Estamos ante uno de los mejores westerns clásicos de la
historia, si no el mejor, además de ante una de las mejores películas de todos
los tiempos. Una obra maestras de uno de los cuatro mejores directores que ha
dado la historia del cine. Una obra completamente personal que posee todas las
características y constantes de su director y que sublima toda su esencia de
western en la misma medida que sublima su esencia de comedia, porque al final
“Río bravo” es un poco de las dos cosas.
“Río Bravo” es excelencia del cine clásico, realizada por
uno de los directores que mejor ha retratado la amistad, la camaradería, la
dignidad, la honestidad, la lealtad… y tantos otros temas que son constantes en
su filmografía, que por derecho propio está en Olimpo de la dirección y autoría
cinematográfica.
Pocos cinéfilos se resistirían a pertenecer a ese grupo de
amigos que lidera Wayne y que nos retrata Hawks en esta cinta, a vivir en ese
polvoriento poblado del oeste y compartir trabajo con ellos, pudiendo encontrar
siempre una aventura o una romántica historia de amor con una desorientada
extraña que busca perderse y comenzar de nuevo. Es irremediable e irresistible
querer pertenecer a algo tan auténtico, quieres sentirte acogido allí. La
mayoría de los cinéfilos aceptaría encantado el mundo que propone Hawks, aunque
hay que decir que pertenecer a dicho grupo, como iré explicando, no es fácil ni
cualquiera puede entrar. Aquí se habla de valores auténticos y personas
íntegras de una pieza, no valen taimados, gente que cree tenerlos o que gusta
de aparentarlos, para pertenecer a un grupo creado por Howard Hawks. Debes
tenerlos y demostrarlos, no comentarlos.
Curiosamente la gestación de “Río Bravo” viene provocada por
otro título emblemático del western, “Solo ante el peligro” (Fred Zinnemann,
1952), una película que no respetaba esos valores tan queridos por Hawks, con
lo que contestó con esta obra maestra, un impulso artístico, intelectual y
vital. Profundamente personal.
“Río Bravo” tiene una trama liviana, casi anecdótica, lo que
de verdad importa a Hawks, esto es habitual en su cine, son los personajes y
sus relaciones, el verdadero interés de la cinta y del director, a lo que se
dedica con regocijo y detallismo.
“Río Bravo” es vitalidad y alegría, luminosidad y sencillez,
autenticidad y generosidad, lealtad y valores, personajes inolvidables y
relaciones eternas. Un western clásico, con la energía y todos los elementos y
características de los westerns clásicos, género, el más completo del cine, al
que sublima.
“Río Bravo” es pura naturalidad, todo fluye con energía,
espontaneidad y sencillez, estamos ante una de las películas más naturales que
jamás se han rodado y eso se nota.
Para Hawks había dos tipos de western. El primero
consistiría en historias sobre su formación, con los grandes rebaños de ganado,
su traslado y las vicisitudes y aventuras que conllevaba. El segundo tipo sería
tras el Pony Express, con la llegada de la ley y el orden, los sheriffs,
los pistoleros, los buenos y los malos…
El universo de Howard Hawks está englobado en casi todas sus
películas, si bien es interesante y atractivo hacer una división entre sus
comedias y sus películas más dramáticas, ya que aunque contando con las mismas
constantes el punto de vista variaba y cambiaba roles para desarrollar,
explorar y examinar mejor a sus personajes y mostrar más matices en dichas
constantes, diversificándolas. “Río Bravo” contiene todo el universo hawksiano,
es una de sus cintas más personales, como lo son “Sólo los ángeles tienen alas”
(1939), vertebral en su filmografía, “Hatari!” (1962), o “Río Rojo” (1948)… Lo
mismo podemos decir de sus comedias, “Bola de fuego” (1941), “La fiera de mi
niña” (1938), “Me siento rejuvenecer” (1952)… constantes permanentes que se
rozan y acaban engrandeciendo una de las filmografías más brillantes de la
historia del cine.
Hawks siempre defendió los géneros clásicos, en los que se
sumergió sin remilgos y con devoción, pero siempre para explorar sus límites y
usarlo en beneficio de sus intereses y temas personales.
“Río Bravo” está escrita por Leigh Brackett y Jules Furthman,
este segundo uno de sus colaboradores predilectos, de carácter difícil pero que
se entendía perfectamente con Hawks. Lo que sorprende es ver el nombre de
Barbara Hawks McCampbell como creadora acreditada de la historia. De ella fue
la idea, entre otras, de unos forajidos encerrados a los que se hacía salir
lanzando cartuchos de dinamita a los que se disparaba. Es la hija de Hawks.
Todos los temas que vemos aparecer durante su filmografía,
una veces de forma tangencial, otras tratando sólo algunos de sus temas
predilectos, otras de refilón… están presentes en esta obra mayúscula que nos
ocupa.
Es tal el placer que se siente al verla, que cuando acaba
“Río Bravo” te quedas unido a esos personajes de alguna manera, ya nunca los
abandonaras, serás un ayudante del sheriff Chance (John Wayne) más.
Iré desarrollando todos estos temas, un universo amplísimo e
inabarcable, conforme avance con el análisis de la cinta, pero es necesario
presentar y mencionar cuales son las claves con las que nos vamos a ir encontrando.
Hawks y su universo único.
Howard Hawks tocó todos los géneros y en todos ellos logró
alguna joya u obra maestra, algo inaudito en la historia del cine. Un genio que
procede del mudo, de la última época del mudo, pero que se adaptó a la
perfección al sonoro, donde realizó la mayor parte de su obra y logró sus
grandes obras maestras. Su época muda, que también dejó alguna joya, le sirvió
para aprender el oficio y adquirir ese toque especial que tenían los realizadores
que procedían de ella… y que lograron adaptarse a las nuevas tecnologías. El
ritmo, el talento visual, el uso de la imagen y el movimiento, son elementos
sobresalientes en su cine, que hacen de la obra de Hawks una de las más
auténticas, entretenidas y amenas de la historia del cine. Por si fuera poco
fue un revolucionario, un pionero y un innovador, logrando en su adaptación al
sonoro manejar los diálogos como hasta ese momento nadie los había manejado,
obligando a sus actores a recitar sus líneas más rápido y a pisarse los unos a
los otros para lograr un mayor ritmo, agilidad, naturalidad y autenticidad.
Esto también lo elogiaba mucho en referencia a su admirado amigo John Ford.
No necesitaban palabras para describir una situación,
preferían la puesta en escena y los actos de los personajes a la verbalización,
y eso que Hawks es uno de los directores que mejor maneja los diálogos. La
ironía viene en que Hawks fue cuestionado sobre su competencia y capacidad para
manejarlos… El solapamiento de los diálogos empezó en ”La comedia de la vida”
(1934), algo revolucionario, y alcanzó su clímax en “Luna nueva” (1940).
Lamentablemente, como a tantos otros gigantes del cine, el
reconocimiento le llegó tarde, infravalorado de forma bochornosa. Tuvo que ser
desde Francia desde donde, por fin, le llegara el reconocimiento, desde Cahiers
du Cinema, en concreto gracias a un artículo de Jacques Rivette en 1953, “El
genio de Howard Hawks”, que marcó el punto de inflexión definitivo. Incluso
tras esto hubo que esperar varios años a que en su propio país pudiera gozar
del reconocimiento crítico debido y mayoritario.
Hawks solía exigir a sus actores que repitieran la escena,
pero 20 segundos más rápido, para acentuar el ritmo de la acción y los
diálogos, así como que se pisasen las frases. No le gustaba la lentitud y
llegaba a decir que “si no pisas las frases te echo de aquí”. A los actores no
les gustaba demasiado pisarse las frases…
Ese toque que se adquiere o dan las películas mudas ha sido
reivindicado por Hawks, consciente de lo mucho que le aportaron. Una etapa y
cine mudo que no duda en homenajear en la cinta que nos ocupa, con la
inolvidable y siempre elogiada secuencia inicial.
La influencia de Howard Hawks es total, aunque mucha gente
no se dé cuenta o pretenda obviarlo, directores de la talla de Steven
Spielberg, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Quentin Tarantino, John
Carpenter… lo tienen como un referente absoluto al que han homenajeado en sus
propias obras más de una vez. Esto sin contar sus innovaciones, usadas por casi
todos, como el manejo de los diálogos y el dinamismo y ritmo acelerado en el
interior del encuadre. Todo esto no se reconoció hasta que se le reivindicó en
Francia en los años 50, el 53 para ser exactos, reconocimiento crítico que no
llegaría a su propio país hasta el 61.
Howard Hawks y John Ford influyeron de forma radical con su
forma de hacer cine, logrando restar artificio y gravedad con su forma de hacer
películas y entender este arte. El dinamismo, la naturalidad y la invisibilidad
claves de su estilo. Siempre defendieron su estilo y la idea artesanal del
cine, se reivindicaban como artesanos, hacedores de películas, sin más, a pesar
de ser dos artistas mayúsculos.
Hawks logró un control absoluto de su obra, siendo de los
pocos directores clásicos en ser independiente, un control que llegaba hasta el
montaje, algo vetado en Hollywood a sus directores.
El cine de Howard Hawks es fiel retrato del propio director,
vital y auténtico, varonil y sincero. Hawks trata y desarrolla los temas que le
apasionan, los valores en los que cree y la filosofía que le guía, por eso sus
películas resultan tan ágiles, tan sinceras y auténticas, tan cercanas y
verídicas, algo que se manifiesta también desde su estilo invisible de
dirección, donde todo se subordina a la historia y los personajes, su verdadero
interés, dotando al conjunto de un verismo casi documental, minimizando, en
apariencia, los recursos cinematográficos, desapareciendo y limitando el
artificio lo máximo posible. Hawks busca siempre la verdad, lo auténtico. Como
hacía John Ford.
-Howard Hawks era vital, auténtico aventurero, pero también
un hombre muy culto de gran formación literaria. Esta dualidad se manifiesta en
su cine, especialmente explícita en las comedias con los dos personajes
protagonistas, el hombre y la mujer. El hombre suele ser un científico,
despistado y sin experiencia vital y ella suele ser un elemento perturbador de
esa burbuja en la que vive el hombre, franca, directa, lanzada, desvergonzada…
Al final el instinto, la mujer, se impondrá al hombre, la cabeza.
-El director siempre manifestó que “nuestro trabajo es
entretener”. El director más ameno y entretenido de la historia, en palabras de
Quentin Tarantino. El director daba siempre importancia al presente, así se
mueven sus personajes. No recurre a reflexiones sobre el pasado, su importancia
en el futuro o aspectos similares.
-De todos es sabido que la amistad y la camaradería es uno
de los temas más destacados de la obra de Howard Hawks, quizá el director que
mejor retrató la amistad masculina. El director de la amistad y la camaradería
por excelencia. Grupos de hombres, siempre profesionales cualificados, que se
ayudan, defienden, compenetran y comprenden para enfrentarse a su deber, su
obligación o cualquier adversidad.
-El amor y la amistad, en definitiva, las relaciones
personales, eran su gran interés.
-La lealtad, la honestidad, la fortaleza… serán valores
imprescindibles para Hawks, sus héroes y los amigos de estos, siempre
presentes. Hombres que mantienen su palabra, valores en desuso… La valentía y
la entereza también suelen ser aspectos presentes en los miembros del grupo del
héroe, pero no son imprescindibles como lo son la lealtad, la honestidad y la
dignidad. Al amigo se le perdona absolutamente todo, menos que no sea leal o
traicione al grupo. Si un personaje se traiciona a sí mismo, tampoco tiene buen
final (“Rivales”, 1936).
-La profesionalidad es otra de las obsesiones del cineasta.
Sus grupos de personajes siempre serán competentes profesionales, entregados en
cuerpo y alma a su actividad laboral, que priorizarán sobre cualquier cosa.
Esta firme idea y defensa de la profesionalidad es lo que desesperó a Hawks de
“Solo ante el peligro”, un sheriff poco profesional que pedía ayuda a gente que
no lo era.
-Al contrario que Alfred Hitchcock, Hawks estaba
continuamente cambiando cosas del guión, incluso durante el rodaje. Aunque no
solía firmar los guiones, el director no paraba de hacer variaciones sobre los
mismos, quitando o metiendo escenas o variantes para mejorar el resultado final.
Es lógico, estamos ante un autor descomunal.
-El héroe hawksiano es tremendamente seguro en su pequeño
mundo profesional, pero absolutamente inseguro con sus relaciones fuera de ese
círculo, especialmente con las mujeres, algo que suele deberse a una mala
experiencia pasada (“Sólo los ángeles tienen alas”, “Río Bravo”, “Hatarí!”,
“Tener y no tener”…).
-El grupo de amigos profesionales dedicados a su trabajo es
el sustitutivo de la familia, ya que ésta está poco presente en la filmografía
de Hawks, podemos salvar “El sargento York” (1941). Es dentro del grupo y en
las relaciones de amistad donde se aprecian otras constantes del director, como
las relaciones paterno-filiales, conflictos y relaciones generacionales. El
relevo generacional. Relaciones paterno-filiales que siempre son de admiración
pero en unos casos llevan a la madurez y el aprendizaje del más inexperto, el
joven (“Río de sangre”, “Río Bravo”…), y en otras son de dependencia, cuando el
amigo es de mayor edad que el héroe (“Sólo los ángeles tienen alas”, “Tener y
no tener”…).
-Que un personaje sea el protector de otro, de su amigo, es
una constante permanente (“Río Bravo”, “Río de sangre”, “Río rojo”, “Sólo los
ángeles tienen alas”, “Tener y no tener”, “El dorado”…).
-En las relaciones el hombre suele ser ingenuo, vergonzoso,
inseguro, despistado… como contraste la mujer será decidida, valiente,
atrevida, lanzada, segura, poderosa… Todo esto se sublima en las comedias (“Me
siento rejuvenecer”, “Bola de fuego”, “La fiera de mi niña”, “La novia era él”…)
donde Hawks cambia los roles habituales, gusta de jugar con la confusión sexual,
feminizando a sus hombres y masculinizando a sus mujeres, travistiéndolos
incluso. Del mismo modo veremos a personajes no comportarse conforme a su edad,
infantilizando a maduros y dando toques adultos a personajes más infantiles
(“Me siento rejuvenecer”, “La novia era él”, “Bola de fuego”…).
-La aviación, la velocidad, la competición, las carreras de
coches... son algunas de las grandes pasiones y aficiones de Hawks, que no ha
dejado de desahogar, exteriorizar y mostrar en sus películas con títulos como “Por
las rutas del cielo” (1928), “La escuadrilla del amanecer” (1930), “Avidez de
tragedia” (1932), “Águilas heroicas” (1936), “Sólo los ángeles tienen alas”
(1939), “Air force” (1943) o “Peligro línea 7000” (1965)…
-La aventura y el riesgo siempre están ligadas al héroe de
Hawks, es algo que el director usa para fortalecer relaciones, especialmente
las de camaradería y amistad. El caos, que varía de las cintas de aventuras y
westerns a la comedia, es el generador y desencadenante de la evolución de personajes
y relaciones. Este caos está personificado en la mujer, especialmente en la
comedia, en otros casos en la propia aventura.
-El ocio, la música, el baile o cualquier otro
entretenimiento son momentos que también fortalecen los lazos entre los
personajes. Suelen darse tras una dura jornada laboral y la mujer suele tener
un papel protagonista. En “Río Bravo” tenemos ejemplos, aunque el más
significativo, las canciones que canta el grupo de hombres en la comisaría tras
un momento de tensión, no contará, precisamente, con la presencia de la mujer.
-Muchas de estas tramas similares las encaraba por ideas que
había tenido que dejar fuera con anterioridad, por contradictorias o por no
encajar con la historia que contaba. Así estas repeticiones siempre albergan
matices o puntos de vista donde se le da la vuelta a la misma idea, nunca son
gratuitas.
-Siempre contó con grandes estrellas, pero sobre todo
grandes actores. Elegía al mejor en lo suyo, eso le llevó a trabajar con Bogart
para sus cintas de cine negro, Wayne para sus westerns y Cary Grant para sus
comedias. Con la elección de los actores, Hawks ya iniciaba la configuración de
sus personajes.
-Para Hawks el dinamismo, la vitalidad y el ritmo son
esenciales en su puesta en escena, tanto en los diálogos como en los actores. Para
él los actores ideales son los que puede decir sus líneas caminando, hablar en
movimiento, clave para el dinamismo en la puesta en escena.
-En este sentido conviene recordar las preferencias del
director. Le gustaban los actores intuitivos, vitales, por eso no le gustaban
los actores del Actor’s Studio, eran demasiado lentos y afectados, le parecían
poco realistas. Para Hawks la naturalidad y la espontaneidad lo eran todo, que
se refugiaran en coartadas psicológicas lastraba su labor. Por ello admiraba
tanto a actores como Cary Grant o John Wayne, actores con los que era muy
sencillo trabajar.
-El director daba una enorme libertad a sus actores, como
John Ford, especialmente cuando ya los conocía. Incentivaba la improvisación
para lograr más naturalidad, le gustaba que los actores creasen.
-Hawks defendía que la violencia había que mostrarla rápido,
con velocidad, no recrearse en ella, que el espectador casi no supiera que
había pasado.
-La sobriedad y el estoicismo gobernará los comportamientos
de sus personajes, Hawks huye del sentimentalismo como de la peste, por eso
cuando cree que va a caer en él o la escena se dirige hacia ese camino, corta
con una frase brusca o un elemento humorístico. Ternura oculta en rudeza. La
muerte interrumpe la camaradería en muchas de las cintas de Hawks. El director
comentaba la dificultad que tenían las escenas de muerte por el peligro de caer
en la sensiblería.
-Hawks incentivaba la creatividad, era humilde y aceptaba
ideas de cualquiera, ninguna ocurrencia le parecía mal, toda idea era bien
recibida, escuchaba a todo el mundo. Esto también se extrapola a sus películas,
donde el héroe escucha a sus colaboradores y puede rectificar en función a
alguna de las ideas que le dan, sus ideas también son bien recibidas. En “Río
Bravo” esto se aprecia con claridad.
-Muchas de las tramas se estructuran como un viaje de
autodescubrimiento, de maduración, liberación de aspectos de la personalidad de
los personajes que se mantenían ocultos o reprimidos. En la comedia con el
personaje masculino este elemento es más que evidente, pero también en otros
géneros, por ejemplo en “Río Bravo” y la relación de Wayne con la sensual
Dickinson, que libera al rudo sheriff. La estructura de cazador-presa también
es muy habitual, especialmente en sus comedias, donde incluso usa metáforas
visuales explícitas, como el cazamariposas de Hepburn en la cabeza de Grant en
“La fiera de mi niña” (1938).
-Al contrario que en Ford, lo cómico acaba siendo
interrumpido por un accidente o una tragedia, usando los contrastes. Ford
interrumpía el drama con episodios cómicos.
-La recuperación de la dignidad, la redención, hombres que
se demuestran a sí mismos de lo que son capaces… son temas íntimamente ligados
a la filmografía del director. El personaje necesitado de redención suele ser
el amigo del héroe, de una edad similar a éste, perturbado por alguna desgracia
pasada, muchas veces sentimental, y que con la ayuda del héroe, tras tocar
fondo completamente, se repondrá. El paradigma del tipo de personaje reseñado
es el Dude (Dean Martin) de “Río Bravo”, la cinta que nos ocupa. Esto no
siempre tiene final feliz, personajes como Eddie (Walter Brennan) en “Tener y
no tener” (1944) son amigos del protagonista que no lograron levantarse, ahora
dependientes. Suelen ser mayores que el héroe y dependientes de éste, pero
formarán parte del grupo, aunque sea en una posición de inferioridad. También
puede apreciarse en “Sólo los ángeles tiene alas” (1939), otro personaje de más
edad que es protegido por el protagonista.
-A menudo Hawks deja la trama en algo anecdótico, lo que de
verdad le interesaba eran los personajes, sus relaciones y evolución, sus
formas de ser. “Río Bravo” o “Hatari!” son títulos paradigmáticos en este
sentido.
-La idea de suicidio está bastante presente en el cine de
Hawks, del mismo modo que las heridas, los desmembramientos o los tullidos (“Río
Bravo”, “Río de Sangre”, “Pasto de tiburones”…) Que el suicidio aparezca tanto
en su filmografía resulta algo curioso ya que ésta desprende vitalidad. Aparece
de forma explícita o sugerida, pero sus personajes distan de ser
autodestructivos, como explicó el propio Hawks. Del mismo modo las relaciones
de amistad son varoniles, auténticas y sin dobles intenciones, nada tienen que
ver con relaciones homosexuales como en algunas ocasiones, y con la crítica más
moderna, se ha querido interpretar.
-Las dificultades en el cine de Hawks son obligadas, ya que
en ellas se fundamenta el desarrollo de las relaciones, tanto masculinas como
femeninas.
-Los enfrentamientos también son característicos en el cine
de Hawks, entre antagonistas definen y afirman los postulados y valores
hawksianos, entre amigos jamás serán trágicos ni verdaderamente hostiles,
siendo un medio habitual de comenzar una relación de amistad. Relaciones que
comienzan con una pelea entre los personajes que acaban siendo amigos son comunes en su cine. En “Río Bravo”
sucede, un enfrentamiento entre Wayne y Martin, si bien es cierto que estos ya
eran amigos de antes. El enfrentamiento aumenta o inicia la admiración y
respeto mutuos.
-Los personajes hawksianos son solitarios, pero dentro de un
grupo, de igual forma que ese grupo, aunque estando integrado en la sociedad,
se mantiene al margen de la misma, tiene sus propio códigos y normas. Cierto es
que el héroe solitario hawksiano, al contrario que el de John Ford, no termina
solo. El apoyo del grupo es esencial para el triunfo del héroe de Hawks.
-A Hawks le gusta usar animales en sus películas, así lo
vemos en “La fiera de mi niña”, “Me siento rejuvenecer”, “Su juego favorito”
(1964), “Pasto de tiburones” (1932)… de esta forma simboliza la entrada de lo
instintivo en la ordenada y civilizada vida de sus protagonistas.
-Los objetos también son claves en muchas ocasiones, y como
siempre destinados a definir relaciones personales. El cigarro y las cerillas
son algunos de sus objetos favoritos, que muestran la aceptación a un personaje
o el rechazo. En “Río Bravo” tenemos un excepcional ejemplo de cómo maneja
Hawks la relación entre Wayne y Martin a partir de unos cigarros.
-Ni los decorados ni el vestuario buscan simbologías ni metáforas,
ni ningún tipo de significación, siempre estarán integrados con la narración y
los personajes, meramente funcionales y sencillos. Las horas del día o los
fenómenos climatológicos también tendrán esa función integradora, siempre
referida a los personajes y la esencia de la historia. Huye del esteticismo.
-El plano general y el plano americano son la columna
vertebral del estilo de Hawks, los que mejor le permiten mantener la
invisibilidad buscada, el estilo invisible. Su idea, como la de Ford, es
minimizar al máximo el artificio, que al espectador le pase lo más
desapercibido posible, y reduciendo el montaje y usando los planos generales y
americanos es la mejor forma. Son los actores los que deben moverse dentro del
encuadre para dar el dinamismo al plano. Todo ello busca la absoluta
naturalidad, algo que acerca su estilo al documental de alguna manera, que
incluso parezca que la planificación no existe. Buscar la verdad, la
autenticidad. Los planos generales, los grandes encuadres, permiten al
espectador fijar su mirada en el foco que elija, que es exactamente lo buscado
por Hawks. Pretende captar toda la acción que se da en el plano. La cámara fija
era su ideal, pocos movimientos de cámara y los que hay siempre precisos y con
contenido y sentido narrativo, profundamente expresivos. Todo en función de los
actores y sin malear al espectador con lucimientos gratuitos.
-Los espacios abiertos y naturales era muy del gusto de
Hawks. Con su filosofía e idea de usar preferentemente planos generales o
medios les sacaba todo el partido. Estos planos generales en espacios abiertos
buscan retratar el aislamiento de los personajes, a cualquier nivel. En los
westerns o cintas de aventuras todo esto se sublimaba. No le gustaban los
primeros planos ni los planos detalle (aquí usa alguno, como el del cigarro que
intenta liar Dude) y se limita a usar panorámicas o correcciones para seguir a
los personajes en sus movimientos, o a través de travellings. Cuando recurría a
un primer plano solía ser enormemente expresivo, sobre todo por su escasez. Reducía
el uso del montaje al máximo, en honor a toda su concepción del cine que busca
eliminar el artificio, como ya he comentado. La sencillez. Hawks jamás
enfatiza, especialmente cuando se trata de emociones, buscado la discreción
máxima y la sobriedad.
Dedicada a Chu4che, un gran amigo de gusto exquisito.
Gracias por la dedicatoria Sambo
ResponderEliminarMuy completo el análisis de un gran director como fue Hawks
esperando con ansia siguientes entregas
un saludo
No hay de qué. A ver qué te parece como sigue. Un saludo.
EliminarQué gran intro!!! Se me ha hecho cortísima!! Estupendamente explicado. Solo me queda una duda por desconocimiento: "plano americano" no sé como es!! (Perdooon!)
ResponderEliminarCon ganas de las siguientes!! Enhorabuena!!!
Besos!
Gracias Reina. Un plano americano es un plano medio, que coge desde la mitad de piernas o cintura y engloba a varios personajes.
EliminarBesos!!
Ainsss gracias!!
ResponderEliminar:-)))
“nuestro trabajo es entretener”
ResponderEliminarA ver si alguno de tantos cineasta españoles enamorados de sí mismos aprenden.
Por cierto, Río Bravo es un peliculón, pero a mí (sí, sé que es una herejía) siempre me ha gustado más Río Bravo 2.0 (es decir, El Dorado)
Muy buenas Anónimo. Algo se intuye que está cambiando, hay cineastas que quieren hacer otra cosa, pero claro, no basta con empezar ni con la intención, hay que madurarlo y recorrer el camino, donde habrá muchos "sintalento"... aunque así es como se debe empezar jeje
EliminarNo es herejía!!! jajaaja. Hay más gente a la que le gusta más EL DORADO, lo hablamos un día por twitter y salieron bastantes. Además ¿para qué elegir?
Un saludo y muchas gracias por el aporte.
Magnífico y completo comentario.
ResponderEliminar"Río Bravo" es, posiblemente, mi western favorito.
Sólo te ha faltado hacer una referencia, aunque fuera breve, a Ricky Nelson. Las dos canciones que interpreta son soberbias.
Uno de mis favoritos también, Natalia. No se preocupe que la referencia, llegará jeje. El análisis tiene 6 partes, ésta tan solo es la primera. Está todo publicado ya pero blogger no me deja añadir a la lista las entradas, si hace una búsqueda en el buscador que tenemos en el blog (columna derecha hacia abajo) y pone el título saldrán. En la 3ª parte hay un análisis de los personajes y en la 5ª hablo de la escena de las canciones.
EliminarUn saludo y muchas gracias por el aporte.
Muchísimas gracias. Ya que estoy, le confesaré que soy una gran, gran fan de Ricky Nelson (¿se me ha notado?).
EliminarY, por cierto, este blog pasa desde hoy a mis favoritos.
Lo conocía a usted por los comentarios que publica en "El penúltimo raulista vivo", pero confieso que, aunque reconocía la calidad de las películas que recomienda, no me había animado a echar un vistazo a esta página. Trataré, en lo sucesivo, de enmendar el error.
Un saludo.
Me alegra conocer a una admiradora de Nelson, aunque pongo mejor a Martin jajaja. Satisface que sea así, amiga Natalia, aunque no todas las que pongo son recomendables los artículos no son malos. Aquí será siempre será bien recibida para dar su opinión o hablar de lo que guste.
EliminarUn saludo.
Hombre, Dean Martin está bien, pero, ya puestos, me quedo con Sinatra, que, por cierto, era a mi juicio un extraordinario actor, y que interpretó joyas como, por ejemplo, "Como un torrente" o "Pal Joey" (qué película, y qué canciones, con Rita Hayword y Kim Novak como partenaires, nada menos).
EliminarComo podrá comprobar, mis gustos, tanto en lo musical como en lo cinematográfico, son clásicos, no tanto por edad como por ser lo que he aprendido en casa.
Acabo de mirar, someramente, las demás partes de la crítica de la película: me he quedado sin habla. No he visto nada tan completo. Lo felicito sinceramente.
Le tomo la palabra: me encantará pasarme por aquí de vez en cuando.
En el cine vamos a compartir muchos gustos seguro, como verá también hay predilección por lo clásico siempre! Y también soy joven jajaja.
EliminarMe alegra que le guste, si me falta algo me frustro!!
Cierto, Sinatra era grande como actor y como cantante, lo demostró infinidad de veces.
Cuando guste, aquí tiene su casa.