Tras la más que aceptable, pero algo sobrevalorada, “Distrito
9” había bastante interés en la nueva película de Neill Blomkamp, que prometía
volver a la ciencia ficción realista y con crítica social, los ingredientes que
hicieron triunfar a su anterior obra. La decepción ha sido mayúscula.
"Elysium" resulta una cinta pretenciosa, torpe y vacua, que se
ve de un tirón sin problemas gracias a sus buenas dosis de acción aun estando
llena de lagunas, tópicos e ínfulas, lo que pone en el punto de mira su
anterior obra, ya sobrevalorada.
Desde los trailers ya se veía que Blomkamp apostaba por el
look y concepción visual y conceptual de su primera obra para esta "Elysium", lo
que hizo albergar grandes esperanzas que se tiran por los suelos al comprobar el
resultado final.
La Tierra está en declive, clásico planteamiento
apocalíptico, como si de un "Blade Runner" “realista” se tratara, y donde el único
lugar placentero y dónde merece la pena estar es en Elysium, un sitio idílico
fuera de la Tierra, como las “Colonias del espacio exterior” de la citada “BladeRunner” (Ridley Scott, 1982), al que sólo tienen acceso los ricos y que marca la
separación de clases. Ahí está la supuesta crítica social, donde los ricos se
van a Elysium porque pueden pagarlo y los pobres se pudren en la Tierra. Todo
de un simplismo y maniqueísmo pretencioso que crea sarpullidos.
Para que no faltara nada en la búsqueda de un impacto emocional
que nunca logra, tendremos flashbacks con la infancia del protagonista y una
amistad y amor junto a una niña que se alargará en el tiempo y se recuperará
en el momento en el que se centra la acción de la película. Una alianza de
niños, una niña lectora e inquieta, Frey (Alice Braga), un niño que es un
“elegido” y está destinado a hacer algo grande, Max (Matt Damon), según una
monjita del orfanato en el que están…
“No es justo”.
Matt Damon, que se ha puesto rollizo en estos años, aparece
híper musculado, enorme. Conservará un recuerdo, un reloj de bolsillo que le
entrego la amable monjita que lo cuidaba. Estamos en el año 2154.
Hay detalles interesantes como el uso de la palabra
“ciudadano”… esa palabra. Muy típico en sistemas dictatoriales, totalitarios.
Blomkamp va describiendo el universo de "Elysium", Max fue un
chico problemático, ahora tiene numerosos antecedentes penales. Los policías,
agentes de la condicional y todo funcionario es un robot, un universo terrestre
frío y falto de empatía. Burocracia robótica. Los planos aéreos que describen
ese mundo en declive nos remiten también a “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982).
Frey, por su parte, ahora es enfermera, cumplió su sueño, es inteligente. Su
relación con Max se deterioró, en el reencuentro se mostrará fría, aunque
cederá a la insistencia de Max… El trabajo escasea, Max lo hace en una fábrica
que construye robots, en una buena ironía. Una fase de exposición aceptable. Se
nos describe vagamente la rutina de Max.
La fractura que uno de los robots policía le provoca en el
brazo desencadena los problemas de Max. Peligra su trabajo.
Aquí observamos una de las ideas que parecen muy del gusto
del director, su afición a los tullidos o personas con problemas o defectos
físicos o de salud. Esta idea le permite usar otra de su gusto, la fusión de lo
humano con otra cosa, en "Distrito 9" era con otra especie y aquí con lo
artificial, será mitad humano mitad robot. Una desnaturalización física en la
que mantener la esencia interior, incluso en recuperarla, hacerla florecer.
Jodie Foster es la “jefa” de Elysium, un papel de villana
bastante intrascendente aunque la actriz cumple con corrección. La escena de su
presentación, donde se muestra firme y despiadada para proteger Elysium de las
naves patera que intentan llegar allí, resulta bastante absurda y sin sentido
porque da la impresión de que es la primera vez que se intenta y allí no tienen
medios de protección. Es una simple excusa para presentarnos a otro personaje
importante en la trama, Kruger (Sharlto Copley), que será el que lance, ¡desde
la Tierra al lado de su furgoneta!, unos misiles con un bazuca para destruir
las naves patera… No puede resultar más artificioso, incongruente y absurdo… sobre todo sabiendo que ese recurso está prohibido.
Foster es muy mala, maquiavélica, no escatimará recursos para quitar de en medio a quien le moleste, incluido el presidente que la cuestiona. Con todo, al final encontrará cierta redención.
Por esto la Foster, que interpreta a Delacourt, se llevará
una bronquita y Kruger será despedido, al fin y al cabo se trata de una
insignificancia, cargarse dos naves y a más de 40 personas.
Toda esta misión de las naves patera fracasará gracias a la
“eficacia” de los robots policía de Elysium, que detienen y deportan a todos
los que llegan allí… Fracaso menos para la madre con su hija tullida, una madre
lista y avezada en el uso de la tecnología médica que permite “reparar” a su
hija. Es decir, vemos esta misión para que nos enseñen esas máquinas
extraordinarias y la curación de una niña… Sin comentarios.
Max es una leyenda, un ex ladrón brillante al que admiran
los de su barrio, algo a lo que se le saca poco o nulo partido a nivel de
trama, pero que Blomkamp deja ahí por si le interesa a alguien… Lo cierto es
que el bueno de Max no es muy afortunado, el rompen un brazo y tiene un
accidente laboral que lo deja terminal… una mala semana. De esta manera se
plantea la estructura de "tiempo limitado", le quedan 5 días de vida. La
burocracia médica es igual de fría.
De esta forma el sueño de Max de viajar a Elysium peligra,
debe acelerarlo, además ahora tiene una motivación extra, de vida o muerte,
allí podrían curarlo.
Así queda planificada la misión, pero para cumplirla Max
deberá transformarse, realizar la mencionada fusión orgánico-mecánica, aceptar
un trabajo de un socio en el que debe secuestrar a un mandamás de Elysium con
información reservada y hacer una trasferencia cerebral. La parte mecánica
controlará su sistema nervioso y lo hará tremendamente poderoso. Cómo saben
todas estas cosas, lo que tienen que secuestrar, por qué y demás son aspectos
que el director no se entretiene mucho en explicar.
El resultado es excepcional, un Matt Damon robótico y con
acceso a un arsenal de armas. Una especie de “Robocop” (Paul Verhoeven, 1987).
De “Blade Runner”, “Robocop” y “Distrito 9” pasamos a “Mad
Max" (George Miller, 1979) y su estética apocalíptica, especialmente evidente en los coches.
“Esto no me matará”.
“No vamos a morir aquí”.
La misión, el secuestro, deja una buena escena de acción,
tanto el ataque a la nave como el enfrentamiento con los robots y entre Kruger
y los piratas liderados por Max. Blomkamp recurre a la cámara lenta, sin motivo
alguno, para algunos momentos de acción, demasiados. Una violencia
desagradable, recreándose en ella de forma gratuita, repulsiva en ocasiones.
Una escena estiradísima donde podemos apreciar cómo se las
gasta el malísimo Kruger, matando al amigo de Max, como suele ser habitual en
estas películas, interpretado por Diego Luna. Una buena escena que deja a Max
nuevamente herido entre cámaras lentas y movimientos frenéticos.
Se nos presenta una sociedad colaboradora y comprometida,
opuesta al régimen totalitario que la gobierna, por ello una anciana usará su
carreta de cerdos para ocultar a Max de la persecución de Kruger.
Resulta extraño que los villanos sepan lo que tiene Max en
su cabeza si se supone que es secreto y está encriptado, sobre todo teniendo en
cuenta lo que tuvieron que hacer para arrebatárselo al mandamás de Elysium
(William Fichtner). Resulta que los malotes que persiguen a Max en su nave
pueden meterse en su cabeza y distinguir de qué va el encriptado… Tonterías de
guión poco trabajado.
No termina aquí la cosa, porque los hombres para los que
trabaja Max y que le prometen el acceso a Elysium también leen el archivo
encriptado como si no costara y sin desencriptar, una facilidad fascinante y
que teniéndola no se entiende para qué tanto lío… Al menos estos últimos le conectan a un ordenador.
Frey (Alice Braga) parece tener un papel algo insustancial,
una mera excusa narrativa que por su vínculo con el protagonista será la
motivación y, junto a su hija, destinataria del sacrificio y redención final del
héroe. Su drama personal resulta forzado, especialmente cuando se mezcla con la
historia principal.
La escena de Max con la niña, ¿su hija?, resulta muy
sensiblera con el cuento del suricato y el hipopótamo. Está en fase terminal de
la leucemia, aunque a la niña se la ve muy bien, hay que decirlo, por ello la madre quiere
llevarla a Elysium. El lugar para las sanaciones milagrosas.
El tatuaje que lleva Max lo vincula a ella, otro reducto del
pasado en el que se juraban estar juntos siempre. Flashback y pasado vinculador
sin mucho fondo ni desarrollo. “Elysium” es una cinta muy vacía.
Lo cierto es que Max (Matt Damon) no parece necesitar de
muchas máquinas milagrosas porque parece convertido en un superhéroe. Tras una
cuchillada con muy mala leche en el estómago, el chico se recuperará en una
noche, y tras unos cuidados de Frey y un poco de sueño estará listo para
corretear por ahí.
El malote Kruger, que además de bestia y malote es muy listo,
deduce que Max estuvo con la enfermera Frey, así que se la lleva secuestrada a
ella y a su hija y se dedicará a mostrar su actitud más morbosa con ellas. El
retrato del villano es repelente y amenazante, como corresponde.
Seres ordenador, hombres casi robóticos, funcionarios
sustituidos por robots, cerebros conectables, información descargable y
transferible de cabeza a cabeza. Este es el universo fusionado que nos muestra
Blomkamp.
Al inicio de la película la monja con la que Max tenía más
confianza le dijo que sería alguien especial, “un elegido”, la información que
ahora contiene en su cabeza lo confirma como tal. “El elegido” es un tipo de
personaje muy clásico y típico en este tipo de cintas.
Max se entregará para lograr su ansiado viaje a Elysium sabedor
de que lo que lleva en su cabeza lo hace intocable momentáneamente. Elysium,
por su parte, parece una maqueta, como sacado del mundo de Barbie y Ken, un
buen detalle ya que parece voluntario.
He ido comentando alguna de las múltiples lagunas de la película,
que tiene un guión realmente mal escrito. Podemos añadir esa peculiaridad que
consiste en que algunas naves son analizadas al dedillo, con una precisión tal
que asusta, hasta el punto de saber cuántos pajeros van en ella desde Elysium, y en otras
ocasiones, como ocurre con la nave de la “Resistencia” que va a ayudar a Max,
de la que nadie parece percatarse, ya que les vemos llegar y campar por allí a
sus anchas.
Blomkamp usará un recurso estilístico, un elemento del
decorado con sentido narrativo y metafórico, un espejo... como se ve se ha dejado
los cuernos con el detalle. El espejo devolverá el rostro distorsionado del
psicópata Kruger justo antes de matar a Foster, retratando su personalidad
perturbada, distorsionada, y su falsedad, un personaje digno de poca confianza.
De “Robocop” pasamos a “Terminator” (James Cameron, 1984),
que es lo que demuestran ser Max y Kruger en su lucha cuerpo a cuerpo. Max irá
al rescate de Frey y su hija y todo el que peligre, como buen elegido y héroe
que es. En esta huida y paseos varios dedicados al rescate con muchos túneles y
luces nos vendrán a la cabeza “Alien, el octavo pasajero” (Ridley Scott, 1979)
e incluso “Matrix” (Hermanos Wachowski, 1999).
Tras la estupenda pelea entre Max y Kruger con victoria del
primero, como no podía ser de otra manera, nuestro protagonista se convertirá
en mártir, se sacrificará por la humanidad, salvará a Frey y su hija, que
quedará “reparada” y veremos en él una figura “Crística”. Un salvador de la
humanidad que llega al cielo tras "morir", está terminal, dando su vida para que desciendan de él cápsulas
médicas milagrosas. El toque religioso queda tremendamente cojo y pretencioso,
como toda la película en general. Para que todo quede más emotivo volveremos a
ver flashbacks de la infancia de Max, sus anhelos, sueños y deseos que quedan
cumplidos a medias. Todo muy poético y esteticista, contraste brutal con el
tono sucio y realista pretendido en la película.
La cuestión es que el planteamiento y el conflicto es un
sinsentido, intereses de empresas y corporaciones que resultan absurdos, porque
en el maniqueísmo de la película todo es ilógico, gratuito, no se entiende ni
se explica por qué demonios no envían algunas cápsulas a la Tierra, dónde hacen
falta y no generan ningún tipo de problema ni perjuicio, ¿qué ganan con no
hacerlo? ¿Demostrar que son muy malos? ¿En qué les perjudica? ¿En qué alguien
piense que en el fondo son buena gente?
Cuando acaba la película y ves cientos de cápsulas descendiendo para ser usadas por la gente te das cuenta de la tremenda demagogia y vacuidad de la cinta, donde el gran conflicto entre el mundo de los ricos y el de los pobres es un bochorno y las injusticias y mezquinos comportamiento resultan artificiales e ilógicos, sin base alguna, tanto es así que casi se resuelven con la llegada de unas cuantas de las mencionadas cápsulas médicas… Nos tenemos que creer que negarse a ceder alguna de esas cápsulas es muy lógico, muy normal, en consonancia con la maldad intrínseca de los ricos o algo así… Mucha pretenciosidad, mucha demagogia, mucha falta de respeto a nuestra inteligencia y poco rigor.
Simplista, mal escrita, pretenciosa y presuntuosa.
Me encanta cuando te pones sarcástico para atizarle a las cintas malas!!!
ResponderEliminarQ horroroso está Damon, por favor!! Q deje de muscular!!!
Jajajaja me alegra que te guste y debo reconocer que siento cierto placer haciéndolas jajaja.
EliminarMe alegro de no haberla visto. Película para ponerse de mal humor.
ResponderEliminarA ver si me he enterado.
Realismo:
- Doctor, el paciente de la 456 se ha caído por la ventana y está en coma.
- ¡BIEN! ¡Ya tenemos el supersoldado que el ejército nos pedía!. Inmune a las puñaladas, deja al T1000 como un juguete.
Realista, síiiiiii.
Con eso, cuando hablas el final en que se ven cápsulas médicas descendiendo hacia la Tierra, no puedo sino imaginar un montón de cápsulas cayendo desde el espacio. Cambio a una consulta: "usted lo que tiene es artritis, necesita aspirina tres veces al día. A las 8:00, 16:00 y 0:00 salga a la calle en el sector G-88 mire para arriba y abra la boca. Intente cerrarla antes de que se trague quinientas cápsulas".
Algo así jajajaja. Son unos aparatos que lo curan absolutamente todo... una virguería vamos... Al musculado Damos lo convierten en Robocop los de la Resistencia, los malvados empresarios le dan unas medicinas para que esté medio bien hasta que muera sin más jajajajajaja
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