y unas
armonías de guitarra por detrás de la línea vocal de sentimiento desmedido,
como si de una resurrección y despedida
celestial se tratara. Una gozada.
-Share The World With Me (Cuatro Partes): Acústicas suaves
que decoran la sutil voz con agudos de Glühmann. El piano se suma en un tema
que parece una balada Pop de bonitos arreglos. Todo estallará en un intenso y
eterno estribillo, atmosférico, como siempre, y lleno de musicalidad, donde la
voz de Glühmann parece sacada de un grupo de Rock alternativo o Modern Hard
Rock. Todo se convierte en un temazo intenso, de nostálgica pasión donde se
contrasta el lirismo de la voz de Glühmann con la intensidad de la base de
ritmos y los preciosistas arreglos de teclado. Elegancia y calidad a raudales,
sin alardes.
2ª Parte. Un piano clásico rasga el silencio, sensacional,
sinfonismo relajado. El sintetizador matiza el ambiente hasta la repentina
entrada de los ritmos y la guitarra solista. Una guitarra de punteos
tranquilos, limpios y agudos que se clavan en tu cabeza, no hay virtuosa
frialdad, es sinfonismo con alma y sentimiento. La parte final acelera y
endurece sus ritmos incluyendo una fase vocal que se relajará adornada en todo
momento por las impecables notas del piano de Volker Söhl. Un tema de
transición francamente exquisito.
3ª Parte. Es turno de
las acústicas, más presentes en este segundo tema y muy bonitas siempre. Las
primeras estrofas son delicadas y preciosas, tanto el sutil acompañamiento de
guitarra como la línea vocal. Batería y piano se suman a la delicada fiesta.
Glühmann sigue deleitándonos con esos agudos brillantes tan poperos mientras el
piano va cogiendo fuerza con intervenciones vistosas, sensibles y virtuosas,
como ese inicio de la parte instrumental y su continuación, de una belleza
excepcional. Un tema lento y melódico donde los arreglos vuelven a ser gloria
bendita, con especial mención al piano, pero donde hasta el bajo resulta
vistoso cuando aparece más. En el último minuto tendremos una rockera y
dramática ruptura de ritmos intensos, mucha atmósfera y potentes guitarras,
líneas Pop convirtiéndose en sinfónicas. Sylvan siguen llevándonos por un viaje
de sensaciones, atmósferas y giros dramáticos con exquisitas melodías
melancólicas y nostálgicas, generando ambientes envolventes.
4ª parte. Seguimos con el mismo tono, predominancia de las
teclas y sutiles guitarras, a las que se suman coros muy ambientales para romper
con una gran melodía que rescata el estribillo de la primera parte donde
subyace una esencia de Rock melódico y AOR intenso. Uno de los grandes momentos
del disco. Guitarras para un solo melódico y cálido. Melodías de notas
alargadas en la línea vocal, armonías con guitarras por detrás de las voces en
una nueva orgía musical de elegancia e intensidad ambiental. Glühmann se luce
en esta parte final, donde disfrutamos de una portentosa musicalidad casi
onírica.
-The Words You Hide (Cuatro Partes): Un piano de notas
tristes da paso a la voz de Glühmann, un lamento en las teclas y un pesar en la
voz. Ruptura sinfónica con el sintetizador inundándolo todo e intermitente
entrada de la batería. Una guitarra oscura también aparecerá para tomar los
mandos y hacer avanzar a los pesados y contundentes ritmos. Los teclados
ambientales dan aún más dramatismo a esta fase instrumental. La calma regresa
en la voz de Glühmann aunque el piano mantiene la melodía dramática de forma
sutil. Extraños arreglos van salpicando el tema en las estrofas. Un tema
dramático, casi de aspiración operística, de raptos violentos y calma melódica
tensa. La parte final volverá a crecer en intensidad, pero ahora liderada por
la línea vocal, hasta que ese desgarro parece dejar paso a unos teclados, un
piano, más luminoso y esperanzado. Narración musical.
2ª Parte. Ese final más positivo parece confirmarse con el
inicio de la segunda parte del tema, con unas guitarras acústicas vivarachas y
fluidas, alegres. Las estrofas crecen en un tema de melodía Pop y toques de
Rock melódico con grandes arreglos de bajo y piano. Las vistosas guitarras
acústicas no nos abandonan en ningún momento. En mitad del tema tenemos una
estrofa de lirismo extraordinario con arreglos ambientales de sintetizador
realmente bellos que dan a la melodía una intensidad exquisita. La elegancia
siempre presente. Un tema muy sencillo y agradable.
3ª Parte. Contundentes y pesados ritmos vuelven a transformar
el tema, solemne batería, teclas majestuosas y guitarra muy presente en sus acordes.
Tras las primeras estrofas todo cesará menos un tímido piano, de igual forma
aparecerá la voz principal, tímida. Un nuevo arranque sinfónico con el bajo y
el sintetizador rellenando nuestros oídos presentan los potentes ritmos que
oímos en la primera parte del tema, así como las oscuras estrofas. Un tema
dramático, una montaña rusa que va de la calma al lamento desesperado. El tema
nos abandonará casi con lástima, con decepción.
4ª Parte. Un nuevo amanecer musicalizado de detalles sutiles
en la percusión, en la guitarra y en el sintetizador inicia la última parte del
tema. Estrofas ya conocidas vuelven a nuestros oídos, momentos de gusto melódico.
Como siempre el piano rellenando cualquier hueco espléndidamente. El tema avanza hasta
el final en una cadencia melancólica y rica en matices sinfónicos. Un tema
menos vistoso, más dramático, pero con momentos verdaderamente brillantes.
-The Waters I Traveled (Cuatro Partes): La melodía de piano
que guía este tema es excelsa. La potente batería y la guitarra rítmica le dan
peso y fuerza en el inicio. Una introducción soberbia. Las primeras estrofas
suavizarán la grandilocuencia inicial con ritmos más secos y distorsiones
vocales. El solo de la parte final es muy bonito, sencillo y marcando la
melodía simplemente, perfecto modo de concluir esta primera parte del tema.
2ª Parte. Desnudas guitarras definen la melodía del tema,
en consonancia con el anterior corte. Delicadas partes vocales donde los
teclados ambientales y ocasionales teclas crean una atmósfera casi otoñal. La
progresión melódica es excelente, la sutil entrada de la batería y los apuntes
de piano van embelleciéndolo todo. Una esencia aorera en la melodía. Es una auténtica
exquisitez de tema, el trabajo vocal de Glühmann es magnífico con esas
inflexiones hacia los agudos donde casi quiebra la voz. Todo se hace ampuloso,
suntuoso, hacia la mitad del disco, con espectaculares arreglos de sintetizador
y teclados. Intensidad y elegancia dramática. La calma tras la tempestad
regresa, con un piano acompañando brevemente al quejido de Glühmann. El
estallido sinfónico, apocalíptico, pone los pelos de punta, espectacular. La
guitarra solista tendrá gran peso en la parte final, con espectaculares solos,
a la que se suman armonías vocales, uno de los grandes cortes del álbum.
Tremendo.
3ª Parte. Teclas que suena como pequeñas gotas melódicas
cayendo despiertan el tercer corte de este tema. Tras la onírica introducción la canción adquiere ritmos más convencionales, siempre liderados por el piano y la
voz principal. El tema cobra intensidad al llegar al estribillo, que tiene momentos soberbios, especialmente la segunda parte. La melodía de base de todo el
tema, la guiada por el piano, aparece también en este corte. La guitarra vuelve
a hacer una transición de agudos intensos. También retornan las estrofas
distorsionadas, más sosas y menos llamativas. Jan Petersen y su guitarra se
lucen a conciencia en la parte final, de los finos punteos pasamos a una orgía
rockera con cambio de ritmo y batería heavy, los Sylvan más progresivos
desbocándose.
4ª Parte. El último corte del tema vuelve a comenzar de forma
pausada con las teclas de Volker Söhl y sutiles quejidos de Glühmann. La
progresión de este tema, esa subida en la intensidad, con armonías de guitarra
que se añaden, coros de fondo, armonías vocales, ritmos enriqueciéndose, voz
fortaleciéndose en sus agudos, la melodía sublimándose hasta el infinito
añadiéndose elementos... es una de las mayores genialidades del tema.
Absolutamente increíble, caviar para los oídos más exigentes. Más de tres
minutos de musicalidad y progresión melódica deslumbrantes. Llegado el clímax
todo va cediendo, es un gemido, un lamento, sin letra, sin nada más. Excelso.
-Farewell To Old Friends (Cuatro Partes): Acústica y voz
vuelven a llevar el peso en el inicio de un corte. Larga transición
instrumental en progresión, gemidos oníricos y arranque intenso con una onda
AOR en la melodía de las estrofas y el estribillo. Las acústicas siguen
llevando el peso, aunque los ritmos se aceleren. Más fases oníricas, excesivas.
El tema concluye volviendo al estribillo aorero, muy ambiental y acústico, lo
mejor del corte.
2ª Parte. Ritmos y acompañamiento más vivo en este inicio,
con unas primeras estrofas saltarinas que se atemperan con la cadencia habitual
que tiene el disco, pausada y suave. Alternamos esos momentos semioníricos con
otros saltarines y algo funkys. Parón en el desarrollo de la canción donde el
piano, una guitarra desnuda y la voz se hacen delicadas y comienzan una
progresión de melodía más aorera de nuevo. Intensa melodía, aumento de la
fuerza y elementos añadiéndose para crear un ambiente de musicalidad
exacerbada. La habilidad del grupo para lograr esa épica es sorprendente.
3ª Parte. Solemne inicio de ritmos casi militares en la
batería. Virtuosa y a la par sencilla y elegante guitarra de Jan Petersen
definiendo marcados ritmos y melodía progresiva. El trabajo de la base de
ritmos es notable. Variaremos a ritmos y una melodía más oscura, de corte
oriental. Poderosos riffs y juego con el plato en la percusión. Los teclados
crean un perfecto dramatismo, un sintetizador protagonista. Los ritmos vuelven
a hacerse solemnes y la guitarra vuelve a entrar frenética. Los Sylvan más
progresivos volviendo a hacerse presentes. Coros oníricos, como ecos lejanos,
también añadirán su granito de arena a la dramática ambientación donde el
sintetizador va haciéndose con las riendas. Variaciones rítmicas y guitarra
solista con un solo de buen sentimiento despedirán está parte del tema.
4ª Parte. El piano retorna para acompañar a la voz principal
en un inicio, el último corte del disco. Sutil, íntimo y delicado inicio. La
batería nos despierta de la ensoñación y las estrofas cobran intensidad y
melodía, muy aorera. Gran armonía de guitarra de fondo, que pasa a convertirse
en la línea principal de la canción. Bello solo de Petersen y con el uso de los
punteos acelerados. Estrofas de tono nostálgico, adecuado a la despedida,
armonías guitarreras siderales y luminosas y aceleración en ritmos, con una
melodía más intensa. Sylvan vuelve a hacer crecer un tema introduciendo
elementos y aumentando la intensidad. Una espléndida despedida.
Una auténtica joya de la que sale elegancia y clase a cada
segundo, un disco ideal para empezar a sumergirse en el mundo del Rock
Sinfónico y el Rock Progresivo. Atmósferas conseguidas, brillantes fases
instrumentales, melodías exquisitas para evocar recuerdos y dejarse mecer en un
mar de sentimientos placenteros.
Dedicada a Iban MG, que además me descubrió esta joya.
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