Entretenido western sin grandes pretensiones protagonizado
por Dan Duryea, actor que trabajó con grandes directores y habitual de Fritz
Lang con el que colaboró en “La mujer del cuadro” (1944), “El ministerio del
miedo” (1944) y “Perversidad” (1945). Está basada en una novela de Alan Marcus,
que también participa en el guión.
Estamos en 1875, en Arizona. Un terrateniente quiere
recuperar sus tierras, que tenía abandonadas, ahora ocupadas por un intruso, Corey
Everett (Jeff Richards), al descubrirse un pozo de agua. Su obsesión le llevará
a emprender una guerra y arriesgar la vida de sus hombres.
La primera escena marca perfectamente el tono de la cinta.
La tensión y la desconfianza marcan la pauta. Una escena arisca, seca, con un
anfitrión, nuestro protagonista e intruso, poco hospitalario. El forastero que
llega a pedir es, en realidad, una avanzadillo para comprobar cómo está la cosa
por la zona, observa varios rifles, aunque desconoce que sólo simulan
personajes ocultos. Se plantea muy bien la tensión.
En el otro bando, el de
la ley, que pretende recuperar las tierras, se encuentra Duryea, Avery,
junto al resto del grupo. La paradoja que plantea la cinta es interesante, el
bando de la justicia acaban resultando los villanos, mientras que el intruso
que se apoderó de las tierras cuando parecían baldías, acaba por convertirse en
el personaje más positivo, en una cinta donde la mezquindad, las obsesiones, las
traiciones, las mentiras, la falsedad, la falta de compromiso y confianza, la
maldad… definen a los personajes.
Resulta también irónico que el más obsesionado por hace
respetar la ley sea el personaje interpretado por Duryea, con el traje
confederado de su hermano. Un personaje enfermo, lo que le impidió ingresar en
el ejército, y que ve en esta escaramuza su gran oportunidad, su consuelo
compensatorio a las batallas que no pudo luchar.
Uno de los aspectos más notables de “The Marauders” es la
descripción de personajes, en algunos casos tristemente no se sigue el
desarrollo y quedan vacios de contenido, pero a todos se les da su sitio y
dibuja con talento. Un ejemplo lo tenemos en el hijo del comandante que va a
dirigir la escaramuza, más cultivado por su viaje a Inglaterra y que no gusta
de guerras y combates, es pacífico. Tanto este personaje como su padre no
tendrán más desarrollo. La falta de desarrollo de algunos de estos personajes
resulta decepcionante.
Si hay un personaje que destaque es el de Avery (Dan
Duryea), de discreto contable a obsesivo y autoproclamado general. Un hombre
enfermo, en declive, como las ideas que representa, y muy decidido e
inteligente. Es difícil cogerle en un renuncio. Un gran personaje.
Siempre disfruto del placentero sabor del oeste, el polvo,
las rocas y las balas rebotando en las mismas… Disfrutaremos de un estupendo
tiroteo donde el padre y el hijo que dirigen la expedición resultan heridos.
Para complicar todo un poco más, una familia que vaga por el
desierto y busca agua queda mezclada en el tiroteo, se unirán a Everett, el
solitario hombre que protege su baldío terreno ilegalmente adquirido. Dos
bandos y una lucha por lo que cada uno cree suyo.
Esto crea interesantes reflexiones sobre la ley, el
individuo y la propiedad.
Avery no tarda en hacerse con el poder viendo la debilidad
del jefe herido. Es cierto que resulta algo forzado que tanto padre como hijo
resulten heridos. También es brusco el cambio de actitud de Avery, da muestras
de decisión para acometer la aventura, pero su falta de escrúpulos llama la
atención tras haber estado de contable con esa gente tanto tiempo. No era
necesaria esa crueldad. El jefe morirá.
Avery irá mostrándose cada vez más desquiciado y demente,
obsesionado y supliendo en esta misión sus ansias de guerra y ejército que no
pudo saciar. Entre los detalles de talento de Avery veremos cómo busca aliarse
con su mayor opositor en el grupo, Hook, que como su nombre indica tiene un
garfio en sustitución de una mano perdida. Esto le posibilita controlar mejor al grupo. El manejo del garfio de Hook (Keenan Wynn) es brillante.
He comentado que en “The Marauders” apenas se aprecian
valores positivos, su mirada a la familia es desoladora, en apariencia bien
avenida el padre no tardará en traicionar a su mujer e hijo y escapar de la
casa de Everett en solitario. Al menos poco a poco se forjará otra familia
disfuncional basada en la admiración del hijo a Everett, decepcionado con su
padre, y de la resignación de la mujer (Jarma Lewis) al ver que esa persona que
vive en la ilegalidad es la más honesta de cuantas la rodean. Es muy bonito el
detalle de esa madre hablando positivamente de su padre a su hijo a pesar de la
mezquina actuación que tuvo, para que conserve un buen recuerdo de él.
La relación entre Everett (Jeff Richards) y Hannah (Jarma
Lewis) se tensa de inicio como cabe suponer, pero irá evolucionando para bien.
Este enfrentamiento llegará a su clímax en el disparo que Hannah da a Everett.
La mujer huirá como su marido y pedirá clemencia al “general” Avery. En la
escena donde la mujer visita a Avery y se le muestra el cadáver de su marido
hay un gran juego de sombras.
El padre será torturado para sacar información, básicamente
sobre cuántos hombres tiene Everett. Será asesinado.
El hijo del antiguo jefe no tardará morir, sediento como
estaba. Avery conserva agua pero maneja la necesidad del líquido elemento para
tener controlados a sus hombres. El agua y su necesidad es un elemento narrativo
que el director Gerald Mayer maneja con talento. También es sobresaliente el
uso de los exteriores.
Hay grandes detalles de guión, y visuales, como la escena
donde se usa una vela para que quede reflejada la silueta de Avery y así poder
dispararle, un truco en el que el avispado general no caerá. Buenos recursos.
La escena comenzará mostrándonos que los supuestos roles están cambiados, el
pintor siendo pintado… Todo esto no oculta el artificio, es ingenioso pero son
varios hombres los que pueden irrumpir o someter a uno solo sin excesivos
esfuerzos y apoyos… El pintor, que era otro de los personajes positivos, morirá
también.
Jarma Lewis se muestra limitada, poco sutil, un cambio
drástico de actitud y unas repentinas
miradas lascivas que resultan sorprendentes. Miradas que se comen a Everett de
un personaje que parece no haber tardado mucho en olvidar al marido.
Uno de los aspectos más interesantes y brillantes de la
película son los ingeniosos artilugios y planes, ya vimos un ejemplo con el
uso de la vela para intentar eliminar a Avery, y tendremos más en la parte
final. Artilugios ideados por ambos bandos. La especie de catapulta que se saca
de la manga Everett contra la carreta incendiada del bando liderado por Avery.
El tema de lanzar una carreta en llamas desde una montaña resulta algo más
forzado, para incendiar la casa podrían haber simplificado mucho más las cosas
y con resultados más eficaces, objetos más pequeños como flechas o cosas
similares prendidas.
Un esquema muy sencillo.
Uno de los momentos más destacados de la cinta, que ejemplifica
el talento de puesta en escena de su desconocido director, es cómo se muestra
la futura muerte de Hook y su compañero, una vez abandonan al general a su
suerte. Un simple plano de una cantimplora agujerada y perdiendo agua, cuando
sabemos que el único pozo en muchos kilómetros es el de la propiedad de
Everett, y causa de muchos de los conflictos, anuncia su fatal destino que ni
siquiera veremos. No hace falta. Una vez más inspiradísimo el uso del agua por
parte de Mayer.
Resulta también un alivio, a pesar de las lascivas miradas
de Hannah a Everett, que la supuesta o posible historia de amor de estos dos
personajes no se desarrolle ni vaya a mayores, que se deje a la imaginación.
El final es notable con Avery muriendo tras asumir una
realidad que negaba. La soledad de Everett en la casa, la ausencia de tropas.
El ambicioso y alocado “general”, digno en la derrota reconociéndola, parece
como si sólo fuera capaz de vivir en esa fantasía, muriendo cuando la realidad
le golpea de frente.
Un buen trabajo, un entretenido western con buenos
personajes, buen planteamiento y aceptable dirección, que dejará un buen sabor
de boca a los aficionados al género.
Peli de perezoso domingo de mantita.
ResponderEliminarMe ha encantado la escena d la cantimplora q describes. Resulta absolutamente clarificador y hace innecesario el seguir la suerte de los secuaces.
Una tontería: la foto q has puesto con filtros d Avery me ha recordado al Teniente Blueberry de los comics!!!
Gracias Sensei!!
Bss
O de sábado de sobremesa total jajaja. Sí es un gran detalle el de la cantimplora.
EliminarOdio la peli sobre BLUBERRY, ¿lo sabes no? jajaja