Resulta fascinante la evolución de la relación que mantiene
Pi con el tigre, Richard Parker. Su miedo, sus artimañas para convivir sin
mezclarse, aprovechando los momentos de sueño para conseguir los suministros y
comida, la necesidad de entendimiento, sus progresos para domarle, su aceptación
mutua…
Richard Parker, el tigre, será vital para la supervivencia
de Pi, aunque parezca contraproducente, su temor y presencia le mantendrán
alerta y vivaz, activo. Aprenderá a pescar para saciar el hambre del animal y
así evitar que se fije en él como alimento, dirá incluso que cuidarle da
sentido a su vida. Dios y su creación guiando a Pi. Esto llegará hasta el punto de
salvar la vida al tigre cuando lo tenía a su mercad, al lanzarse el animal al
agua en busca de comida, un pez. El respeto a la vida, el alma que Pi ve en los
ojos de los animales. La paradoja radica en que para que Richard Parker
sobreviva matará otros animales, como el pez por el que llora y pide perdón, su
primera pesca. Es casi una relación paternal la que adquiere con el tigre.
La escena donde las medusas iluminan la noche de azul es
asombrosamente bella. La ballena, ya mencionada, irrumpirá sorprendente para
deleite de nuestros ojos. De nuevo Ang Lee vincula la belleza con una pérdida o
problema para Pi, la belleza de la escena de la ballena y la pérdida de los
víveres.
El hambre hace mella, pero Dios provee. La lluvia de peces
es otro momento épico para disfrutar como niños con el 3D. Aquí Pi verá como el
hambre infunde valor y muestra cualidades y formas de ser que no conocía de sí
mismo. Se reivindicará e impondrá a Richard Parker por un atún que cae en el
bote. A partir de aquí Pi se decidirá a lograr la convivencia con Richard
Parker, al menos domarle para no tener que ver peligrar su vida cada vez que
quiera buscar comida. Amaestrando. Conciliando pareceres y naturalezas
opuestas. Una vez más, la vida.
La esperanza como impulso, intentará no perderla, incluso
cuando un barco pase pero no los vea. Pi llegado un punto
comienza a ver visiones y alucinaciones, confunde lo real de lo irreal o
imaginado por su deterioro físico y mental, producto de la sed, el hambre y la
soledad. Así asistiremos a una onírica escena que se iniciará con la mirada del
tigre a las profundidades marinas, mirada que mostrará todo tipo de maravillas,
peces y recreaciones del subconsciente de Pi (los animales del zoo, la madre…),
hasta el barco hundido al fondo. Cuando subamos será el rostro de Pi el que
veremos, un vinculo, incluso puede entenderse como un guiño de Lee para señalar
que el tigre y Pi sean sólo uno.
La segunda tormenta.
Una nueva tormenta se cruzará en el camino de Pi (Suraj
Sharma), y en contra de lo que pudiera suponerse no le dará miedo ni respeto, sobre
todo teniendo en cuenta lo que ocurrió en la otra ocasión. Perderá su diario y
verá una luz penetrar por las nutridas nubes tormentosas, una luz casi divina,
es por ello por lo que no la teme. Le fascinará y la admirará, querrá que
Richard Parker la vea, pero al ver el miedo en los ojos del tigre preguntará al
cielo “qué más quiere de él” y que “por qué atemoriza a su salvaje amigo”. Otra
vez el contraste entre belleza y horror, la que ve Pi en las tormentas y las
consecuencias de la misma, su furia sin rival.
La tormenta dejará completamente rendido a Richard Parker,
lo que dará pie a una bonita escena, la de los cuidados del chico al tigre, sus
cariños. Vivir, la esencia de todo, el gran regalo. Por ello, Pi dará las
gracias cuando se vea sin fuerzas para seguir, cuando vea cerca su muerte… pero
Dios volverá a proveer.
Una isla con forma de persona, carnívora, que parece
respirar, que da fruto y agua por el día pero engulle por la noche, una isla
llena de suricatas y en la que Pi encuentra una muela humana. Su viaje de
madurez le hará comprender que no puede quedarse allí, que es un falso paraíso,
un lugar para darle descanso y alivio, pero no un destino. Pi lo verá como un
mensaje divino, Dios velando por él, una isla sin la que habría muerto, pero en
la que quedarse significaría perderse.
La costa de Méjico, tierra, la salvación. “Como si estrechara
mi cara contra la mejilla de Dios”.
Pi será rescatado, pero su amigo Richard Parker ni siquiera
se dignará a despedirse de él, no se volverá cuando desaparezca en la espesura
de la selva. Llorará por ello, como llora de adulto cuando llega a este punto
de la narración. Rememora el sentimiento de abandono, de amistad traicionada
que sintió en aquel momento. Esto lleva al conflicto interno de Pi, debe dar la
razón a su padre, pero es consciente de lo que sintió al mirar a los ojos del
tigre, vio su alma… aunque no pueda probarlo. Es la conclusión a una relación,
la del tigre con Pi, magníficamente contada, sin cursilerías ni ñoñerías
infantiles, donde el tigre no es un bondadoso personaje sino salvaje,
amenazante, terrorífico, fiero, agresivo y violento… sin que el vínculo deje de
resultarnos entrañable y nos emocione.
“La vida se convierte en un acto de renuncia”.
“Lo que causa el mayor dolor es no tener un momento para
despedirse”.
Es interesante el momento en el que, una vez concluida la
historia, el escritor busca un significado a todo. Pi no entiende esa idea, no
ve motivo para buscar un significado…”Si es lo que pasó, pasó ¿por qué debería
significar algo?”. Es la necesidad de encontrar sentido, de reducir aspectos a
nuestro limitado entendimiento, amoldar todo a significados comprensibles para
nosotros, algo que contrastaría con la idea misma de Dios, que estaría muy por
encima de todo eso.
En esa necesidad de verdad llegamos a la tercera parte de la
cinta, donde Pi contará una nueva historia.
Hará ver al escritor que tan sólo él conoce la verdadera historia,
es el único que la sabe. Sólo él.
Dos japoneses de la naviera serán enviados para entrevistar
a Pi e intentar descubrir cuál fue la causa del naufragio. Los dos se quedarán
anonadados con la historia fantástica de Pi y le pedirán seriedad, una historia
más “creíble”, donde los plátanos no floten, sin cosas que no se hayan visto
jamás, ni sorpresas, animales o islas… Así que Pi contará otra historia. Aquí
subyace una de las principales ideas de la película, el poder de la narración,
del arte de contar historias, la narración como un Dios auténtico.
La historia “realista” de Pi es un retrato de la maldad, la mezquindad
y el lado oscuro de la naturaleza humana, tristemente posible. Cuatro supervivientes,
el cocinero, un ser despreciable aunque habilidoso, el alegre marinero budista,
Pi y su madre. El marinero resultará herido en su pierna, como la cebra en la
otra historia. El marinero no sobrevivió, su herida acabó resultando fatal,
pero su cuerpo no será desaprovechado por el cocinero, que primero lo usará de
cebo y luego se lo comerá, como se comió una rata anteriormente. Esto llevará
a una pelea entre el cocinero y la madre de Pi, que desembocará en el asesinato
de ella a manos del horrendo personaje. Su cadáver será tirado por la borda y
devorado por los tiburones ante la atónita mirada de Pi. El chico se vengará,
lo matará sin que el cocinero oponga resistencia, tenía remordimientos. Lo que
más entristecerá a Pi es que el cocinero sacó lo peor de él, el mal que
albergaba en su interior.
La historia será contada en un solo plano, con un
travelling de acercamiento hacia el rostro de Pi (Suraj Sharman), con un neutro
fondo blanco, casi puro y angelical, que contrasta con el horror de la historia
que deja sin palabras a los japoneses, que darán las gracias y se irán… parece
que esa historia sí es lo suficientemente creíble.
Hay que señalar que en ambas historias Pi mantiene que tanto
la madre como el orangután llegan al bote ayudados de un fardo de plátanos. Se
mantiene firme en ese aspecto que fue cuestionado por uno de los japoneses.
El escritor, acostumbrado a las alegorías, no tardará en ver
los paralelismos de ambas historias, la cebra es el marinero budista que resulta
herido en una pierna, la hiena sería el cocinero, con
lo que la hembra de orangután, Zumo de Naranja, sería la madre de Pi. Así no
queda otra que concluir que el famoso Richard Parker es nuestro propio
protagonista, su lado salvaje, al que debe su supervivencia y que brotó debido
a las horribles circunstancias de su odisea.
El escritor cree discernir el verdadero sentido de todo,
como muchos espectadores, algo que Ang Lee también mantiene, la ambigüedad de
la fe, verdadera creencia o engaño a uno mismo. El escritor, como muchos
espectadores, verá en estas dos historias una real y verdadera, la del cocinero,
y otra inventada, la del tigre, que pretende ocultar, para hacerla más digerible,
la cruda realidad, una manera de engañarse. Lo que ocurre es que Pi es
plenamente consciente de las dos. Preguntará a su interlocutor que, teniendo en
cuenta que ninguna de las dos historias explica lo que los dos japoneses habían
ido a averiguar, la causa del accidente, que nadie, salvo él, puede demostrar
cual es cierta y cual no, y que en las dos historias sucede lo mismo, el barco
se hunde, su familia muere y él sufre… “¿Cuál de las dos historias prefiere?”.
“¿No fue ese el motivo por el que Él te envió aquí?”.
El giro final lo tendremos cuando nuestro amigo escritor lea
el informe de los japoneses y para sorpresa de todos no conste la historia
supuestamente “real”, sino la de Richard Parker junto a nuestro heroico
protagonista. Así que a nuestros amigos japoneses también les acabó por
convencer la historia del tigre o simplemente descubrieron pruebas de ella, ya
que esto tampoco se explica, sólo sabremos que es la historia que finalmente consta
en el informe.
Lee no se resistirá a finalizar su narración con una feliz
reunión familiar, tema que siempre ha estado muy presente en su filmografía. La
familia, exponiendo sus conflictos y su
necesidad, en familias normales o disfuncionales. Ang Lee hace bellísimas
transiciones entre escenas, transiciones que despedirán la película y que ya
vimos en “Hulk” (2003), con primeros planos donde varía el fondo que los
contiene, aquí habrá una sucesión de este recurso de montaje, Pi en el bote,
Richard Parker apareciendo junto a él y luego la selva sustituyendo al
protagonista para que el tigre desaparezca en su espesura.
La idea de la creencia y la fe se refiere aquí no en sentido
de preferir o elegir, sino de dar credibilidad.
“La vida de Pi” sugiere múltiples reflexiones y muestra
variadas e interesantes referencias de todo tipo, especialmente literarias.
Vemos al protagonista leer a Dostoievski, Camus o Julio Verne, como he
comentado. De igual manera es fácil ver similitudes con cintas como “Amelie”
(Jean-Pierre Jeunet, 2001). "Náufrago" (Robert Zemeckis, 2000) o “Big fish” (Tim Burton, 2003). Otras obras como "Robinson Crusoe"de Daniel Dafoe, “El viejo y el mar” de Hemingway u obras del
estilo de “El libro de la selva” de Rudyard Kipling vienen a la cabeza. Además
de la citada obra de Edgar Allan Poe, “La narración de Arthur Gordon Pym” o “Max
y los felinos" de Moacyr Scliar…
Tanto los aspectos técnicos como los artísticos deslumbran,
los efectos especiales, la fotografía, el 3D… son sublimes. Las
interpretaciones también están muy acertadas, incluyendo a los distintos Pi que
aparecen en pantalla según va creciendo el personaje, especialmente de
adolescente y de adulto con Suraj Sharma e Irrfan Khan.
Hay que tener en cuenta que muchas de las cosas que suceden al inicio tienen su eco en la historia que cuenta Pi, el agua, el tigre, el
contenido de las lecturas, su forma de superarse, el tema de las comidas según
las religiones, que desencadenarán conflictos en el barco… por lo que podría pensarse que influyen a la hora de elaborar el relato.
Es probable que el final deje insatisfecho, un final donde
el director deja clara su apuesta, que es la misma que la de su protagonista, por
ello dedica el grueso de su narración a la historia menos creíble y tan solo un
primer plano sostenido a la supuestamente realista. Aunque esta apuesta sea
clara, el espectador es posible que salga decepcionado por la ambigüedad que
supone el final, no carente de superficialidad, o por no captar en su totalidad
el mensaje, que se confunda con la idea de que la religión no es más que un autoengaño
para sobrellevar mejor las dificultades de la vida, algo que en realidad está
lejos de lo que mantiene la película, especialmente como demostración de Dios,
al que se le configura como lo perfecto, grandioso en la forma de presentar la
naturaleza, bello, capaz de lo mejor y lo peor, incomprensible para el ser
humano y bajo sus parámetros. Lo perfecto, que si puede imaginarse es ahí donde
radica, fuente de perfecciones… Porque Dios es la mejor historia. Tesis
similares a las de Anselmo de Canterbury, San Anselmo.
Un cinta con muchas preguntas de las que el espectador debe
elegir las respuestas. No es perfecta pero incluso si su fondo no satisface
siempre quedará un asombroso relato de aventuras visualmente impactante, bello
e impecable.
Ang Lee siempre me pareció un tramposo y un simplista, ocultando en una excelente fotografía una carencia argumental y narrativa. (Su Hulk es un lastimoso canto a los anti-héroes.)
ResponderEliminarLa Vida de Pi, me pareció además, poco original: empezando como un "Big Fish" narrando la histora del muchacho y sus increibles peripecias hasta el naufragio. Para derivar en una especie de "Colmillo blanco, con tigres, en alta mar" más propio del Spielberg amante de los animales que del propio Lee. Lo que sí es propio de mi querido Ang, son cada uno de los elementos que hacen avanzar la historia. Escena que no puede avanzar-> acontecimiento destacable -> siguiente escena, en un bucle que dura todo el naufragio.
Terminar la película con una metáfora tan tramposa sobre la espiritualidad, la fe elegida y la fe otorgada, era lo que le faltaba a Ang para transformar una historia diga en un amorfo conjunto de escenas.
Pese a su director, y lo poco creible que resulta el actor que hace del Pi adulto, la fotografía es digna del mejor cine asiático y la película en conjunto es entretenida si no se hurga más allá de la superficie, un buen entretenimiento si no hay mucho más dónde elegir.
Muchas gracias por el aporte, Alfonso
ResponderEliminarEsta pelicula es excelente,y no en terminos visuales hablando solamente.Me quedé prendida desde comienzo hasta el final,no es apta para todo publico por supuesto,siempre hay y habrá gente que lamentablemente no disfrute de peliculas que tengan como tema central la fé o la religion en si.Para ver cine que entretenga y que sea vacio en argumento a ver los "quemados" superheroes,para ver cine con argumentos y una tematica reflexiva,esta es un claro ejemplo.Brillante,muy bien ejecutada,y sobre todo nada estuvo de mas.Me encantó leer tu critica,un saludo enorme! Carolina.
ResponderEliminarUn auténtico placer tu comentario, Carolina. Me satisface sobre todo que te gustara, la disfrutaras y sobre todo te llegara, creo que era su esencia, transmitir eso, que llegara el aspecto espiritual al espectador.
EliminarMuchas gracias por el comentario, la reflexión y el aporte. Un abrazo fuerte.
Una maravilla, me ha encantado. Visualmente es sencillamente espectacular, me ha dado mucha rabia no haber ido a verla en 3D, pero aún así, las imágenes que nos ofrece la película son una delicia.
ResponderEliminarLa historia me ha parecido muy interesante, porque va más allá de la simple historia de naufragio.
Creo que la película es muy buena de por sí, pero la forma de contarla la hace muy especial.
Saludos MrSambo!
Cómo me alegra que te gustara, Antonio!!! Es una gozada visual, además de una cinta muy espiritual para ver sin prejuicios.
EliminarSe pasa un rato muy bueno viéndola. Estoy seguro que lograrás verla en 3D jajaja
Un saludo, amigo mio.