viernes, 12 de julio de 2013

Crítica: SKYFALL (2012) -Última Parte-

SAM MENDES










Una magnífica y sofisticada estética.

La cinta que dirige Sam Mendes destaca por su aspecto visual, muy sofisticado, aunque en ocasiones excesivamente esteticista. Los azules  y los naranjas son los colores que definen a esta cinta.




Un ejemplo del exceso esteticista lo tenemos en la escena donde Bond localiza y lucha con el villano al que persiguió al inicio de la cinta, en esta ocasión en Shanghái. Cristales, neones, azules, frialdad, sombras… una violencia tremendamente depurada y estética, con elementos expresionistas y otros que recuerdan a Blade Runner (Ridley Scott, 1982), con esos cristales y neones, como en la muerte de Zhora, también vinculados a la violencia, por tanto. Ni que decir tiene que el uso de las sombras incluyen a Bond mientras lucha, una vez más.




De Shanghái a Macau, ya estuvimos en Estambul al comienzo. Esta primera parte puede resultar en exceso estirada y poco cohesionada con el resto de la cinta. Quizá su mayor defecto.

Un misterioso personaje ha saboteado al MI6 y sus archivos, de tal forma que tiene información confidencial y va desvelando la identidad de los agentes secretos que el servicio secreto británico tiene trabajando. Una lucha contrarreloj… Todo esto parece, además, albergar algo personal con respecto a M, ya que el misterioso personaje le envía mensajes privados a ella.



Orgía de naranjas en el casino de Macau, donde Bond tendrá una intensa y sensual conversación con una bella dama, Severine (Bérénice Marlohe), bajo la atenta mirada de Eve. Una excelente escena en estricto plano-contraplano que concluye en la espalda de Bond antes de otra escena de acción.

La escena de acción tendrá como protagonistas a unos tiernos animalitos, los dragones de Komodo, si bien es cierto que su forma de cazar y terminar con uno de los rivales de Bond no se adecúa al modus operandi de los mismos.

La isla de Silva (Javier Berdem) nos recuerda a “Waterworld” (Kevin Reynolds, 1995) e incluso al limbo de “Origen” (Christopher Nolan, 2010). Del mismo modo la casa de la infancia de Bond, “Skyfall”, nos recuerda a cintas de terror góticas y los planos picados y contrapicados de la escalera a “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960) o “Al final de la escalera” (Peter Medak, 1980) en concreto. La escena del metro y su caída nos recuerda al clímax de “Batman Begins” (2005), también de Nolan.




La presentación de Bardem y su imposible rubio platino es excelente y recuerda a la del propio Bond al inicio de la cinta, viniendo desde lejos al encuentro de la cámara, aunque sin distorsión de la imagen, y contando una truculenta historia sobre ratas. Bardem está muy acertado en su rol, sugerente, amanerado, amenazante, provocador, sofisticado, repulsivo… Una lánguida crueldad.





Por supuesto, y como he  mencionado, se hablará de resurrección, la de Bond, por algo es casi un héroe mitológico, cuestión que lo emparenta con el propio Silva, que sobrevivió cuando debía haber muerto, otro “resucitado”.

-Bond: Todo el mundo necesita un hobby.

-Silva: ¿Cuál es el tuyo?

-Bond: Resucitar.

La evasión de Bond, tras la cruel y cínica muerte de Severine a manos de Silva, es brillante, una contundente y rápida pelea. Con todo, el avispado espectador debe suponer ya que todo estaba planeado por Silva, evasión de Bond y captura propia incluidas.





Arrepentirse no es profesional”.

El villano que encarna Bardem además de todas las cualidades mencionadas es muy inteligente, como debe ser el villano que se mida a Bond. El momento en el que se quita la prótesis y muestra su rostro es bastante desagradable y engarza al Silva encarnado por nuestro actor con tantos otros villanos con taras físicas y sed de venganza.



Mallory se reivindicará en la escena donde Silva está a punto de acabar con M en el juicio, de igual forma que disfrutaremos de la manera en la que Bond lo logra evitar y camuflar la escapada.

El pasado.

El juego con el pasado vertebra la narración, es clave y acaba resultando una reflexión tanto sobre el pasado mismo como sobre la saga Bond en cuestión, un juego maestro desde el guión con multitud de guiños.

Bond regresará a la casa de su infancia, “Skyfall”, dando sentido a su reacción en el examen psicológico y al título de la cinta, lugar para la resolución y giro maestro de Sam Mendes, que logra de forma ejemplar llevar la película a su terreno, donde la familia, sus problemas y disfuncionalidades dan vida a toda su filmografía.



En las películas de Mendes la familia, sus disfuncionalidades e incluso su destrucción son el germen de algo nuevo, doloroso pero renacido. Una destrucción total o aparente donde lo viciado, lo corrompido, puede llegar a redimirse pero debe desaparecer, donde desde eso se puede comenzar a crear algo nuevo y positivo. Así ocurre con el Tom Hanks de “Camino a la perdición” (2002) o el Kevin Spacey de “American Beauty” (1999). En “Revolutionay Road” (2008) esto es aún más evidente, con el cuestionamiento y destrucción de un matrimonio. Se busca en el desarraigo de Bond las claves de su carácter, una redención, una superación del pasado para el cambio. El pasado, siempre viciado, también es muy recurrente en el cine de Mendes, por ello hay que cambiar, porque el pasado ha acabado pervirtiendo.



Los homenajes a cintas pasadas cobran aún más sentido, así como hace brillante esta reflexión sobre el tiempo y el pasado cuando la serie Bond cumple 50 años, precisamente.

Estamos en Escocia. Veremos un Aston Martin DB5, mítico en la serie, antiguo, que apareció en títulos como “Goldfinger” (Guy Hamilton, 1964), donde el coche además tiene la misma matrícula (BMT 216A), “Operación trueno” (Terence Young, 1965), “Goldeneye” (Martin Campbell, 1995), “El mañana nunca muere” (Roger Spottiswoode, 1997) y “Casino Royale” (Martin Campbell, 2006).

La forma en la que escapa Bond usando el lomo de un dragón de Komodo nos recuerda a la forma en la que Roger Moore huye usando el lomo de unos cocodrilos en “Vive y deja morir” (Guy Hamilton, 1973). La idea de una supuesta muerte de Bond se usó, aunque con motivos diferentes, en “Sólo se vive dos veces” (Lewis Gilbert, 1967). Cuando Bond le dice a Eve que no se toque la oreja viene a la memoria “Casino Royale”. Plumas explosivas aparecen en “Goldeneye”, por ejemplo. La entrega de la clásica Walter PPK nos remite también a “007 contra el Dr. No” (Terence Young, 1962), donde sustituía a la Beretta ACP que se encasquillaba. Villanos con taras físicas hay bastantes en la saga Bond, podemos verlos en cintas como “Sólo se vive dos veces”, “007 contra el Dr. No”…



La casa de M fue de John Barry, fallecido en 2011, mítico compositor de las películas Bond, en un buscado homenaje.

Descubrimos en Bond a alguien desarraigado y tocamos aspectos de su infancia, algo nunca visto en la saga, buscando información y detalles de su pasado. Huérfano, mirando al horizonte, recuerda un trauma del pasado… Acompañado por su “madre” M.

Bond se ocultó durante dos días en un pasadizo secreto de su casa cuando sus padres murieron.


El propio “Skyfall” acaba descubriéndose como otra referencia cinéfila, a la obra maestra de Orson Welles, “Ciudadano Kane" (1941). Haría las veces de Rosebud, pero con un sentido bastante distinto, ya que “Skyfall” no es un recuerdo agradable para Bond. Su viaje hacia el pasado es necesario, pero no como nostalgia o soporte emotivo, que demuestre su corazoncito, sino por la necesidad de enterrarlo definitivamente, de destruirlo, como así se hará.

Siguiendo con esta idea de pasado y defensa de lo tradicional o lo antiguo tenemos varios ejemplos, además de los mencionados, como la frase:

Cuando todo falla a veces lo antiguo es lo mejor”.


Esta frase se refiere al puñal que Kincade (Albert Finney), el guarda de la casa de los Bond, le da a nuestro héroe, como añadido al rifle del padre. No nos cabe duda de que al final la mencionada arma será imprescindible.

En otro momento el personaje interpretado por Bardem le dirá a Bond que perseguir espías es anticuado.



Uno de los aspectos que mejor ejemplifican la evolución física de nuestro héroe desde el guión dentro de la trama es la mejora de su puntería. Vimos en los entrenamientos como no acertaba con los blancos, la responsabilidad le pudo cuando se vio obligado a disparar a un vaso de chupito sobre la cabeza de Severine, pero en “Skyfall” le veremos practicar con unas latas y su acierto es pleno. De una forma sutil, y tras deshacerse de la metralla de su hombro, Mendes detalla la mejoría física del personaje.



Mendes encierra la película para su clímax, no hay persecuciones ni recursos espectaculares, un clímax en una casa, a lo “L. A. Confidential" (Curtis Hanson, 1997).

La casa terminará acribillada, quemada y destruida, con explosión incluida. Es la simbólica destrucción del pasado a la que hacía referencia… y el renacimiento, varias veces mencionado tanto en la película como en el texto en referencia a Bond. Algo indispensable para el personaje.



El anochecer paulatino está muy logrado, se logran muy bellas imágenes en esa destrucción con el fuego como protagonista, lo que permite seguir con los tonos anaranjados. Muy relacionados con la violencia.


Clímax con M herida, Silva persiguiendo a los veteranos colaboradores de Bond hasta una iglesia, helicópteros explotando, fuego y luz en la oscuridad que posibilita el seguimiento de Silva, la huida de Bond de su derruida casa…

El agua volverá a hacer acto de presencia cuando Silva y sus sicarios detengan a Bond sobre una pista de hielo, su evasión será brillante y como al inicio acabará en el agua, saliendo de ella regenerado y purificado.




El puñal matará a Silva, como preveíamos, pero no salvará a M. La capilla también sirve de cementerio para los padres de Bond, Andrew y Monique Delacroix Bond. El pasado. Lugar simbólico.

Bond logra una victoria moral, pierde otras cosas, pero acaba renacido. Bond pierde a su otra “madre” en la capilla donde están enterrados sus padres, rodeado de tonos naranjas.




Esta idea del pasado, sus reflexiones, Mendes la rubricará de forma espectacular. Un homenaje al pasado para hilarlo con el futuro, un futuro que serían las antiguas películas de Bond, ya que ésta acabaría como una especie de precuela de aquellas, rizando el rizo sobre esta mencionada idea. Sabrosa paradoja donde las cintas más modernas, también en la temporalidad interna de las historias, y su tono más moderno, actúan de antesala a las cintas más antiguas. Esto se ha visto otras veces pero no muchas como reflexión sobre el asunto, como ocurre aquí.


Por ello el Mallory que interpreta Ralph Fiennes acaba convertido en el nuevo M y la compañera y sensual Eve, que dejó el trabajo de campo, se presentará como Moneypenny, la mítica secretaria de toda la franquicia. Un magnífico último giro.






James Bond ha cambiado, ha renacido, a algunos les gustará más y a otros menos, pero la mirada respetuosa al pasado tanto de las novelas como de las cintas, aunque se altere la personalidad del protagonista para hacerlo más acorde con las nuevas tendencias, acaba significando una magnífica reflexión sobre el pasado, las sagas y su regeneración. Un James Bond que resucita y se moderniza para recomenzar de nuevo, como vemos en la propia película, como ha ocurrido con la saga, como ha ocurrido cada vez que el actor protagonista cambió. Un nuevo Bond que se gestó con la extraordinaria “Casino Royale”, la mejor de las protagonizadas por Craig, pero que en “Skyfall” alcanza un punto de madurez notable, gracias al trabajo de autor de Sam Mendes.


 




8 comentarios:

  1. Las últimas cintas de Bond me parecen muy entretenidas; un acierto la elección de Craig.
    Y los colores tan saturados me resultan de gran plasticidad. :-)))
    Le tengo mucho cariño a Bond. Y ese "mi nombre es Bond…" como te puedes imaginar!!
    ;-))))

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    1. Uno de mis mitos de pequeño, lo adoraba, era mucho de Roger Moore, que parece está mal decirlo porque Connery era el prestigioso, pero entre lo guapo que era y la ironía nos ganó a los de nuestra generación. Pero me gustaron y gustan todos.

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  2. estoy de acuerdo en algunas cosas, q raro xDDDDDD tengo q reconocer q a pesar de mi animadversión hacia Bardem, al menos le da un poco de vidilla a la película, pq sino me quedo sopa con las caras de "me enfado y no respiro del Craig"

    previsible la muerte de M y q Voldermont ocupará su lugar, pero es cierto q tb pensé q tenía algo q ocultar hasta la escena del juicio o lo q sea q hacen ahí cuando entra Silva a por M

    espero el próximo Bond tenga sangre en las venas y no avinagramiento y anabolizantes como este

    ah, se me olvidaba, ya te vale la mención de Adele ¬¬

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    1. Me alegra que coincidas en muchas cosas. Lo que deberás reconocer es que el análisis es muy bueno, rico en detalles y matices, independientemente de que la peli te guste o compartas el criterio jajaja.

      Coincido contigo con respecto a Bardem, el mismo sentimiento.

      Sobre la mención a Adele, era obligada, aquí se dice todo jeje.

      Por lo que se sabe Mendes dirigirá la siguiente también, donde volverá a estar Craig, para tu desánimo.

      Un abrazo y muchas gracias por pasarte y participar, lostiana Amparo.

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    2. sé q la dirigirá sam mendes, y q le quedan dos pelis al cara cortada a hachazos del craig, firmó x 5 para mi desgracia... tenían q haber cogido a clive owen

      lo de adele estaba cantado, las demás canciones nominadas no valían para nada, pero en fin, q el criterio de los oscars jamás irá con el mío

      sobre tu análisis no digo nada pq pa qué engañarte, no entiendo las 3/4 partes de lo q dices jajajajaja pero eso es pq soy una incluta en análisis de esas características

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    3. Clive Owen también sería un buen Bond por presencia, muchos le postularon.

      Me cachis, y yo que creía que lo explicaba todo sencillo para que cualquiera pudiera entenderlo!! jajaja

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  3. Magnífico análisis, Mr. Sambo.
    Vaya por delante que me encanta Bond de toda la vida, especialmente Moore, pero con Brosnan las pelis parecían un gag constante.
    La llegada de Craig, pese a Quantum, ha revitalizado la franquicia de manera evidente. Reconociendo en Casino Royale una gran película, debo confesar que en mi opinión se excede en el metraje. Esta Skyfall, para mí excelente, logra combinar en dosis justas la acción y los estupendos guiños a la saga que algunos fans apreciamos. El final abocando al personaje al inicio de la saga, resulta brillante. La estética general de la película es de lo más acertada.
    Por último y no menos importante, desde que escuché el temazo de Adele tuve un buen pálpito con esta peli. Los títulos de crédito son magníficos y la canción es un tema Bond sin duda, para mí a la altura o mejor que A view to a kill o Goldeneye, mis dos favoritos.
    Un saludo y un abrazo.

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    1. Muy buenas Pablo! Debo confesar que yo también soy de Moore jajajaja. Es evidente que el cambio de tono la ha revitalizado, innegable, y con gran calidad. Todo lo que comentas sobre SKYFALL es acertado y los elogios a Adele, es verdad que no sólo es un gran tema sino que es puro Bond.

      Un saludo y un abrazo fuerte.

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